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36. Experimentos extraños.


Por una razón indescifrable, el lote estaba cerrado, no sabía por qué y no quería averiguarlo tampoco. Pero ese sencillo hecho, nos daba la libertad de estar acostados sobre la arena observando el cielo nocturno de Londres, aún y cuando el frío calaba por los huesos de ambos.

—Dijiste que no veías a tu hermano desde hace mucho, pero luego comentaste que hace un año lograste verlo —dice enredando sus dedos en mi cabello, mientras que yo subo más mi pierna por su cadera, logrando que su mano libre afiance su agarre en mi muslo.

—No lo vi exactamente, Bastián estaba de cumpleaños y papá lo llevó a comer un helado —relato, cierro los ojos sintiendo los latidos tranquilos del corazón de Jordan bajo mi oído—. Me tropecé con ellos y papá me mostró una fotografía de Matt —suspiro—. Había visto a Bastián un par de veces, pero no habíamos tenido mucho contacto. Sin embargo, a Matt no lo veía desde que tenía los ocho años.

—¿Es hijo de la esposa de tu padre? —pregunta a lo que yo niego con un sonido bajo de mi garganta.

—Su madre fue una de las tantas mujeres con las que papá estuvo —informo—. Nueve años después, se encontró con mi madre y pues... aquí estoy —reí con un dejo de amargura—. Mariana es su última mujer, o eso creo. En realidad, no me importa —mi mano se perdió bajo la tela negra que cubría el torso de mi novio y deslicé mis dedos por aquella cicatriz que nos llevó a conocernos—. ¿Cómo sabes que Matt es policía?

—Muchas redadas —dice a modo de explicación—. Lo vi una vez, esta tarde... Su rostro se me hizo familiar, solo me llevó unos minutos reconocerlo —su respiración chocó contra mi coronilla, transmitiéndome una calidez inexplicable—. Eso me hace pensar... Él vive aquí... ¿Por qué duraron tanto tiempo sin verse?

—No lo sé —me encojo de hombros—. No tengo una respuesta para eso —incliné mi cabeza hacia atrás y abrí mis ojos encontrándome con su rostro tranquilo, lo que me hizo sonreír.

—Algo extraño está cruzando por tu mente, ¿cierto? —susurró y sonrió hacia mí, reuniendo toda la fuerza que mi cuerpo entumecido logró, me senté sobre el regazo de Jordan. Mis manos fueron a su pecho como soporte, sus manos en cambio, fueron a mi cabello y lo pasó hacia atrás—. Tu cabello está más largo —comentó, teniendo en cuenta que cuando nos conocimos mi cabello llegaba a la altura de mis hombros, mientras que ahora, rozaba mi cintura.

—Sí —observé uno de los mechones castaños que caían por mi pecho, el color castaño estaba tomando su habitual tono rojizo que diferenciaba mi matiz a el de los demás—. ¿Crees que debería cortarlo?

—No, me gusta así —uno de sus brazos rodeó mi cintura y me atrajo hacia sí, para unir nuestros labios en un beso lento, lleno de ternura. Sus dedos comenzaron a jugar con los botones de mi camisa, lo que me obligó a apartarme un poco.

—Jordan... —alargué en tono de advertencia, lo que le arrancó una ronca risa que vibró dentro de mi cuerpo. Su gran mano se cerró alrededor de uno de mis pechos con firmeza— ¡Jordan!

—Estamos solos —dijo como si eso fuera suficiente, rodé los ojos y él sonrió en grande.

—No —dije rotundamente, porque vamos, he estado experimentando muchas cosas con él, si lo admito. Sin embargo, no pretendo tener sexo en público, aún y cuando no hay nadie más, no me sentiría cómoda teniendo relaciones al aire libre—. Y quita esa cara de cachorrito abandonado.

—¿Quién va a venir a estas horas? —murmura sobre la piel de mi cuello, sus labios no dudaron en succionar la misma zona.

—Un demente psicópata, tal vez —sus manos me presionaron sobre su entrepierna, robándome un gemido de sorpresa—. ¡Jordan, basta!

—Siempre puedo dispararle —se encogió de hombros y pasó uno de sus brazos bajo su cabeza, dándome un tiempo para alejarme, mi vista cae sobre su arma, la cual está sobre el suelo justo a nuestro lado.

Frunzo el ceño y como mi curiosidad es mucho más grande que cualquier otra cosa, mi mano se estira por vida propia y toma el arma. Jordan se sienta con rapidez a modo que estamos frente a frente, mis ojos se pasean por el objeto en mis manos y mi entrecejo se une al no encontrarle lo atractivo.

Es pesada y tiene tonalidades entre el negro y el plateado. ¿Qué se supone que debo hacer con esto?

—Es una Beretta 92 F —ladeo el rostro hacia Jordan, quien no aparta sus ojos de mí.

—No entendí nada de lo que dijiste —su risa resuena y me hace sonreír—. ¿Tienes que llevar esto contigo siempre?

—Si vives en mi mundo, sí —pasa un mechón de mi cabello detrás de mí oreja—. No es una elección, Bailee. Tengo enemigos hasta en el lugar menos esperado, ya se volvió rutina llevarla conmigo —suspira mientras acaricia mi mejilla con sus nudillos—. Me siento desnudo si no la llevo, me siento indefenso en cierta manera —eso me deja un poco perturbada—. Y ahora que estás conmigo, debo tenerla cerca la mayoría del tiempo.

—¿Por qué? —cuestiono confundida.

—Es mi manera de pensar que estás segura —sus ojos conectan con los míos con su usual intensidad—. Es mi forma de protegerte.

—Me siento segura contigo, Jordan —llevo una de mis manos hacia su mejilla y su rostro se ladea en busca de ese toque—. No necesitas llevar un arma para transmitirme ese sentimiento.

—No todos piensan igual, amor —me sonríe, se inclina y besa mi mejilla haciendo un ruido sonoro que me roba una risita—. Ahora... Date vuelta.

—¿Ah? —arrugo la nariz, sus manos me ayudan a darme vuelta y quedar se espaldas a él, aún entre sus piernas—. ¿Qué estás...?

—Vamos a disparar —informa y mi cuerpo entero se tensa.

—¿Qué? No...

—Vamos a dispararle al árbol —señala la cantidad innumerable de árboles frente a nosotros, mi cabeza se mueve de forma frenética hacia los lados, de manera negativa—. Amor...

—¡No! —lucho con sus manos que intentan levantar las mías junto al arma— ¡Jordan!

—Relájate —ríe junto a mi oreja—. Solo vamos a dispararle a un punto fijo —señala uno de los árboles—. No es nada del otro mundo.

—Para mí lo es —digo con voz temblorosa, sus manos acomodan las mías sobre el arma.

—Bueno, ¿ves esto de aquí? —me muestra una pequeña palanquita que está en la pistola, musito un pequeño «Aja», porque no sé qué más decirle—. Esto es el seguro, si lo quitamos...

—No, no, no. Jordan, por favor —me apresuré a negar, pero él solo se reía de mí.

—Todo está bien —vuelve a besar mi mejilla—. Ya que quitamos el seguro, lo otro que debemos de hacer el apuntar —alinea nuestras manos en dirección del árbol que está como a treinta metros de nosotros—. Asegura tu blanco y concéntrate en él —decía con voz suave, erizándome la piel en medio de la curiosidad—. Entonces, sitúas el dedo en el gatillo —mi dedo índice, queda debajo del suyo sobre esa parte del arma—. Y, por último, disparamos, ¿entiendes?

—No...

—Sí entendiste —sentencia de forma divertida—. Contemos hasta tres, ¿sí? —negué—. Uno... —y el disparo retumbó por todo el lugar, logrando que me sobresaltara y dejara escapar un grito de horror.

Jordan había apretado el gatillo mucho antes de que me diera cuenta, logrando que mi corazón se volviera loco y estuviera a punto de tener un ataque cardíaco.

—¡Jordan! —grité cuando su risa fue lo siguiente en escucharse— ¡Te odio, te odio! ¿Por qué hiciste eso? —seguía riéndose y eso provocó que me molestara, eché mi codo para atrás propinándole un ligero golpe en el abdomen—. ¡Estás demente!

—Podrías ser francotirador — e burló y enterró su rostro en mi cuello, dejando así, caer nuestras manos unidas por el arma—. No fue tan malo.

—Fue horrible —me quejé como niña pequeña, sentí su sonrisa en mi piel.

—Me gusta está clase de experimentos —aprobó dejando un beso detrás de mí oreja.

Desenredé nuestras manos y coloqué el arma en suelo nuevamente, tomé impulso y me di la vuelta, quedando así, sentada a horcajadas sobre sus piernas. Sus manos se apresuraron a rodearme la cintura y sus labios se cerraron sobre los míos una vez más.

—Oye —sujeté sus mejillas y mordí su labio inferior sonriendo—. Te amo.

—Yo te amo más —me besó una última vez y se dejó caer de espaldas.

Una de sus manos fue al bolsillo de su chaqueta, que en ese momento yo traía puesta y sacó la cajetilla de cigarros y tomó uno llevándoselo a los labios. Sacó su encendedor y encendió el cigarrillo después.

Observo como el humo es expulsado de su boca y lo apetecibles que se ven sus labios luego de ser remojados por la punta de su lengua.

—¿Podemos experimentar... con eso? —señalo el cigarrillo en sus dedos, su ceño se frunció.

—No, esto es una total mierda —entrelazó sus dedos con los míos.

—Pero... dijiste que podíamos...

—Lo sé, pero esto no.

—¿Por qué no? Vamos, solo es una probadita —sé que parezco perrito suplicante, pero es que la curiosidad me estaba matando. Su entrecejo arrugado me hacía saber que estaba pensándolo seriamente—. Por favor...

—Solo una calada —me advirtió y se sentó de nuevo, asentí rápidamente y él rodó los ojos ante mi entusiasmo—. Eres más peligrosa que mi arma.

—Bueno, tu decidiste enamorarte de mí. No es mi culpa —le pinché con diversión y él solo negó sonriendo.

—Fue la mejor decisión de mi vida, por supuesto —me sonrojé ante sus palabras, pero me las arreglé para sonreír, me besó castamente y luego colocó el cigarrillo frente a mis labios—. Inhala y lo retienes lo más que puedas —eso hice, lo atrapé entre mis labios e inhalé profundo con la garganta y en serio quise retener el aire lo más que pude, pero fue prácticamente imposible.

—¡Jordan... qué asco! —mi garganta picaba como si tuviera hormigas en la misma, la tos me abordó sin remordimiento alguno. Tuve que alejarme un poco de su cuerpo para toser con libertad. Podía ver su mirada divertida y eso solo me hacía enfurecer—. ¿Cómo puedes... fumar esto? —tomé bocanadas de aire para disipar la tos—. Esto es... asqueroso.

—Te lo dije, tomate —le dio una calada al cigarrillo y se acercó a mi rostro, para después expulsar el humo sobre mis labios, como era costumbre—. Es una jodida mierda.

Arrugué la nariz sin entender, sabía que Jordan fumaba más de la cuenta, pero en cierta manera no era algo que me molestaba, pues siempre tenía consigo sus siempre presentes pastillas de menta. Sin embargo, Jordan fumaba como máximo, tres cigarrillos diarios y aunque de alguna manera eso me preocupaba... Estaba ideando un plan para que dejara de hacerlo por largos periodos tiempo.






¡Primer maratón del año!

1/3

Espero hayan tenido un excelente cierre de año y un inicio increíble.

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