Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

7


La siguiente mañana decidió observar la vida diaria de Venus y Aquila, no porque tuviera un morboso interés en espiar a una pareja joven en su nido de amor, en realidad quería saber un poco más sobre el incidente con Jeffrey Baker la noche anterior. La historia de amor que había escuchado anterior era obviamente una mentira, pero con aquel hombre acosando aldeanos le sorprendía que la gente creyera cuentos de hadas. Entonces llegó a la conclusión de que de hecho nadie creía esas historias y era una narrativa que inventaron para él. Lo que no sabía era si se trataba de una pequeña distorsión de la realidad o era una mentira completa.

Observando a Venus se dio cuenta que el chico no salía de casa, en la madrugada mientras cocinaba, envió a Aquila a cambiar uno par de tomates por flor de calabaza y cuando este se fue, se encerró casi por completo a excepción de la puerta trasera, donde estaba su fogón y su huerto. Durante el día lo vio hablando únicamente con el vecino de la casa contigua, que era un anciano de sonrisa amable.

Durante la tarde Aquila apareció para darse una ducha y dirigirse al huerto privado de los Baker. Ambos pasaron insoportables quince minutos en la puerta besándose antes de que el hombre saliera de la casa. Magnus aprovechó el momento para escapar hacia la habitación que le asignaron con los Baker, el lugar tenía una pequeña ducha rústica afuera, era un cuartito levantado varios centímetros de la tierra, la madera del suelo estaba ligeramente separada debajo de sus pies para dejar ir el agua y había un segundo piso por debajo hecho de piedras sobrepuestas que servían para que no se hiciera lodo. En el techo había una regadera que se activaba con una palanca y por encima una especie de cisterna donde el servicio metía agua de forma manual cada tres días. Afuera del baño había una especie de cuarto pequeño que fungía como vestidor y para su mala suerte, separada de esa construcción, estaba la letrina.

Magnus prefería transformarse en un ave y cagar al aire libre sobre la cabeza de alguien que usar una letrina, pero para su mala suerte tenía sentido del decoro. A veces.

De todas formas, al menos la ducha fue refrescante y aunque extrañaba tener a alguien que lo asistiera al vestirse tenía un espacio para el sólo. Probablemente su paciencia se habría terminado si lo hubieran obligado a compartir el baño.

Cuando salió se encontró a Cecil sentado en las escaleras de la entrada a su habitación. Estaba muy serio, como cada vez que habló con él y su espalda se encontraba imposiblemente recta. Con expresión impasible lo observó salir de la ducha y tronó los dedos, secándole el cabello con magia. Magnus resopló, avanzando hasta quedar frente a él.

—¿Me permite? —preguntó, ladeando el rostro. Las escaleras no eran tan amplias y al tenerlo sentado en medio era imposible entrar a la habitación sin tocarlo. Cecil se puso de pie.

"Vine a buscarlo para continuar con el recorrido" insistió, en el tono hosco, pero profesional que mantuvo la tarde pasada.

—No sabía que teníamos una cita programada —respondió, sonriendo con suavidad en una mueca que, estaba seguro, resultaba exasperante. Magnus tenía muy buena experiencia poniendo de mal humor a los demás. Cecil tomó aire.

"¿Tiene muy llena su agenda joven amo?" debido a su rostro inexpresivo era difícil leer el tono, pero estaba casi seguro de que este se encontraba cargado de sarcasmo.

—Tengo todo el día ocupado —respondió con aire pensativo—. Tengo que tumbarme en mi cama y dormir todo el rato antes de la cena, porque si no lo hago ¿Cómo mantendré mi belleza? —Magnus se cruzó de brazos, girando el rostro para mostrarle su perfil. Perfecto como una estatua.

Cecil puso los ojos en blanco y comenzó a andar.

"Si su agenda está ocupada, despéjela y sígame" aquello fue prácticamente una orden. Magnus no le hizo caso y subió uno de los escalones, pero la puerta de la habitación se cerró frente a sus narices "Apresúrese, entre más rápido avance, más rápido podrá tomar su siesta de belleza"

Sopesado sus posibilidades Magnus terminó por ceder, se dio media vuelta y siguió a Cecil a través del lindero. El chico prácticamente lo metió en el bosque, caminando ágilmente entre las raíces y los arbustos, parecía un cervatillo pegando pequeños saltos y moviéndose con gracia en aquel terreno. Magnus, por su parte, tenía ganas de morirse, enseguida sintió el aire tropical cargado de humedad y calor golpear su rostro, antes de darse cuenta ya estaba empapado en sudor, mientras que sus piernas ardían.

Cómo Cecil estaba liderando rápidamente encontró la manera de hacer trampa, transformó sus piernas en una variedad parecida a la de los ciervos, así que se encontró a si mismo sorteando los obstáculos como un campeón, sus músculos se volvieron más fuertes, el trayecto se le hizo menos cansado, pero todavía sentía el sudor correr por su espalda. Acababa de ducharse al salir y tendría que hacerlo una vez más al volver.

—¿Tratas de llevarme a donde no puedan hallar mi cuerpo? —preguntó en tono socarrón después de al menos quince minutos caminado. Cecil se detuvo, girándose a verlo, Magnus transformó rápidamente sus piernas a unas humanas, sus zapatos dejaron de ser pelo y recuperaron su forma original.

Al final el chico no dijo nada, le dedicó una sonrisa tenue y continúo andando hasta que el camino se volvió rocoso y tuvieron que prácticamente escalar por un terreno escarpado. Magnus obtuvo unas buenas patas de cabra y saltó sin problemas, sorprendido porque Cecil estaba subiendo sin usar nada más que un hechizo pegajoso.

—¡Es una linda vista! —exclamó observando el trasero del chico, que se marcaba de manera sugerente en su túnica gracias a la posición en la que estaba. El cinto ancho que solía usar le daba un buen vistazo de la delgadez de su cintura y lo redondo de su trasero.

Cecil eligió ignorarlo, como en casi cada ocasión.

Cuando llegaron a la cima de la pendiente se encontraron con una planicie rodeada de árboles, había un camino entre la maleza que lo llevó hacia un enorme lago. Ya estaba oscureciendo para ese momento, así que la vista no era excepcional, pero seguramente era un lugar muy lindo a la luz del día. Cecil lo llevó hasta unas rocas cerca del lago y lo invitó a sentarse.

—Esta es una forma rara de iniciar una aventura, sólo deberías haberte colado en mi cuarto y ya está —comentó en tono casual. Un chorro de agua le golpeó en la cara, Magnus no protestó, supuso que se lo merecía.

Cecil traía una bolsita colgando de su cinto, dentro parecía traer algo así como cascabeles. El chico sacó alrededor de cinco de ellos y los lanzó al cielo. Estos quedaron suspendidos en el aire, flotando hasta formar un patrón circular sobre ellos, entonces comenzaron a brillar. El lago se iluminó, al menos del lado en el que estaban. Magnus observó el truco, era bastante bueno, con magia muy estable y le dio la sensación de percibir magia de sombras.

Cómo ya se imaginaba, el lugar era muy bonito, pero nada fuera de lugar excepto por la barda que rodeaba el perímetro.

—Lindo —dijo, aunque en tono poco impresionado, entonces vio una mano salir del agua.

Magnus abrió los ojos de par en par, la mano era morena y delicada, tenía largas garras en dedos delgados. Por un instante pensó que estaba alucinando, pero después de un rato la mano se movió. De inmediato sintió el impulso de acercarse a ver, pero Cecil le hizo un gesto con la mano para que no se moviera.

Él apretó los puños sobre su túnica, hasta que el torso de una persona se asomó en la orilla. Era una mujer cuyo cabello mojado se pegaba a su piel adoptando una forma parecida a la de las algas, tenía una sonrisa en el rostro y le observaba con un par de ojos completamente negros. Su piel tenía un brillo tornasolado y sus orejas eran una especie de membrana larga con un cartílago que le daban una forma parecida a la de un abanico.

—Una sirena —dijo, fascinado ante la vista. La criatura abrió la boca y una serie de adorables pops comenzaron a rodearlos.

"Es una variedad autóctona de la isla" explicó Cecil, mientras la sirena lo saludaba con gesto coqueto "Al igual que nosotros, no hablan y viven en los alrededores, aunque este lago es algo así como su casa"

—¿No es peligroso que estemos aquí? —preguntó con un ligero temblor en la voz.

"Son inofensivas, no saben cantar y suelen ser presa de animales más grandes, por eso se adueñaron de ese lago, según sé, está conectado al mar por medio de acueductos y su profundidad es desconocida" Cecil ladeo el rostro, viendo cómo la sirena le hacía señas para que se acercara "No le hagas caso, les gusta tirar a los aldeanos y los sumergen hasta que comienzan a ahogarse"

—Mierda, pensé que dijiste que eran inofensivas —espetó Magnus, mirándole con el ceño fruncido y luego le dirigió una sonrisa a la sirena, saludando con la mano. Esta comenzó a reírse, cubriéndose la boca y agitando las pestañas hacia él.

"Nunca han matado a nadie, pero tiene un humor muy pesado y nadie quiere que lo medio ahoguen como una forma de entretener a las sirenas" Cecil se encogió de hombros, notando como otras cabezas comenzaban a asomarse en el lago y saludaban a Magnus, mientras este les lanzaba besos y agitaba los brazos hacia ellas.

—Bueno, dejaría que jugaran conmigo un rato si no fuera porque sería una lástima que me mataran por accidente —comentó entre risas. Las sirenas formaban un coro de adorables rostros femeninos y masculinos recargándose de la orilla.

Cecil puso los ojos en blanco, suspirando con gesto exasperado. Entonces una sirena se asomó por encima del resto, empujando a los demás hasta dirigirse a Cecil, era una chica con rasgos muy agraciados, de labios carnosos y pechos especialmente llenos. Ella tenía un paquete envuelto en hojas y comenzó a lanzar pops más altos que ninguna otra, Cecil le respondió en el mismo idioma y luego hizo flotar el paquete hacia él.

—¿Qué está diciendo? —preguntó con curiosidad. Magnus encontró desconcertante la forma en que aquellos dos se comunicaban.

"Es un regalo para mi amigo Elián, el marido de Aquila" explicó, sosteniendo el paquete por el cinto (una especie de liaba flexible) con el que había atado el paquete.

—¿Por qué le envía regalos a tu amigo? —preguntó, olfateando el aire. Pasar tanto tiempo siendo Pulgoso le había dejado ciertos hábitos.

"Es su mamá" dijo ante la mirada atónita de Magnus "Te digo que en general son inofensivas, ella subió hace años y se casó con el padre de Venus, ambos vivieron mucho tiempo juntos hasta que su marido murió por una enfermedad, cuando Elián se casó con Aquila ella volvió a la laguna con su familia, de vez en cuando Aquila viene a verla y ella le regala cosas. Muchos en la aldea se han casado con sirenas o son descendientes de ellas, aunque después de que ella se fue, todas se han alejado eventualmente de los humanos"

Magnus se quedó pensativo, el adorable rostro de Venus llegó a su mente, tenía sentido que fuera descendiente de una raza que era conocida por su belleza. Si lo miraba bien ambos tenían el mismo tipo de rostro, definitivamente eran madre e hijo. Magnus se le quedó viendo a Cecil, quién frunció el ceño unos segundos después de darse cuenta de la atención no deseada.

—¿Tú no eres descendiente de sirenas? Con esa carita bonita no me sorprendería que lo fueras —Esta vez no lo dijo cómo una forma de coquetear, ya que existía la posibilidad, la verdad que no le parecía algo descabellado.

Sorprendido, Cecil resopló negando con la cabeza y contra su propia voluntad, la cara se le puso roja.

Maldijo internamente a ese fuereño presumido. 

En esta ocasión subí dos capítulos porque sentí que uno de ellos era demasiado corto, espero que lo disfrutaran <3

Otro picrew de Cecil y Magnus, algún día de estos me voy a poner a dibujar una imagen en forma de estos dos. <3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro