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13


 Cecil estaba trabajando en las fábricas de tinta, dirigiendo la línea de producción con mucho cuidado, cuando notó la presencia de Magnus observando todo desde lo alto. Nervioso, su serie dudó un momento, pero continuó cómo se tenía planeado desde el inicio. Cecil pensó que el muchacho se marcharía rápidamente, pues todavía faltaban muchas horas para que terminaran de trabajar.

Se equivocó, Magnus se quedó todo el rato observando la producción con ojo crítico. Cecil estaba tenso, así que su gasto de energía fue muy inestable y los trabajadores se dieron cuenta de ello. Por suerte no hubo incidentes durante la jornada, pero sabía que habría murmullos. Que de repente ese heredero que sólo se había preocupado por perder el tiempo se apareciera en la fábrica era un suceso, la tensión de Cecil seguro sería tomado como una pista de su imaginaria infidelidad.

Cuando se acabó la jornada, Cecil le pidió a Aquila que lo acompañara a presentarse a Magnus, pues no quería enfrentarse sólo a las murmuraciones. Fue un error, se dio cuenta cuando de repente todos comenzaron a mirarlo, seguramente comenzarían a decir cosas raras sobre cómo su ex todavía lo celaba. Era un pueblo pequeño y la diversión consistía en inventar rumores, Cecil estaba mortificado.

—Necesito que me muestres las minas —exigió Magnus, ajeno a todo el escándalo que ocurría a su alrededor, probablemente estaba acostumbrado.

"No puedo hacer eso" respondió abriendo los ojos de par en par "Es peligroso y se tiene que hacer con el equipo adecuado" agregó, notando como la expresión del hombre se volvía suspicaz. Era una locura la manera en que Magnus Winchester sospechaba a la más mínima señal de una irregularidad.

—Prepara el equipo entonces y organiza una visita —dijo con simpleza. Entonces alguien tosió, los ojos de Magnus de movieron tan rápido hacia la persona que Cecil se puso nervioso, pero fue imposible ubicar de quien provenía el sonido. Él sabía quién era, o mejor dicho quiénes eran, así que apretó los labios manteniéndose impasible ante la situación.

"Organizaré algo tan pronto como me sea posible" dijo, haciéndole una seña a Aquila con la cabeza. Este asintió, necesitaban retrasar un poco esa visita "Podremos ir en aproximadamente una semana"

—Me voy en una semana, te doy dos días —inquirió, sin darle oportunidad de negarse. Cecil asintió.

"Serán dos días entonces"

Luego se dio media vuelta y comenzó a andar con ese paso arrogante, sin preocuparse por si Cecil estaba caminado detrás de él y podía seguirle el paso. Este suspiró y miró a Aquila, quien se encogió de hombros, era inevitable, después de todo, aunque fueran ellos quienes trabajaron las fábricas de toda la vida, era Magnus el que tenía la última palabra.



Luego de aquel intercambio, se dio cuenta de que los murmullos se volvieron más fuertes, pero tomaron una dirección inesperada. La actitud de Magnus siempre era fría en público y nunca lo favoreció de ninguna forma, incluso se decía que estaban en una constante lucha por el poder. Cecil siempre parecía receloso a su alrededor y Magnus lo miraba cómo si fuera insignificante, caminando varios pasos al frente, sin voltear a verlo.

De repente Cecil se dio cuenta de que había una discusión sobre si Cecil se sentía atraído hacia el hombre. La mayoría se decantaba por un "No" absoluto, pues según la percepción general, el muchacho era de los que estaban acostumbrados a que besaran el suelo que pisaba y no se sentiría cómodo con un hombre tan frío. Otros, una minoría, mencionaban que quizás era eso lo que podría levantar el interés de alguien como él.

Sea como fuere, Cecil se dio cuenta de que había algo deliberado en la forma en que Magnus actuaba, sin embargo, no quería pensar mucho en ello, pues ya tenía suficientes dolores de cabeza como para encima, tener que descifrar lo que había en la mente del joven heredero.



Esa tarde Cecil se escondió en una pequeña cava alejada de la aldea. Debía que recorrer los campos como cada tarde y asegurarse de que estuvieran creciendo bien, sin embargo, no tenía ganas, por lo que le pidió el favor a Aquila para que lo cubriera.

Junto al lago se tumbó para tomarse un descanso y casi inmediatamente se quedó dormido. Aproximadamente una hora después se despertó con el chapoteo del agua, al principio se sintió un poco descolocado, sin saber muy bien donde estaba, hasta que de repente se dio cuenta de que había alguien cerca de él. Cuando se giró, se encontró con Magnus Winchester, sentado a apenas unos metros de distancia, el chico lo miró y le sonrió.

—Buenas días bella durmiente —dijo, mientras lanzaba una piedra al agua y esta rebotaba varias veces antes de hundirse.

Cecil lo miró, acomodándose tanto la ropa como el cabello. ¿Cuánto tiempo llevaba ahí?

"¿Me está espiando?" preguntó, frunciendo el ceño hacía él, aunque siempre se sitió un poco incómodo en su presencia, últimamente la sensación era peor.

—Para nada, estoy esperando a mi cita —dijo, encogiéndose de hombros. Cecil frunció el ceño, recordando que Magnus se había perdido varios días por estar con alguien.

La curiosidad comenzó a carcomerlo, buscando entre los rostros de los jóvenes del pueblo a alguien que se acoplara a los gustos de una persona tan quisquillosa como lo era Magnus Winchester.

"Me marcho" dijo, poniéndose en pie, a pesar de todo no se sentía con ánimos cómo para quedarse a fisgonear. Una sonrisa apareció en los labios de Magnus, quien le tomó de la mano cuando pasó a su lado.

—¿A dónde vas? Hazme un poco de compañía —dijo, utilizándolo para ponerse en pie.

De inmediato todas las alarmas se encendieron en la mente de Cecil, no sólo porque se encontraba en un sitio solitario atrapado con ese joven heredero, sino por el sobresalto que le generó el contacto piel con piel. Sorprendido se jaló bruscamente, causando que casi se cayera, sin embargo, Magnus atrapó su muñeca para ayudarlo a recuperar el equilibrio. Cecil pegó un grito, para luego comenzar a golpearlo con la mano libre, avergonzado por la situación.

Magnus soltó una carcajada, intentando detener el ataque, pero recibiendo algunos manotazos en la cara durante el proceso. Cuando logró sostenerlo Cecil continuó empujándose hasta que de repente levantó la vista y se encontró con la mirada de Magnus, vibrante y peligrosa, clavada en él cómo si quisiera desnudarlo, probablemente quería, no había sido tímido al respecto desde que llegó, sin embargo, fue la primera vez que él se planteó si debía dejarlo.

No sabía porque, pero toda esa peligrosidad le hacía sentir una extraña admiración por el hombre, que, aunque no quisiera admitirlo, se transformó rápidamente en atracción.

Su corazón latía con fuerza, tenía la cara roja, había una cierta intimidad el ambiente, ambos estaban acalorados y tocándose, pero, sobre todo, Magnus seguía siendo injustamente guapo. Molesto por cómo se estaba sintiendo, Cecil le empujó la cara, que estaba inclinada hacia él, Magnus se río y le lamió la palma, luego lo sostuvo de la cintura, empujándolo de tirón hacia su cuerpo, de modo que ambos quedaron pegados uno al otro, mientras Cecil estaba de puntitas. El chico le besó el dorso de la mano, causándole un escalofrío y siguió el camino hasta su cuello. Cecil soltó un gemido, encogiéndose ante la sensación, sin embargo, no lo empujó.

La mano libre de Magnus le tomó de la pierna y con un pequeño impulso lo levantó del suelo, acomodándolo contra su pelvis, Cecil soltó un gemido de sorpresa y se sostuvo de los hombros del muchacho para no perder el equilibrio. Magnus era más fuerte de lo que parecía, cargándolo de esa forma sin ningún esfuerzo, ambos se miraron, Cecil estaba conmocionado por cómo se habían desarrollado las cosas, pero Magnus parecía bastante seguro de sí mismo y de lo que estaba haciendo.

Para su sorpresa se dio cuenta que lo que le asustaba tanto de pasar tiempo con el joven heredero, era lo increíblemente atractivo que le parecía.

Su cara se puso roja ante la mirada de Magnus, quien se inclinó, besándolo con brusquedad, Cecil jadeo, sintiendo como metía la lengua en su boca, mordía sus labios, ahogándolo en un beso húmedo. Luego empujó la pelvis contra la suya y pudo sentir cómo se endurecía ante la fricción. Incluso sin verlo se dio cuenta de que era bastante grande, no era que le importaran esas cosas, pero resultaba difícil de ignorar, en especial cuando el muchacho lo sostenía con firmeza contra él.

Cecil lo tomó del rostro, su respiración comenzaba a agitarse, también estaba excitado.

—Agárrate bien —susurró Magnus en su oído y él utilizó las piernas para permanecer conectado a la cintura del muchacho. Este lo afirmó con una mano y con la otra lo tomó de la base del cabello, tirando de él para poder besarlo como quería.

Fiel a su carácter parecía que Magnus Winchester también era demandante en la intimidad y Cecil se vio reducido a un cúmulo de deseos insatisfechos.

De repente un ruido rompió el hechizo, Cecil se asustó, terminado el beso para encontrarse con Aquila, que lo miraba con los ojos muy abiertos. Avergonzado se dio cuenta de la situación en la que estaba, prácticamente colgado de Magnus, en medio de una sesión de besos nada inocentes. Cecil intentó soltarse, pero Magnus reforzó su agarre, probablemente pensando que estaba a punto de caerse.

Molesto le golpeó la cara con la palma abierta hasta que este lo soltó. Entonces le dio un empujón y se fue tan rápido como pudo, pasando a un lado de Aquila, sin voltear a verlo. La cava se encontraba en terreno bajo, así que cuando estuvo en lo alto se giró por un segundo, notando que Magnus se había sentado en la orilla, mientras Aquila se despedía y corría tras él.

Entonces Cecil recordó algo, Magnus estaba ahí para encontrarse con su amante.

Cecil be like: ¿Y si me meto con él?

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