Su mirada permanece perdida, ni siquiera el libro en su regazo consigue llamar su atención. Solo permanece ahí, inmóvil, observando cómo la brillante luna se alza a través de la ventana de la torre.

¿Cómo es qué todo acabo tan mal? No tiene una respuesta para eso y ¿En realidad importa?

La cadena alrededor de sus tobillos se siente cada día más pesada y su cuerpo tirita por el frío que se cuela por la ventana. Ni siquiera el tenue calor que emana una vela es suficiente para no sentir como sus pies descalzos pierden de a poco la sensibilidad.

¿Podría aguantar más tiempo? Comienza a dudarlo. Sin saber si aquel monstruo entrara de nuevo y le liberará de su tormento, realmente no tiene una esperanza del futuro.

La inquietud e incertidumbre se ha vuelto constante, después de todo no sabe aún cuál fue el destino del resto de pueblerinos que acudieron al castillo aquella noche ¿Estarán con vida, ya están muertos? Tantas preguntas que se agolpan en su mente intranquila hasta hacer que su cabeza duela.

—Bella...—se escucha una voz similar a un gruñido animal, burlona alarga la última letra del nombre

Su cuerpo no responde, es como si su mente se apagará cada vez que escucha esa voz. El sonido de pasos fuertes hace crujir la madera del suelo y una larga sombra se extiende por debajo de la puerta, aquella silueta monstruosa e imponente cubre por completo la pared que tiene al frente.

—Bella...—repite con más fuerza —¿Vas a acompañarme a cenar está vez?

Temblando, su mente pide a gritos que acepte, que ruegue por salir de ahí si con ello consigue algo de comida. Reúne todo el valor que tiene para abrir la boca, trata de tomar aire incluso si sus pulmones parecen no recibirlo.

—No soy Bella, —tartamudea, intentando sonar con más confianza de la que en verdad posee —mi nombre es Gastón.

Un rugido aterrador se escucha, resonando por todo el castillo y logrando que las paredes de piedra tiemblen. Gastón cierra los ojos con fuerza, perdiendo por completo cualquier rastro de aquella confianza que pudo tener hace unos segundos.

El crujido de la puerta abriéndose lentamente es todo lo que puede escuchar.

"Eso" está adentro con él.

[PRÓXIMAMENTE]