Restauración
Artista imagen multimedia: mondaykilly (twitter)
Estaban en el valle gris de Frightzone, aquel que Scorpia recordaba lleno de verde, de vida, de alegría, ahora parecía un gran pueblo fantasma. El lugar le producía escalofríos, la gente se había escondido apenas habían oído que se acercaban. Ella junto a Entrapta iban en una carroza, la misma del día anterior, y tras ellas iba la que transportaba a la reina Glimmer.
La diferencia es que esta vez también las acompañaba Catra, pero se haría invisible cuando fuera el momento de bajar. Por alguna razón, la magia que utilizaba para ello no le estaba agotando como antes. Aun así, le ponía nerviosa los planes de Adora, el no saber qué haría a continuación.
Continuaron hasta las lindes del pueblo, en dirección a aquella montaña donde Adora había matado a Hordak. El estandarte de Brightmoon seguía allí, por eso la reina la había conducido hasta ahí, las tropas de mercenarios podrían ocultarse perfectamente en aquel lugar, podrían atacar desde atrás de ellas, donde estaba el bosque.
Bajaron de las carrozas en silencio. Scorpia se sentía abatida por el paisaje de su alrededor. Le dolía haber abandonado a su gente, tal vez no merecía volver a tomar el liderazgo. Entrapta, como si le leyera la mente, apoyó una mano en su hombro y le sonrió. A pesar de la prosperidad de Brightmoon, permitirle tener tanto poder a la reina Glimmer podía ser peligroso, incluso Entrapta era consciente de eso.
Se reunieron alrededor del enorme estandarte de Brightmoon, el cual ondeaba ligeramente. A Glimmer se le escapó una pequeña sonrisa al verlo, sólo un instante, aun así, Scorpia vió su expresión. Era una sonrisa malvada. Entendió que en realidad no planeaba ayudarla ni devolverle su hogar, por lo que apretó ligeramente sus puños.
En ese momento, apareció Adora, quien pareció materializarse de un momento a otro, porque nadie la escuchó llegar. Iba con Bow delante de ella, el cual estaba amarrado con las muñecas hacia atrás y amordazado. Catra observaba desde el árbol más cercano. Había algo extraño en todo eso. La espada de Adora estaba desenvainada, y podía percibir su sed de sangre.
—Me alegro que haya venido, su majestad —dijo con sarcasmo la caza demonios.
Glimmer sólo la miró de pies a cabeza con desprecio. Una vez que acabara con esas dos, tendría el poder suficiente para ponerle un precio a su cabeza, y se desharía para siempre de ella. Ya nadie estorbaría en su camino. Si tan sólo Bow no fuera tan estúpido y necesitado, ella no tendría que pasar por eso.
—He preparado este sencillo documento, en el que juras renunciar para siempre a Brightmoon —le entregó un pergamino Entrapta, junto con una pluma.
—No recuerdo que acordáramos esto —respondió con altanería Glimmer.
Adora se sentía satisfecha, como estaba ocupada con el festival, la reina no cayó en la cuenta de que su mensajero nunca llegó a destino. Ella creía que esos mercenarios que Mermista tenía a su servicio para sus trabajos sucios estaban cerca, esperando su orden.
—Son mis tierras por derecho, majestad. Sólo debe firmar y acabamos con esto —habló gentilmente Scorpia.
—Será mejor que firmes, o la cabeza de tu mascota rodará —amenazó Adora. Scorpia miró a la rubia espantada.
—No te atreverías —respondió con una dura mirada Glimmer.
Catra negó con la cabeza, la reina no se enteraba de nada. Nunca había que desafiar a Adora, menos con la espada desenvainada.
—¿Ah, no? —dijo Adora, llevando la espada al cuello de Bow, su mirada desafiaba a la reina, que finalmente apartó la vista.
Agarró el pergamino de mala gana, y lo firmó.
—Ahora soltarás a Bow, ¿no? —increpó Glimmer, mirando furiosa a la caza demonios.
Adora simplemente empujó al hombre hacia ella, el cual sólo avanzó unos pasos, Glimmer no pudo aguantarse, y gritó la orden.
—¡Ataquen, ahora! —vociferó.
Scorpia la miró horrorizada, sus instintos eran correctos, siempre pensó traicionarlas. Entrapta sonrió, sabía que esa orden no daría efecto. Adora, quien sabía que sucedería eso, tiró de la cuerda de Bow, haciéndolo retroceder lo suficiente para tenerlo al alcance de su espada.
La cabeza del hombre voló por los aires, salpicando sangre en el rostro de la reina Glimmer, que estaba atónita. Catra bajó de aquel árbol, para ir hacia ellas, volviéndose visible, debía ir y evitar que Adora matara a la reina.
Glimmer se arrodilló, con lágrimas cayendo por su mejilla, intentando tocar con manos temblorosas la cabeza de Bow.
—¿Qué... has hecho? Él...
—Él no merecía morir por tus caprichos, majestad —dijo sombría Adora. Observó por un rato la escena de Glimmer, desgarrada por la muerte de Bow. Luego chasqueó sus dedos, y la cabeza de Bow se convirtió en la cabeza del mensajero de la reina, quien comprendió al fin.
—Catra, ve por él — le ordenó Adora, haciéndole una seña.
Bow estaba sobre un caballo, amarrado y amordazado, escondido bastante cerca. El pobre temblaba de miedo, no sabía qué iba a pasar, y cuando vio a la súcubo en vez de a Adora no se sintió mejor. Catra sintió lástima por él. No merecía pasar todo eso por culpa de una reina egoísta.
Glimmer se levantó, indignada. Adora arrancó el estandarte de Brigthmoon, y lo tiró al suelo.
—Espero que lo pienses mejor la próxima vez que quieras traicionarme.
En ese momento llegó Catra con Bow, quien al ver a Glimmer chilló de alegría. La súcubo tuvo la decencia de quitarle la mordaza al menos, para que pudiera hablar.
—¡Glimmer! ¡Pensé que nunca te vería! —gritó emocionado corriendo hacia ella, quien lo abrazó. Estuvieron largo rato así, Bow derramaba lágrimas sin control, temblando todavía, por lo que la reina le dedicó una mirada de odio a Adora.
—Haz ganado esta vez, Adora.
Glimmer desató a Bow y caminaron de regreso a las carrozas. La caza demonios suspiró, era muy probable que esa reina quisiera vengarse, pero en realidad le traía sin cuidado lo que pensara hacerle.
Entrapta en ese momento abrazó a Scorpia chillando de alegría, la cual no sabía cómo corresponder a tan repentino y efusivo gesto.
—¡No te preocupes Scorpia! Ayudaremos a tu gente. Emily viene con la ayuda en camino. Volveremos la tierra fértil de nuevo, y ellos ya no tendrán miedo. Te daré unos cañones especiales para que puedas defenderte, en el caso de que a esa bruja se le ocurra volver —le contó con alegría.
—Gracias, no sé cómo lo haría sin tu ayuda —le respondió con lágrimas en sus ojos.
—Espero no llegar tarde a la restauración —dijo una voz familiar tras Scorpia, era Perfuma. Se unieron en un efusivo abrazo, con un intenso beso. Adora sonrió al verlas, después de todo había sido buena idea avisar al reino de las flores.
Comenzó a caminar hacia el pueblo, con claras intenciones de irse. Catra la seguía en silencio, atenta a sus movimientos, al parecer su sed de sangre había desaparecido de momento. Scorpia al separarse de Perfuma, notó que Adora se estaba marchando.
—¡Gracias por todo, Adora y Catra, pueden venir aquí cuando quieran, estoy en deuda con ustedes! —les gritó con fuerza.
Adora sólo levantó su mano para despedirse, sin dejar de caminar. Scorpia emprendería desde ese momento el largo camino de restaurar Frightzone, pero ya no necesitaba a la caza demonios para esa tarea.
—Vamos, Catra, tenemos algo que resolver.
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