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El reino de las flores


En aquella pequeña habitación, sólo se escuchaban jadeos, suspiros y el leve sonido de un goteo. Catra estaba amordazada, su cuerpo sudoroso brillaba a la luz de las velas, sus manos estaban atadas con firmeza en su espalda. A lo largo de su piel, se podían ver las marcas que Adora había hecho con sus propios dientes. Pero Catra estaba muy excitada aún, a pesar de las horas que habían transcurrido.

En aquel momento, ya a mitad de la noche, la rubia había decidido vendarla, lo que encendía más a la súcubo, al no saber lo que seguiría después.

—Es hora de beber —ordenó la rubia, liberando de la mordaza a la demonio, sentándose en una silla, agarró del cabello a la súcubo, empujándola a su entrepierna— limpia el desastre que has hecho.

Catra no tuvo oportunidad de responder, simplemente se hundió el sexo de Adora, que estaba tan húmedo que se había escurrido hasta sus muslos. La súcubo lamió todo, como si de un elixir se tratase, para la satisfacción de Adora, quien disfrutaba ser la ama de Catra.

La demonio sabía utilizar bien su lengua, no necesitó nada más para hacer que la rubia llegara al clímax. La apartó agarrándola del cabello nuevamente, y así mismo la llevó hasta la cama, donde la empujó de tal manera que seguía arrodillada en el piso, mientras su torso estaba apoyado en la colcha.

—Levanta ese trasero— ordenó con firmeza Adora. Catra obedeció, la caza demonio disfrutaba de la vista completa a la intimidad de la súcubo.

Agarró entonces la fusta que había comprado antes especialmente para la ocasión, y con la punta jugueteó con el sexo de Catra, quien gimió sin poder contenerse. Sin ningún aviso, Adora azotó rápidamente uno de los muslos de la súcubo, quien jadeó más fuerte. Luego lo hizo con el otro, para continuar así una y otra vez, hasta que su piel quedó levemente rojiza.

Dejó la fusta a un lado, mirando por un momento las nalgas de la súcubo. Con ambas manos palmeó en ellas, sorprendiendo a Catra, quien dejó escapar un pequeño gemido. Lo volvió a hacer tantas veces fue necesario hasta que su piel enrojeció en esa zona también. Adora se arrodilló, y lamió desde abajo hacia arriba la piel irritada de sus muslos, mientras pellizcaba y amasaba con sus manos el trasero de Catra.

La súcubo gemía tanto con la lengua como con la mano de Adora, quien notó que la humedad de Catra se había escurrido por la cara interna de sus muslos, por lo que también lo lamió, hasta que llegó a su sexo, donde bebió unos segundos de ese líquido que parecía no tener fin, apretando con su manos sus nalgas, hasta enterrarle las uñas, su lengua siguió explorando hacia arriba, encontrándose con el ano de la demonio, al cual estimuló tan intensamente que a Catra le costaba trabajo mantenerse quieta, y no paraba de gemir.

Adora enterró más profundamente sus uñas, pero no dejó de usar su lengua, se mantuvo un largo rato ahí hasta que Catra acabó. Esperó pacientemente a que recuperara el aliento, para luego levantarla agarrándola del cuello, acercándola hacia ella, pegándose a su espalda.

Sujetó con una mano a Catra por el mentón, mientras la otra se aventuraba a su sexo, donde comenzó a juguetear suavemente con su clítoris. Se acercó a su oreja para poder susurrarle unas palabras.

—No lo olvides, Catra, me perteneces. ¿Está claro?

—Sí, ama.

—Buena chica. Te recompensaré por ello, puedes moverte libremente.

Dicho esto, Adora hundió sus dedos en su interior, moviéndose frenéticamente, haciendo que la súcubo moviera sus caderas descontroladamente, pero ella pegó aún más su cuerpo al de la súcubo, para seguir sus movimientos. Mordió su cuello para lograrlo mejor, y su mano bajó del mentón de la súcubo a sus pechos, donde pellizcó y jugueteó con sus pezones.

Catra gemía cada vez más y más alto, y de vez en cuando gritaba el nombre de Adora también, sólo podía pensar en el gran placer que la caza demonio le brindaba, su mente estaba en blanco, sólo quería más de Adora, más de sus dedos, de su lengua, de su piel, de su olor, de su voz excitada ordenándole qué hacer.

La súcubo alcanzó otra vez el clímax, derritiéndose en los brazos de Adora, quien sonrió satisfecha al verla alcanzar el orgasmo, su cuerpo estaba recostado en ella, literalmente su placer estaba reflejado en su mano empapada de los fluidos de Catra, demostrando que Adora era su ama, incluso la piel húmeda de la súcubo lo decía.

Catra se quedó un rato así, entre los brazos de Adora, tratando de calmar su pecho agitado, hasta que la rubia la desató y le quitó la venda, para finalmente tomarla en brazos para depositarla en la cama. Luego se recostó a su lado, observándola, le gustaba el cuerpo desnudo de Catra, le parecía simplemente perfecto. A la súcubo, sin embargo, que la observara así le producía cierto nerviosismo que ninguna de sus amantes anteriores le había causado.

Asustada de lidiar con lo que sentía, prefirió voltearse y darle la espalda la rubia para dormir. Pero no esperaba que Adora la siguiera, apoyando su frente en la cabeza de Catra, aspirando el aroma de su cabello. Sin hacer nada más, se durmió, mientras que a la súcubo le tomó algo más de tiempo conciliar el sueño.

Después de aquella intensa noche, no tomaron descanso por varios días hasta llegar al Reino de las Flores, donde se decía que vivía el heredero de la casa Escorpión. El plan de Adora consistía en convencerlo en retornar a su hogar y reclamar lo que era suyo por derecho, ahora que la amenaza de Hordak había sido eliminada.

Cuando llegaron al Reino, la bienvenida fue mucho más cálida a diferencia de cualquier otro lugar en el que hayan estado antes, tanto, que Adora y Catra miraban con recelo a toda persona que los saludaba con amabilidad. Todos parecían vivir en chozas, incluso la líder de aquel lugar, que se llamaba Perfuma.

Todo el mundo le indicaba sin problema que al final del camino se hallaba el hogar de Perfuma, así que Adora y Catra caminaron hasta encontrarse con una choza bastante más grande que el resto de la aldea, pero no tenía una puerta, sólo un pedazo de tela tapaba la entrada. La caza demonio y la súcubo se miraron, encogiéndose de hombros, por lo que Adora decidió entrar.

—Con permiso...

No dijo nada más porque al parecer estaba interrumpiendo un intenso beso entre una mujer de pelo largo y entrelazado con flores, junto a otra mujer de cabello corto y blanco, quien vestía con ropas de caballero, completamente ajeno al estilo de los lugareños.

Ambas se separaron bruscamente cuando escucharon ruidos, porque estaban tan enfocadas la una con la otra que no escucharon las palabras de Adora.

—¿Quiénes son ustedes, y qué hacen aquí? —chilló la mujer de pelo largo.

—Soy Adora Grayskull, y ella es Catra, mi acompañante, nos dijeron que aquí podíamos encontrar a Perfuma, la líder de este lugar —anunció con formalidad Adora.

—Me has encontrado, ¿qué es lo que buscas? —respondió Perfuma, recuperando a duras penas la calma.

—Estoy buscando al heredero de la casa Escorpión. Supe que se refugiaba aquí, en el Reino de las Flores.

—Oh. Creo que te han dicho mal, querida, aquí no hay ningún...

—Yo soy a quien buscas —interrumpió la mujer de pelo blanco. Se acercó a Adora, eran casi de la misma estatura. Catra las observaba con discreción, sin poder evitar compararlas.

—Mis disculpas, pensé que era un heredero, no una heredera. Traigo noticias, de sus tierras, señora...

—Scorpia, ese es mi nombre. Pero no me llames señora, yo no soy señora de ninguna tierra, ni pertenezco a ninguna casa. Todo lo que alguna vez amé se esfumó. Ahora sólo tengo a Perfuma, quien amablemente me dio un hogar —le dijo, para finalizar sonriéndole a Perfuma.

Adora se quedó un momento en silencio, sopesando las palabras de Scorpia. Tal vez iba a ser más difícil de lo que esperaba sacarla de allí, por lo que tendría que escoger cuidadosamente sus palabras.

—Sé que perdiste todo, porque Hordak hizo lo mismo con mi familia, me la arrebató, y es por eso que acabé con él. Frightzone se ha librado del terror de Hordak, pero es hora de que se restaure el orden, el que mantenía la casa Escorpión. Tú representas esa esperanza, Scorpia, o Brightmoon se quedará con tus tierras.

—Tal vez eso sea lo mejor, yo no merezco volver allí. Mi linaje se acaba aquí —respondió con tristeza.

—Eso no es cierto, y lo sabes, puedes recuperar el honor de tu familia, yo te ayudaré —dijo con determinación Adora.

—Y yo —dijo sorpresivamente Perfuma, atrayendo la atención de Scorpia— sé que aquí eres feliz, pero tu corazón nunca estará en paz si no retornas a tu verdadero hogar. Ya no es necesario el exilio, Scorpia, puedes recuperar lo que te pertenece, y yo estaré ahí, apoyándote.

—No lo sé... yo... necesito pensarlo —respondió.

—Te daremos el tiempo que necesites, esperaremos afuera —dijo Adora, tomando a Catra del brazo para salir de ahí.

La súcubo estaba molesta, quería seguir escuchando, pero el rostro serio de Adora le indicaba que eso no sería posible. Así que siguieron caminando, hasta que encontraron una choza donde ofrecían todo tipo de alimentos, estaban hambrientas después del viaje sin descanso y la súcubo recién lo había notado.

La rubia comió en silencio, estaba preocupada por la resolución de Scorpia, su falta de interés podía arruinar todo el plan que había puesto en marcha, sólo le quedaba confiar en que Perfuma la convenciera, ya que sabía que nadie más que ella podría convencerla. Miró de reojo a Catra, preguntándose porqué la había presentado como "acompañante", lo cierto era que no sabía cómo nombrarla, pero en aquel momento, decidió que la presentaría en el futuro como su compañera, eso sonaba más acorde a lo que era su relación en esos momentos.

La súcubo estaba concentrada en devorar un trozo de carne casi crudo, y Adora no pudo evitar sonreír al verla comer tan feliz. Había sido una buena decisión tenerla de compañera, no podría desear una mejor.


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Nota de la autora: En un rango de estaturas, Adora en esta historia mide como dos metros de altura, debido a que no se transforma en She-ra, sólo utiliza la magia que tiene gracias al vínculo con la espada, es como si tuviera el cuerpo de She-ra de forma permanente; Catra, al ser una demonio, mide casi el metro ochenta (igual Adora la sobrepasa por una cabeza más o menos), Scorpia mide 1,95; mientras que Perfuma mediría 1,75. En el caso de Glimmer, sería la más baja, midiendo 1,60. Ah, no me puedo olvidar de Bow, el mediría 1,78. Como siempre, si les gustó el capítulo no olviden votar, o hay tabla. Nah, mentira xD 

Como adelanto les diré que el próximo capítulo se enfocará en Scorpia, y tal vez, en su relación con Perfuma 7u7

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