Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

65. ¡SEÑORITA XIAN!.

Génesis 19

17 Y cuando los hubieron llevado fuera, dijeron: Escapa por tu vida; no mires tras ti, ni pares en toda esta llanura; escapa al monte, no sea que perezcas.








Simplemente no lo podía creer.

Incluso parpadeé varias veces para convencerme de que esto no fuera verdad.


—no puede ser real —hablo para mí misma en un hilo de voz, víctima de los nervios —u...us.. usted ya está muerto.


—eso es lo que creen —responde él —pero no lo estoy.

Yo sigo sin creerlo mientras todo mi cuerpo no cesa de temblar.

—tuve que fungir mi muerte porque me buscan para matarme. —sigue hablando.

—es por eso que...que su cuerpo nunca se halló —trato de hallarle la lógica a las cosas.

Él asiente y sin darme tiempo a nada caminó hacia mi.

Cuando menos pensé ya estaba a mi lado y me rodeo con sus fuertes brazos acercándome más a él.

—perdón —me dice en un susurro mientras besa mi cabeza.

Yo estoy tan atónita que ni siquiera puedo reaccionar.

Es que tampoco entiendo porque me está abrazando.

Ni mucho menos porque me pide perdón.

Aparte de eso siento la misma conexión que tuve aquella vez que estábamos en el laboratorio del hospital.

—¿Q...que hace? —finalmente pude hablar.

Él se aparta de mi como si le quemara.

Me dedica una mirada cristalizada llena de arrepentimiento.

Sin decir más se da la vuelta y se va.


—¡Oiga! —lo llamo sin salir de mi asombro —¡Espere!.


Salgo detras de él según lo más rápido que el vestido de novia me permite caminar.

Pero cuando llegó a la puerta ya no hay rastro de él, solo hay un escolta con cara de aburrimiento ahí parado.


«Ni siquiera los escoltas están felices por mi boda».


—¿Vio hacia donde fue el hombre que salió? —le preguntó.

Él me mira como si tuviera dos cabezas.

—perdone señorita —me dice —pero la única persona que salió de esta habitación fue la señorita Montreal.

—¿Que? —frunzo el seño sorprendida —eso es imposible, alguien más entró y salió de aquí, usted tuvo que verlo.

—nadie lo hizo —habla bastante seguro —si quiere le puedo mostrar las cámaras de seguridad.

—¿Que pasa? —llega Linda a donde estamos.

—pasa que la señorita dice que un hombre salió de la habitación —responde él como si yo estuviera loca.

—¿Lo viste? —le pregunto a Linda.

Ella tuvo que toparselo en el camino.

—yo no he visto a nadie —responde ella igual de confundida que el escolta —solo las pocas personas que están allá abajo esperando a que salgas para que se inicié la boda.

—pero si yo lo ví —aseguro.

—creo que estás teniendo un ataque de nervios a última hora —habla ella.

—nooo —niego.

Ella me toma del brazo y me lleva de nuevo a la habitación.

—lo digo enserio —hablo angustiada —yo lo ví, ¿Recuerdas el superior del que yo te hablé?.

—ese que murió quemado —responde.

—el mismo —contesto —esta vivo, yo lo ví.

—si miras —me dice —tan mal te tiene está boda que hasta los muertos los estás mirando vivos, definitivamente eso es otra señal de que no es la voluntad de Dios.

—Linda —la miro con desesperación—estoy hablando enserio.

—solo fue producto de tu imaginación —habla muy segura.

En ahí donde comienzo a dudar de mi misma.

«¿Acaso puede ser posible?».

Un escalofrío recorre mi espalda ante la posibilidad de que me esté volviendo loca por insistir en realizar esta boda.


La puerta se abre dejándome ver a uno de los jóvenes escoltas.

—ya es hora de la boda —responde.

Me pongo de pie sin asimilar todavía lo que pasó.

Salgo de la habitación y en compañía de Linda vamos hacia el lugar preparado para la sencilla boda.

Me hubiera gustado casarme en el templo, pero el pastor Benito se opuso rotundamente.

Ni siquiera se molestó en hacer presencia.

De repente llegan los hombres que escoltan a Linda y se paran en nuestro camino.

—¿Que pasa? —pregunta Linda alarmada.

—tiene que venir con nosotros ahora mismo —habla uno de ellos.

—¿Por qué? —pregunta ella nuevamente.

De repente se manda una mano al corazón y su rostro se torna más preocupado.

Es como si algo terrible acabará de pasar.

—lo siento —me mira con dolor —tengo que salir de aquí, mi hermano me necesita.

No me dio tiempo ni siquiera de preguntar que hermano era, se fue rápidamente rodeada por esos hombres que parecían estar pendientes de cualquier ataque.



Seguí mi camino hacia el lugar de la ceremonia.

Apenas se abrió la siguiente puerta, pude ver al hermano Héctor al pie del señor notario.

Me dio una agradable sonrisa aunque también pude ver un pequeño destello de turbación.


Supongo que han de ser los nervios por la boda.

Pero yo también siento que algo no anda bien.

Es como si hubiera presencia demoníaca.

Trato de disipar esos pensamientos y camino con más rapidez hacia el altar.


—te ves hermosa —dice mientras juega con sus manos nervioso.

—tu también te ves bien —lo alago.

Aunque a decir verdad para mí se ve normal.

—bueno —dice el notario acomodando sus gafas —pueden sentarse.

Hacemos lo que él dice.

—ustedes han venido aquí dispuestos a consagrar su vida en sagrado matrimonio, así que por la autoridad que me ha sido delegada de parte del gobierno, les entrego estos papeles para que los firmen y así queden unidos en sagrado matrimonio —dijo rápidamente como si ya se supiera el discurso de memoria.

No sé porque pero este notario me daba la sensación de que estaba muy aburrido llevando a cabo nuestra boda.

Tomamos los papeles.

El hermano Héctor firmó primero, luego me entregó a mí el lapicero para que también lo hiciera.

Tomé los documentos y me tomé el tiempo de leer lo que ahí decía.

Después de firmar aquello no había vuelta atrás.

Acerco el lapicero a la hoja mientras mis manos comienzan a temblar haciendo imposible que pueda firmar.


—¿Estás bien? —pregunta el hermano Héctor.

Ya no solo me tiemblan las manos, sino todo el cuerpo.

Es algo que no puedo controlar.

Abrí mis labios pero las palabras se quedaron en mi garganta.

Tampoco podía hablar.

Solo sentía una fuerte opresión en mi pecho.


—¡Señorita Xian! —escucho a alguien gritar.

Volteo a mirar y veo como varios hombres armados entran a la notaría.

—finalmente te pudimos encontrar —habla uno de ellos apuntando su arma hacia mi.

Los pocos testigos que están aquí comienzan a gritar.

Los hombres que acompañan a ese sujeto comienzan a disparle a las personas mientras yo solo puedo mirar la escena atónita.


Los hombres de Xian también están aquí y responden a los disparos de aquellos desconocidos haciendo de este lugar una zona de combate.

Una bala pasa por mi lado y veo caer al notario al suelo con un oyo en su frente.

—¡¡Aaaahhh!! —grito horrorizada.

Miró hacia la persona que lo hizo, es el mismo hombre que me llamó Xian.

Inmediatamente apunta su arma hacia mi con una sonrisa demoníaca en el rostro.

Jala el gatillo.

Cierro los ojos y al instante escucho alguien caer a mi pies.

Miró y es el hermano Héctor.


—¡¡Noooo!! —grito al verlo agonizar.

«—lo vas arruinar».

Las palabras del pastor Benito se repitieron una vez más en mi cabeza.

Él tenía toda la razón, acabo de arruinarlo.

Me agachó y comienzo a intentar calmar la hemorragia mientras no ceso de llorar.

Puedo ver cómo poco a poco el brillo de la vida va abandonando sus ojos.

—¡¡Nooo, por favor!! —grito angustiada.

Los disparos continúan.

Veo como los hombres de Jak están dando su vida por defender la mía.

Uno de los jóvenes que me había hablado una sola vez lo ví caer al suelo muerto con sus ojos abiertos.

Lloré de manera desconsola al ver que ese joven posiblemente tiene una mamá que lo espera en casa.

Siento mis manos calientes y veo que es la sangre del hermano que no cesa de fluir.

Me quito el velo y trato de presionar la herida para que no salga más sangre.

De repente alguien me toma por los hombros y me aparta de él.

Miró y es un hombre que desconozco por completo.

—hay que salir de aquí señorita —habla sacándome por la puerta trasera en medio de los disparos.

—¡¡Noooo!! —trato de resistirme —¡¡No puedo dejarlo ahí tirado!!.

Él no responde, sino que sigue sacándome en contra de mi voluntad.

De repente una bala le atraviesa la pierna haciendo que caiga al suelo.

Intento levantarlo pero él se niega a recibir ayuda.

—¡Escape por su vida! —me grita.

Yo no le hago caso y sigo intentando ayudarlo.

De repente siento una mano agarrar fuertemente mi cabello.

Miró y es el mismo hombre que le disparo a Héctor.

Aunque pensándolo más bien, Héctor recibió el disparo que era para mí.


—ahora si —dice apuntando su arma en mi cabeza —es una pena que tanta hermosura se pierda.


Cierro los ojos consiente de lo que va a pasar.

Escucho un disparo ensordecedor pero yo sigo viva, siento como el agarre en mi cabello ya no está.

—vamonos de aquí —habla una voz familiar mientras me toma del brazo.

Miró y es Mibsan.

—tengo que ayudar al hermano Héctor —le digo tratando de resistirme.

Él mete su mano en el bolsillo, saca un pañuelo y sin decir nada lo presiona en mi nariz.

Cuando me di cuenta de su intención, ya me estaba mareando.





....






Abro los ojos sintiendo un fuerte dolor de cabeza y como si algo me hiciera falta.


Abro y cierro los ojos una y otra vez mientras con una mano me sobo la frente tratando de calmar el dolor.

«¿Que ha pasado?».


Me siento lentamente en la cama y me doy cuenta que no es mi cama, tampoco es mi habitación.

Solo puedo observar paredes blancas como si se tratara de un hospital, pero no es un hospital.

Imágenes extrañas comienzan a llegar a mi cabeza.

Veo sangre en el piso.

Escucho disparos en mi mente.

Me mandó ambas manos a la cabeza.

«¿Que fue lo que pasó?».

«¿Por qué no puedo recordarlo bien?».

Incluso puedo visualizar la imagen de mi superior Dasthon.

Muevo la cabeza tratando de sacar todas aquellas imágenes feas de mi cabeza mientras que los nervios se apoderan de mi.


Me acuesto en la cama y comienzo a llorar haciendome un ovillo abrazada a mis rodillas mientras veo la viva imagen del hermano Héctor desangrándose en el suelo de la notaría.

«¿Acaso eso sí realmente pasó?».

«¿No es solo una pesadilla?».

La puerta se abre dejándome ver a un Mibsan que parece haber recién salido de la ducha.

Es entonces donde saco la conclusión de que si fue verdad.

Él también aparece en mis desordenados recuerdos.


Me miro a mi misma y llevo puesto un vestido de novia.

«Definitivamente todo es verdad».

—esta muerto —comienzo a lamentarme.

Recuerdo los escoltas de Xian que cayeron muertos por defender mi vida.

—todos están muertos —sigo diciendo sin dejar de llorar.


Mibsan se acerca más a mi mirándome detenidamente mientras niega con la cabeza.

—definitivamente no te hace bien recordar, —me dice —no estás calificada para esto.


Saca una jeringa de su bolsillo haciendo que mis ojos se abran como platos.

—¡Nooo! —intento apartarme.

—no me dejas opción —habla serio mientras yo lo miro aterrada —sino te mueves es mejor.

Quise correr, alejarme de él para que no lo hiciera.

Pero él fue más rápido y bloqueo mis movimientos.

Cuando me di cuenta ya había vaciado aquel líquido en mis venas.




Días después.



Abro los ojos sintiendo mi cuerpo bastante agotado.

Miró a mi alrededor sin saber en dónde estoy o que ha pasado.


Trato de sentarme pero me siento con pocas fuerzas, así que me quedo quieta.

La puerta se abre y veo a Mibsan.

Parpadeo varias veces tratando de salir de aquella ensoñación.

«No puede ser verdad».

«Es imposible que Mibsan este aquí».

Creo que mi imaginación me está jugando una mala pasada.

Vuelvo a mirar y sigue ahí.

Se acerca y me mira detenidamente.

—hasta que por fin te dignas a despertar —comenta.






Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro