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44. QUÍMICA.

Nota:Holis🤗🤗🤗.

Estaba tan emocionada con el libro que se me olvidó que el avanza por comentarios y sin esperar que se cumpliera la promoción, publique.

Cuando me di cuenta ya era demasiado tarde y me dio pereza bajarlo.

Pero cabe recordar que la promoción continúa.

Jejeje.

Dios los bendiga.

No olviden que los amo.

Pero...

Pero Dios los ama mucho más.

Sin mas preámbulos continuemos con esta historia que cada día me cautiva más.

Creo que me estoy enamorando demasiado de ella.

Ahora entiendo porque no tengo tiempo para lo demás jejeje.



Romanos 9
3 Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne;







—esta bien —cedo.

—ahí te mando mi ubicación.

Veo la dirección y efectivamente se encuentra en el aeropuerto.

«Cambio de planes».

Voy al aeropuerto y luego voy donde la hermana Alice.

Llegó a la puerta y siento que me falta algo.

Me examinó y me doy cuenta que me hace falta el bolso.

Subí nuevamente las escaleras y fui por el.

Llegó nuevamente a la puerta y siento otra vez que me falta algo.

Reviso mi bolso y veo que no empaque mi biblia.

Corro escaleras arriba nuevamente y tomo la biblia.

La guardo y miro que no me falte nada más.

Salgo de la habitación y me dispongo a irme está vez sín contratiempos.

Salgo de la mansión.

Miró para todos lados y veo que Darco no está por ningún lado.

Miro a los escoltas.

—¿Donde esta Darco? —les pregunto.

—no sabemos —responden.

—¿No saben? —pregunto incrédula.

Es imposible que ellos no sepan en donde está.

—que pena señorita —habla uno de los escoltas más jóvenes —¿No se ha puesto a pensar que el también tiene una familia?.

Otro de los escoltas lo codea.

—callese —le dice —a la señorita no le importa nuestra vida.

Es triste pero él tiene razón.

Ni siquiera me he tomado la molestia de preguntar por los nombres de ellos.

De verdad que en cierta forma no me importa la vida de ellos.

Eso me hace sentir un poco mal.

—un día de estos los voy a invitar a almorzar —les digo.

Es como una disculpa por no prestarles atención.

—no es necesario —responde uno más mayor.

—claro que lo es, incluso me voy a aprender todos sus nombres.

El chico más joven sonríe ilusionado.

—no, no lo haga —dice otro —porque después sufrirá cuando uno muera.

Eso sonó triste.

—en cambio sino sabe quiénes somos, ni siquiera se dará cuenta cuando alguno muere, como la vez pasada.

—¿Que? —pregunto sorprendida.

—la vez pasada mataron a cinco de ellos —habla alguien a mis espaldas —por la imprudencia tuya de ir a ver al supervisor hasta su casa.

Me giro y me encuentro con Jak.

—yo...—bajo mi mirada al suelo —no recuerdo haber hecho eso.

—no es la primera vez que lo olvidas.

—¿Que quieres decir?.

—tampoco recuerdas que pasó cuando el abogado quiso atacarte, —responde —es por esa simple razón que no puedes andar como cualquier mortal por ahí en el mundo.

—pero...

—si peros —me interrumpe.

Lo miro molesta al ver que el siempre quiere gobernarme.

Es ahí cuando recuerdo que voy a ver a mi tío y estoy aquí perdiendo el tiempo.

Tomo el teléfono y comienzo a llamar un taxi.

—¿Que vas a hacer? —pregunta Jak.

—voy a ir al aeropuerto —respondo mientras camino hacia la salida.

—tu no vas a ningún lado —me dice.

—lo siento, pero no puedes gobernar mi vida.

Sigo caminando desobedeciendo sus órdenes.

—¿Vas a ver a Tare? —pregunta.

Ni siquiera lo llama tío.

—¿Como lo sabes? —pregunto.

—simplemente lo sé —responde —y ya es tarde.

—¿Que? —frunzo el ceño.

—él está muerto —lo dice como si nada, no le afecta en lo más mínimo —y lo único que quería era tenderte una emboscada para que te atraparán a ti también.

Mis ojos se cristalizan.

—no es cierto —le digo.

—si lo es.

—pero...—mi voz se quiebra —¿Como?.

—mira las noticias —se da la vuelta y se comienza a ir. —por cierto —se detiene —los escoltas que hablaron de más, acérquense por su liquidación.

Yo me quedo parada en mi lugar sin terminar de asimilar todo.

¿Mi tío me tendió una trampa?.

¿Por qué haría algo así?.

«—si tú primo se entera, me mataría».

Recuerdo lo último que dijo.

Y ahora él está muerto y efectivamente Jak sabe todo.

«¿Esto también es una casualidad?».

«—no sabes todo lo que puede llegar a hacer un hombre con tal de tener más poder».

Recuerdo lo antepenúltimo que me dijo.

También.

«—si supieras».

Nunca voy a saber porque él ya está muerto.

No puedo dejar que Jak se vaya así sin más.

Corro hacia el portón en donde ya está subiendo en su auto.

—¡Espera! —lo llamo.

Él me ignora y se marcha.

Camino hacia la salida pero los escoltas no me lo permiten.

—lo sentimos pero tiene prohibido salir —me dice uno.

—¡¿Que tengo que?!.

Simplemente no lo creo.

Camino de vuelta a la mansión.

Jak no tiene ningún derecho a hacerme esto.

De verdad que no lo tiene.

Me encierro en mi habitación y veo las noticias.

Efectivamente ahí aparece la noticia del asesinato de mi tío.

Hace unos minutos atrás estaba hablando con él y ahora está muerto.

«¿Por qué tiene que pasarme esto a mi?».

«Siempre es lo mismo».

Están acabando con mis seres queridos uno por uno.

Llamo a Jak.

Pero este no me contesta.

Así que le mando un audio.

—dejame salir —le digo entre lágrimas.

—necesito ver a mi tío, alguien tiene que ir a reconocerlo.

Los envío.

X:ya hay alguien que se encarga de eso.

Es lo único que me responde.

Apago el teléfono y me acuesto boca abajo en la cama.

Con mi abuela fue lo mismo.

Ni siquiera me permitió ir a su entierro.

Jak es muy cruel.


Días después.


Veo todo de color gris.

Nada en este momento tiene sentido para mí.

He decidido desconectarme de todo.

No contesto llamadas.

Ni mensajes.

Tampoco recibo visitas.

Me he metido en el anonimato total.

Al único que le escribí fue al pastor para decirle que no voy a poder ir estos días a la iglesia.

La puerta de mi habitación se abre.

—no quiero visitas —me tapo con la cobija.

Está es la hora que no termino de asimilar lo de mi tío.

Creo por veces que lo mejor es morir.

Estoy tan mal que hasta desistí de ir a ver a Mibsan.

Pero me da igual si quiero.

Tengo solemnemente prohibido salir.

Mi primo me tiene totalmente controlada.

Es como si me hubiera secuestrado.

—soy yo —habla Jak sentándose en la cama.

—vete —le digo.

No le pido explicaciones de nada porque sé que no me las va a dar.

—no seas inmadura, —me dice. —ya estás bastante grande para eso.

Después de hacer lo que hace, viene como un buen primo a consolarme.

Pero creo que al final viene a regañarme.

—¿Quién lo mato? —me atrevo a preguntar.

—¿No viste las noticias? —pregunta —fue un ajuste de cuentas.

—quiero la verdad.

Jak suspira.

—la verdad es que Tare fue muy ingenuo y se dejó engañar, creyó que entregándote, ellos te dejarían ir, pero no fue así, esas personas no perdonan.

—¿Cuales personas?.

—los enemigos de la abuela.

—¡Falso! —le digo —mi abuela no tenía enemigos.

—es por esa razón que no te cuento nada, siempre la sacas en limpio a ella.

No respondo nada.

Él me quita la cobija.

Yo me tapo la cara con la almohada.

—vamos —me dice. —tienes que comer.

—no quiero.

—estas atentando contra él templo del Espíritu Santo.

Me quito la almohada y de mala gana comienzo a comer como esas niñas caprichosas.

—¿Todavía quieres ir a donde los Montreal? —pregunta.

Yo asiento.

—te llevaré, pero tienes que portarte bien y procurar no salir por ahí sola.

Yo asiento.

—no entiendo cómo te aguantas ahí —comenta.

No le respondo.

Pero Dios sabe cuál es mi verdadera intención.

Quiero ganarme a ese joven para Dios.

Aunque tristemente estoy perdiendo mi propia familia.



Horas después.

He llegado a la mansión Montreal.

Considerando que ni siquiera he respondido llamadas, tengo la sensación de que la hermana Alice ya me halla dado por despedida, pero aún así me atreví a venir.

Los escoltas apenas me ven no dice nada, simplemente abren el portón en silencio, ni siquiera se toman lo molestia de anunciarme.

Vaya que son bien amables.

Por cierto los escoltas que cruzaron palabras conmigo no los volví a ver.

Jak cumplió su palabra y los despidió.

Camino por el caminito de siempre hacia la mansión sin pisar el césped.

Dejó de caminar al ver a la hermana Alice super concentrada echándole agua al jardín.

De pronto siente mi mirada y voltea a verme.

Una sonrisa aparece en sus labios.

«Ojalá toda su familia fuera así de dulce como ella».

—hola Gracia —me saluda. —me alegra verte por aquí.

Apaga la manguera, se la entrega a un escolta y camina hacia mi.

Me da un tierno abrazo.

—entremos.

Me lleva hasta la sala y ahí me hace tomar el té mientras hablamos de distintos temas.

Hasta que finalmente me pregunta.

—¿Vienes a renunciar?.

Yo niego con la cabeza.

—despues de pensarlo decidí que no —respondo. —me quedaré el mes.

—que bueno —me dice —por cierto Mibsan se está recuperando de una manera admirable, cada vez se le ve más fuerte, lamento por el mal rato que te hizo pasar aquel día.

Escucho unos pasos.

Me giro a ver y me encuentro de frente con Mibsan el cual fija su mirada en mi mientras camina hacia nosotras.

—hablando del rey de roma y el que asoma —comenta la hermana Alice.

Viene en una sudadera negra y un buso blanco, parece que acaba de llegar de correr.

—hola mamá —deposita un beso en su mejilla.

—hola mi amor —responde ella.

—hola doctora —me saluda de manera formal.

—hola —le respondo un tanto triste.

La verdad es que todavía sigo afligida por todo lo que ha pasado.

Tantas cosas que desearía no pensar en ellas.

—creo que fui claro al despedirla —dice sin importarle que la hermana Alice esté ahí.

—Mibsan —habla la hermana Alice —te prohíbo que le hables así a ella, la única que puede despedirla soy yo.

—okey —contesta Mibsan —entonces gánate el dinero sentada porque yo ya me siento bien —me dice.

La hermana Alice suspira.

—una palabra más hacia Gracia y no respondo —le advierte.

Empiezo a arrepentirme de haber venido.

Pero siento la gran y urgente necesidad de ayudarlo.

Ya que ni siquiera puedo ganar a los míos, al menos intentaré ganarlo a él para mí Dios.

—acercate para que Gracia te examine —le dice ella.

—estoy sudado —se excusa él —primero iré a bañarme.

Ella asiente y él se va.

—perdonalo, —me dice ella —a veces se pone que no se halla él mismo.

—lo sé —contesto.

Seguí hablando con la hermana hasta que supuse que él ya se había duchado.

—iré a examinarlo —le digo a la hermana poniéndome de pie.

—ve —me contesta.

Tengo el vago presentimiento de que él no me va abrir la puerta, pero me da igual.

Sino lo hace simplemente me quedaré ahí a esperar.

Subí las escaleras y llegué hasta su puerta.

Levantó mi mano e intento golpear, pero antes de hacerlo está se abre sola.

Ahí está Mibsan perfectamente bañado secándose su cabello con la toalla.

—vine a examinarlo —le digo un poco incómoda al ver cómo me mira.

No dice nada.

Solo se aleja de la puerta, va y se sienta en la cama.

Abro mi bolso y saco mi estetoscopio, corro mi cabello y lo pongo en mis oídos ante la atenta mirada de Mibsan.

Luego lo acerco a su pecho para escuchar el sonido de su corazón.

Me alarmó al escuchar sus sonidos acelerados.

Lo miro confundida.

No entiendo porque está así.

Lo primero que pienso es en las causas de que esté así.

Tal vez sea ansiedad.

Lo miro y no creo que sea eso.

O seguramente sea estrés.

Pero hoy se mira bastante calmado así que también descartó esa posibilidad.

Pánico o miedo tampoco es.

Dudo que sea el consumo de cafeína porque en los días que lo he cuidado puedo ver que no consume café.

Entonces, ¿Porque sus latidos son tan fuertes?.

—¿Que pasa? —me pregunta.

Me pongo nerviosa al ver cómo me mira y por lo que estoy bastante cerca de él.

Incluso puedo sentir el aroma de menta que sale de su boca.

—no entiendo porque tus latidos son tan fuertes —le digo —¿Te has sentido mal últimamente?.

—es por ti —responde.

—¿Que? —lo miró confundida.

—mi corazón late aceleradamente por ti.

Mis mejillas se comienzan a calentar apenas él dice eso.

Quiero creer que no es lo que yo creo.

Eso sería imposible.

Tal vez escuche mal, pero estoy más que segura de lo que oí.

Está vez escuche claramente.

Además está muy cerca como para no oírlo.

—¿Por qué? —me atrevo a preguntar en un hilo de voz.

Es tantos no nervios que tengo que todo mi cuerpo está temblando.

—porque me atraes —responde como si nada —tu haces que sienta lo que nunca cerca de otra mujer voy a sentir.

«¿Que?».

«¿Acaso se me está declarando o algo así?».

«Ahora sí creo que me va a dar algo».

Nunca había sentido lo que estoy sintiendo ahora.

«¿Como es que Mibsan habla tan tranquilamente de esas cosas?».

«¿Acaso estoy soñando?».


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