Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

35. EUTANASIA.

Proverbios 14
15 El simple todo lo cree;
Mas el avisado mira bien sus pasos.




—¡¡Oh por Dios!! —exclamo con él corazón a punto de salirseme.

Apenas me veo reflejada en sus ojos, desvío mi mirada al suelo, me doy cuenta de que la inyección se ha quebrado y el líquido se ha regado.

—oh no —me lamento.

Rápidamente tome mi pañuelo y me incline a limpiar el suelo.

La verdad es que en estos momentos no me importa tanto la inyección ya que él despertó.

Es solo que no sé que hacer ahora que él está despierto.

Una cosa es hablar con alguien dormido, pero otra cosa muy diferente es cuando aquella persona te está mirando y pone tus nervios de punta.

Es tanto el impacto que incluso estoy temblando, aunque mi corazón también no cesa de saltar de la felicidad.

«¡¡Despertó, despertó!!».

Grito mentalmente emocionada.

Quisiera levantarme de aquí y abrazarlo, darle las felicitaciones por despertar.

Pero no soy capaz, soy muy cobarde como para atreverme a hacer eso.

Además puede malinterpretarme, puede llegar a creer que soy una acosadora.

Aparte de eso tengo entendido de que es alérgico a las mujeres.

No creo que yo sea la excepción.

Termino de limpiar el líquido del suelo y no sé que más hacer.

Sigo temblando de pies a cabeza, incluso siento mis mejillas muy calientes y no sé cómo reaccionar.

«Creo que me va a dar algo».

Según la ciencia médica dice que esto pasa cuando se es víctima de las emociones.

Tomo aire lo más que puedo y me comienzo a levantar lentamente.

Inmediatamente siento la mirada de Mibsan que me hace poner más nerviosa de lo que ya estoy.

Intento dar vuelta rápidamente para salir corriendo, pero mis pies parecen haberse pegado en el suelo.

«Dios mio».

«Y ahora...¿Que hago?».

Fijo mi mirada en él y mi corazón palpita más rápido de lo normal.

«¡Dios mío!».

De verdad que no sé que es lo que me pasa con este sujeto.

Él me hace sentir cosas que jamás en la vida había sentido.

Por un momento creí que yo no tenía sentimientos ni emociones.

Pero ahora creo que tengo demasiado y eso me aterra.

Él se me queda viendo detenidamente, ni siquiera parpadea.

Yo me sobo los ojos para asegurarme de que no esté alucinando.

Pero al volver a verlo me doy cuenta de que es verdad.

Si ha despertado.

«Actua normal, actúa normal».

Me digo a mi misma mentalmente.

Si sigo así dudará de mi profesionalidad cuando se enteré de que soy su médica personal.

—ho...hola —trato de hablar normal, pero los benditos nervios me traicionan.

El traga grueso y puedo ver su manzana subir y bajar.

Eso hace que me ponga más roja de lo que ya estoy.

—ho...ho... —su voz se apaga y comienza a carraspear la garganta.

Lo miro preocupada sin saber que hacer.

Se supone que soy doctora, pero en estos momentos se me ha olvidado todo lo que sé.

Él comienza a señalar la mesita de noche que está al lado de su cabecera e intenta decir algo pero la voz no le sale.

Miro la mesita y vuelvo mi mirada a él.

—¿Que pasa? —pregunto.

Él mueve sus labios pero la voz no sale y yo quedo en blanco sin saber que es lo que quiere.

—no...no te entiendo —le digo —ire por tu madre.

Finalmente mis pies me responden y me doy vuelta.

—gua —dice con dificultad, su voz se escucha muy ronca.

—¿Que? —volteo a verlo.

Él suspira con impaciencia.

Puedo ver molestia en su mirada al ver que no lo entiendo.

—a...gua —dice haciendo un gran esfuerzo —qui...ero agua.

Ya lo logré entender.

Ahora entiendo porque señalaba la mesita, es que ahí hay una jarra de agua.

Tomo el cristal y voy a servirle agua.

Pero apenas el agua va a caer me detengo al darme cuanta de algo.

—no puedo darte en este vaso, —le digo —este es el vaso en el que yo bebo agua.

Él niega con la cabeza mientras aprieta los labios.

—no...im...porta —me dice.

—¿Estás seguro?. —pregunto.

Sé que posiblemente está muriendo de sed.

Pero debo de ser muy clara con él.

Yo soy doctora y por tanto sé que ese vaso todavía tiene en sus bordes residuos de saliva mía la cual contiene mi ADN.

Así que al él tomar en ese vaso, posiblemente pueda absorber aquellos residuos.

Él suspira y asiente con la cabeza.

«Bueno, que conste que le dije».

Sirvo el agua y se la entrego.

Estoy tan nerviosa que me he olvidado de que él esta muy débil como para sostener un cristal en sus manos por cuánto acaba de despertar del coma.

Aún así el levanta su mano lentamente y recibe el vaso.

Lamentablemente apenas se lo entrego este se le suelta de las manos y cae al suelo haciéndose añicos.

«Ahora sí».

«Ahora si la terminé de embarrar».

Creo que apenas esté mejor, le pedirá a su madre que me despida.

Soy fatal cuidando a enfermos.

Pero solo es con él, en el hospital yo soy diferente.

—perdón, perdón —le sigo super avergonzada.

Intento agacharme para recoger los vidrios.

—no lo hagas, —dice un poco más claro —de lo contrario te cortarás.

Me quedo quieta.

De verdad que soy un desastre.

—a...acércame la jarra —me pide.

Tomo la jarra con manos temblorosas.

La aprieto con fuerza para que no se me vaya a caer y está vez no se la pasó, sino que la acerco a sus labios.

Él inclina un poco su cabeza y comienza a beber.

Yo hago todo lo posible porque los nervios no me jueguen otra mala pasada y termine echándole el agua encima.

Finalmente cuando me di cuenta la jarra ya estaba vacía.

Solté el aire que tenía contenido cuando puse aquella jarra en la mesita nuevamente.

Él abrió sus labios para decir algo, pero antes de que lo hiciera la puerta se abrió.

—¡¡Dios mío!! —exclama la hermana Alice llorando —¡¡Finalmente haz despertado!!.

Corre y se tira a abrazarlo.

Es un cuadro tan hermoso que cuando me doy cuenta yo también estoy llorando.

—¡Mi hijo a regresado a la vida! —sigue diciendo ella mientras lo abraza como a ese tesoro preciado.

De repente siento una presencia a mi lado que me hace sentir muy incómoda.

—este es un momento familiar, no deberías de estar estorbando —me susurra al oído.

Me sentí súper mal con esas palabras.

Pero era verdad, yo estaba sobrando.

Me apresuré a salir de ahí.

—¡¡Hermanito!! —escucho a Annie gritar super feliz.

«Se nota que ama mucho a su hermano».

Camino rápidamente hacia las escaleras mientras más lágrimas ruedan por mis mejillas.

Ya no sé si es por la imagen familiar tan linda que ví o por las palabras tan drásticas de Annie.

Lo único que sé es que me siento muy mal y anhelase por un momento tener a papá y mamá a mí lado.

Sé que ya estoy bastante grande para esas infantilezas pero es así como me siento.

Mientras bajo las escaleras me encuentro con Zuar que sube a toda prisa.

Por lo visto aquí las noticias vuelan muy rápido.

Ya hasta las empleadas están gritando que Mibsan despertó.

Yo mientras tanto salgo de la mansión dispuesta a irme.

Apenas llegó al portón y este es abierto, recuerdo que no le escribí a mi chófer para que me recogiera.

Pienso en llamar un taxi pero este demoraría demasiado y no me agrada la idea de quedarme en compañía de estos hombres.

Además quiero llegar a mi habitación para poder llorar tranquila.

Comienzo a caminar mientras saco el teléfono para escribirle al chófer.

No alcancé a desbloquearlo cuando un Audi negro se detuvo a mi lado el cual parecía ir hacia la mansión Montreal.

Levantó mi mirada y apenas veo a la persona que va en los puestos traseros, un escalofrío me recorre desde la coronilla hasta la punta de los pies.

—señorita Xian —me dice —¿Que gusto verla?.

Con solo escuchar la manera que dijo mi apellido, me hizo sentir más temor.

—¿Como me llamó? —pregunto.

—señortia Gracia —retifica.

Es ahí donde dudo de lo que escuché hace un momento.

—¿Ya se va? —me pregunta.

Yo asiento.

—permitame que mis hombres la lleven —me dice —ellos estarán encantados de hacerlo.

No sé porque pero la sola idea me aterra.

—no gracias —contesto —no es necesario tomarse tantas molestias.

—para mi no son molestias —se baja del auto y me invita a subir —por favor.

Yo niego con la cabeza pero antes de que intenté irme, puedo sentir su mano en mi hombro.

En ese momento me sentí morir.

Sentí que me iba a empujar al auto.

No sé porque pienso eso del señor Fares, pero eso fue lo que sentí.

Era como si sintiera la muerte muy cerca.

Pero antes de que algo más sucediera, alguien habló.

—descuide señor Fares —le dice.

Volteo a ver y acaba de llegar otro auto con más hombres.

—nosotros la llevaremos en paz y seguridad a su hogar, tenemos órdenes explícitas de nuestro jefe —le termina de decir.

—okey —dice el señor Fares quitando la mano de mi hombro.

Sentí un gran alivio e inconscientemente me subi al otro auto.

—disculpen —hablo apenas el auto se puso en marcha al darme cuenta de mi error. —¿Quién es su jefe? —pregunto.

—es bes...—comienza a decir uno de los hombres que hay aquí pero se calla de golpe —es el joven Mibsan —responde al final.

No sé porque, pero de alguna manera me sentí más tranquila.

Aún así una nueva pregunta surgió.

—pero...—hablo dudosa —¿Cuando les dió la orden si acaba de despertar?.

—hace aproximadamente 10 minutos con 15 segundos —responde un joven con mucha seguridad mirando su reloj.

Me quedo en silencio y fijo mi mirada hacia la carretera para asegurarme de que estén por la vía correcta.


Una hora después.

—hemos llegado señorita Gracia —me dice otro de los hombres —sana y salva —baja del auto y me abre la puerta.

Efectivamente ya estoy en casa.

—gracias —les digo.

—dele las gracias al jefe —dice uno de ellos —nosotros solo nos limitamos a cumplir órdenes.

Los escoltas de Xian al verme llegar con los escoltas de Mibsan se miran entre ellos pero no dicen nada.

—no le vayan a decir nada a mi primo —les digo pasando por su lado.

—no es necesario hacerlo —contesta uno.

—como usted mandé —dice otro.

Sigo mi camino.

Luego de entrar a la mansión llegó a mi habitación y después de encerrarme, continuo con lo que estaba haciendo antes de que él señor Fares apareciera.

Lágrimas ruedan por mis mejillas.

No entiendo cómo las palabras de una niña como lo es aquella chica, pueden llegar a doler tanto en mi corazón.

Es como si de alguna manera sus palabras tuvieran mucho veneno.

Yo soy de las personas a las que no le interesa nada.

No me explico porque le estoy poniendo cuidado a ella.

Tal vez sea porque dio en el blanco.

Tocó mi punto débil el cual es la familia.

Recuerdo lo que me dijo y tengo deseos de hablar con ella.

Quiero que me diga si ella tuvo algo que ver con ml padre.

Aunque no entiendo cómo una niña como ella puede haberse relacionado con él.

Además como sabe quién es, cuando yo ni siquiera lo conozco.

Son tantas preguntas sin respuestas que hacen doler mi cabeza.

Al final decido ponerme a hacer algo para no estar deprimida.

Me pongo de pie y voy al sótano que ahora es mi lugar favorito porque ya no es un sótano sino un laboratorio o mini hospital.

Siento que es como un mini refugio en donde puedo distraerme un poco y además seguir aprendiendo.

Saco de mi bolso el pañuelo que contiene el líquido de la inyección.

Decido examinarlo para saber qué contiene para así poder crear un medicamento igual.

Lo bueno es que tengo todo lo necesario aquí conmigo para saber qué sustancias hay en este pañuelo.

Apenas comienzo a examinarlo me encuentro con la primera sustancia química es tiopental sódico.

Me quedo asombrada al ver esta sustancia ahí ya que el tiopental sirve para anesteciar.

Eso hace que me confunda un poco, ya que mi superior dijo que esté medicamento era para que despertará, no para que siguiera dormido.

Luego encuentro la segunda sustancia química, es bromuro de pancuronio.

—¡¡Dios mío!! —exclamo mandándome las manos a la boca.

Buenos mal que Mibsan despertó a tiempo.

Está sustancia química sirve para paralizar los músculos.

Donde se la hubiera puesto, Mibsan no había podido despertar por cuánto todos sus músculos habrían quedado como muertos.

Miró con los ojos cristalizados la última sustancia química que contiene este medicamento, es cloruro de potasio.

Esto causa la muerte por paro cardíaco.

Osea que donde Mibsan no hubiera abierto los ojos, yo lo habría matado inconscientemente.

Lloro de indignación al darme cuenta de que mi superior no me dio un medicamento para despertarlo sino para matarlo.

En pocas palabras el me dio la inyección de la eutanasia.



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro