Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

28. DEPENDE DE TI.

1 Reyes 1
3 Y buscaron una joven hermosa por toda la tierra de Israel, y hallaron a Abisag sunamita, y la trajeron al rey.

4 Y la joven era hermosa; y ella abrigaba al rey, y le servía; pero el rey nunca la conoció.


La señora Alice responde a mi pregunta, pero no logro a entender nada y la angustia se comienza a apoderar de mi.

No entiendo porque si es alguien prácticamente extraño, yo me siento tan angustiada por él.

Tal vez sea porque siempre me ha llamado la atención, desde el primer día que lo ví, cuando tan sólo era un adolescente de 15 años.

—no le entiendo —le digo a la hermana Alice.

Ella me vuelve a hablar, pero ahora es peor la comunicación.

De repente la llamada quedó en silencio.

Miró la pantalla y veo que la llamada se ha cortado.

Tomo aire y le devuelvo la llamada a la hermana Alice.

Lamentablemente antes de que ella conteste, la señal se ha ido totalmente.

Pongo mi teléfono en el asiento y cierro los ojos.

Trato de que la angustia no se apodere de mi, pero realmente estoy muy preocupada.

Además no me explico como la señal de teléfono se va a ir justo en el momento más necesario.

A mí mente comienzan a llegar muchas ideas de lo que pudo haber pasado con Mibsan y todas aquellas ideas son bastante malas.

«Dios, toma el control».

Me temo que hoy no voy a poder dormir bien.


Día siguiente.

—como les decía una de las operaciones más difíciles de realizar es la... —dice el superior.

Mi cabeza se va hacia delante y no alcanzo a oír lo que dijo el superior, aunque a decir verdad ya lo escuchaba bastante lejos.

Anoche después de haber hablado con Dios, no pude dormir, cada nada me despertaba, siempre soñaba que Mibsan me llamaba.

—¡Señorita Gracia! —escucho la voz del superior.

Inmediatamente vuelvo de mi sueño.

Lo miro un poco apenada.

—¿Señor? —respondo.

—salga de mi clase —responde.

Sin decir nada tomo mis cosas y me dirijo hacia la puerta.

Si yo hubiera estado en los zapatos de mi superior también habría hecho lo mismo, así que no me quejo.

Camino sin dirección alguna por los pasillos del hospital mientras bostezo.

Cuando tengo mucho sueño, suelo actuar de manera irracional.

Creo que lo mejor será ir por una bebida energizante que me quite este sueño.

—¿Estás bien? —pregunta alguien a mis espaldas.

Me giro a ver y me encuentro con Cristian.

—¿No debería estar con él superior? —le pregunto ignorando su pregunta.

—si —responde —pero al verte salir me preocupé así que vine a ver cómo estabas, ¿Necesitas algo?.

Cierro los ojos y los vuelvo a abrir rápidamente no sea que me quedé dormida de pie.

—necesito que se vaya —respondo con voz apagada.

Él sonríe un poco incómodo.

Lo siento pero la sinceridad es algo que se me da muy bien.

Además no quiero que se haga ilusiones conmigo.

—aparte de eso, ¿Deseas algo más? —vuelve a preguntar.

Suspiro con cansancio.

—una bebida energizante —respondo.

—enseguida te la traigo —dice rápidamente.

Sale corriendo en dirección de las bebidas.

Yo por mi parte me dirijo hacia la terraza con la intención de tomar un poco de aire y despejar la mente o mejor aún, disipar el sueño.

Subo las escaleras lentamente hasta finalmente llegar a la terraza.

Camino hacia el borde y me recuesto en el muro que hay mientras la brisa choca con mi rostro.

Busco mi teléfono en el bolsillo de la vatola y recuerdo que lo olvidé en casa.

Nuevamente doy un bostezo y siento que me voy a quedar dormida de pie.

Escucho pasos acercarse pero no volteó a ver sabiendo de quién se trata.

Es Cristian con la bebida energizante.

Al sentir el aroma de su loción, cambio de parecer.

Es mi primo.

Siempre aparece cuando hago algo mal, así que estoy atenta a su regaño.

Desde la última vez que me recogió donde la hermana Alice, no he vuelto a saber nada de él hasta ahora.

—hola —se para a mí lado.

—hola —digo cerrando los ojos.

—¿Como estás?. —pregunta.

Por su tono de voz puedo deducir que no está enojado, que posiblemente paso por aquí para algo y por eso entró a saludarme.

—estoy con mucho sueño —respondo sin abrir los ojos.

—ven aquí —me rodea con sus brazos y recuesta mi cabeza en su pecho.

Horas después.

Me muevo en mi cama cómodamente después de haber dormido unas cuantas horas.

Lo bueno de ser prima de Jak es que ha pesar de que he sido muy apartada de él, siempre se preocupa por mí y se asegura de que esté bien.

Por ejemplo hoy hablo con mi superior y me consiguió el día libre para descansar.

Eso es algo que solo él lo puede lograr.

Estiró mi mano hacia la pequeña mesa que está al lado de mi cama y tomo el teléfono que está cargando.

Ya tiene 100% de carga.

Lo prendo e inmediatamente comienzan a llegar mensajes.

Lo primero que veo es varios WhatsApp de un número desconocido.

Abro el chat con un poco de desconfianza.

Nunca me ha gustado recibir mensajes de personas desconocidas.

Número desconocido:¿Donde estas?. 10:15am.

Número desconocido:¿Por qué te fuiste?.10:17am.

Número desconocido:tengo tu bebida energizante. 10:20am.

Al leer el último mensaje me doy cuenta de quién se trata.

Ya lo bloqueé una vez y ahora tiene un nuevo número del cual me escribe.

Ese chico no se rinde.

Suspiro aliviada al ver que no es otra persona.

Salgo del chat y veo que también tengo varias llamadas perdidas de la hermana Alice.

Es ahí cuando me acuerdo de Mibsan.

«¿Que hago?».

Comienzo a debatirme en si debería de devolverle la llamada o dejar las cosas así.

Al fin y al cabo lo mejor es estar lejos de esa familia.

Pero tampoco quiero ser indiferente si la hermana Alice necesita mi ayuda.

Pongo el teléfono nuevamente en la mesita y me quedo mirando el techo sin saber que hacer.

En mi mente aparece la imagen de Mibsan en esa cama con su rostro pálido y su piel helada.

Mi corazón se comienza a doler.

Muevo la cabeza tratando de disipar esa imagen.

No quiero pensar en él.

No entiendo porque ese chico llama mi atención de esa manera.

Es como si...

Como si él...

Suenan unos pequeños golpes en la puerta.

—señorita —llama una de las jovencitas encargadas del aseo de la casa. —¿Está despierta?.

—si, lo estoy —respondo

—hay una mujer afuera del portón que desea verla —me informa.

—enseguida voy.

Me levanto de la cama y me acerco a la ventana, corro un poco las cortinas y desde ahí a la distancia puedo apreciar la imagen de la hermana Alice.

Busco rápidamente mi calzado y bajo las escaleras prácticamente corriendo para ir a recibirla.

Me preguntó, ¿Cómo es que supo que yo vivía aquí?

Camino rápidamente por el sendero de flores hasta llegar al portón.

—dejenla pasar —le digo a los hombres que están en el portón.

Ellos obedecen abriendo las puertas.

—Dios la bendiga hermana Alice —saludo.

—amen —responde ella con una agradable sonrisa.

Aún así puedo deducir por su mirada apagada que algo la está martirizando.

Recuerdo la llamada de anoche, pero no me atrevo a preguntar.

Al menos no ahora que acaba de llegar.

Ella termina de entrar y se queda mirando todo el alrededor por unos cuantos segundos.

—por lo visto tu casa no es muy diferente de la mía, —comenta —ahora yo soy la que pregunta, ¿A que se deben tantos escoltas?.

Sonrió un poco incómoda y recuerdo que yo también le hice esa pregunta a ella cuando fui a su casa.

—lo que pasa es que mi familia es un poco sobre protectora —respondo refiriéndome solo a Jak.

Tristemente es él único de mi familia con él que me relacionó, los demás poco a poco están siendo asesinados.

Jak dice que es una venganza personal y por esa razón me mantiene escoltada, dice que también vendrán por mi.

Son tantos misterios que tiene mi familia por lo cual no me siento orgullosa de ella como tal.

—¡Gracia! —la hermana Alice truena los dedos frente a mi haciendo que reaccione.

—¿Si? —pregunto consternada.

—es que te fuiste por un momento —responde.

—lo siento —me disculpo —por favor siga.

Entramos a la mansión y tomamos asiento en la sala.

—¿Que desea de tomar hermana? —le pregunto.

—cualquier cosa está bien —dice mientras se recuesta de espaldas en el mueble.

Da un suspiro mientras mira todo.

—tienes una hermosa decoración —comenta.

Puedo ver que a pesar de que quiere mantener un buen ánimo, aún así está cari caída.

—¿Está bien? —le pregunto preocupada —¿Pasa algo?.

Ella toma aire y sus ojos se comienzan a cristalizar, parpadea varias veces para evitar que las lágrimas salgan, aún así es inevitable no ver que está llorando y muy afectada.

Es ahí donde no puedo aguantar más y lo suelto.

—¿Tiene que ver con su hijo Mibsan? —le pregunto con el corazón a punto de salirseme.

Ella asiente con la cabeza mientras limpia una lágrima que corría por su mejilla.

—¿Que pasó? —pregunto angustiada.

Ahora lo entiendo todo, ella vino a mí por Mibsan.

Comienzo a temer lo peor y la angustia me carcome por dentro.

—él... —traga grueso.

—¿Él que? —pregunto.

Ya no me intereza que ella se dé cuenta de lo mucho que me importa.

—él sigue sin despertar —responde al final.

—¡Que! —exclamo.

Que Mibsan todavía no halla despertado es algo muy malo.

Lo más lógico es que ya despertará a no ser...

—he pensado en contratar otro doctor —dice ella —pero temo que pase lo mismo que la vez pasada, por eso no he permitido que nadie se le acerque.

Paso las manos por mi cabello mientras trato de asimilar todo.

Hay posibilidades de que él haya entrado en un coma indefinido debido a aquel medicamento que le pusieron en el suero.

También está la posibilidad de que...

—así que después de tanto pensarlo he decidido venir a ti —continúa diciendo ella.

—¿Por qué a mí? —pregunto consternada.

—porque eres la única persona en quien confío, —responde —además para Mibsan sé que eres alguien muy especial.

Eso es algo que todavía no termino de asimilar.

No creo que para él yo sea importante.

Es muy poco lo que hemos tratado los dos, así que de verdad lo dudo.

—y...¿Que puedo hacer yo? —pregunto.

—quiero ofrecerte que trabajes para mí, como enfermera personal de Mibsan o mejor aún su doctora personal —me dice como si nada.

Un momento.

¿Acaba de decir enfermera personal?.

¿Doctora personal?.

—pero...pero si yo... —comienzo a tartamudear —no tengo experiencia como tal, ni siquiera soy una doctora todavía, apenas estoy terminando las prácticas —le aclaro.

—yo creo que puedes hacerlo, todo depende de ti si decides aceptar.

Ahora si que me siento entre la espada y la pared.

—yo... —me quedo pensativa.

En mi mente no me cabe hacer algo así, además Jak me dijo que me mantuviera alejada de ellos.

Aparte de eso, esa casa no me trae buena espina, siento que algo anda mal ahí.

La señora Alice se pone de pie, se acerca a mi y se inclina.

—por favor —me dice con la voz quebrada —estoy dispuesta a pagarte lo que sea, solo dí un precio.

Niego con la cabeza.

—no se trata de eso —le digo —yo...yo creo que no...—me duele decir eso —no puedo.

—¿Por qué? —pregunta en un hilo de voz.

—porque no, —respondo triste —pero le puedo recomendar doctores de confianza.

—¡No! —niega rotundamente —en mi casa no puede entrar cualquier persona.

Bajo mi cabeza al suelo mientras me debato en aceptar su propuesta.

—Gracia, —dice ella —se trata de una vida.

Eso hace que me angustié más.

—si Mibsan muere, lo más seguro es que su alma se va a perder —vuelve a llorar.

No digo nada, pero las lágrimas se me quieren salir de los ojos, hago todo lo posible por contenerme.

Tampoco quiero que el alma de Mibsan se pierda, pero entrar en esa casa, es como entrar en la boca del lobo, así es como lo siento.

Además me prometí no volver ahí.

Pero ahora la angustia por Mibsan me está matando.

La hermana Alice se pone de pie, toma su cartera que estaba en el mueble, me dedica una última mirada dolida y se va.

Creo que esa mirada fue lo que más me marcó y no pude más.

—¡Esperé! —le digo poniéndome de pie.

Ella se gira a verme.

—voy a ir, acepto trabajar para su hijo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro