24. CUIDA TU CORAZÓN.
1 Corintios 11
11 Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón;
Apenas dice su nombre inmediatamente a mi mente viene aquel terrible sueño que tuve en el que yo lo mataba con mis propias manos.
Jamás por mi cabeza a surcado la idea de matar a alguien, no entiendo porque soñé con eso.
—¡Gracia! —me llama la señora Alice al ver que me he quedado en shock.
—señora —respondo.
—¿Estás bien? —pregunta preocupada.
Yo asiento con la cabeza no muy convencida.
—es que de pronto te pusiste pálida al escuchar el nombre de mi hijo —me dice.
—no es nada —me apresuró a decir.
Ella se queda mirándome como analizando mis palabras.
Yo juego nerviosa con mis dedos.
De ninguna manera me atrevería a decirle el terrible sueño que tuve con su hijo.
Hay sueños feos que no se pueden contar y si se cuentan tal vez se lo diría a mi mejor amiga, pero como haría eso sí es la hermana de él.
Hasta ahora solo se lo he dicho a mi pastor, el cual se quedó pensativo por varios minutos al escuchar aquel sueño.
Después me miró fijamente y respondió.
«—creo que debes guardar tu corazón».
Recuerdo que la señora Alice me está mirando y decido cambiar mi semblante y disipar mis pensamientos.
—¿Que le pasó a su hijo? —pregunto.
—tuvo un accidente —responde triste.
—un accidente —repito sorprendida.
—o al menos eso es lo que mi esposo me quiere hacer creer, —contesta con tristeza.
Esa respuesta me hace pensar muchas cosas.
«¿Acaso él señor Fares no es el esposo que toda mujer quisiera tener?».
Lo poco que he visto es que la trata como una reina.
«¿Por qué parece que ella no es del todo feliz a su lado?».
Supongo que no debo meterme en donde no me importa.
—pero en fin —dice al ver que me he quedado callada —no tengo porqué preocuparte con mis problemas, ya mi hijo se recuperará, además cada uno tiene su propia batalla.
Me da una perfecta sonrisa y suspira.
—creo que ya es hora de que me vaya —dice mirando hacia su derecha.
Miró hacia ahí y veo un Audi negro que se ha detenido del cual bajan varios hombres de negro con gafas oscuras.
Supongo que son los escoltas de su esposo.
—cuidate mucho, —me dice —y sobre todo cuida tu corazón.
Se da vuelta y comienza a irse.
Un hombre corre hacia ella y se ofrece a ayudarla con su cartera.
Mientras tanto yo que quedo meditando en sus palabras.
«—y sobré todo cuida tu corazón».
Son las mismas palabras que me dijo el pastor.
Creo que esto no es coincidencia, Jak también me las ha dicho.
Es como si algo en el futuro fuera a pasar que podría dañar mi corazón.
Apenas ella va a subir al auto vuelvo en si y se me ocurre hacer algo.
—¡Espere! —le digo.
Corro hacia ella.
—¿Puedo ver a su hijo? —le pregunto.
Ella sonríe.
—por supuesto —responde —aunque no pueda verte se que se alegrará al saber que fuiste a verlo.
Yo asiento confundida y ella me invita a subir en el Audi.
Lo hago, ella se sienta a mi lado y me explica que su hijo está inconsciente desde hace muchos días.
Al parecer fue herido, pero la herida no es tan grave como para que siga inconsciente.
Narrador omnisciente:
Es así como aquellas dos mujeres no entienden que es lo que pasa con la vida de aquel pobre joven.
Lo que ellas ignoran es que después de que Jak se llevó a Gracia, Fares se encargo de cobrarselas a Mibsan.
Fue tal la manera de cobrarle por no haber matado a Gracia que hasta se le fue la mano.
Mientras que Mibsan sigue ahí sumido en un profundo sueño, su padre está buscando la forma de deshacerse de Gracia sin que Jak su primo se dé cuenta.
Sabe que tiene que apurarse, porque si Mibsan despierta antes no lo permitirá.
Fin de la narración.
A mí mente llegan muchas preguntas, tales como:
«¿Por qué fue herido?».
«¿Quien lo hirió?».
«¿Acaso está en negocios ilícitos?».
Son muchas las preguntas y dudas que tengo acerca de él, pero no me atrevo a preguntarle a la señora Alice.
Siento que eso sería meterme en donde no me han llamado.
Además estamos hablando de su hijo, si ella es un amor, Linda también lo es, su esposo es bastante amable.
Lo más seguro es que su hijo también lo sea, o al menos eso quiero creer, aunque no conoce a Dios y cada vez que estoy cerca de él tengo más y más curiosidad de saber de su vida.
Una hora después.
Luego de platicar de diferentes temas con la señora Alice, finalmente hemos llegado a la mansión en donde tienen a Mibsan.
Pensé que estaría en el hospital, pero ella me explicó que él odia los hospitales, por tanto aquí en la mansión hay una especie de habitación con todos los equipos para tratar cualquier herida o enfermedad.
Cada vez me sorprende más.
Bajamos del auto e inmediatamente siento muchas miradas sobre mi.
Miró a mí alrededor y veo demasiados hombres armados cercando la toda la mansión.
—lo sé, —habla la señora Alice al ver mi cara de asombro —es incómodo sentir tantos ojos encima.
—¿Por qué hay tantos escoltas? —pregunto.
La vez pasada le hice esa misma pregunta a Linda, pero simplemente la evadió cambiando de tema.
—porque tengo a la mujer más hermosa del mundo y no quiero que algo malo llegué a pasarle —responde alguien más por la señora Alice.
Me giro y me encuentro de frente al señor Fares, el cual me mira con una sonrisa.
Me atrevería a decir que es una sonrisa forzada y que en lo más profundo de su ser él me odia.
Pero obviamente eso son solo imaginaciones mías, porque yo y él no tenemos nada que ver cómo para que me odie.
Siempre que trato con él a la primera, tengo un erróneo concepto de él, como la primera vez que vine y sali corriendo avergonzada.
El solo pensarlo se me calientan las mejillas.
—entiendo —es lo único que me limito a decir ante las palabras del señor Fares.
Él deja de mirarme y fija su mirada en la señora Alice, puedo ver cómo sus ojos la miran con tanto amor y como si fuera la cosa mas preciada de todo el universo.
«Ojalá algún día alguien me mire así».
—bienvenida a casa amor —dice besando su mejilla ya que ella esquivo el beso en la boca.
Creo que lo hizo porque yo estaba.
Toma su mano y la engancha a su brazo como todo un caballero.
«Me temo que ni Jak trata tan bien a Emily».
—ven —me dice la señora Alice.
Camino al lado de ellos hacia la entrada.
—¿A que se debe el honor de su visita? —me pregunta el señor Fares —mi hija Linda aún no ha regresado de su luna de miel.
—ella no vino a ver a Linda —responde la señora Alice por mi —ella vino a ver a Mibsan.
La sonrisa del señor Fares se amplia más.
No sé porque sigo creyendo que es una sonrisa fingida.
—oh vaya, —comenta —no sabía que mi hijo tuviera amigas.
La señora Alice le da una mirada que no logro a interpretar.
Yo me pongo roja como un tomate.
El señor Fares fija nuevamente su mirada en mi.
—bienvenida a mi hogar señorita Xian, hogar dulce hogar.
Apenas dice mi apellido quedo en shock.
«¿Como es que él sabe que soy Xian?».
—¿Que acaba de decir? —pregunto horrorizada.
—dije, bienvenida a mi hogar señorita Gracia, hogar dulce hogar. —repite.
—gracias —respondo.
Seguimos caminando hacia la puerta.
Suspiro aliviada al ver que escuché mal.
Estoy tan traumada con ese apellido que tengo la sensación de que ya todo mundo conoce mi verdadera identidad y eso me aterra, porque significa que tendría los días contados.
Los Xian tienen demasiados enemigos y hasta ahora el único que se ha podido mantenerse en pie con vida, ha sido mi primo Jak.
Apenas entramos a la mansión, me siento pequeñita al verme rodeada de tantos lujos.
Ya estoy acostumbrada a esto, pero aún así está mansión es diferente a las otras.
Es una casa llena de misterio, tiene puertas que nunca se deben abrir, además también tiene sótano entre otras cosas.
No sé si es porque no estoy familiarizada con el ambiente, pero me siento extraña.
—sientate por favor —me dice amablemente la señora Alice cuando llegamos a la sala.
Hago lo que ella me dice.
—bueno —habla el señor Fares —yo las dejo, tengo unos cuantos asuntos que resolver, así que por favor disfruta tu estadía —se dirige a mi —pasenla de maravilla —se acerca a la señora Alice y está vez sí logra robarle un beso en los labios.
Puedo ver cómo la señora Alice se ruborizó un poco, pero lo disimulo muy bien.
—cuidate —le dice ella —procura no llegar tarde.
—okey —le da una última sonrisa de despedida.
Por parejas así es que a veces me dan deseos de casarme.
Luego me aterra llegarme a equivocar y se me pasa.
Al instante llega una joven empleada la cual nos ofrece algo de beber.
Yo pido lo mismo que la señora Alice.
—eres una chica muy linda —me dice la señora Alice mientras me mira —me recuerdas a mí cuando era joven, ¿Cuantos años tienes?.
—25 —respondo.
—mi hijo Mibsan tiene la misma edad —comenta —a tu edad yo ya tenía más de cinco años de casada.
La miró sorprendida.
—osea que, ¿Cuantos años lleva de casada? —pregunto curiosa.
—mas de 25 —responde.
La miró asombrada.
—lo sé —dice riendo —es por eso que ya me veo vieja.
—¿Vieja usted? —repito incrédula —pero si se ve súper joven.
—me alagas.
—no, es la verdad —me apresuró a decir.
No quiero que crea que me estoy congraciando.
La verdad es que la señora Alice luce bastante joven y muy hermosa, cualquier hombre se podría obsesionar con ella.
No culpo al señor Fares por tener tantos escoltas a su alrededor.
Si yo fuera él haría lo mismo.
—compermiso —entra la empleada con los jugos en una bandeja.
Minutos después.
Luego de disfrutar del jugo mientras hablábamos de tantas cosas finalmente me llevo a ver a su hijo.
Hablar con ella era como hablar con Linda, me sentía muy bien, era como si fuéramos amigas de toda la vida o algo similar.
—por aquí —me guia la señora Alice hacia las escaleras.
Apenas pongo un pie en uno de los escalones, comienzo a ponerme nerviosa.
No sé porque pero cada vez que estoy cerca de ese chico en mi aparecen un sinnúmero de emociones.
Cosa que con otro hombre no me pasa.
—vamos —dice la señora Alice de manera dulce tomándome del brazo al ver que me he detenido.
Es raro, pero ahora que estoy aquí, tengo muchos nervios y quiero salir corriendo.
No sé porque, pero no me siento capacitada para verlo.
—yo creo que no es buena idea que entre —le digo apenas estoy parada frente a su puerta —ni siquiera soy su amiga.
Ella me da una sonrisa cálida.
—te entiendo, —me dice —pero aún así sé que si él pudiera verte le haría feliz tu visita, él es un chico un poco antisocial, casi no se lleva con nadie, pero he notado que le agrada tu presencia.
Mis mejillas se calientan cuando dice eso.
—¿Por qué lo dice? —pregunto.
—el no come con personas aparte de la familia —responde —pero aquella vez que viniste, se sentó a desayunar a tu lado, eso fue algo sorprendente, fue ahí cuando me di cuenta de que le agradas y mucho.
Me quedo pensando en sus palabras mientras mi corazón salta de felicidad.
No sé porque me alegra tanto esas palabras.
«Le agradas y mucho».
—además...—continua hablando —¿Quieres que te cuente un secreto de él?.
Sé que eso a mí no me importa, pero inmediatamente asiento repetidas veces con la cabeza curiosa.
—él es alérgico a las mujeres.
—¡¡Queeee!! —exclamo.
«¿Que clase de alergia es esa?».
«Es la primera vez que escucho un caso así».
«Eso no tiene lógica».
Se supone que el hombre no es sin la mujer y la mujer no es sin él hombre.
«¿Como sé supone que él se casará si es alérgico a las mujeres?».
—lo sé —dice entre risas al ver mi cara de asombro. —pero contigo no siente alergia.
Ahora si estoy más que sorprendida.
«¿Como es eso?».
«¿Es como si uno fuera alérgico al mango, pero no a todos los mangos?».
Mi cara ha de ser todo un poema porque la señora Alice no para de reír.
—creo que no puedo con esto —dice entre risas —a pesar de la situación tan triste que está pasando mi hijo, me has hecho reír un poco.
Abre la puerta de la habitación y me empuja hacia adentro sin previo aviso, luego la cierra rápidamente.
Es así como termino visitando a Mibsan.
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