El miedo es el peor enemigo
Caminaba a la habitación de Keilot, sabía que estaba bien, pero quería comprobarlo por si misma. Además, tenía que estar con su hermana, no deseaba estar con otra persona que no sea ella. Se necesitaban y eso era en lo único en lo que podía pensar.
Llegó a la habitación e ingresó en ella. Se veía tan tranquilo dormido en su cama. Jamás en su vida había conocido a un hombre tan atractivo como él. Era como si se conocieran de otro tiempo, de otra edad, como si estuvieran destinados a estar juntos desde el día en el que se conocieron. Era extraño el lazo que los unía.
Le acariciaba el cabello, mientras lo miraba embelesada y él, comenzó a abrir sus hermosos ojos claros.
-¿Eres un ángel?-
Susurró sonriendo y mirándola somnoliento, por el efecto del sedante en su sistema.
-No, Keilot. Soy Gaia, ¿Te sientes mejor, cazador alfa?- preguntó con ternura.
Él jamás le rebeló su verdadero origen, quería ser simplemente Keilot frente a sus ojos. Pero ya no había secretos entre ellos.
-¿Gaia? Es un nombre muy hermoso para un ángel- Era inevitable no reírse del hombre frente a ella. Se veía tan indefenso -¿Me darías un beso, angelito?-
Así lo hizo, estaba herido por protegerla, se lo debía y además, quería hacerlo.
-Descansa- Susurró.
Después de besarlo, se dirigío a la habitación de su hermana que estaba un poco más alejada de esta. Llegó y golpeó la puerta frente a ella.
-Dea...hermanita. Por favor, abre la puerta. Quiero saber como estás-
No respondió, no quería abrir la puerta. Pero ella, no se lo permitiría, ya vería cuando entrará.
Estaba en su habitación, sola, llorando y pensando en que la vida es como una casa de naipes. Todo puede derrumbarse en un instante ¿Por qué de todas las personas en el mundo, tenía que luchar contra un maldito demonio justo cuando su vida se estaba armado de nuevo? ¿Por qué? Ahora que había encontrado a Gaia y que le había dado una oportunidad a Lai. Era tan injusto su destino.
Un golpe en la puerta, la aparto de sus pensamientos y lamentos, seguramente, era Cleo otra vez. Pero estaba equivocada, era su hermana preguntando por ella. Guardo silencio unos instantes, esperando que se marchará, pero volvió a hablar.
-Si piensas que me iré, no lo haré- Suspiró fuerte, como pensando cada palabra antes de continuar -Hemos estado diez años separadas, por favor, no hagas esto. Quiero estar contigo...Abre esa puerta- habló dulcemente del otro lado.
Tenía razón, se necesitaban y tenían que estar juntas. Así fue, como con el alma hecha pedazos, se levantó a abrir la puerta.
-Pasa, Gaia- entró en silencio en plena oscuridad. Estaban de pié, una frente a la otra, esperando que alguna de las dos hablará primero y ella, lo hizo -Lo siento, tenía que hacer esto. Lo que sucedió hoy, fue demasiado para mi, necesit...-
No pudo terminar, su hermana la había abofeteado en el rostro con fuerza. Su cabeza giró a un lado por el impacto.
-¡Escuchame bien!- exclamó, temblando de irá, derramando lágrimas y encendiendo la luz -¡Es la última vez que una puerta se interpone entre nosotras!- ella la observaba con su mano apoyada en la mejilla que recibió el golpe -¡Yo también estoy asustada, pero no permitiré que nos derrote antes de tiempo! ¡No, sin antes haber peleado! ¿Entiendes?- lo único que podía hacer, en ese momento, era escucharla y llorar -¡Nuestros padres dieron hasta su último aliento de vida para protegernos y mantenernos a salvo de ese maldito demonio! ¡Créeme! ¡Eso mismo pienso hacer! ¡No me rendiré, no ahora, no en esta vida, no aquí! ¡Y espero que tú tampoco! Ahora...¡Ven!-
Abrió sus brazos, mientras ella, corría a sumergirse en ellos para llorar todavía más. Sus palabras tenían tanto sentido, se estaba dejando vencer antes de tiempo. Eso era lo que él quería y no se lo podía permitir.
-¡Lo siento! ¡Lo siento tanto! ¡Él ya arruinó mi vida tantas veces, que no quiero que vuelva a suceder otra vez! ¡No quiero volver a perder a todas las personas que amo de nuevo!- confesó, en los brazos de su hermana, hecha un mar de lágrimas -¡Tú perdiste la memoria! ¡No sufriste tanto como yo en estos diez años! ¡No sabes todo lo que sufrí, soñando cada noche con el naufragio! ¡Festejando nuestro cumpleaños sola, en una maldita torre, todos los años! ¡Empezar a buscarte desde los diesiseis años...Viajando por el continente con la esperanza de encontrarte en cualquier chica de nuestra edad!- se ahogaba por el llanto y las lágrimas -¡Y cuando mi vida está empezando a ser feliz de nuevo...Él vuelve a destruirlo todo, otra vez!-
Explicó, desgarrándose de dolor.
-Lo sé. Perdóname, no debí haberte golpeado. Pero no me pareció correcto que te encerraras aquí a llorar, cuando afuera, hay una crisis que tenemos que enfrentar- se sentía tan culpable, que también lloraba por eso -Eres fuerte, más que yo. No dejes que te destruya antes de tiempo, ¿Está bien?- Habló, suavemente, acariciándole la espalda. La apartó para verla a la cara -Además, te ves horrible cuando lloras -
Ambas rieron, de verdad se veía terrible.
-Si, debo verme horrible- enfatizó, limpiando su nariz, muy ruidosamente -¡Oye! ¡Tú tienes la misma cara! ¿¡No sé de que te quejas!?-
Exclamó, sobre la broma insultante que le hizo.
-No es cierto- se excusó, haciéndose la tonta -¡Bueno, si! Pero no me veo así cuando lloro-
- Sí, lo haces ¡Admitelo! Luces igual o aún peor que yo cuando lloras- la picó, acostándose en la cama y mirando el techo. La crisis había pasado, ahora reían como antes, una junto a la otra -Por cierto, ¿Cómo está Keilot?-
-Él esta bien, casi recuperado. Me confundió con un ángel cuando fuí a verlo- contestó entre risas -Es tan gracioso, siempre me hace reír-
-Si, me di cuenta. Lo noté, cuando fue el maestro presentador de nuestro circo de fenómenos- reía por las locuras de ese cazador. Pero de repente, dejó de hacerlo - Sabés...Hace un tiempo, él estuvo enamorado de Cleo. Ella estuvo a punto de dejar a Orphen, para irse con él-
-Si, lo sé. Me contó su historia de camino aquí, me resultó tan triste. Es un gran hombre, merece ser feliz-
Mencionó, anhelando que eso sucediera con todo el corazón.
-Lo será. La encargada de hacerlo feliz, serás tú- la miró de reojo -Se nota a kilómetros que está enamorado de tí- indicó.
-Bien lo dijiste, está enamorado, pero no me ama- hizo una mueca con su rostro -No tanto como a Cleo-
Dijo resignada ante la dolorosa verdad.
-Gaia, hermanita... Como tengo más experiencia en hombres que tú, permíteme iluminarte- explicó exasperada, tocándose los ojos de manera frustrada -Verás...Keilot, no solamente está enamorado de tí, te ama con todo su corazón, que no lo haya dicho, no significa que no lo haga- indicó, haciendo ademanes con sus manos -A veces, las acciones de una persona, expresan más que las palabras. Piensa que, amenazó con matar a Orphen, si se atrevía a tocarte el día que lo enfrentaste. Casi muere de tristeza cuando te alejaste de él, pero aún así, atravesó media ciudad con tal de salvarte al caer de una cornisa y hoy, resultó gravemente herido al recibir un ataque por tí- contaba con los dedos todo lo que había hecho él por su hermana -Ahora, dime ¿Si eso no es amor? Entonces, ¿Qué es?-
Ella tenía razón. Keilot la amaba más que a su propia vida. Sonrío por tal revelación.
-Si, tienes razón. Me ama más que a sí mismo y creo que, yo también a él- entrecerró sus ojos -Estoy casi segura que, estamos destinados a estar juntos. Como si nos conociéramos de otra vida, de otro tiempo. No lo sé, es extraño- se sincero con ella y su hermana, sonrió -Él siempre dice que nació para salvarme-
-Posiblemente tenga que ver con tu vida anterior. De todas formas, nunca lo sabremos-
Explicó pensativa.
-Si, tienes razón- contestó igual -Bien. Ya hablamos de mí. Ahora, ¿Qué pasa entre Lai y tú?-
-Mi relación con Lai es complicada-
Respondió de manera neutral.
-¿Por qué? Se nota que está loco por tí. Nunca había visto a un hombre que tratara con tanta dulzura a una mujer como él lo hace contigo, excepto, mis padres- explicó con ojos brillosos de ilusión, pero luego, cambió -Lo siento, ellos no son mis padres, digo, nuestros padres- excusó nerviosa -No quería incomodarte con eso-
-Gaia, los señores Curtís son tus padres. Ellos te amaron y cuidaron como su propia hija, por diez años- tomó una mano de ella y la apretó con fuerza -Como lo hubieran hecho mamá y papá si aún estuvieran vivos. Estoy feliz de que te hayan encontrado buenas personas-
No le incomodaba que los llamara padres. Estaba muy agradecida con ellos por todo lo que hicieron por su hermana. Además, ella tenía al maestro Hartia que, la adoraba y cuidaba como si fuera su padre. Sabía lo que sentía.
-Si, tienes razón. Ellos son mis padres- asintió convencida -Ahora dime, ¿Por qué lo de Lai y tú es complicado? Yo no veo que sea así-
Pregunto, mirándola fijamente para que le dijera la verdad y eso iba a hacer.
-Lai está enamorado de mí, desde hace años. Él me lo confesó hace unos días y sumándole a eso, me dijo que me amaba ¿Puedes creerlo?- preguntó sorprendida -Además, nunca quiere estar lejos de mí. Siempre está ahí, cuidándome y velando por mí, desde el día que me conoció siendo apenas una niña- atesoraba cada instante que había vivido con ese hechicero -Él es parte de mi vida, como yo soy de la suya, me necesita tanto como yo a él-
-No me sorprende, realmente, se ve a leguas que es así. Pero eso todavía no responde a mi pregunta-
Esa chica amestrisana, era casi o más impaciente que ella.
-Espera, ya voy a eso- indicó paciente -Como mi objetivo era encontrarte, no podía darme el lujo de tener una relación estable, sino más bien, cortas aventuras por mis viajes... Tú entiendes, ¿No?- le guiñó un ojo para que entendiera el doble sentido de la explicación. Lo hizo perfectamente, ya que ella, asintió con una sonrisa -Ahora bien, al encontrarte, todo eso cambió. Esta noche, antes del ataque, decidí darle una oportunidad y así lo hice- respiró profundo para poder continuar, lo que seguía, era muy duro -Pero, cuando todo esto termine y si sobrevivimos... Volveré a la torre para despedirme de él e irme de allí, para nunca más volver- Exhaló todo el aire que tenía dentro -Me iré a Amestris contigo-
Su hermana se sentó en la cama, mirándola consternada. No podía creer lo que estaba diciendo.
-¡Dea, no! ¡No puedes hacer eso! ¡Te odiará!- Exclamó horrorizada. Era una locura. -Piensa en tu felicidad y en la de él. Los dos tienen que estar juntos, es su destino-
-No lo hará, Gaia. Nunca me odiaría. Aunque me duela decirlo, para él, es un privilegio que le rompa el corazón- frotó sus ojos para no llorar -Me encantaría que venga conmigo a Amestris, vivir los dos juntos y ser felices. Pero la realidad, es otra, él es el único vidente que posee la torre y realmente, lo necesitan allí. Si yo tengo que renunciar a él para estar cerca de tí, que eres la única familia que me queda en el mundo, lo haré-
Finalizó su relató sin derramar una sola lágrima, aunque le doliera.
-¡Oohh! ¡Hermanita! Estoy convencida de que no cambiaras de opinión- frotó su frente, nerviosa. Todo era un caos -Pero una cosa si te prometo, sobreviviremos y seremos felices. Era lo que nuestros padres querían y eso haremos-
Juró abrazándola, como cerrando un pacto entre ambas.
-Lo haremos. Esta vez no estamos solas, nuestros amigos están con nosotras y nos ayudarán ¡Ellos no nos dejaran caer! ¡Mataremos a ese demonio! ¡Y seremos libres!- abrazó a su hermana más fuerte que antes -Ahora, vamos a dormir. Mañana será un horrible día. Buenas noches, Gaia-
Apagó la luz, luego la besó en la frente y cerró sus ojos. No se molestaron en cambiarse de ropa, así estaban cómodas.
-No digas eso, mañana sera un gran, planteatelo así. Buenas noches, hermanita. Te quiero-
Le acariciaba el cabello, mientras tarareaba la canción que compartían.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro