t r e s
7:30
El molesto pitido proveniente de mi teléfono inunda mis oídos. Gruño y abro los ojos. Tiro de el cable de los auriculares para quitármelos y apago el móvil, me doy la vuelta y sigo durmiendo.
"Un cuarto de hora y me levanto"
Unos cinco minutos más tarde siento la cara mojada con agua helada, abro los ojos de golpe y salto de la cama. Oigo a mi madre reír y correr por el pasillo. Que amor de madre.
Miro la hora:
8:02
No, no han sido cinco minutos. Tengo menos de media hora para preparar los libros, desayunar, ducharme, cambiarme e ir al instituto. Ya tengo todo listo... ¡Las llaves! Doy vueltas por toda la casa. ¿Dónde mierda están? Hay veces que me las imagino mirando y riéndose de mí desde lejos cuando las estoy buscando como una loca, a punto de salir de casa. Me doy la vuelta y me encuentro a mi hermano ya vestido, con la mochila a la espalda. Tiene los ojos hinchados e inyectados en sangre. Bajo la mirada a sus manos y ¡ahí están mis llaves! Le arranco las llaves de la mano. Me lavo los dientes y me peino.
-¿Vamos juntos? - le pregunto a Gabe.
- Claro. - dice sin ánimo.
Empezamos a caminar medio corriendo.
- ¿Me vas a decir que te pasa?
- Nada. No me pasa nada, de todas formas tampoco te importaría.
- ¿Qué dices? Me importas muchísimo, Gabe. Dímelo.
- Nada, no importa.
- Suéltalo. Ya.
- La chica de ayer... - tenso los puños - cuando iba a volver a casa, vino a recogerla otro chico y se besaron delante mío.
- Hija de... - digo entre dientes.
- No digas eso. - ¿ahora la defiende? - No es su culpa tener novio, es mi culpa por hacerme ilusiones.
- No quiero que te haga daño.
- Ya esta hecho y ya no me va a hacer más. - se da con el puño en el pecho - soy de hierro.
- Vale. Por cierto - sonrío nerviosa. Hay que cambiar de tema ya, no quiero que sufra más - creo que al final si que actuaré en el festival.
Nada más decirlo sonríe. Bien.
- ¡Eso es genial! Si quieres te puedo ayudar a elegir canción y te escucho para luego decirte cómo podría sonar mejor o algo. Demuéstrales que sabes cantar.
- Vale. - saco el móvil de mi bolsillo trasero y miro la hora - ¡Gabe! ¡Y veintinueve! ¡Corre!
Empezamos a correr como posesos y justo cuando entramos suena el timbre y cierran las puertas detrás de nosotros.
- Vete volando a tu clase, llegamos tarde.
Llego a la puerta de mi clase y llamo. Se oyen voces, están dando clase ya. Vuelvo a llamar, esta vez más fuerte y oigo pasos aproximándose a la puerta.
- Pasa anda, la próxima vez castigada. - oigo unas risas en el fondo de la clase.
- Vale. Gracias.
Me dirijo a mi mesa ignorando a la persona sentada junto a ella.
***
Llego a casa. Estoy cansadísima. Abro la puerta y oigo un sollozo de mi madre abro la puerta del salón y me encuentro a mi madre con la cara entre las manos, sentada en el sofá. Siento como se me rompe algo por dentro. Voy rápidamente a donde ella y se incorpora, pero su cabeza sigue mirando al suelo. Nunca la había visto tan mal.
- ¿Mamá? - levanta la cabeza para mirarme y tiene los ojos rojos, vidriosos e hinchados, la cara muy pálida, los labios secos y el pelo alborotado. Joder. Me rodea con sus brazos.
- ¿Estas bien?
- Si. - la miro mal- No. No, no estoy bien.
- No tienes que contarme que te pasa pero si te puedo ayudar con algo me llamas ¿vale?
- Claro cielo.- Se aparta, me retira los pelos de la cara para ponermelos detras de las orejas y me besa en la frente.
- Estoy muy cansada y me duele la cabeza muchísimo. ¿Puedes dejarme sola para dormirme?
- Claro. Te quiero mamá.
- Y yo hija.
Salgo del salón y cierro la puerta detrás de mí. Me dirijo a mi habitación y oigo otros sollozos. Mi padre. No.
- ¿Papá? - pregunto con voz temblorosa. No responde llamo a la puerta.
- Déjame en paz, Emma. Por favor.
Me doy media vuelta e intento retener yo mis lágrimas, ¿es lo que creo que es? No por favor. Me limpio las lágrimas y sacudo la cabeza. Me obligo a pensar que todo va a estar bien y me pongo a hacer la tarea para mañana. Oigo la puerta abrirse. Debe de ser mi hermano que vuelve de entrenar fútbol. No voy a recibirle como siempre lo hago, espero a que él venga, si es que quiere.
Abre la puerta sin llamar y me sobresalto.
- ¿Emma pasa algo? - dice con un tono de confusión en su voz.
- No - digo con la voz rota. Me aclaro la garganta y repito elevando un poco la voz haciendo el intento de sonar mas segura - No. ¿Por?
- Emma... ¿Que ha pasado?
- Nada - no quiero preocuparle.
- Emma -insiste. - dices que te cuente las cosas, que puedo confiar en tí pero tu no lo haces en mí.
- Papá y mamá... -asiente impaciente y yo desvío la mirada sus ojos azules - creo que... - siento como me se acumulan lágrimas en los ojos - han vuelto a discutir. -Veo la preocupación en los ojos de Gabe - Siempre lo hacen, no quiero que se separen.
Gabe me abraza y permanecemos así por varios minutos. Me aparto, me seco las lágrimas y pestañeo varias veces para evitar siguir llorando en la camiseta de mi hermano.
- Yo... lo siento.
- Da igual, aqui estoy, para todo ¿recuerdas?
Asiento levemente y me paro a pensar. ¿No tendría que ser al revés? ¿La hermana mayor consolando al hermano ya no tan pequeño?
Oigo que llaman a la puerta cuatro veces, ese es mi padre, mi madre llama dos veces, y mi hermano, simplemente no lo hace. Nos separamos, mi hermano se mete en el armario yo finjo estar estudiando. Me paso las manos por la cara y respiro hondo.
- Puedes pasar.
Entra mi padre en mi habitación y fuerzo una sonrisa. Él intenta sonreír también pero le sale una especie de mueca.
- Llevas toda la tarde estudiando. ¿Tienes fiebre? - bromea tocándome la frente y hago un intento fallido de risa.
- La cena está lista. Yo ya he cenado y tu madre también. - corrección: no voy a cenar y tu madre tampoco.
- Vale.
- Voy a avisar a tu hermano - dice caminando hacia la puerta.
- ¡No! - le detengo.- está en el baño, cuando salga le aviso.
- Vale. Yo me voy a dormir ya. Buenas noches, hija.
- Buenas noches papá.
Me da un beso en la frente y se dirige a su habitación.
Después de cenar me lavo los dientes, pongo la alarma a las 7:20, 7:25, 7:30 y 7:35, para no dormirme.
Me meto dentro de mi pijama y hago el intento de dormir.
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