7. Ropa combinada
—Aclárame la duda — habló con un timbre de voz alborozo y una sonrisa amplia. —. ¿Estabas teniendo un sueño húmedo conmigo cuando me besaste?
Griffin chilló y dejó caer los platos enjabonados en el lavadero.
—¡MAX! — dio una vuelta exagerada hacia la pared para cubrir su roja cara. —. No me lo recuerdes.
Grata y acojonada fue la sorpresa para Griffin en despertar horas después y encontrarse con Max en la casa. La bienvenida se concentró en abrazos y muchos sentimientos a flor de piel. No hubo una conversación de por medio, sentir el calor de sus cuerpos bastó para llenar el vacío de la ausencia en sus corazones. Así estuvieron por un largo tiempo hasta que llegó la hora de visitar a Aslan. De esa manera, Max esperó a que regresara y pudo explorar un poco el interior, teniendo esa sensación hogareña, una en el cuál es ajeno desde que tiene memoria.
Griffin vino dos horas después, ahí se acostumbraron nuevamente ante la presencia del otro, con capas de nerviosismo y emoción intentando hacer lo cotidiano en la casa.
Hasta que Max arruinó el ambiente con ese comentario.
—¡No pude evitarlo! — se rió a carcajadas, siendo nada modesto. Sin embargo, luego de las risas, la memoria de su hijo destelló en su mente y, de repente, su rostro decayó en mansedumbre. —. Aunque debemos hablar antes de los besos.
El joven se crispó por ese cambio abrupto pero por el tono de voz seria en Max supo que no debía de tomarlo a la ligera.
—Comprendo... esta conversación la hemos tenido que posponer... —sonrió delicadamente, pensando a que se refería a la promesa que se hicieron durante el servicio. Empero, Max no correspondió el gesto, seguía manteniendo su estoicismo.
Al momento de acabar el quehacer, Griffin se sentó al lado de Max en la mesa, expectativo.
El ambiente tenso les recordó la época en Irak. Siempre alerta en cualquier rastro del enemigo. Esa comparación puso en duda a Griffin: ¿Cuál era el enemigo ahora mismo? ¿Qué era lo que tenía preocupado a Max?
—Griff, debo confesar algo... que apenas supe ayer.
—¿Sobre qué? — frunció el ceño y su corazón comenzó a latir a mil por segundo.
Max suspiró, bajó la cabeza y despeinó sus cabellos con sus dedos. La expresión ansiosa del joven lo estaba poniendo pavoroso.
—Soy papá.
Griffin no reaccionó de inmediato. Por un instante creyó que se iba a confesar sus sentimientos... no eso.
—¿Qué? — parpadeó rápidamente.
Así, Max relamió sus labios y buscó las palabras concretas para hacerlo menos shockeante.
—¿Recuerdas que mi ex pareja me escribió una carta cuando servimos en Irak? — escaneó la tensión en los músculos de su amado. —. Ella quedó embarazada antes de enlistarme... quiso decírmelo en persona y ayer conocí a mi hijo... —contempló la mirada aturdida. —, se llama Michael, tiene dos años.
Lo que menos se esperó el hombre fue la mano cálida de Griffin posarse en su dorso.
—¿Estás bien?
Max quedó fascinado con su actitud derrochada de ternura y compasiva. No lo estaba juzgando, es más, ni siquiera exigió una explicación. Su mayor preocupación eran sus sentimientos.
—Sí... —quedó atolondrado por la falta de apatía. —, incluso se planteó el tema de casarnos.
Ahora Griffin era quien estaba espantado, sintiendo el mundo venirse encima.
—¿Te... te casas...?
—¡Por Dios! ¡No! — enmendó su error de sintaxis y acunó los mofletes de Griffin con sus manos. —. Era lo que ella esperaba pero... no lo haremos...
—M-Max... — su quijada tembló.
Entonces, el aludido suavizó su rostro. Por culpa de la ansiedad, estaba actuando como estúpido.
—Griffin, con esto quiero decir que mis responsabilidades aumentan. Seré el padre de ese niño, visitaré más a mi ex y será parte de mi vida — con sus pulgares acarició los pómulos del otro. —. Solo... quiero saber si me aceptas con eso.
Griffin quedó pensativo para empeorar la propia cordura de Max en obtener una respuesta rápida.
—¿Ella, tu ex, es una persona difícil de lidiar...?
De todas las maneras posibles, no se esperaba eso.
—En realidad, Jessica casi siempre fue muy llevadera con la demás gente, aún cuando la dejé literalmente en la friend zone al... — se ruborizó. —, al hablar sobre ti.
—¡¿Qué?! — Griffin se señaló a sí mismo y sintió su cabeza darle vueltas. —. ¿Sabe sobre mí?
—Ella lo adivinó sin que le dijera algo en realidad, da miedo. — emitió una carcajada desasosiega.
Griffin analizó la situación. A primeras, Max se veía una persona sin problemas aparentemente graves, con un espíritu inquebrantable y sobrepone el bienestar de los demás que los propios. Esa era la imagen que proyectó durante la guerra. No obstante, verlo así, debatiendo si exponer su vulnerabilidad y necesidad de aprobación sobre algo que estaba fuera de su alcance le hacía sentir más humano.
Por eso, Griffin se puso de pie y lo rodeó firmemente contra su pecho para que escuchara su corazón errático; Max se asombró.
—Me has cuidado en mis momentos de crisis, cuando estoy roto por dentro, y has estado preocupado por Aslan y su progreso — apoyó su cabeza en la coronilla de hebras castañas y lo apretó más hacia su cuerpo. —. Tú me aceptaste primero con mis penas — Max suspiró conmovido. —. Mis sentimientos hacia ti no cambiarán si me compartas las tuyas...
Enseguida, Max envolvió sus brazos en la cintura del chico, sosteniéndolo con fuerza.
—Griffin...
La suavidad de la felicidad acariciando su corazón tras percibir el soplo de su aliento en sus labios tras pronunciar su nombre.
Casi como si fueran atraídos por el mismo sentimiento fino atado a sus emociones, Max y Griffin contemplaron los apacibles rostros y unieron sus labios dando inicio a su relación como pareja.
*
Al día siguiente, las presiones para Griffin se redujeron considerablemente al tener a Max a su lado. La casa estaba más ordenada, la comida lista y los quehaceres se hacían más rápido, dándole tiempo para descansar y besarlo con gusto o al sentir las caricias del hombre sobre su espalda al recostarse en el pecho antes de ir a trabajar.
La rutina se convirtió en menos estresante, pero había una situación pendiente que tenían a ambos con los nervios de punta: Aslan.
Por eso, Griffin lo ha estado preparando mentalmente durante sus visitas sobre la venida de Max en algún momento dado. Sería impresionante para Aslan hallar en la casa a un completo desconocido.
—¿Seguro que tu hermano me querrá?
Griffin giró su rostro y evitó reír por enésima vez. Como Max no traía consigo alguna mudanza de ropa (a parte de una chaqueta del uniforme que lo puso encima de sus hombros para cubrirlo por el soplo frío repentino pero habitual en Cape Cod) le prestó la suya y... le quedaba apretada y ligeramente corta.
—No te preocupes, le he hablado sobre ti incluso cuando estaba en Irak.
—¿En serio? — se sonrojó y sonrió atolondrado.
—Sí, mediante las cartas. Hasta le he comentado acerca de tu visita y te quedarás con nosotros...
—¿Él está de acuerdo con eso...?
Griffin paró en seco y observó a Max con dulzura.
—Me dijo que lo intentaría... —ahí empezó a vacilar. —, pero si en dado caso... él...
—Hey — palpó su mejilla y chasquearon sus labios. —, hay que ir poco a poco con él —le aseguró con una mirada llena de ternura. —. Si se siente incómodo, no habrá una brecha entre nosotros si me mudo a otro lugar...
Entonces, Griffin sostuvo la mano de Max de su rostro, besó la palma y vislumbró el hermoso fulgor en aquellos ojos azules. Todavía se ponía inquieto por el afecto físico.
—Lo que me preocupa es que no acepte lo nuestro... o me odie...
—Pfff, ¿Cómo te odiaría, siendo tú, el hermano más extraordinario del mundo?
Sin embargo, la expresión del joven continuó compungida.
—Aslan piensa que solo somos amigos... y...
Ahora entendiendo mejor el contexto, Max deslizó su brazo por la cintura de Griffin y lo atrajo a él para besarlo con cariño, hasta sentir las manos descansar sobre su pecho, correspondiendo el mismo bamboleo entre sus labios.
—Entiendo — al hablar percibió el ligero temblor en la boca de Griffin. —, tendremos cuidado con Aslan hasta que comprenda nuestra relación.
—M-Max... — dulcificó su rostro.
—Mientras tanto... déjame aprovechar el momento...
En eso, ambos cerraron sus ojos y fundieron nuevamente sus labios en un beso delicado y prolongado. Los pequeños suspiros, las miradas de satisfacción ante la añoranza de percibir más de ese agradable sensación. Luego se separaron momentáneamente y se perdieron en sus cautivadoras expresiones, llegando otros besos más agradables y profundos.
Antes de que se hiciera más tarde, se apuraron para visitar a Aslan y los recibió patidifuso.
—¿Ese es el gran Max de tus cartas, Griff? — En su imaginación era un tipo como Arnold Schwarzenegger, Sylvester Stallone o Dolph Lundgren; en contrario se hallaba frente a sus ojos a alguien... Simplón.
Griffin sonrió contento al asentir pero Max sintió el látigo del desprecio del niño inmediatamente.
—Oye, oye, ¿Por qué me ve decepcionado? — le susurró a Griffin en el oído.
N/A: Que Griffin hablara de Max a través de las cartas que le enviaba a Ash es CANON ♥
Me encorazona el aprecio que le tenía Griffin a Max en la serie 🥺❤️✨ me hace amarlo más 😂❤️✨
Por fin, ya son pareja a pesar de las adversidades 🥺 esto solo es el comienzo. A partir de ahora vienen los problemas 💔☹️
Muchas gracias por leer y permitirles robar su corazón con esta historia aksks❤️❤️✨ Nos vemos mañana ❤️
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