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28. Tras una relación tóxica

El pequeño Michael sintió su respiración caliente le hizo temblar. Aún con esa sensación, su cuerpo se sentía pesado, sus escalofríos no disminuían con las sábanas de su cama, su mente se hallaba mareada y su vista nublada. Lo único que lo mantenía consciente era la frescura de la toalla húmeda en su frente y la tierna voz de su padre.

—Hey, campeón... — acarició sus cabellos húmedos y pegados sobre su frente. —, la medicina hará efecto pronto para bajar esa fiebre... descansa un poco.

El niño de siete años suspiró y observó suplicante a Max.

—Papi... ¿te quedarás?

—Por supuesto que sí — palpó con su pulgar la mejilla de su hijo. —. No me iré a ninguna parte — su corazón se entibió al contemplar esa exhalación de alivio. —. Cuando mejores, iremos a Coney Island. Solo tú y yo... sin preocupaciones de que tu mamá o Griff nos regañen por hartarnos de dulces y chatarra.

Michael sonrió débilmente pero se notaba su emoción detrás de ese rostro enfermo.

—¿Después puedo quedarme en tu casa...? —tenía la ilusión de jugar con Ash o comer las deliciosas galletas de Griffin.

—Es también tu casa, hijo —carcajeó sutilmente. —. No debes pedir permiso.

En eso, Michael sostuvo con su manita la palma de Max.

—Te quiero... papá...

Así, el hombre depositó un beso en la coronilla.

—Yo igual te quiero, Michael...

A pesar que el colchón no fue diseñado para que dos personas lo compartieran, Max se metió encima de las sábanas, estando al filo de la cama, para cuidar de su hijo hasta que durmiera tranquilo.

Ese día viernes, Jessica lo llamó debido a que Michael se sentía mal, a Max le valió que era medianoche y salió disparado hacia el departamento de la mujer; por supuesto que Griffin se fue con él, cuando se trataba de su propio hijo, su esposo se volvía loco. Por suerte, Ash no estaba con ellos en ese momento porque se quedó en la casa de Shorter a jugar videojuegos, de lo contrario estaría con el mismo ánimo que Max, él también consideraba al niño como su hermanito.

Fue así que Griffin se quedó con Jessica a solas en la mesa, servidos de una taza de té cada uno.

—Ay, cuando le conté a Max sobre que Michael tenía una ligera fiebre, nunca pensé que vendría corriendo aquí. — se sobó las sienes con sus dedos.

—Bueno, Max ama muchísimo a Michael... es normal querer estar con él. — Griffin sonrió cálidamente.

Sin embargo, la mujer hizo un mohín.

—¡Sabía que debía decirle en la mañana! — gruñó exasperada y golpeó la mesa con sus manos empuñadas. —. Pero Michael preguntaba por él... quizá solo debí pasarle al teléfono.

El hombre mantuvo su sonrisa.

—No te culpes, Jessica... —la quiso consolar con dulces palabras. —, también amas muchísimo a Michael y te preocupabas por él —ladeó su rostro sin cortar su buen ánimo. —. Ambos son buenos padres.

La mujer parpadeó unas cuantas veces, ruborizándose por el comentario.

—Aunque no quita que somos primerizos — lo observó con curiosidad. —, pero tú siempre has sido un experto.

Griffin mantuvo su sonrisa. No por nada empezó a criar a su hermanito a los once años de edad. 

—Gracias a Aslan — dijo con encanto. —. Este niño no me ha dado tregua.

Jessica le dio un sorbo a su bebida.

—Ash me colmada la paciencia en un inicio —alzó ambos brazos.—. Sin ofender.

—Descuida, lo puedo comprender. —sintió una gota de sudor resbalarse en su rostro.

Tras un momento de relax, Jessica tomó un poco más de líquido antes de dirigirse nuevamente al joven.

—Oye, Griffin... ¿acaso Max y tú no han pensado tener hijos propios?

Ahora es él quien se sonrojó.

—¿Eh? — la vio con ojos saltones. 

—Michael y Ash no cuentan —señaló con su índice. —. Tal vez adoptar una niña es lo ideal, para equilibrar tanta testosterona —ladeó su rostro como si estuviera buscando fe desde el cielo. —, y compartir conmigo, claro.

Griffin al principio solo pudo mantener su sonrisa torcida. La mujer se ha caracterizado por ser un poco metiche en algunos temas personales por la confianza que se tienen. De por sí esa era su personalidad con las relaciones con otras personas, así que el joven ya supo cómo lidiar con aquello, o bueno... Más o menos.

—Créeme que Ash y Michael son suficientes... los consideramos como hijos — al contemplar su insatisfacción en la mujer, aclaró su garganta. —. Aunque... realmente no lo hemos hablado. — confesó con honestidad.

—Con qué es así... —curvó una sonrisa al pensar en Ash. Aún conservo la taza que me hizo en el día de las madres a los nueve años y consecutivamente le daba un pequeño regalo todos los años. Le hizo jurar en no decirle nada a nadie. Menudo bribón pero en el fondo es bastante tierno.

Por otro lado, Griffin sintió una presión en el aire. Desde que Max declaró parte de su noviazgo con Jessica, no ha podido dejar de pensarlo cada vez que ve a la mujer. Y es que, él no quería elegir bando, su esposo se hallaba profundamente con su remordimiento de su yo del pasado y alborotar un tema resuelto entre ellos hace años no le parecía apropiado. Aún así, según las palabras de Max, Jessica sufrió muchísimo y eligió perdonarlo. Eso demostraba lo mentalmente fuerte que era, y su empatía enorme por el amor romántico que le guardaba.

Lo que no sabía, era que en breve iba a conocer la otra cara de la moneda en esa historia.

—Sí... A pesar de que ellos no sean mis hijos biológicos, los adoro demasiado —sus ojos iluminaban un hermoso fulgor. —. Fueron las sorpresas que me dio la vida.

—Por eso te digo que consideres tener uno propio. — sonrió de oreja a oreja.

—Ya... — suspiró profundamente luego de tomar su bebida ya fría, aumentando su rubor.

En un momento de silencio corto, Jessica observó a Griffin y se mostró tranquila ante él. Desde que lo conoce, él ha sido una persona de fiar, carismática y dulce, características difíciles de hallar juntas en una persona. Por lo mismo, le ha tenido la suficiente confianza de dejar a su hijo a su cuidado (hasta hacía mejor trabajo que Max al principio). Ahora que Griffin ha empezado a entablar nuevamente una relación con su padre, se atrevió a decir lo siguiente que ha tenido guardado durante un tiempo:

—Sinceramente, creo que Max y tú lo hacen mejor que yo...

Griffin terminó el té, viéndola con el celeste fruncido e incrédulo.

—Eso no es verdad, eres una madre espectacular.

Sin embargo, el ambiente reconfortante se puso pesado, y Griffin comenzó a ponerse en transigencia al permitirle hablar porque no era común que Jessica abriera su corazón ante nadie.

—Lo pongo en retrospectiva, la relación entre Max y yo no era de color de rosas si lo comparo con ustedes. —sonrió con amargura.

Griffin intentó levantarle los ánimos. No estaba en posición de juzgar.

—Por lo que entiendo... eran muy jóvenes.

—Nahh —lo interrumpió con efusividad—, hubo veces que lo llamaba al teléfono de casa a mitad de la noche para que llegara a mi habitación, de lo contrario me suicidaría... —contempló el ligero asombro en los labios partidos del hombre. —, u obligaba verme besar con alguien más para causarle celos y pelearse por mí.

Ella se detuvo en ese instante. Habían demás abusos y humillaciones que le hizo pasar a Max pero le dio vergüenza exponerse como una acosadora. Además, Griffin no la podía ver a los ojos por estar procesando sus palabras.

—Jessica...

Tan pronto que recuperó el valor, la aludida suspiró agotada. Ya había empezado a confesarse, era muy tarde para dejarlo a medias.

—Ambos nos hacíamos daño y nos amábamos. Éramos tóxicos... —bufó en recordarlo. —, y lo peor era que no éramos pareja oficialmente.

—¿Pero... si lo fueron?

—¡Sí, y se agravó más nuestra toxicidad!

Ahora, esa parte de la historia, Griffin la conocía. No obstante, quería escuchar la versión de Jessica.

—¿Por qué?

Ella delineó la taza con sus dedos, extrañamente sintiéndose nerviosa.

—Max me aseguró que regresaría muerto... — su expresión era vacía. —, y él siempre cumple su palabra. Si eso pasaba, quería al menos tener a Michael como recuerdo de él —con eso, ella pensó que Griffin tuviera una idea de ese aspecto dañino que tenía sobre él. —. Sin embargo, mi percepción cambió cuando nació mi hijo... —aseguró con firmeza. —, tuve que aprender a ser menos egoísta.

—Te entiendo... —esa virtud podía congeniar muy bien cuando Ash entró a su vida, algo como amor a primera vista.

—Me sentí aliviada saber que Max sobrevivió... y consiguió novio—su voz era quebradiza. —, ¡Jah, siempre supe que era más gay que bi!

Griffin debió admitir que eso último le rompió el corazón. Jessica aún quería a Max después de la ruptura y no podía imaginar esa voluntad de apoyar a su nueva relación, en especial con otro hombre. Estaba metida en una situación jodida al tener a Michael, y aparte, durante esa época, él lidiaba con sus adicciones y los traumas de Max. ¿Acaso ella se sintió decepcionada? ¿Cómo es que ella jamás le hizo la vida imposible?

—Yo...

—No te ves realmente sorprendido —agregó con voz sigilosa antes que Griffin sintiera pena por ella. —, ¿ya lo sabías, verdad?

Griffin vaciló.

—Parcialmente... Max me ha dicho un poco de su pasado... él asegura que todo fue su culpa.

—¡Bah! Quiere ponerse en la posición de víctima —se burló sin saña o rencor. —. ¿Ves? No soy tan maravillosa como crees... —y agregó antes de que Griffin la apelara. —, pero estoy mejorando en eso.

Ah. 

Nuevamente Jessica resplandeció su madurez por lo dicho de último. Griffin se percató que era inútil consolarla, ella no quería eso. A través de esa conversación quiso dejar entrever que los cambios en su vida no han sido en vano, el arrepentimiento sobre algunas cosas existe pero la impulsan a ser la gran mujer que es.

Creyó que esa fortaleza fue el camino hacia el éxito para Max y ella como personas.

Jessica no quería su lástima tampoco. Por lo que la manera en cómo podía brindarle su apoyo fue estar de acuerdo con sus pensamientos, porque todo en su vida tampoco ha sido miel sobre hojuelas.

—Yo igual... —su mirada se enterneció, intentando expiar sus fallas. —, mi relación rota con mi padre, las drogas... —estaba seguro que ella sabía de lo que hablaba. —, estoy trabajando en ello.

Jessica le sujetó sus manos en señal de apoyo.

—Bien dicho.

Sin embargo, Griffin no estaba conforme en cerrar esta charla así.

—Aún con todos esos errores, Jessica... —sonrió cálidamente y con templanza. —, sigo pensando que era una madre maravillosa... la mejor que Michael, e incluso Aslan, pudieron tener...

La mujer estaba estupefacta. Por mucho que él la alababa por esa bondad que creía no merecer, ahora podía sentirlo más real porque conoce la verdad. No la discriminó por haberle hecho la vida de Max una pesadilla.

Antes de que Jessica pudiera agregar algo más, Max apareció drenado por la preocupación y la falta de sueño.

—Michael ya se durmió —levantó una ceja al verlos agarrados de la mano. ¿Tenía celos? —. ¿Qué tanto cotilleo tenía entre ustedes? Solo podía escuchar murmullos desde el cuarto.

Era una oportunidad de oro para Jessica.

—Griffin me confesó que quiere tener hijos biológicos contigo.

Eso cayó como bomba a los esposos.

—¡¿Eh?! — Max palideció por las palabras cargadas de significado.

En eso, Griffin se puso nervioso y liberó las manos de la mujer.

—¡¡Jessica!! —su risa estridente lo mató. —. ¡No, no es así, Max!

*

Al ser de madrugada, Jessica insistió a la pareja a pasar la noche en el cuarto de huéspedes. Ellos estaban cansados, así que aceptaron la oferta.

Justo se hallaban debajo de las sábanas, abrazados cariñosamente y esperando que el sueño los domara.

—Lástima que estamos en casa ajena —agregó Max con voz pesada. —. No podemos estar cachondos a gusto.

Eso hizo que Griffin abriera los ojos de golpe.

—¡Ni siquiera lo pienses! —alzó ligeramente la voz, molesto y acurrucándose en el pecho de su pareja.

—¿Qué? Me tientas con tu belleza varonil.

Así, Max amasó las nalgas de Griffin con sus manos.

—¡Ay...! —encogió sus piernas y jadeó sorprendido. —. N-No... Max.

—Lo sé, lo sé — besó su frente para reconfortarlo, ganándose un refunfuño. —. No lo pude evitar —de repente, se puso pensativo. —¿De verdad quieres tener hijos?

Griffin tragó saliva con nerviosismo. No podía creer que se haya tomado en serio el falso de Jessica.

—M-Me conformo con Aslan y Michael... —lo meditó un poco, ¿Hijos? ¿Con Max? —, pero sería algo que pueda considerar a futuro si estás de acuerdo.

Entre la oscuridad, Max buscó el rostro de su amado con sus manos, y cuando lo halló, lo alzó para compartir sus labios en un amoroso beso.

—En realidad, quisiera ver un hijo con tus hermosos genes... —se sinceró, podía imaginar una mini copia de su esposo rondando por la casa. —. Podríamos firmar un contrato de gestación subrogada —una bombilla imaginaria brilló encima de su cabeza. —. ¡Tal vez Jessica quiera alquilar su vientre!

Griffin lo vio horrorizado. Que bueno que no podía ver su mirada asesina que se reflejó después.

—¡Max! ¡No! —apretujó con brusquedad los mofletes de su esposo. —. ¡Eso solo reforzaría la idea que somos poliamorosos!

—Solo bromeaba. —musitó al sentir la carne de sus encías chocar con su lengua.

A veces Max olvidaba que Griffin se podía enojar fácilmente. 

N/A: lo que no saben el Maxgriff es que llegará un hijo inesperado alias Eiji akakakak

Lo que restan de los capítulos es puro fluff/confort ♥ ya pasamos lo peor. 🥺♥

Jessica, nuestra mujer... aquí te adoramos. 🛐 Gracias por ser la figura fuerte y maternal que esta loca familia Gleenred-Callenreese pudieron tener ♥ 

¡Muchas gracias a todos por llegar hasta acá! ¡Nos vemos mañana! ♥

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