11. ¿Cómo se conocieron?
Han pasado cinco meses desde que los Callenreese se mudaron a Nueva York y han habido muchos cambios positivos como negativos.
Max consiguió trabajo como reportero en un periódico local y ha escrito varias columnas sobre la guerra y experiencia en Irak, reencontrándose con su amigo Shunichi Ibe. Por su lado, Griffin labora con esfuerzo en una florería como un florista amateur mientras, en sus tiempos libres, escribía poesía para él mismo, intentando explotar su potencial que tenía cuando aún era adolescente pero no llegó a intentarlo por las filosas palabras desalentadoras de su padre.
Aslan, quien siempre se presentaba como Ash, iba a escuela y poco a poco empezó a socializar, tener una vida buena alejada del ambiente tóxico en Cape Cod. El amor lo rodeaba en casa con su hermano y su novio; por primera vez sintió como es el afecto maternal a través de Jessica al cuidar de Michael, generando un sentido de responsabilidad al estar con alguien más vulnerable que él.
Todo parecía ir de maravilla. A pesar de los episodios traumáticos que aparecían esporádicamente con los Callenreese. Los de Ash eran más controlables gracias a las idas a las terapias por el abuso sexual. El libro de Emma lo ha releído tres veces pero le permite a Max meterse en sus sábanas y leerlo una vez más antes de dormir. Un momento íntimo que Griffin no interrumpe y ve desde lejos con una sonrisa.
Con Griffin la situación era más delicada, conseguir droga en Nueva York era muy sencillo. En más de alguna ocasión él ha caído en la tentación en comprarla pero nunca consumirla por las escasas fuerzas de voluntad que le quedaban durante ese momento. Ha acudido a grupos de rehabilitación, medicación y tratamientos. Max (hasta algún punto también Jessica) ha manifestado su total apoyo.
Era una lucha constante para no recaer. Por lo mismo, en su billetera guarda el corazón de origami, un recordatorio de la gente que lo ama y quiere verlo bien.
Jim desistió en contactar a sus hijos.
En un día de compras, Max y Griffin estaban por pagar en la caja sin estrés de tener a Ash metiendo dulces en el carrito del supermercado o Michael llorando porque estaba aburrido. Ambos niños estaban con Jessica, así que sus "citas" se volvieron un poco sosas al enfocarlas a quehaceres diarios en paz.
Al momento de que Griffin sacó su billetera y dio el efectivo, la atención de Max captó lo que tenía guardado ahí.
—¿Todavía lo conservas? — Sus mejillas estaban suavemente teñidas de rojo.
—¿Qué? — parpadeó y supo de qué hablaba del origami. Una gran sonrisa se le dibujó en sus facciones. —. Por supuesto, es mi amuleto para ser mejor cada día...
Ambos se besaron en los labios después.
Al salir de la tienda, guardaron los abarrotes en bolsas de tela y se dirigieron al apartamento sin necesidad de apurarse. Nadie los esperaba, así que podían disfrutar la compañía del otro y ser traviesos a gusto.
Sin embargo, Max notó que Griffin estaba callado más de lo acostumbrado.
—¿Ocurre algo? — preguntó luego de pasar Central Park.
El joven alzó su mirada con inocencia.
—¿Por qué lo dices?
—Te ves distraído. — besó su frente, causando que Griffin jadeara de sorpresa.
—N-No es nada malo... — aseguró al sonreír nervioso. —, solo pensaba en lo diferente que cambió mi vida en un año...
—¿En serio?
—Jamás pensé que me mudaría a Nueva York con Aslan — negó su cabeza, rectificando su declaración. —; quiero decir, jamás creí conocer a alguien tan maravilloso como tú...
Entonces, Max paró en seco y se mostró conmovido.
—Griffin...
La intensidad de la mirada del joven hizo palpitar su corazón rápidamente. La avalancha de palabras y emociones que Max había comenzado a sentir que no sería capaz de contener fue repentinamente interrumpida por Griffin, quien se acercó y acunó su rostro entre sus manos aún con las bolsas de las compras deslizándose de sus brazos.
—Max... te amo.
El aludido apartó su mirada y palpó las palmas de las manos de su amado con delicadeza fina. A pesar de su aspereza por la guerra, se sentía cálido.
—Te amo... —repitió, hipnotizado por su belleza varonil.
Rápidamente entraron a su apartamento, dejaron las bolsas tiradas en el suelo y se fueron a su cama.
Griffin se abalanzó sobre Max y suspiró placentero. La sensación de él retorciéndose bajo su cuerpo mientras se sentaba a horcajadas sobre sus caderas no tenía precio. La mirada de su novio se embriagó en deseo al tocarle sus abdominales encima de la playera.
—Tienes manos peligrosas.
No obstante, los dedos de Max alcanzaron los muslos de Griffin, haciéndolo suspirar.
—¿Y las tuyas no lo son? — gruñó al ver que Max se incorporó y comenzó a desabotonar su camisa. —. Ah...
Algo en la voz de Griffin en ese momento hizo que Max casi se estremeciera ante el calor de su interior.
La pasión del beso repentino los emocionó a ambos y el suave arranque de gemidos por sus lenguas encontrarse.
Los ojos de Max se enfocaron en el rostro muy sonrojado de Griffin y los mechones de cabello desordenados alrededor de su cabeza. Aún se avergonzaba de sus momentos íntimos y su poca experiencia era adorable.
Aunque no dejaba ser una imagen erótica que lo excitaba.
—Joder, eres hermoso — dijo en voz baja, como un ronroneo casi ronco. Su pareja se retorció ligeramente entre sus brazos y sus manos se empuñaron en su camisa. —. Griffin... — así Max le quitó su camisa y delineó el torso con deseo.
El chico respiró hondo al separar sus labios, sacudiendo un poco la cabeza al sentir las caderas de su pareja moviéndose debajo de él y de los amorosos besos sobre su pecho; sus propias piernas temblaron y se sostuvo de los hombros de Max para estabilizarse. La respiración se volvió superficial al sentir las yemas de los dedos acariciando su piel con una delicadeza de la que siempre Max profesa.
Finalmente, cuando Griffin comenzó a tener dificultades para mantener sus sentidos juntos, Max lo empujó suavemente a la cama. Una vez más, las palmas de las manos se deslizaron sobre su piel, esta vez para deslizar suavemente, con cuidado y lentamente, sus pantalones y lanzarlos a algún lugar de la habitación. Asimismo Max así lo hizo con sus propias prendas, quedando desnudo frente a él.
Ambos miembros estaban duros.
—¿Estás cómodo? — murmuró tras levantar la cabeza de Griffin y atrayéndolo hacia arriba para besarlo con ternura.
—Sí... mucho... —respondió, tono entrecortado.
Ellos capturaron sus labios en otro beso pausado y gentil que posteriormente se profundizaron al seguir compartiendo contacto con sus lenguas y entre ellos dejaban que sus manos recorrieran sus cuerpos vigorosamente.
Cuando Max jadeó ante el toque de Griffin al rodear su erección, su mente le dio vueltas. Por un momento, el tiempo se detuvo mientras sentía la envolvente mano y la frotación en pequeños círculos suaves mientras que la yema del pulgar en su punta, deslizándose con las gotas de pre-eyaculación. Sin embargo, la mirada lujuriosa de su novio masturbándolo le hizo perecer.
—Mierda, Griff... — dejó caer sus codos en cada lado cerca de la cabeza del joven. Las caricias largas y provocativas continuaron hasta sentir los respingos involuntarios por parte de ambos —. M-Más rápido... Estoy tan cerca...
Los gemidos de Max calentaban más a Griffin, se lamió los labios mientras los músculos abdominales de su pareja se tensaban y su respiración se acelera; en respuesta, comenzó a darle caricias completas y profundas, todavía despacio al principio hasta que un largo y necesitado gruñido salió de la garganta.
—¡Ah! ¡Ah, Max!
Así comenzó a acelerar el paso y en unos cuantos golpes más, el cuerpo de Max se arqueó hacia atrás cuando el orgasmo lo sacudió, derramándose sobre su pecho y muslos.
Al momento de que Max se tranquilizó, abrió sus ojos con pena de haber dejado a la deriva a Griffin con su sensible miembro erecto hasta que, ensimismado, se percató que ya se había corrido.
En eso, Max sacudió a Griffin para despabilar sus agitados sentidos.
—¡Hey, no es justo! ¡No tuve la oportunidad de tocarte y te viniste también!
La actitud infantil de Max lo irritó. Griffin se tomó su tiempo en recuperar su aliento.
—N-No es mi culpa que seas tan... guapo... —frunció el ceño, sutilmente frustrado.
Max refunfuñó con un intenso rubor en todo su semblante.
—¡Argh! S-Será mejor que descanses — ambos se acostaron sobre el colchón y Max lo rodeó con fuerza. —, hay que aprovechar que no tenemos niños cerca... el segundo round serán mis manos que te dejarán en K.O.
Los ojos azules de Griffin brillaron de emoción y se preguntó desde cuándo despertó su apetito sexual.
—Supongo que hoy lo haremos más veces de lo pensado...
—Oh... — lo atrapó entre sus piernas y besó con dulzura sus labios. —, me has leído el pensamiento.
—Creo que tú leíste el mío primero...
Permanecieron así abrazados por un momento, fue Max quien observó la coronilla color castaña de Griffin y murmuró:
—¿Me consideraste guapo aún dentro de la milicia?
Griffin le dio escalofríos, sonrojándose.
—¡Max!
—¿Qué? — parpadeó, coqueto. —. A mí me llamó tu belleza desde la primera vez que te vi...
Hubo un click en la mente de Griffin.
—¿Cuándo sucedió eso...?
—Ay, pues... no lo recuerdo del todo — hizo una mueca de culpa. —. Siempre te veía de lejos porque no estábamos en el mismo escuadrón...
Hubo un momento de silencio para la reflexión. Fue por lo mismo, que el joven le preguntó:
—Max, ¿Cómo fue que nos conocimos...?
—¿Cómo lo recuerdas? —le respondió por una pregunta capciosa.
Las memorias de Griffin eran borrosas de ese primer encuentro pero todavía vislumbraba la primera vez que estuvo frente a frente con él.
—Iba a inyectarme... y me detuviste — sonrió con tristeza. —, después ya no me dejaste en paz.
—No te hagas. — le hizo cosquillas cerca de las costillas.
Las risas de Griffin eran armoniosas melodías que hacían bailar el corazón de Max.
—Ya — se rio por un instante antes de calmarse. —. ¿Por qué lo hiciste, Max? No tenías ninguna obligación conmigo... era habitual drogarse...
De repente, la expresión del hombre decayó en seriedad porque iba a exponer sus sentimientos.
—Porque eras distinto al resto.
—Bueno, sí, mi equipo no era precisamente los más empáticos...
Griffin sintió como Max acunó a contornear su rostro con afecto.
—No, hablo de todos los que se enlistaron — el fulgor de su mirada se oscureció. —. Incluyéndome.
—¿Max? — musitó su nombre en congoja.
Él cerró sus ojos y restregó sus frentes con suavidad.
—Yo veía tu pesar, Griffin... genuinamente te sentías mal de los vejámenes que pasaba el enemigo —besó la puntilla de la nariz. —. Comencé a preguntarme cómo tú, un corazón de oro, voluntariamente accedió entrar a ese infierno. No lo entendía para nada... pero no aguantaba en presenciar que destruyeras tu cordura así.
—¿De verdad? —sintió sus párpados mojarse un poco por sus propias lágrimas.
Esa fragilidad emocional propia en él, su padre lo consideraba como un defecto y lo odiaba. En cambio, esa vulnerabilidad capturó el corazón de Max.
En eso, Glenreed asintió, separándose unos centímetros de la cara de su novio.
—Cuando te empecé a conocer ya no quise separarme, creo que ahí despertó mis sentimientos hacia ti, en especial al saber los motivos por el cual luchabas — bajó la mirada al recordar la desdicha de su vida en Cape Cod y la de su hermanito. —. Eran tan nobles que me cuestioné acerca de mi propio remordimiento... y me sentí hipócrita.
—¿Por qué?
—Era una escoria en el pasado... — se formó un nudo en su garganta. —. Me avergüenzo de lo que era... todavía me sorprende que Jessica me haya perdonado tan fácilmente...
—¿Y eso es importante ahora?
Rápidamente Max abrió sus ojos de golpe y apreció la dureza en los preciosos ojos de Griffin.
—¿Qué?
Las manos de su novio les dio unas palmaditas en los antebrazos para que le prestara atención.
—Sea lo que sea que hayas hecho, eso no define lo que eres ahora, Max — sonrió intentando animarlo. —, tampoco me importa tus motivos por haber entrado en el ejército. Si Jessica te perdonó es porque ya no eres la misma persona que odias... has cambiado para bien, y lo sabes.
—Griffin... —quedó estático por la dulzura en sus palabras.
Así, el joven rodeó sus brazos al cuello del hombre.
—Te amo... — besó su mejilla. —, también te aman Aslan, Jessica y tu hijo Michael... nunca olvides eso...
Max suspiró con los sentimientos a flor de piel. ¿Eso quiere decir que se alejaba a la imagen de su propio padre, verdad?
N/A: misterios y más misterios... pero por ahora disfrutemos del fluff (y el hard) en estos siguientes capítulos 💖💖
¡Una infinidad de gracias por llegar hasta acá! ¡Nos vemos mañana!💖💖
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