Capítulo 9. Su Método Para Sobrevivir
Después de que YoonGi apareciera como el viento y desapareciera de la misma manera, JiMin salió del baño. Las asistentes que la esperaban enseguida se lo llevaron a otra habitación para empezar a vestirlo.
-"¿Esto es?" Preguntó.
-"Su residencia, Su Majestad. A partir de ahora será su lugar de residencia. No se preocupe por ningún intruso. Viendo que Su Majestad, El Emperador, ha hecho algo de limpieza las cosas serán cómodas por el momento."
'¿Qué demonios ha limpiado el Emperador?' se preguntó. '¿Por el momento? ¿Eso Significa que se volverá peligroso después de un tiempo?' JiMin meditaba sobre esos pensamientos mientras caminaba con las asistentes. Sin embargo, pronto algo le parecía extraño. Pasaron una puerta, luego otra, y después otra. Caminó, caminó y caminó un poco más. JiMin, cansado de caminar, acabó preguntando.
-"Eh, ¿Exactamente cuándo vamos a llegar a mi habitación?"
Una asistente respondió con una expresión de confusión a la pregunta de JiMin.
-"Todas las habitaciones desde que se abrió la primera puerta le pertenecen, Majestad... ¿Hay algún problema...?"
-"...No. No es nada. Continúen."
Incluso después de eso, las asistentes caminaron durante un largo rato, informando a JiMin sobre las habitaciones. Esta es la Habitación de la Gloria, esta es la Habitación de la Bendición, esta es la Habitación de la Oración, esta es... esta es... esta es... Las explicaciones no tenían fin, y el asentimiento de JiMin se hacía cada vez más desinteresado. Caminaron durante dos horas de esa manera hasta que, por fin, las asistentes se detuvieron.
-"¿Hemos terminado?"
-"Esto es sólo el principio."
JiMin se desmayó ante la respuesta de la asistente. ¿Cómo es posible que no hubiera terminado con dos horas de recorrido? Las piernas comenzaban a dolerle. Además, se sentía perezoso después del baño, pero el mayor problema era que su cuerpo le pedía descanso después de haber sufrido la noche anterior.
"Veré el lugar por mi cuenta. Pueden volver todas."
-"Entendido, Su Majestad."
Después de que las asistentes se marcharan, JiMin miró el lugar que era su habitación.
-"¿No es esto un palacio?"
Reflexionó en voz alta.
Era una habitación sólo de nombre; apenas llegó a la primera sala de estar después de tener que atravesar cinco puertas. Más allá de la sala de estar había un jardín bellamente decorado que se extendía sin fin. En el jardín había un estanque donde los cisnes nadaban tranquilamente. Junto al estanque había conejos, que venían a beber el agua, y a un lado incluso habían ciervos comiendo pasto. Una vista realmente pintoresca.
-"Ocupar la posición de Consorte es realmente genial después de todo"
Murmuró. Después de contemplar aquel apacible paisaje durante un rato, JiMin se dirigió a tumbarse en la cama.
Había estado con el Emperador hasta la mañana. Fue tan intenso que alrededor del amanecer, ya no podía ni gritar. Actualmente había mejorado un poco, pero todavía le dolía la garganta. JiMin se masajeó un poco la garganta antes de mirar el plato de frutas que estaba junto a la cama. Él extendió la mano para tomar un racimo de uvas bien maduras y se metió una en la boca. El sabor de la uva estalló en su lengua. JiMin cerró los ojos mientras su boca se llenaba de una dulzura refrescante. 'La fruta siempre es buena', pensó. Se alegraba de poder comerlas todos los días.
'Qué bueno'.
Con los ojos aún cerrados, JiMin comió otra uva.
'Aunque esto sólo durará mientras esté vivo'.
Pensó en los asesinos de anoche. Aunque el Emperador no tuviera intención de matarlo, seguía estando en una posición peligrosa.
'Estaba enfadado y resentido desde Navitan me entregó, sin embargo...'
Ahora no le importaba Navitan o lo que fuera. Todo tipo de cosas habían sucedido en el último día, y sin embargo había encontrado la calma después de pasar por todo ello.
'Pero, ¿Por qué? ¿Qué ha cambiado?'
Reflexionó sobre su cambio durante algún tiempo, pero se quedó dormido antes de darse cuenta.
Lo que más tarde despertó a JiMin de su sueño fue el suave toque de alguien. Sus dedos pasaron por su frente antes de deslizarse por su cara. JiMin frunció el ceño ante la sensación de cosquilleo y sacudió la cabeza. Como respuesta, los dedos bajaron por su cuello hasta los hombros. La parte trasera de su cuello fue masajeada lentamente, lo que provocó que JiMin soltará ruidos de satisfacción. No sabía quién lo había, pero lo estaba masajeando exactamente donde se sentía rígido.
-"...Ojalá pudiera vivir de esta manera todos los días"
Todavía en un estado adormecido, terminó dejando que sus palabras se escaparan de sus labios.
Ese alguien respondió a sus deseos, murmurando.
-"¿Así?"
-"Comer mucha fruta... Que alguien me masajee donde me duele..."
-"¿Eso es todo?"
De alguna manera, JiMin tuvo la sensación de que la voz que lo interrogaban se había agudizado un poco. Las manos que lo masajeaban bajaron un poco más y se posaron cerca de sus omóplatos. Las manos se quedaron como si estuvieran considerando si debían continuar el masaje, lo que dejó a JiMin con ganas de más. Él dudó un poco antes de decir
-"Y si tuviera a alguien que durmiera a mi lado por la noche... la vida sería perfecta..."
Nunca había temido estar solo, pero siempre había tenido una sensación de vacío. Cuando esta mañana se despertó y encontró a alguien a su lado, sintió más alivio que sorpresa.
Tal vez había dado la respuesta correcta, las manos que procedieron a presionar justo donde él quería, como si lo elogiaran.
-"¡Hnng!"
La mezcla de dolor y liberación despertó la mente de JiMin.
'¿No es ésta mi habitación?'
Y esta voz, estas manos definitivamente pertenecen a...
-"¿Su Majestad...?"
-"¿Te has despertado?"
'¿Te has despertado?'
JiMin intentó levantarse de golpe al escuchar de nuevo su voz, pero YoonGi se le adelantó. Como si lo hubiera previsto, le puso un dedo en la frente y lo recostó de nuevo antes de bajar su torso hacia él. Luego susurró al oído de JiMin.
-"Por lo que parece, tienes todo lo que deseas."
-"S-s, sí. Yo también lo creo"
JiMin asintió frenéticamente.
-"Entonces, ¿Por qué te preocupas?"
-"Porque siento que mi vida será un poco corta."
YoonGi asintió.
-"No te equivocas. Esto casi nadie lo sabe, pero antes de que te convirtieras en Consorte, los ministros de este imperio, así como la realeza de otras naciones, traían doncellas y donceles al palacio imperial. Querían que aceptara a esas doncellas y donceles, aunque no los hiciera consortes."
JiMin escuchó con atención. Era la primera vez que escuchaba de eso.
-"La primera doncella que vino murió al día siguiente, y el segundo doncel que vino murió una semana después. El tercer doncel que vino duró un mes, pero al final murió. Maté a la primera doncella. Al segundo y al tercer los dejé solos, no me importaba si morían, y al final alguien los mató."
YoonGi se detuvo por un momento, y JiMin aprovechó la oportunidad para preguntar inmediatamente lo que le había estado inquietando.
-"¿Te acostaste con los tres?"
-"¿Eso te preocupa más que sus muertes?"
-"Sí."
A él también le resultaba extraño su tema de interés. Quizás estar en el palacio imperial lo estaba volviendo raro. YoonGi se rió ante la respuesta inmediata de JiMin.
-"Eres un poco raro."
-"Se debe a mi falta de educación."
-"Eso no importa. Lo que importa es que eres de mi agrado."
-"Es un honor. Pero..." Se detuvo.
-"¿Pero?"
-"Todavía no has respondido a mi pregunta..." murmuró JiMin con una voz apenas audible, y esta vez YoonGi se rió un poco más fuerte.
-"No lo hice."
-"Excelente. Qué perfecto"
JiMin apretó los puños. Ante sus ojos había un protagonista masculino sacado de una novela. Un semental que era dulce por la noche, que poseía tanto poder como dinero, y aunque tenía algunos tornillos sueltos en la cabeza, se trataba de su primer hombre.
-"No sé qué quieres decir con perfecto, pero lo tomaré como un honor. En cualquier caso, me agradas. Por alguna razón, no me gustaría deshacerme de tu cadáver. Por eso voy a enseñarte a sobrevivir en este lugar"
Dijo YoonGi mientras acariciaba el rostro de JiMin con la mano. Luego, agarró un racimo de uva y se la acercó a la boca, empujándola lentamente entre sus labios. La uva que entró en su boca chocó contra sus dientes y estalló, liberando su sabroso líquido.
YoonGi contempló la mirada de JiMin con satisfacción mientras lamía el néctar de sus dedos. Él odiaba las uvas. El primer veneno que él tomó estaba introducido en uvas verdes como la que acababa de darle a JiMin, pero por alguna razón en estos momentos no le importaba. Se inclinó lentamente sobre JiMin para susurrarle al oído.
-"El método para que sobrevivas en este palacio imperial es..."
-"...¿Es?"
JiMin repitió. ¿Qué podía hacer para vivir? Pronto recibió una respuesta totalmente inesperada.
-"Ganar suficiente notoriedad para hacer sombra a mi reputación."
-"¿Qué?"
Los ojos de JiMin se agrandaron. ¿De qué está hablando?
Al mismo tiempo, en el reino sagrado situado en una esquina del continente.
El reino sagrado, a diferencia de las demás naciones del continente, era una ciudad-estado cuya gente servía a Dios, alejada y apartada de las leyes del mundo secular. En lo más profundo del reino sagrado, rodeado de muros blancos, se encontraba el santuario. Y aún más profundo, en el corazón mismo del santuario, estaba el santo, la mensajera de Dios, que hoy también estaba dando la oración. O debería estarlo haciendo.
Hoy, sin embargo, el santo estaba parado en el muro del castillo blanco del reino. Una voz fría salió de sus labios.
-"Así que has fallado."
-"Perdóname, santo."
Un hombre se arrodilló ante la santa, inclinando la cabeza. El santo sacudió la cabeza ante su disculpa, diciendo:
-"No es la última oportunidad. Todavía tenemos infinitas oportunidades."
Los ojos del santo brillaron con una emoción indescifrable.
-"Oportunidades para que este mundo siga su 'camino previsto'."
-"Todo será como el futuro que predijiste, santo."
-"Vuelve. Te llamaré de nuevo cuando te recuperes."
-"Entendido."
El hombre se retiró, y ahora solo, el santo comenzó a murmurar en voz baja.
-"Joder. ¿Por qué ninguno de estos tontos puede hacer bien su trabajo?"
Si alguien estuviera presente para escucharlo, bien podría haberse desmayado. ¿Quién habría imaginado que la persona más virtuosa del mundo dijera groserías mundanas con tanta naturalidad? El santo siguió refunfuñando para sí mismo.
-"¡Por qué he acabado poseyendo al santo en lugar del villano! ¡Este chico tiene muchas restricciones! Ni siquiera puede hacer ningún movimiento imprudente."
El santo resopló con rabia mientras lanzaba sus puños al aire. De repente, aparecieron grietas azules en el aire donde no debería haber nada. Estas grietas formaban parte de la barrera del reino sagrado, cuyo propósito consistía en proteger al santo. Sin embargo, la barrera era un poder que también servía para evitar que él saliera del reino. El santo murmuró para sí mismo mientras miraba la barrera.
-"Es mi protagonista masculino. Mío."
Apretó los dientes. Era un escritor. Un autor que solía escribir la novela. 'Un Villano Perfecto Para Un Tirano' en alguna otra parte del universo. Había plasmado todas sus preferencias en el protagonista masculino de su libro, el Tirano YoonGi. Guapo, bien dotado, de mal humor, con un pasado doloroso, un Emperador, de cabello negro, los ojos negros, entre otras cosas. Y, como añadido aleatorio, recordaba vagamente haber hecho que odiara las uvas.
El argumento de la novela era sencillo. El otro protagonista poseería el cuerpo de JiMin, el consorte, y YoonGi, que hasta ese momento no se había interesado por su esposo, de repente se interesaría por su cambio. Acabarían enamorándose y, finalmente, vivirían felices para siempre.
Por eso, cuando el autor se despertó y se dio cuenta que no estaba en su mundo, lloró de alegría. Pero luego, cuando se dio cuenta de que había poseído el cuerpo del santo, lloró de angustia. Mi novela, mi protagonista masculino...
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