Capítulo 5. Algo Va Mal
Vio una cuchilla afilada brillando en la oscuridad. El Emperador había sacado de repente una daga de algún lugar.
'¿Qué...? ¿Va a matarme ahora?'
A pesar de todas las travesuras que hizo para buscar la muerte, seguía sintiendo miedo ante ella. El Emperador se movió como un relámpago en el momento en que JiMin intentó gritar. Él ni siquiera pudo captar lo sucedido, porque había ocurrido con demasiada rapidez. Lo único que JiMin podía decir era que salió volando junto con la sábana, y que la daga en la mano del Emperador también salió disparada.
-"¡Aagh!"
-"¡Ghah!" gritó JiMin de forma involuntaria a la par que una voz que no pertenecía al Emperador. Cayendo a la alfombra de golpe, JiMin se quedó en el suelo parpadeando. Y en el momento en que giró la cabeza, soltó un grito.
-"¡Ahhhhhhh!"
Le sorprendió observar a un hombre con una daga en el centro de su garganta, mirándolo con ferocidad. La sangre brotaba de la herida del hombre.
-"Debo, completar la misión..."
El hombre aún no había muerto a pesar de haber sido apuñalado en un punto vital.
-"Debo matar al píncipe JiMin..."
La mano del hombre que gorjeaba se alzó en el aire. En su mano había una daga tan afilada como la que tenía en la garganta. Y esa daga apuntaba precisamente hacia ji. Pero él no pudo ni siquiera intentar esquivar el golpe, sino que se limitó a contemplar la cuchilla que se acercaba.
'Voy a morir. Pero, ¿Por qué yo y no el Emperador?'
¿Por qué no apuntaba al Emperador en su lugar? ¿Por qué lo mataría a él si no ha hecho nada malo? Su mente se lleno en un cúmulo de pensamientos, pero ninguno de ellos logró salir de su boca.
/¡Twack!/
Justo antes de que la daga aterrizara en su frente, el cuerpo del hombre salió volando junto con un sonido contundente. En ese momento, la daga cayó de su mano y rodó hasta el suelo.
-"Te atreves..."
JiMin escuchó un gruñido cargado de furia. Al escuchar esa voz, JiMin se dio cuenta de que el Emperador había apartado al asesino de una patada.
'El Emperador me ha salvado hace un momento, ¿No es así?'
Lo había hecho tirándolo de la cama y echando también al asesino hace un momento. Definitivamente, el Emperador estaba tratando de salvarlo. Ahora el Emperador estaba sacando más dagas de su cinturón y comenzaba a lanzarlas hacia la pared. JiMin estaba tendido en el suelo, temblando, y contemplaba lo que se desarrollaba ante sus ojos. Había disfrutado leyendo sobre este tipo de situaciones emocionantes en las novelas, pero al experimentarlo él mismo en persona, no quería volver a pasar por algo parecido.
/¡Thwok!//¡Thwok! //¡Thwok!/
Ya le resultaba bastante sorprendente mirar las dagas incrustándose en la pared, pero incluso escuchó fuertes sonidos tras su impacto. Los mangos de las dagas oscilaban y sus cuchillas atravesaban completamente la pared. Antes de que las dagas se quedaran quietas, comenzaron a aparecer manchas alrededor de las cuchillas. JiMin pronto pudo notar que las manchas eran de color rojo oscuro. Era sangre. No había ninguna posibilidad de que hubiera cerdos o vacas en este lugar, así que sólo podía tratarse de sangre humana.
'¿Había gente aquí? ¿Qué demonios pasa en este palacio imperial? ¿Cómo puede haber gente escondida en estos lugares?'
Mientras tanto, el Emperador se acercó a la pared y la pateó violentamente. Parte de la pared se derrumbó estrepitosamente, y se reveló lo que había estado escondido dentro. Algo cayó lentamente hacia adelante. Se trataba de un cadáver. Un cadáver con un puñal en el centro de la frente.
-"Así que estos son todos. Enviaron menos de lo esperado"
Murmuró el Emperador.
'¿Menos? Hay un cuerpo en el suelo y tres puñales en la pared. Un total de cuatro asesinos, ¿Pero dice que son menos de los esperados?'
JiMin contuvo la respiración cuando el Emperador volvió a sentarse en la cama. JiMin puso en marcha los engranajes de su cabeza al verlo sentado. ¿Qué debería hacer ahora? ¿Decirle que ha hecho un buen trabajo y marcharse? ¿O tenía que encargarse de los cadáveres? Él estaba mirando los cadáveres, incapaz de moverse, cuando el Emperador se levantó y se acercó a uno de ellos, levantándolo por el cuello. Levantó el cuerpo de un asesino más grande que él, como si sostuviera una muñeca, y fácilmente lo arrojó por la ventana.
'Así que es cierto que posee una fuerza hercúlea'
Él no habría querido confirmar de esta manera uno de los rumores sobre el Emperador. Un buen rato después de que el Emperador se deshiciera del cadáver como si arrojara una pequeña piedra, se escuchó a lo lejos un chapoteo, como si algo pesado hubiera caído profundamente en el agua. A partir de entonces, el Emperador volvió a moverse y le siguieron tres salpicaduras más. Todos los cadáveres de los asesinos fueron arrojados al exterior.
-"Limpio, justo como me gusta"
El Emperador murmuró para sí mismo sacudiéndose el polvo de las manos, mientras JiMin miraba la pared destrozada y los charcos de sangre, con ganas de preguntar, '¿A qué te refieres con limpio?'. El Emperador se sentó en una silla junto a la mesa y llamó a JiMin.
-"Ven aquí y siéntate."
-"¡Sí!"
JiMin salió disparado como un cachorro hacia su amo y se arrodilló ante él. Sin embargo, sus acciones hicieron que el Emperador frunciera el ceño. Viendo la expresión en el rostro del Emperador, JiMin plantó su frente en el suelo con un golpe audible, diciendo.
-"Me disculpo. He sido insolente manteniendo la cabeza levantada. Por favor, perdone mi insolencia."
Atrás quedaron sus pensamientos de querer morir. Volvió a sus cabales después de haber visto morir a una persona ante sus ojos. No quería salir de esta habitación de la misma manera que lo hicieron esos cadáveres. Y tampoco quería flotar junto a ellos.
'¡Debería haberme comportado obedientemente!'
Sabía que era demasiado tarde para arrepentirse, pero aún no estaba muerto; sentía la necesidad de al menos intentar salir con vida. JiMin permanecía quieto con la cabeza en el suelo, con diversos pensamientos en su mente, cuando escuchó una voz desagradable desde arriba.
-"Qué visión tan desagradable."
-"Le ruego que me perdone. ¿Debo bajarme un poco más?"
Dicho esto, JiMin pegó sus extremidades al suelo. Como su vestido se había destrozado un poco sin que él se diera cuenta, parte de su pecho descubierto rozaba el suelo y sus muslos estaban expuestos, pero en ese momento a él no le importaban esas cosas.
-"Lo que quiero decir es..."
Él escuchó un suspiro. El sonido incitó a JiMin a reflexionar sobre cómo podría tumbarse aún más. ¿Debería pegar la cara a la alfombra? El Emperador se puso en pie tras suspirar profundamente. Lo sujetó por la cintura con sus robustos brazos, levantándolo con facilidad.
-"¡Uah!"
Exclamó JiMin y se puso tenso, su mente recordó el destino de aquellos cadáveres arrojados por la ventana. ¿Lo arrojaría vivo por la ventana? Pero al contrario de lo que JiMin imaginaba, el Emperador sentó cuidadosamente a JiMin en la silla que tenía enfrente.
'¿No es esto como la vez que me cargó antes de la boda?'
Antes de que pudiera cuestionar las acciones del Emperador, éste recogió la sábana del suelo y envolvió a JiMin con ella.
-"Mucho mejor"
El Emperador murmuró satisfecho viendo a JiMin envuelto como una oruga. '¿Tan mal me veo?' se preguntó JiMin. 'Entonces, ¿Por qué ha dejado mi cara al descubierto?' Aunque envolvió el resto como si no quisiera verlo.
-"Por fin estamos listos para conversar. El estado en el que te encontrabas hace un momento... parecía poco apto para la conversación."
-"Cuando dices conversación..."
-"Por supuesto, una conversación en la que yo pregunto y tú respondes".
'¿No es eso lo que normalmente se llamaba interrogatorio?'
JiMin apartó el pensamiento mientras asentía fervientemente. Tenía que obedecer por el momento.
YoonGi miraba a JiMin, que estaba envuelto como un capullo. No pudo evitar preguntarse si esta persona aterrorizada que tenía delante era el mismo doncel que había hecho peticiones muy atrevidas antes de la boda. YoonGi observó sus ojos que se movían de un lado a otro con aparente nerviosismo, pero entonces notó la hinchazón en la frente de JiMin.
'Qué débil es'.
A juzgar por la coloración roja de la hinchazón, resultaba evidente que a la mañana siguiente tendría un feo moretón con un abultamiento. Sintió un repentino malestar al pensar en ello y murmuró,
-"Después de todo, debería haberles cortado la cabeza antes de lanzarlos."
JiMin emitió un grito ahogado al escuchar su murmullo. YoonGi lo vio acurrucarse con aprensión dentro de las sábanas.
'Eso parece doloroso'.
Hacía un rato, había masajeado deliberadamente los hombros y el cuello de JiMin para engañar a los asesinos. Sintió la rigidez de sus músculos, probablemente debido a la tensión, por lo que YoonGi se centró a propósito en esas zonas. El resultado fueron los gemidos que había previsto.
JiMin no se había dado cuenta en ese momento, pero en el momento en que gimió, el cuerpo de YoonGi se estremeció ligeramente. Le invadió una sensación indescriptible. ¿Era por la suavidad de la piel bajo sus ásperas manos? Además, JiMin había sido preparado por los asistentes para la primera noche de la boda, sus sentidos captaban una sutil fragancia de su cabello cada vez que JiMin se retorcía de dolor.
'Nunca me había gustado el perfume, y sin embargo...'
YoonGi siempre había sentido rechazo por los perfumes. Después de todo, esas cosas adormecían la nariz. Como alguien que necesitaba estar constantemente en guardia contra su entorno, eran cosas que debía evitar absolutamente. En ese momento, YoonGi movió un poco más las manos. De tanto cortar y matar en su vida, había adquirido conocimientos sobre la ubicación de los músculos. YoonGi utilizó sus conocimientos, presionando los puntos en los que más le dolería a JiMin. Los gemidos estallaron una vez más.
En aquel momento, pudo percibir un movimiento oculto más allá de la pared de la habitación. Estaba seguro de que los sonidos de la respiración pesada y los gemidos les habían hecho creer que ambos se estaban entregando a la noche. Había estado esperando a que hicieran un movimiento, pero no le pareció en absoluto bienvenido.
'¿Si no fuera por esos tontos, ahora mismo yo...'
Pensando hasta ese punto, YoonGi se sorprendió a sí mismo. ¿Si no hubiera habido asesinos? ¿Qué pasaría entonces? En aquel momento, miró a JiMin, que jadeaba bajo él. Los gemidos salían de sus labios mientras su cuerpo se retorcía y se enroscaba. Su ropa estaba desordenada y su respiración era intensa. Las lágrimas colgaban de las esquinas de sus ojos ligeramente enrojecidos.
Su cabello rubio brillaba en la oscuridad de la habitación, y sus ojos verdes parecían cristales bajo la luz de la lámpara. YoonGi no pudo apartar los ojos de él mientras pensaba en quién era aquel doncel.
Era el doncel que había venido de un país lejano para casarse con él. Su esposo. Y, según el compromiso oficiado por el pontífice, el doncel que sería para siempre su compañero de vida. En el momento en que sus pensamientos llegaron a este punto, por primera vez en mucho tiempo, sintió que la sangre se le subía a la cara. 'Algo va mal', pensó.
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