Capítulo 19. ¿De Qué Hablan Esos Dos?
-"Hoo... querida Dama... Puede que sólo haya sido medio día, pero no habrás tenido nada adecuado para comer en el centro de detención... No sabes lo mucho que pensé en ti, incluso mientras recorría los restaurantes fuera del palacio imperial. Fui a los lugares con las colas más largas y de paso te compré algo. Querida, oh querida, mira tu rostro arruinado. Debes haber estado muy molesta, ¿No? Come esto primero."
-"¿Qué es esto? Sabes que si es comida de plebeyos... ¿Ah? ¿Esto es?"
Preguntó Irene mientras dirigía su mirada a la bolsa de papel colocada en su mano y olía una sabrosa fragancia que salía de ella, aunque su contenido parecía haberse enfriado. Al leer las letras escritas en el exterior de la bolsa de papel, el rostro de Irene se tiñó de sorpresa. Resultó que su sirviente no le había mentido sobre lo de esperar en las colas más largas; la bolsa llevaba la marca de la tienda de aperitivos más de moda en la capital.
-"Lo he comprado sólo para usted. ¿No he hecho bien? Vamos, pruébalo."
Instada por su sirviente, Irene se animó a abrir primero la bolsa y se llevó uno de los bocadillos a la boca. El sabor de la masa bien frita y espolvoreada con azúcar se extendió por la lengua de Irene, que estaba seca de pasar hambre la mayor parte del día dentro del centro de detención.
Después de masticar unos momentos, los bordes de los ojos de Irene se volvieron rojos y, de repente, estuvo al borde de las lágrimas mientras comenzaba a lamentarse por lo que había pasado.
-"Cielos... Su Majestad ni siquiera parecía alegrarse de verme. Se limitó a mirarme como si fuera una molestia y le dijo al Señor Namjoon, 'Sácala'... ¿Qué demonios le ha pasado a Su Majestad?"
-"Bueno, se ha enamorado completamente de Su Majestad El Consorte, eso es lo que pasa."
-"¡No! No es posible... ¡Umph!"
Al ver que Irene volvía a lagrimear, el santo le metió otro bocadillo en la boca como si estuviera cansada de su ruido. 'Debe de tener mucha hambre', pensó el santo. Normalmente habría empezado a gritar de indignación, pero se comió en silencio lo que le dio.
-"Ahora, tengo el carruaje listo para partir, así que por hoy volvamos a la mansión y pensemos en el asunto después de descansar bien. Cuando volvamos, me uniré a ti para incendiar a ese Consorte hasta que te sientas mejor por dentro, Dama."
-"Hay que hacerlo hasta que me sienta mejor. Pero realmente no lo entiendo. ¿Por qué su Majestad actúa de esta manera?"
Hasta ese momento, Irene se acercó al santo y le susurró en voz baja.
-"¿No crees que el Consorte le ha lanzado algún tipo de hechizo oscuro? He escuchado a algunas personas hablar de él en el centro de detención, y dicen que el Consorte es encantadoramente bonito. También, que al parecer, cada día está más guapo."
-"Oh, maldición..."
-"¿Hmm? ¿Qué has dicho?"
-"Nada. Debe estar cansada, así que, por favor, suba al carruaje y duerme un poco. Te despertaré cuando lleguemos."
Empujó a Irene al interior del carruaje y cerró la puerta. Luego, el santo se dirigió a la parte trasera del carruaje y pateó una inocente piedra en el camino.
-"¡Aargh! ¡Por qué lo he escrito de esa manera!"
Se había dejado llevar y había acabado vertiendo todo tipo de cualidades en el protagonista, JiMin. Era una forma de facilitar el avance de la trama y, sobre todo, de satisfacer sus deseos.
Una de esas buenas cualidades era la apariencia. Sin embargo, la apariencia no sería lo único en el arsenal de JiMin ahora; acabaría obteniendo los corazones de las jóvenes damas de la nobleza, así como de las asistentes imperiales, que se mantenían a distancia pensando que era un villano, y todo esto se debía a que el santo había escrito su novela 'colocando al personaje principal en un pedestal'. En otras palabras, cualquier cosa que hiciera JiMin seguiría recibiría elogios del tipo; '¡Ah, nuestro querido Consorte piensa tanto!', o '¡Ah, nuestro querido Consorte tiene tanto talento!'
'Con más razón tengo que entrar en el cuerpo de JiMin rápidamente. ¡Yo debería disfrutar de tales elogios! Es un dulce néctar que debo saborear'.
El santo dirigió su mirada hacia el palacio imperial. Mientras paseaba hoy por la capital, se había enterado de que un emisario del Reino de Stoan había llegado al país.
'El objeto traído por ese emisario...'
El emisario traería una reliquia, descubierta en una ruina subterránea desconocida, como ofrenda a YoonGi, que resultaría ser el huevo de una bestia fantasma. El huevo se despertaría en respuesta a la presencia de YoonGi y provocaría disturbios en el palacio imperial.
'Ese es el día en que tengo que entrar en el palacio'
El santo apretó el puño al pensar en ello. Pronto, muy pronto, como había escrito al principio, este mundo volvería a su rumbo.
Pero mientras estaba parado con una sombría determinación en su corazón, el santo escuchó el sonido del carruaje marchándose detrás de él. Se giró para gritar.
-"¡Espera! Todavía no he subido."
Acto 3: El Más Fuerte de Todos
-"¿Y qué hace Aled ahora?" preguntó YoonGi.
-"Al parecer ocupado con las renovaciones."
-"¿Renovaciones?"
-"Dice que hay rastros de que otro espíritu ha vivido dentro de la gema, así que no es necesario construir una nueva casa, pero el estilo no es de su agrado. Por eso, Aled va a pedir un préstamo adicional, que me ha dicho que gestione; dice que es lo menos que puedo hacer. Desde entonces lleva varios días encerrado allí."
Ante la respuesta de JiMin, YoonGi miró la joya que tenía en la mano. Tenía un tamaño bastante grande y, aunque parecía algo tosca en cuanto a su elaboración, se notaba el esfuerzo puesto en su creación.
Actualmente, la joya brillaba como si tuviera luz en su interior. Por supuesto, la fuente de esa luz era Aled, que andaba adentro.
Por alguna razón, YoonGi se sintió desanimado al contemplar la joya. Había esperado que JiMin lo recibiera con entusiasmo, que se alegrara de haberlo salvado al traer El Bosque de Tetin, pero no. A su regreso, lo que le dijo JiMin fue, '¡Oh, encontré una joya para que Aled entrara! Así que creo que puedes devolverla'.
Dejando a un lado el hecho que no lo recibiera cálidamente, había algo más que irritaba a YoonGi, y se trataba de la mujer que con tanta naturalidad había abierto la boca para recibir la fresa de JiMin, cuando a él ni siquiera le habían dado de comer con la mano.
Le dijeron que Tzuyu era la dueña de la joya en la que entró Aled y que JiMin la había elegido recientemente como dama de compañía, pero por alguna razón, se sentía indispuesto hacia ella... ¿Y cómo no iba a sentirse de esa manera cuando JiMin lo dejaba en segundo plano después de días de ausencia y seguía charlando con su dama de compañía?
-"Entonces Tzuyu, vendrás de nuevo mañana, ¿No?"
-"Por supuesto, Su Majestad. Mañana traeré una selección aún mejor, y..."
Después de hablar hasta ese punto, Tzuyu susurró algo en los oídos de JiMin y su cara se enrojeció, poniéndose eufórico mientras tomaba las manos de Tzuyu.
-"¿De verdad? ¿Realmente lo tienes?"
-"Absolutamente, Su Majestad. Definitivamente lo traeré mañana."
-"¡Eres la mejor, Tzuyu!"
YoonGi pudo notar con toda claridad, cómo aquella dama de compañía llamada Tzuyu sonreía como la persona más feliz del mundo en el abrazo de JiMin... Incluso después de eso, los dos dejaron a YoonGi de lado durante un largo rato mientras mantenían una misteriosa conversación a solas.
Extrañamente, YoonGi escuchó muchos nombres de hombres en su charla; Jade, Max, Hugo, Cillian, entre otros. Le disgustó mucho observar cómo a JiMin se le iluminaba la cara cada vez que mencionaban esos nombres.
Aparte de eso, también las escuchó hablar de novelas de arrepentimiento, novelas de obsesión, novelas de angustia, novelas de posesión y novelas de crianza, pero no pudo saber qué significaba todo eso. Sólo después de que Tzuyu se marchara, YoonGi le preguntó a JiMin sobre el tema.
-"¿Qué va a traer esa dama de compañía para que pusieras ese tipo de expresión?"
-"¿Qué pasa con mi expresión? Es la misma de siempre."
¿Qué pasa con él? Su cara parecía la definición misma de 'estar enamorado'. Ojos brillantes, mejillas sonrojadas y labios suavemente curvados sin motivo... ¿Cómo podía afirmar que tenía la misma actitud de siempre, con esa expresión en su rostro que le provocaba un inexplicable impulso de abrazarlo con fuerza?
¿Qué le prometió esa dama de compañía para que pusiera esa expresión que nunca había visto?
-"Veo que te has hecho muy amiga de ella, a pesar de su reciente llegada."
-"¡Por supuesto! Tzuyu es una buena amiga, ¡Pero también es mi salvadora que me liberó de Aled!"
-"¿Salvadora? Todo lo que hizo fue traer una joya de su familia. Fue simplemente buena suerte."
-"Como sea, sin Tzuyu habría tenido que seguir escuchando las divagaciones de Aled. No sabe lo maniático que estaba Aled hasta que conseguimos la joya de Tzuyu, Su Majestad. Incluso durante la elección de la dama de compañía, estuvo todo el día hablando de tu impotencia... ¡Hup!"
-"...¿Qué?"
JiMin se apresuró a tapar su boca, pero por desgracia, las palabras ya habían salido de su boca.
-"Me equivoqué. Por favor, toma cualquier cosa menos mi vida."
Aled se arrodilló sobre una mesa y se inclinó ante YoonGi, que estaba sentado enfrente con la joya ofrecida por Tzuyu en la mano. YoonGi levantó la mano en alto y lanzó la joya al aire, pero por suerte para el espíritu, utilizó la otra mano para agarrarla antes de que cayera al suelo.
-"Yo, te lo ruego. Cualquier cosa menos eso... Apenas terminé de renovarla el día de ayer..."
El espíritu suplicó. Pasó un tiempo terrible buscando otra joya digna de un hogar después de que se rompiera la Esmeralda de Aled, hasta el punto de que cuando encontró lo que buscaba, gritó, '¡ESO ES MÍO!'
Después de entrar en la joya para echar un vistazo, vio rastros de que alguien se había instalado antes, por lo que se dispuso con entusiasmo a arreglar el lugar a la última moda.
'¡No puedo permitirme perder mi casa, no después de todo!'
La reticencia del espíritu a perder su casa hizo que Aled se comportara de forma servil. Su orgullo no ayudaba en lo más mínimo a su situación. Mientras Aled se agachaba y suplicaba, YoonGi habló con frialdad.
-"Aprecias tanto tu casa, pero mueves la lengua desenfrenadamente. Me pregunto por qué."
-"Exactamente como dices. Me pregunto por qué lo hice".
Aled se giró para echar una mirada furtiva hacia la cama de la habitación donde JiMin estaba acostado, exhausto y con sólo una fina manta cubriéndolo. Por el aspecto de las coloridas marcas que le quedaban en el cuello, los hombros e incluso la espalda expuesta, era evidente el afán de YoonGi en su actividad.
Después de echar un vistazo a JiMin, que había sufrido hasta el punto de roncar mientras dormía, Aled volvió a mirar a YoonGi que tenía el torso descubierto y se secó las comisuras de los labios. Aunque Aled era una entidad espiritual sin género, tenía ojos que funcionaban y podía decir que el torso desnudo de YoonGi era, 'caliente'.
Sus hombros eran anchos, sus clavículas eran firmes, y sus cincelados músculos llenos de venas ondulaban con cada uno de sus movimientos. Y aunque su mitad inferior estaba cubierta, utilizaba una gran toalla de baño para hacerlo. La toalla se había deslizado ligeramente hacia abajo para dejar al descubierto sus caderas, cuya visión hizo que Aled tragara en seco.
El hombre estaba sentado en todo su esplendor. En una ocasión, un espíritu conocido por Aled le mostró un libro de fotos mientras alababa su contenido, diciendo, 'Oye, esto es lo que llaman un libro de fotos, pero es algo fuera de este mundo. Echa un vistazo y tu mente será llevada a otro reino'. YoonGi era como una imagen sacada de ese mismo libro.
'Qué toalla tan desagradable... Si llegara un poco más abajo...'
Mientras Aled tragaba descontento, YoonGi lanzó la joya al aire antes de agarrarla de nuevo.
-"¡Detente! ¡Por favor, detente! ¡Realmente acabaré siendo un fantasma vengativo si mi casa se rompe de nuevo! ¿No has escuchado lo horribles que se vuelven los espíritus cuando son consumidos por la malicia?" gritó Aled con ansiedad.
-"Puedo simplemente erradicarte antes de que eso ocurra."
-"..."
Aled sólo pudo pudo contener las lágrimas. ¿Qué demonios había comido este bicho para volverse tan fuerte a pesar de ser un humano? El único entre los humanos capaz de blandir una espada de acero negro era...
-"¿Eh?"
Aled se perdió en sus pensamientos, pero luego se sintió sorprendido al recordar algo.
-"Espera un segundo. Emperador, tú no ingeriste la Sangre de Eugendiph, ¿Verdad?"
Regresé con esto, no aseguró que la historia continúe, porque no encontré ni en inglés
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