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Capítulo 1. La Proposición

'No voy a tolerar esto'.

JiMin rechinó los dientes mientras miraba a través de la ventanilla del carruaje el hermoso y amplio castillo blanco que se veía a lo lejos. Las sirvientas sentadas frente a él no sabían qué hacer, pero eso no importaba en absoluto. JiMin estaba tan furioso que ni siquiera las miraba.

Miró su propia vestimenta. Un velo con encaje finamente tejido, un traje de seda blanca muy suave, y en las hombreras había un conjunto de brillantes perlas cristalinas.

Sí. Lo que JiMin llevaba era un vestido de novio.

JiMin iba a casarse, pero no estaba nada contento. Cuanto más se acercaba al castillo, más sentía que se le estrangulaba la garganta. Cuando el carruaje de JiMin atravesó las puertas de la ciudad, una banda que había estado esperando su llegada comenzó a tocar música. Aunque la melodía era hermosa, para los oídos de JiMin sólo sonaba como una música fúnebre.

'Si entro... moriré'. En el instante en que este pensamiento cruzó su mente, el rostro de JiMin se volvió aún más pálido.

- "Sálvenme... "

No pudo evitar pedir ayuda inconscientemente. Pero las sirvientas sentadas frente a él no hicieron nada al respecto. Simplemente asintieron con compasión en sus rostros.

Una de ellas dio una respuesta, le dijo.

-"Moriremos si huyes."

-"..."

'Vamos, ¿No pueden consolarme un poco?'

JiMin volvió a rechinar audiblemente los dientes antes de dirigir una mirada al ramo que sostenía. La razón por la que JiMin rechinaba sus dientes en lo que debería haber sido el día más feliz de su vida era simple.

'¿Por qué tengo que casarme con el emperador? '

Había un gran problema con el hombre que iba a convertirse en su esposo

El Emperador YoonGi.

Se casaría con ese hombre. Sin embargo, el problema radicaba en que se trataba del peor y más loco tirano del continente. Tanto que nadie se sorprendería incluso si asesinara a su prometida el mismo día de su boda.

'¿Cómo terminaron las cosas de esta manera...?'

JiMin recordó los acontecimientos de hace un mes.

JiMin era un hijo ilegítimo del rey de Navitan. El rey se acostó con una sirvienta en estado de embriaguez, y nació un niño que era la viva imagen de la familia real de Navitán; un hermoso cabello platino y ojos verdes. Cuando JiMin nació, el rey no tuvo más remedio que reconocerlo como su hijo.

Sin embargo, eso no significaba que JiMin creciera siendo amado.

Su madre, que era una sirvienta, falleció poco después de que JiMin naciera. Por esa razón, JiMin fue enviado a una villa real situada en un rincón del palacio real, donde crecería. Aunque recibió una educación mínima como doncel y príncipe, su trato no era mejor que el de una sirvienta en comparación con las doncellas y donceles del palacio principal. Sin embargo, JiMin no se sentía ofendido.

'Al menos se me reconoce como príncipe'.

Si no hubiera sido reconocido, hace tiempo que habría sido expulsado del palacio. En cierto modo, tenía una vida cómoda. El rey nunca lo llamaba, y él podía pasar el tiempo ociosamente en su villa. Una vida de comer, dormir y jugar sin tener que trabajar. Le resultaba ligeramente tedioso repetir los mismos días una y otra vez, pero era mejor que sufrir.

Ocasionalmente, como hoy, JiMin ofrecía flores a la tumba de su madre en un rincón de la villa real mientras murmuraba para sí mismo.

-"Madre. Seguiré viviendo de esta manera, hasta que algún día me vendan como segunda pareja matrimonial de un viejo y rico aristócrata militar, ¿Verdad?"

El único mundo que JiMin conocía existía estaba dentro de los libros que leía, pues no podía salir libremente. Incluso esos libros eran traídos en su mayoría por las sirvientas de la villa.

-"Siempre sucede eso en los libros."

Si su madre aún estuviera viva, le habría gritado, '¡Eso es porque todo lo que lees son novelas románticas!', y le habría dado un golpe en la espalda. Pero los muertos no pueden hablar, así que JiMin siguió murmurando solo.

-"Yo no vivo en un cuento de hadas. Estoy seguro de que no hay ninguna posibilidad de que un compañero de matrimonio forzado sea un gran duque del norte dedicado únicamente a su esposo, y que además sea un hombre extraordinariamente guapo..."

JiMin leía las novelas que disfrutaban las sirvientas de la villa real y llegó a saber cuál sería el final de un príncipe y doncel en su posición. Un príncipe ilegítimo que no era amado peor siendo doncel, pero que tenía todas las características de la familia real. Era un excelente producto para que el rey lo vendiera sin culpa.

Si al menos hubiera nacido feo, podría sentir algo de seguridad.

Gritó JiMin, aferrándose a un espejo.

-"¡Tan innecesariamente bonito!"

Incluso JiMin encontraba su reflejo en el espejo un poco bonito. Piel blanca y labios rojos. Ojos verdes como los bosques en verano y extremidades delicadas.

'Sin duda, me venderán caro. Yo soy muy bonito'.

JiMin se sentía irritado cada vez que se miraba en el espejo. Aunque eso no significaba que quisiera ser feo.

Los días pasaron hasta que un día, los asistentes del palacio principal irrumpieron de repente en la villa real donde él residía.

-"¡Espera! Suéltenme, ¿Quieres?"

Los asistentes le dijeron que el rey lo había llamado y prácticamente lo arrastraron.

-"¿Por qué hacen esto?"

-"Pronto lo sabrás. Es algo bueno."

'Si es algo bueno, ¿Por qué no pueden mirarme directamente a los ojos?'

Y como él esperaba.  Su padre, el Rey de Navitán, con el que se encontraba por primera vez, soltó una barbaridad en cuanto lo vio.

-"¡Felicidades! Tu compañero para el matrimonio ha sido decidido."

-"...En primer lugar, un placer conocerle, padre"

JiMin saludó educadamente al Rey de Navitán, que se comportaba tan amablemente como si estuviera encontrando a un hijo con el que había hablado ayer mismo. Era la primera vez que veía a su padre en los veinte años transcurridos desde su nacimiento, pero no sentía alegría, ni afecto, ni nada parecido.

'¿Cómo es que no nos parecemos en nada?'

Aparte de su cabello platino y sus ojos verdes, su padre no tenía el más mínimo parecido con él. Tal vez su madre, cuyo rostro no había visto nunca, era una belleza asombrosa.

-"¿Se refiera a mi boda?"

-"Sí. He estado muy preocupado porque aún no te has casado a pesar de ser mayor de edad, pero..."

-"Oh, como el diablo."

-"¿Perdón?"

-"No es nada. Por favor, continúa."

-"Hem. Como decía. Estaba buscando por todas partes a una pareja para ti cuando recibí por casualidad una fantástica carta de propuesta de matrimonio. "

Realmente, ¿Quién diablos le había enviado la carta para que el rey le diera tanta importancia? JiMin esperó a que el rey hablara, pensando que no le sorprendería ningún nombre que saliera de su boca.

-"Para mi total sorpresa, la carta era de..."

-"...¿De?"

-"¡El Emperador YoonGi!"

-"¡Haaa!"

Un grito salió de la boca de JiMin al escuchar el nombre, a pesar de haber preparado su mente de antemano.

'¿Qué? ¿Emperador YoonGi?'

-"¡Jajaja, debes estar muy feliz hasta el punto de gritar!"

-"N-no. ¡Sólo espera un segundo!"

-"Estás tan emocionado que incluso tartamudeas. Qué alivio. Ahora bien, prepárate para salir hacia el Imperio de inmediato y..."

-"¿Estás loco? ¿Por qué no me matas ahora mismo mejor?"

Se quejó JiMin, sin importarle si estaba hablando con el rey.

Había estado preparado para que lo vendieran como esposo a un noble adecuado. Pero no esto. ¿Quién era el Emperador YoonGi? Un hombre que era considerado el hombre más loco del continente y un infame tirano.

Tan pronto como ascendió al trono de emperador a la joven edad de dieciséis años, cortó personalmente las cabezas de innumerables parientes, sin perdonar a nadie, ya fuera del lado materno o paterno de la familia. Se les condenó por traición. El emperador colgó las cabezas que cortó en la entrada del palacio imperial para exhibirlas, infundiendo temor a las masas. Un funcionario lo denunció valientemente por haber cometido una grave transgresión de la ley moral. Sin embargo, el emperador no pestañeó en capturar al funcionario y a su familia, luego los llevó a su fin.

-No te habrías atrevido a hablar de esa manera si hubieras probado el veneno que consumí. Así que hice que lo prepararan. Primero, alimenté a tu primer hijo con el mismo veneno.

El rostro del funcionario palideció ante sus palabras.

-¿Por qué esa cara? Casi parece que sabes lo doloroso que es ese veneno.

-Su Majestad. Yo...

Mientras tanto, su hijo mayor se retorcía enloquecido en el suelo, sangrando por todos los orificios de su cuerpo hasta morir. El Emperador le lanzó una espada y una botella de veneno al segundo hijo del funcionario. Luego, le dijo.

-Haz tu elección. Mata a tu padre y vivirás. No lo hagas y tú también ingerirás ese veneno.

El segundo hijo del funcionario vio a su hermano muerto e inmediatamente tomó la espada. Y entonces, apuñaló a su tembloroso padre. Atravesado por la espada de su hijo, el funcionario se arrastró por el suelo. El Emperador lo contempló y habló en voz baja, con indiferencia.

-Parece que aún respira, así que dale también veneno.

-Su Majestad, eso...

-Morir experimentando la potencia del veneno que ordenó, ¿No parece es una escena interesante?

Sólo entonces la gente se dio cuenta de que el funcionario que se arrastraba era alguien que había intentado acabar con la vida del Emperador. A partir de ese momento, las voces de desacuerdo en el imperio desaparecieron. Una vez que asumió el trono, el emperador comenzó a hacer guerras de forma frenética. Como si todas las naciones del mundo fueran una perdición para él.

Diez años después, no existía ningún país que no se arrodillara ante él. Naturalmente, lo mismo ocurría con el reino de Navitan. En todo caso, ¿Por qué?

-"¿Por qué demonios el Emperador YoonGi enviaría una carta proponiendo matrimonio a un país tan pequeño como este...?"

JiMin no podía comprender el asunto. El continente estaba repleto de países donde podía encontrar una esposo. Entonces, ¿Por qué había elegido este reino entre todos los demás?

-"¿¡Un país pequeño!? Nuestro país Navitan definitivamente es..."

-"Sí, de acuerdo. Entonces, ¿¡Por qué envió la carta!?"

-"Bueno esto es lo que quiero decir..."

El rey se acobardó y tartamudeó ante el grito de JiMin.

El rey le mostró a JiMin la carta de propuesta de matrimonio que llevaba el escudo del emperador. JiMin la tomó en sus manos y comenzó a leerla. Y momentos después, estalló de incredulidad.

-"No pensaba en algo como el matrimonio, pero ¿Tengo que casarme por culpa de la gente que no hace nada bueno? ¿Y eligió este país para enviar la carta por sorteo? Además, ¿Qué es esto? ¿Qué le envíen un príncipe doncel sano que pueda concebir puesto que él necesita un sucesor? ¿Qué cree que soy? ¿Una bestia reproductora?"

-"¡Insolente! Es una carta del Emperador. ¡Cuida tu boca!"

-"¿Crees que tengo la mente para eso en este momento?"

JiMin arrojó la carta al suelo. El rey de Navitan se apresuró a recogerla y se la entregó cuidadosamente al chambelán principal.

-"En cualquier caso, como están las cosas, debes irte. Me siento aliviado al escuchar tu voz tan llena de energía y vigor. Toma. ¿Qué están haciendo todos ustedes? ¡Prepárense para la partida del príncipe!"

-"¡Desde cuándo me tratas como un príncipe!"

-"¡Desde hoy!"

Los asistentes agarraron a JiMin y lo apartaron ante las palabras del rey. A la salida, sus hermanos y hermanas, a los que veía por primera vez, lo despidieron con la mano.

-"Te quiero, JiMin. No te olvidaremos nunca."

-"¡Me acordaré de ti, JiMin!"

-"¡Ha sido un placer conocerte y no nos volvamos a ver nunca más!"

-"¡Cuidaré bien de tu cadáver!"

'¿Qué? Dejando todo de un lado, ¿Deberían decirle esas cosas a su hermanastro que están conociendo por primera vez? ¿Por qué no me maldicen en su lugar?'

Los príncipes y princesas, cuyos ojos verdes y cabello platino eran prácticamente idénticos a los de JiMin, se despidieron mientras lo arrastraban. Por supuesto, JiMin levantó el dedo medio hacia ellos.

'Eso fue hace un mes'.

Pronto, JiMin fue llevado al Imperio. Luego, en una mansión cercana al palacio imperial, tuvo que estudiar la etiqueta y la historia del imperio durante un mes. Sus estudios incluían lo que le gustaba y lo que no le gustaba al emperador, incluso hasta asuntos relacionados con el dormitorio. Todos sus tutores sintieron empatía con él.

-"Rezo para que sobrevivas."

-"..."

Finalmente llegó el día de la boda y sus tutores lo despidieron, secándose los ojos con pañuelos mientras él subía a un carruaje. Parecía que en lugar de 'despedir al novio antes de su boda', estaban despidiendo a un ataúd antes de su funeral.

'¡Todavía no estoy muerto! Aunque lo estaré pronto'.

Había escuchado muchas historias sobre el Emperador YoonGi durante su estancia en la mansión. La mayoría eran sobre la frecuencia con la que mataba a la gente. Y también escuchó que la gente del Imperio tenía mucha curiosidad por saber cuántos días pasarían antes de que JiMin, el futuro esposo del Emperador, muriera.

Mientras JiMin estaba sumido en sus pensamientos, el carruaje se detuvo. Los asistentes imperiales abrieron la puerta del carruaje, dejando al descubierto la vista de innumerables soldados alineados junto a una alfombra roja mientras pétalos bailaban en el aire. JiMin respiró profundamente.

Pensar que tenía que morir con tanta extravagancia.

Estaba hirviendo de rabia. Había vivido tranquilamente encerrado en su villa real y se había preparado para que lo vendieran.

'¿Pero no es demasiado enviarme para que muera de esta manera?'

Sintió que se renovaba su furia hacia el reino de Navitan.

'Piensas vivir una vida cómoda después de matarme de esta manera'.

Si de todos modos moriría, no lo haría tranquilamente. Al menos, sería divertido encargarse de bastantes personas para evitar el aburrimiento en el camino al infierno.

'Ya que no pudimos estar juntos en vida, reunámonos en la muerte, padre. Y ustedes también, queridos hermanastros'.

-"¿Píncipe JiMin?"

JiMin no bajaba del carruaje, lo que hizo que un asistente imperial lo llamara.

-"Su Majestad está esperando. Debe darse prisa..."

Las comisuras de la boca de JiMin se curvaron.

'Bueno, entonces, si de todos modos voy a morir, haré que se desate un infierno antes de que me vaya'.

Entonces, con firme determinación, JiMin abrió los labios para hablar.

-"No. "

-"¿Perdón?"

-"He dicho que no quiero. "

-"¿Qué...?"

JiMin sonrió alegremente al desconcertado asistente.

-"No voy a dar ni un solo paso a menos que Su Majestad Imperial venga a recogerme personalmente."

Y así comenzó su camino hacia la locura.

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