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CAPITULO 62

— ¿Estas bien Lorraine? — pregunto Federick tras ingresar a la habitación y ver a su querida compañera perder todo el color.

— Si, es solo que...

— ¿Qué es eso? — dijo mientras fijaba su mirada en la nota que ella apretaba entre sus manos, ella al darse cuenta de a donde se dirigía su mirada intentó ocultarlo sin mucho éxito.

— No es nada. — contesto con fingida serenidad, aunque aun para alguien que era ligeramente lento en descubrir emociones, aquello le resultaba mas que evidente.

— Si no fuera nada no estarías así.— dijo quitándole la nota de las manos con maestría.

— Es de Regina — murmuró mientras leía la minúscula nota.— no entiendo porque algo así te pondría mal, pero si no deseas asistir ella lo entenderá— dijo amablemente creyendo que su palidez se debía a los nervios que esta podía sentir por encontrarse con alguien como su querida prima. Después de todo tales nervios eran normales y entendibles.

Lorraine debería socializar con Reggie ella era un sol, mientras estuviera dispuesta a darle una oportunidad la trataría como una hermana, eso era mas que obvio viendo la relación que mantenía con Prudence. Dejando de lado su ferviente afecto por su prima, y pensando en la situación de manera objetiva para Lorraine acercarse a alguien del estatus de Regina solo contenía ventajas, ella podría ayudarla a mantenerse firme en Londres. 

Pero aunque era consiente de ambos puntos y aunque debía de admitir que deseaba que ambas se acercaran tanto por su propio deseo egoísta de que las personas que le importan se lleven bien, como por el hecho de que alguien mas pudiese proteger a Lorraine, y que esta no resultase herida en una sociedad en la que las apariencias determinan el destino de uno. 

Aun sabiendo todo aquello le era imposible obligar a Lorraine a hacer algo que ella no quisiese, era aun mas reacio a transmitirle preocupaciones innecesarias, no quería que ella anduviese siempre como si se hallara en el filo de una espada, el la trajo desde Francia porque deseaba que ella pudiese comenzar de nuevo. Una nueva vida, un nuevo comienzo, una nueva historia para ella, para ambos.

Lo había visto en su mirada muchas veces. Había muchos secretos en ella, muchos mas de lo que alguien debería de cargar por si mismo. Cuando hallaba su mirada perdida siempre surgía en él el impulso de querer saber, de preguntar. Cuantas veces a querido decirle. Esta bien. Estaré contigo de ahora en adelante, nadie te dañara, ha querido cargar su pasado, su presente y su futuro. Compartir cualquier carga, dolor o felicidad. Mas en el último instante nunca fue capaz de decirlo ya que ella siempre esquivaría su mirada expresando que aun no podía, que no estaba lista para ello. En aquellos instantes solo se quedo silenciosamente a su lado acompañándola, esperando que su compañía por mas insignificante que esta resultase pudiese mitigar un poco su pena. 

Su nerviosismo podía entenderlo.

Aunque no era consiente de su historia por completo, si sabia una o dos cosas. Podría haber preguntado, haberle pedido a alguien que investigara su pasado, pero nunca se vio capaz de hacerlo, sentía que si hacia aquello rompería la confianza entre ambos. 

Lorraine era como un vendaval, llegando a su vida de manera fuerte, inesperada e impredecible, y por ello en el fondo siempre había tenido una especie de ansias, un miedo a que un día despertara y ella desaparecería y no seria capaz de encontrarla.

Tal vez por ello no había insistido en preguntar mas sobre su pasado, no porque no le importara sino porque siempre que quería preguntar o tocaba un tema cercano podía ver aquel cambio en ella, el aire de la habitación parecía hacerse mas delicado, parecía que si el preguntaba mas ella seria como un frágil cristal y terminaría rompiéndose. O tal vez toda su relación era como aquel cristal y terminaría por romperse frente a sus ojos y desaparecer dejando atrás solo pequeños trazos. Trazos con los que el nos sabría como lidiar, pero el no lo creía así.

Tiempo, se dijo a si mismo mas de una vez.

El tiempo para ellos aun era muy corto, siempre había creído que habría un día en el que ella querría hablar, el escucharía, limpiaría sus lagrimas si ella las derramaba, se enojaría por ella, la consolaría, seria quien fuese necesario en ese momento. Un caballero o un bandido, no importaba mientras pudiera estar a su lado. 

— Me encargare de presentar tus excusas, no debes de angustiarte.— susurro con preocupación acercándose a ella.

— Yo... — quiso decir algo mas pero aquellas palabras murieron antes de siquiera terminar de formularlas, era incapaz de decir algo mas tras enfrentarse con aquella mirada. Con aquellos ojos llenos e luz, de preocupación y de mimos. Aquella mirada que era mas dolorosa que un puñal para alguien como ella.— No, no es eso. Solo he estado muy cansada últimamente.

— Tal vez deberías de quedarte.— dijo mientras le tocaba el rostro con dulzura.

— No, ya había dicho que lo haría y no tendría sentido posponerlo.— respondió, mientras su mirada solo demostraba la firmeza que se encontraban escondidas tras aquellas palabras — Además salir un poco no me causara daño. No he ido a muchos lugares desde que llegamos, salir siempre ayudara a mejorar mi humor. Además estoy segura de que tu prima será una excelente guía.

— Si estas segura, espero que te diviertas y no te sobre esfuerces si te sientes mal, Regina entenderá, es un ángel. Te amara como yo lo hago.

— Si, estoy segura de que nos llevaremos bien, ahora iré a alistarme no quiero perder contra tu prima. — dijo sonriéndole coquetamente, aunque fue solo un destello el no pudo notar la profunda contradicción que brillo en sus ojos por unos instantes, pues solo ella sabia que las cosas no serian tan simple. 

Era la regla de su vida después de todo, nada duraba para siempre, en especial lo que estaba cerca de ella, todo desaparecía mucho, mucho antes de lo esperado.

...

¿Por qué había pasado eso?

De todas las miles de personas que habitaban el lugar, no podía haber sido otra persona.
Cualquiera.
No hubiese importado

Cualquiera que no fuera ella, con eso se habría dado por satisfecha.
No le hubiese importado que fuera alguna noble prepotente, que la despreciara por su forma de ser o por su posición, o que fuera un incordio.

Cuando Federick había descrito a su adorada prima, que para él era como su hermana como un bello y dulce ángel había pensado que se encontraba demasiado enamorado de ella como para ver cualquier defecto que esta pudiese tener.

La falta de objetividad en sus palabras le hizo pensar que debía de estar preparada para todo.

Había conocido muchos tipos de nobles en su vida. 

Muchos mas de lo que le gustaría.

No seria exagerado decir que se podría jactar de decir que ella tenia mas experiencia con estos, que muchos de los miembros de su propio circulo, por lo menos en lo que concierne a ver sus verdaderos rostros. En cuanto a los juegos de hipocresía que a estos les gustaba representar, era un acto que cualquiera podría realizar.

Habría preferido recibir una bofetada de alguno de ellos antes de volver a reunirse con ella en dicha situación.

Verla.
Verla había sido extrañamente mortificante.
Después de su última reunión ella había intentado borrar cualquier rastro de remordimiento que podría haberse instalado.

Ella no había hecho nada malo.
Sus palabras, habían tenido un motivo. Uno egoísta y ruin tal vez, pero para ella había sido algo que necesitaba.
Ella necesitaba a Harry.
Originalmente no pensó en nada al reunirse con ella.
Nada mas allá de una ligera curiosidad por quien podría haberle arrebatado aquello que ella pensó que podría pertenecerle, nunca fue tan ilusa como para soñar que algún día tendría una familia y una vida feliz con Harry. Ella era muy consciente de que ambos tenían sus propios motivos para reunirse y ninguno de los dos jamás le mostraría su lado vulnerable al otro, solo una cara con la que jugar. Pero aun así, de alguna forma se volvió renuente a dejarlo partir.

Al verla vio todo lo que jamás podría ni tendría permitido ser.

Lo que jamás se le permitió soñar.

Por lo menos no desde que podía recordar.

Todo cambio después de escucharla hablar, se veía tan joven, tan vivaz.
Al verla solo podías deducir que era una joven que jamás había pasado por ningún tipo de dificultades y atravesaba su primer amor lleno de sueños y esperanzas.

Y ella se las había roto.  

Como una mariposa a la que se le cortaban las alas tras salir del capullo.

No estaba segura porque lo hizo, tal vez de alguna manera retorcida dentro de ella pensó que al hacerlo lograría cierta satisfacción propia. Pero contrario al arrebato del momento, no había sentido la cantidad de satisfacción que pensó que dicha acción le traería.

Solo nada.
La nada era un sentimiento tan normal, que había habitado en ella como una segunda piel toda la vida, no era algo a lo que le debía un especial cuidado.

Se había deshecho rápidamente de cualquier pensamiento de culpa que pudiese sentir, antes de que estos siquiera pudiesen pensar en anidar en su interior.

Solo pensó en ello unos segundos, jamás contemplo lo que desencadenarían sus acciones, era un primer amor, un primer corazón roto, terminaría encontrando a alguien mas, o su familia decidiría por ella que es lo que les pasa a jóvenes como ella. Sufrirá un tiempo, pero terminara por olvidarlo después de unas pequeñas caricias en casa.

El no la hubiese tenido a su lado mucho tiempo de todas formas, la he ayudado a abrir los ojos. De alguna forma le he hecho un favor. Aquellos fueron las respuestas que hallo para si misma y con las cuales se dio por satisfecha.

Pero ahora, tiempo después aquellas palabras no le resultaban tan convincentes como en su momento.

Ahora solo sentía que había cavado un poso para si misma, uno tan profundo que tal vez no podría salir de el.

Siempre había pensado que otros eran los responsables de que su vida tomara este rumbo, pero hasta ahora empezaba a pensar que tal vez ella misma había hecho mas de lo que recordaba.

Pero aun así, ella no quería perder todo otra vez. 

No otra vez.

— Señorita — dijo una de las doncellas ingresando tímidamente a la habitación — el carruaje de la casa Warthon espera afuera por usted.

— Voy enseguida — respondió tras mirarse unos segundos mas en el espejo. Debía decir que había hecho un gran esfuerzo al vestirse para esta ocasión, había escogido el vestido mas pulcro que pudo hallar, por mas deprimente que este le pareciera. — Espera un segundo... —dijo al ver que la doncella estaba por retirarse.

— ¿Hay algo que la dama necesite? — pregunto un poco nerviosa. Muchos de los empleados en la residencia no estaban seguros de como tratar a la dama. Entre los sirvientes había quienes decían que ella seria la esposa del señor, otros decían que solo era una amante. 

La dama en ocasiones solía ser demasiado liberal para personas como ellos.

— Ella... ¿Lady Regina vino acompañada por alguien? — pregunto nerviosamente.

— ¿Acompañada? —  dijo la criada con duda —  No, la Lady vino sola. Se encuentra hablando con el señor en el salón.

— Ya veo, diles que bajare en unos momentos.

¿Qué esperaba?

Acaso esa persona querría verla. No, no ahora que los intereses de ambos iban en direcciones opuestas.

El se había enfrascado en la línea del romance, y ella en la de la supervivencia.

Por mas irónicas que dichas líneas pudiesen parecer.

¡Hola a todos!

Les traigo un nuevo capitulo. Se que no he actualizado la novela en meses y créanme que me a costado recordar como continuarla. 

Estos meses han sido duros y mi vida a estado girando entre mi padres y la universidad (en especial con las clases en línea por la pandemia), no he encontrado tiempo para nada mas, y debo de admitir que en algún punto olvide todo. Mi móvil (como sabéis siempre acostumbro escribir en el) fue el primero en caer por un descuido mío y para alguien como yo que no recuerda contraseñas y confía en el pass para solucionarle la vida fue un desastre. 

Ya me encuentro a poco mas de un mes de acabar otro ciclo en la universidad y próxima a recibir vacaciones. Con lo cual podre tener mas tiempo libre para dedicarlo a escribir y a leer.

Mil gracias a todos y todas por leer la historia.

Los y las adoro💕

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