CAPITULO 56
— Mi lady, llegamos a la residencia — dijo el conductor abriendo la puerta del carruaje y tendiéndole la mano a Regina para ayudarla a descender.
— Gracias, no creo que tardemos mucho tiempo — dijo Regina con amabilidad — apreciaría que pudiera esperar por nosotras.
— Como usted ordene mi lady. — contesto servilmente haciendo una pequeña inclinación.
— Bueno aquí vamos — dijo avanzando hacia la entrada de la residencia.
...
Pese a que todo había empezado de esa forma ¿cómo es que había acabado de aquella manera?
La imprudencia sin duda alguna era algo por lo que debía de redimirse, no había sido cauta y había acabado envuelta en una extraña situación.
FLASH BACK
— Buenos días, podría usted presentarse — dijo el mayordomo de la residencia con voz casina, aunque Regina tenía la suficiente experiencia como para saber que la estaba evaluando.
— Por supuesto — contesto Regina haciéndole una señal a Cindy para que sacase una de las tarjetas de presentación — Soy Lady Reg...
— Lady Regina vino — dijo una voz llena de entusiasmo. Sus pasos se escucharon veloces, hasta que dicha persona se aproximó hacia la entrada interponiéndose entre Regina y el mayordomo — no creí que vendría hoy mismo, pudo haberme ignorado aunque tenía la esperanza de que ese no fuera el caso. Gracias por venir, pase por favor. — dijo jalándola hacia el interior con una expresión feliz.
Era la primera vez que entraba en la residencia de Londres de la familia del duque de Saint Albans. Pese a que podrían haber tenido una decoración mucho más ostentosa dada su posición social y la muy conocida riqueza que ostentaban. La residencia parecía estar decorada con gracia y distinción. Sin dudad alguna el decorador y los habitantes de la residencia habían hecho alarde de mantener un buen gusto, aunque aquel punto ya debería de haberle quedado claro después de haber estado en la fiesta campestre de la duquesa.
Aunque pensara en aquel detalle, debía admitir que no había prestado demasiada atención a ese tipo de detalles. Había tenido la cabeza demasiado ocupada en otras circunstancias, que en aquel momento eran mucho más relevantes que fijar su atención en la decoración del lugar. Por lo menos aquella era su perspectiva de manera particular, aun así se abstendría de hacer dicho comentario en presencia de su tía Charlotte o incluso en presencia de su tolerante y directa tía Philipa. Ambas damas se tomaban muy enserio la influencia que los diseños de interiores representaban a una familia de manera social.
— Bueno creo que deberíamos de tomar el té y hablar un poco antes de que la batalla inicie — comentó Eloise alegremente, mientras terminaba de darle indicaciones a una doncella que pasaba por uno de los pasillos — por favor ingrese, siéntase cómoda. Es mi salón del té favorito — agrego instándola a ingresar a un pequeño y cómodo salón tapizado con paredes azul cielo.
— Puedo ver porque, es un salón verdaderamente hermoso — dijo con sinceridad al notar que hasta los detalles más pequeños de la habitación parecían haber sido pensados con mucha seriedad y delicadeza.
— ¿Lo cree así? — Pregunto animada y un poco ruborizada — siendo honesta siempre me he encontrado un poco avergonzada de mostrar este salón, hasta el momento solo han ingresado los miembros de mi familia que serían demasiado amables como para decir si algo no concordara con sus gustos para evitar dañar mis sentimientos. Y Gabrie... Lord Castlereagh, que es demasiado distraído como para fijar su atención en algo como la decoración de una sala del té.
— ¿La decoración fue hecha por usted? — pregunto Regina gratamente sorprendida.
— Sé que aun mis gustos no han alcanzado el suficiente refinamiento, espero poder recibir vuestros consejos — dijo Eloise humildemente a modo de respuesta. Pese a que muchas veces amaba burlarse de las personas, disfrutar del día a día desinteresadamente. Había algo que había logrado llamar su atención desde pequeña, aquella habitación había sido uno de sus pocos pasatiempos. Uno por el que su madre no habría podido quejarse, pues consideraba que era parte de su propio modo de entrenamiento para ser una dama.
— Si me permite ser sincera, me atrevo a decir que me encuentro un poco celosa por su don — dijo suspirando y mirándola con amabilidad.
— Por favor no diga algo así, he escuchado mucho de usted y sé que es bastante alabada por mantener un gusto prístino y elegante.
— Me alaba que tenga aquel concepto de mí, más creo que usted y yo estamos en niveles totalmente distintos. Sin duda alguna la que debe de pedir consejos no es otra más que yo. — Respondió honestamente, al ver que Eloise estaba por refutar añadió — Por más que me lo pidiesen no sería capaz de encontrar algo que no concordase con el ambiente que genera esta habitación. Desde el momento en el que ingresas te trasmite una cálida bienvenida.
— Gracias por sus palabras.
Si iba agregar algo más o no, Regina jamás podría saberlo pues en aquel instante se escuchó el sonido de la puerta. La doncella de hace algunos momentos traía el té y galletas.
— ¿Puedo preguntarle porque vino Lady Regina? — pregunto Eloise mientras terminaba de servir el té — No me mal entienda, no podría acabar de expresarle lo feliz que me hace que haya venido, mas amabas sabemos que mi petición no fue de lo más acorde y nunca le hubiese reprochado que la ignorara.
— Supongo que solo pudo haber sido curiosidad — contesto mientras recibía el té que Eloise le ofrecía.
— ¿curiosidad? ¿Por qué? — pregunto no pudiendo ocultar su desconcierto. — la que se encuentra curiosa, y creo que ya se lo he reiterado muchas veces soy yo.
— Aunque lo dude Lady Eloise, estoy mucho más que curiosa por saber la historia detrás de su cautiverio — dijo no pudiendo evitar reírse por las reacciones que demostraba Eloise.
— Mi cautiverio eh, no sé si sea una historia demasiado interesante. Aunque tal vez para algunas damas u otros miembros de la sociedad resultaría algo escandalosa.
— Con aquella introducción no hace más que lograr que mi curiosidad aumente.
— Supongo que puedo contárselo. Me debo a mi amado publico después de todo — dijo suspirando dramáticamente — más debo pedirle discreción al respecto, no quisiera que por ningún motivo mi hermano se enterase de las circunstancias.
— No se preocupe, no pienso decirle nada.
— Los protagonistas de mi trágica historia vendrían a ser, una hermosa, frágil e inteligente dama y su bobo e inútilmente tenaz amigo.
— Debo de suponer que la bella dama no es otra más que usted, mientras que el bobo amigo seria...
— Gabriel... el vizconde Castlereagh — se corrigió rápidamente — lo siento, por más llamadas de atención que he recibido siempre me cuesta trabajo recordar que lo correcto es llamarlo por su título. Supongo que para un caballero y una dama el dirigirse con sus nombres en público es demasiado íntimo, para las sensibilidades de los nobles.
— ¿Usted cree que ese es el caso? — pregunto Regina curiosa por el repentino cambio.
— No, de ninguna manera — contesto determinada — creo firmemente que si ambos son amigos no debería haber ese tipo de barrera. Más si incumplo aquella norma, estoy segura de que la señorita Mitchell me sermoneara luego.
— Comprendo, así que ¿qué sucedió entre usted y el vizconde de Castlereagh?
— No es nada de lo que pueda imaginar en ese sentido. Viéndolo ahora, es una situación tonta. — Dijo sin poder evitar suspirar al recordar la situación pasada — aunque si lo mira desde otro punto de vista, mi madre tuvo parte de la culpa en todo, si no fuera por el juego que ideo no habrían sucedido la cadena de hechos que nos hizo llegar hasta el momento del incidente.
— Si no recuerdo mal ¿usted y Lord Castlereagh no formaban pareja con otras personas?
— De hecho sí, terminamos por hacer algún tipo de cambio de parejas. Mi pareja en el juego era Lord Hereford, y la de Gabriel era Lady Florence.
— También compuso sonetos para usted — pregunto Regina lanzándole una mirada ligeramente compasiva, pues ella había vivido una situación parecida en su primera temporada.
— Así que no fui su única víctima, bien eso me hace sentir mucho mejor. Aunque también me consuela el saber que Gabriel paso momentos mucho más difíciles, aunque eso solo según su percepción.
— Lady Florence es una dama un poco difícil, aunque no hay maldad en sus palabras, es solo un poco...
— ¿Cotilla? ¿Boba?, no se preocupe en tratar de decirlo suavemente, creo que es algo que incluso ella misma sabe. Aunque desde luego aquello no es algo por lo que debamos condenarla, no hay mucho que pueda hacer al respecto. — Dijo restándole importancia — resumiendo mi aventura. Mientras escuchaba los sonetos de Lord Hereford sobre como mi belleza se asemejaba a los riachuelos o algo así, me encontré con Gabriel. Siendo sincera en un primer momento al verlo me sentí aliviada y pensé en pedirle ayuda pues aquel juego sin sentido ya había agotado mis energías. Mas por lo que pude ver, él no se encontraba en una mejor situación que la mía, si yo le pedía ayuda el me pediría algo a cambio. Así que preferí esperar a que el fuera el primero en pedirla. De alguna manera logramos lograr separarnos de nuestros acompañantes, aunque el precio fue una repentina debilidad en Gabriel.
Originalmente, pese a mi naturaleza, en esta ocasión debo señalar que yo fui la voz de la razón al decirle que lo mejor sería regresar a la residencia. Más Gabriel estaba empeñado en encontrar el dichoso tesoro. Algo sobre una retribución justa por haber soportado un tiempo más que considerable en compañía de Lady Florence. Estuvimos caminando por un tiempo considerable hasta que empezó a llover, estábamos llegando al... a uno de los jardines más alejados de la propiedad — agrego rápidamente haciendo su vacilación imperceptible, por más que hubiese prometido contarle. Había detalles que no podía compartir con Lady Regina. No podía decirle que ella y Gabriel, habían espiado casi casualmente la conversación que ella y su hermano habían mantenido. — Parece ser que habíamos encontrado el lugar en el que buscar, el suelo había empezado a formar lodo así que fue inevitable que nos ensuciáramos bastante.
Debo de señalar que Gabriel se quejó considerablemente más que yo por ese punto. En fin, cuando entramos a la residencia fuimos descubiertos por mi madre en esas fachas así que, ya ve, mi castigo es el resultado de mi comportamiento inapropiado.
— Aunque aún creo que es un poco injusto, entre Gabriel y yo él es considerablemente más culpable, sería más que justo que también recibiera un castigo. Pero apostaría varias monedas de oro a que se encuentra divirtiéndose, mientras yo me encuentro encerrada. — señalo indignada.
— Lady Eloise, sé que lo que voy a preguntar es un atrevimiento pero no puedo evitar ser tan honesta como usted lo fue conmigo en una ocasión ¿cuál es la naturaleza de su relación con el vizconde Castlereagh?
— ¿Naturaleza? — Pregunto sorprendida por aquella inesperada pregunta — creo que me malentiende, nosotros solo somos amigos eso es, solo somos ami...
— Eloise — dijo una nueva voz ingresando al salón — Eloise querida ¿porque no me informaste que teníamos visitas? — dijo afablemente la duquesa viuda haciendo su entrada con un rostro sonriente.
— Madre — dijo Eloise sorprendida por su llegada, pues ella había anticipado que tenía algo más de tiempo antes de que alguno de los sirvientes le comentase a su madre sobre la llegada de Lady Regina a la residencia — creí que estabas descansando, no quería molestarte.
— No seas boba, Lady Regina jamás sería una molestia. — Dijo sentándose frente a ellas — oh querida me alegra mucho verte nuevamente. Encontrarte más pronto de lo que había anticipado es una grata sorpresa.
— Gracias por recibirme en vuestro hogar, es un placer verla nuevamente su excelencia.
— El placer es todo mío, ¿viniste a ver a mi hijo? — dijo casi sin pensar, Leonore en ocasiones no conocía la moderación.
— Yo no... — empezó a decir Regina quedándose sin saber que responde por unos segundos ante la repentina y directa pregunta de la duquesa — No vine a ver a su excelencia. Lady Eloise y yo logramos congeniar en la fiesta campestre así que hemos intercambiado algunas cartas.
— Así que ese es el caso — agrego con una voz ligeramente decepcionada. Más pareció recomponerse con rapidez. — Lady Regina, puedo saber si ya ha decidido a que eventos asistirá esta temporada.
— Debo de admitir que he sido poco diligente con la correspondencia en estos días, aun así ya he confirmado mi asistencia a la velada musical de los Hubbson, eh estado pensando en asistir a la opera con mi tía, más seria un poco solitario si solo somos nosotras dos.
— La velada musical de los Hubbson que casualidad, nosotros también hemos aceptado esa invitación. —comento tomando una nota mental de responder favorablemente a dicha invitación, había hecho bien en no rechazarla premeditadamente. — respecto a la opera había hablado con Charlotte al respecto, estoy segura que sería más satisfactorio para nosotros usar un solo palco.
— Por supuesto — contesto calmadamente, de alguna manera u otra tenía la sensación de ser ella la que necesitaba ayuda en esos momentos. De alguna forma había caído en una sutil trampa.
— Madre, Lady Regina me había invitado a tomar un paseo. Más me encontraba a punto de negarme dadas mis circunstancias, me preguntaba si...
— Por supuesto, vayan y diviértanse. Me encantaría acompañarlas más estoy demasiado cansada como para dar un paseo esta tarde. — dijo la duquesa animándolas a ir. Más cuando Eloise paso por su lado susurro — "chica lista"
Espero que disfruten de los capítulos .💕😍
Parte (2/4) del mini maratón.
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