CAPITULO 55
Definitivamente Lady Eloise era hermana de Harry.
Ambos eran tan parecidos y diferentes a la vez, eran adorables de manera brillante.
¿Alguien alguna vez los vería a Edward y a ella de dicha manera?
La carta de Lady Eloise no podría haber llegado en un mejor momento. En circunstancias diferentes, o frente a su amada familia no lo habría aceptado, pero la verdad era que se encontraba tensa y probablemente cansada producto del estrés de los días anteriores.
Por más que se quejara de los eventos sociales, y ansiara prestar toda su atención a los documentos y negocios de su padre, no podía.
Ella misma era consciente de que necesitaba un respiro.
La alegre "circunspección" con la que lady Eloise se atrevía a ver el mundo y su capacidad de hablar honestamente, era algo atrayente. Sin duda alguna se podía atrever a señalar que en ella había encontrado a alguien que se convertiría en una gran amiga.
Aunque la joven dama en ocasiones pareciera despreocupada o excesivamente honesta. Ella sabía que no era así. Lady Eloise era mucho más delicada de lo que aparentaba, pese a que al parecer amaba decir las cosas que pasaban por su mente, ella era lo suficientemente suspicaz como para tener cuidado de no herir los sentimientos o susceptibilidades de alguien con sus comentarios.
Era una joven demasiado inteligente.
Si tuviera que apostar sobre quien se llevaría la corona de la dama de la temporada, sin duda alguna apostaría por Lady Eloise.
Ella no poseía una belleza clásica, más nadie negaría que era una belleza exótica. Su mirada, su alegría y su presencia misma se encargaría de ponerla por sobre muchas damas y caballeros que se movían en los altos círculos sociales.
En otras palabras, Lady Eloise convertiría Londres en su patio de juegos y a los miembros de la sociedad en sus amados vasallos.
Esperaría con impaciencia poder ser una espectadora en el evento que esta orquestaría.
Sin duda alguna el futuro auguraba diversión sin fin.
El solo hecho de imaginar aquella situación la ponía de mejor humor. Respecto a la notable carta que había recibido por parte de la dama en cuestión.
Debería presentar más entereza y pensar detenidamente como responder a la petición de Lady Eloise, una negativa, indiferencia o tan solo dejarlo pasar un tiempo sería algo adecuado y por lo que nadie podría juzgarla. Mas dios era testigo que Regina no siempre era sensata.
No podría negar que la curiosidad y la augurada posibilidad de diversión en un futuro demasiado cercano si decidía enfrentar la batalla a la que lady Eloise la dirigía.
Su curiosidad era mayor a su propia modestia, ¿se preguntaba si lady Eloise ya sabría cuál era su respuesta?
Independientemente de eso, le daría una sorpresa.
Pero antes, debía de dejar algunos detalles en curso. La diversión y el entretenimiento sin duda alguna tenían un lugar en su vida, más los deberes y su propio futuro, en especial el de su familia no podían ponerse en peligro aun si fuera mínimamente para satisfacer algo como sus propios deseos.
Aunque en este punto no había mucho que pudiese hacer por sus propias manos. Debía confiar en las personas a las que de alguna manera había reconocido como capaces.
Llegados al punto en el que se hallaban, solo podía dictaminar los posibles rumbos que esta historia tomaría y sus posibles respuestas a todas las inquietantes preguntas y problemas que llegarían a su vida.
Lo había pensado mucho y ya había llegado el tiempo de empezar a mover las fichas. Pues esperaba que su lucha no se alargase más de lo debido, no podía darse el lujo de perder. No contra aquella persona, en especial después de la información que había recibido.
Estimado Señor Brooks
Ya ha pasado un considerable tiempo desde la última vez que cruzamos palabras.
No he podido dejar de preguntarme sobre el rumbo que han tomado las cosas en estas semanas de ausencia.
Espero que la salud de su querida esposa haya mejorado y que su pequeño hijo este creciendo con bien. Me sentiría honrada si es que pudiera expresarles mis buenos deseos.
Aunque saber de ustedes es algo gratificante para mí, no puedo negar que mi principal motivo para comunicarme con usted por este medio es algo que ya conoce.
Se debe a las circunstancias que penosamente nos ligan al vizconde Tompred. Siendo usted un hombre listo, ya se habrá dado cuenta que por mucho que lo queramos no todos nuestros empleados son fieles. He recibido algunos reportes sobre algunos disturbios surgidos en la residencia. Algunos de ellos parecen creer que dada la rígida posición que mi padre estableció en su testamento, no pueden ser removidos de sus obligaciones. Le agradecería si ayudara a la señora Davis, sé que lo que le pido puede ser visto como una simple disputa domestica desde muchos puntos de vista. Mas las caídas más grandes se han dado producto de revueltas mucho más insignificantes.
Si queremos deshacernos por completo de la influencia que el vizconde pueda haber propiciado en las tierras de mi familia, es más que necesario encargarnos de los desertores.
Aunque haya sido bien disimulado no soy lo suficientemente ingenua como para no haber percibido que en el interior de la mansión e incluso con algunos de los arrendatarios se están empezando a formar facciones.
Me gustaría decir que los que apoyan al vizconde son tan pocos que se puede prescindir de ellos, mas ambos sabemos que si dijera aquello estaría siendo idealista y estúpida. Ha pasado poco más de un año desde la muerte de mi padre, y su influencia aunque lenta, ha ido esparciéndose dentro de los muros de Wartonn House.
Afortunadamente se ha podido limitar sus acciones a aquellas propiedades que están arraigadas al título de sucesión, aunque aquello no es algo deseable de ninguna manera. La mejor solución es deshacernos de toda esta cadena rápidamente. Cuento con que le preste su ayuda a la señora Davis.
Respecto a los documentos que me envió antes, ya me he encargado de aquel aspecto del problema. Mas el vizconde no me ve de manera demasiado favorable en el último tiempo, espero que usted sea discreto y no levante sus sospechas.
Varios de mis mensajeros han sido interceptados y estoy segura de que algunos de los empleados de la residencia en la que me encuentro, son sus ojos y oídos.
Aunque lo que más deseo es sacar a aquellas personas que van en contra de los intereses de mi familia, fingir ignorancia respecto a sus presencias es lo mejor para mí.
Espero recibir vuestra comprensión y ayuda con respecto a los puntos que le he señalado.
Poco después de que reciba mi carta un caballero de iniciales J. T. llegará a vuestra residencia. Le pido que le entregue el pequeño sobre que adjunto a la carta.
Sin más que decir se despide.
Lady Regina Blake
Posdata: Espero que los chocolates sean de vuestro agrado.
— Bertrán — llamo al mayordomo que se encontraba en su pequeña oficina revisando algunas cuentas mientras fruncía el ceño. Todo en su expresión parecía indicar que alguien no tendría una buena tarde.
— Se le ofrece algo mi lady — dijo con diligencia levantando la mirada de lo que parecían ser cuentas del chef.
— Podrías enviar personalmente estos chocolates — pidió entregándole una caja de los mismos, eran hechos en la confitería más prestigiosa de Londres, se rumoreaba que incluso la realeza no podía resistirse.
— ¿A dónde mi lady? ¿Hay algún motivo en especial merecedor de tal obsequio?
— Envíalo a Wartonn House, a la residencia del señor Brooks, el administrador. Son chocolates para él y su esposa. Tuvieron un hijo hace poco tiempo. Me siento apenada por no haberles podido brindar nada, espero que los disfruten.
— Mi lady usted siempre es demasiado generosa, incluso como para pensar en un simple administrador.
— No digas eso Bertrán, piensas demasiado bien de mí. Es mucho más de lo que yo merezco.
— ¿Saldrá a algún lado mi lady? — pregunto al verla usar un vestido diferente al de tan solo una hora. La dama de la residencia era sin duda fina, era algo de lo que Bertrán estaba orgulloso. No todos los mayordomos tenían la suerte de pertenecer a una casa tan respetada como en la que él trabajaba.
— Si, saldré a pasear un poco — respondió vagamente aunque al ver la expresión confundida de Bertrán no pudo evitar agregar — es probable que me quede a tomar el té con Lady Eloise, aunque espero que esto sea un secreto para mi tía.
— Entiendo, espero que se divierta en su paseo mi lady
— Ten por seguro que así lo hare Bertrán — contesto marchándose del lugar con una sonrisa satisfecha hacia la salida de la mansión. En la entrada ya la esperaba la eficiente Cindy. Pese a que su misión era algún tipo de rescate, si es que salía de la residencia sin compañía la que necesitaría ser rescatada de la ira de su tía Charlotte terminaría siendo ella.
...
— Bienvenido su excelencia — saludo cortésmente Bertrán haciendo una reverencia adecuada a un invitado inesperado, pese a su fortuita llegada. — ¿puedo preguntar a quien desea ver? — inquirió pese a que la respuesta a dicha pregunta era algo casi todos los sirvientes de la residencia ya conocían. Aunque la vida de los dueños de la mansión era algo de lo que los sirvientes no debían de saber, ni mucho menos cotillear no era algo que Bertrán hubiese podido evitar por más esfuerzos que hiciese. Después de todo el duque no había disimulado sus intenciones para con Lady Regina, y dado ese comportamiento era lógico que muchas de las doncellas fantasearan sobre la floreciente relación.
— Me preguntaba si podría ver a Lady Regina — pidió, aunque era consciente de que aquel mayordomo sabía bien quien era el motivo de sus reiteradas visitas.
— Lo lamento su excelencia, más Lady Regina salió de la residencia, no podría asegurarle el momento de su regreso.
— Así que Regina salió — dijo conteniendo un suspiro, tal parecía que aquella tarde tampoco sería posible, pensó mientras sentía sobre si el calor que aquel anillo producía sobre sí. — No hay nada que pueda hacer dadas las circunstancias, dígale que vendré a verla en un momento próximo.
— Espere — se escuchó una voz proveniente del interior. — mi hermana no se encuentra, más le molestaría hablar conmigo...
Fin del capítulo, espero que el capítulo les haya gustado .💕
Parte (1/4) del mini maratón.
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