CAPITULO 39
La noche era fría, parecía estar tranquila, pero a la vez nostálgica. Invitando a todo aquel que descansará en su manto, recordará sus anhelos más preciados, tanto felices como tristes.
La noche les brindaría la tranquilidad suficiente para abrazarlos o eso parecía indicar.
- Supongo que no podré dormir - dijo Prudence en voz alta para sí misma, abriendo las cortinas para poder observar la Luna en todo su esplendor.
Aquello le traía recuerdos, muchos recuerdos...
Sin premeditarlo, sin quererlo, la melancolía se instaló en sus venas.
No la pudo reprimir.
Se acercó cuidadosamente hacia un gran baúl que se encontraba depositado cerca de su cama.
Lo abrió, y del interior de este sacó un cofre que descansaba fríamente.
El cofre era lo suficientemente pequeño como para que ella pudiera cargar con él, pero lo suficientemente grande como para que pudiera guardar varias cosas en su interior.
Ese cofre, la había acompañado durante ya tantos años que no lo recordaba bien, tal vez diez años o más.
No lo había abierto desde hace más de un año, pero aun así, siempre llevaba la llave consigo, como un recordatorio de aquello que no debía olvidar.
Es tu cruz, se recordó a sí misma.
Es tu condena, pero a la vez es tu vida.
Era contradictorio, pero era real, tanto como el aire.
Aunque quisiera no podría deshacerse de aquel cofre, porque sería deshacerse de sí misma, y de ellas.
Había sido una cobarde, lo sabía bien. Pero aquella acción fue la única que se le ocurrió.
Huir fue su medio. Su medio de luchar por no perderse.
Estaba segura que su huida había traído consecuencias, no era tan tonta como para creer que saldrían indemnes después de tal acción.
Pero aun así, aun sabiendo aquello, lo había hecho.
El porqué, ni ella misma lo sabía.
Sin darse cuenta ya había huido, ya había sembrado caos.
Cuando tomó plena conciencia de sus acciones, ya era demasiado tarde, ya era demasiado difícil, ya era demasiado cobarde, como para tomar el camino de regreso y enfrentarse a sus miedos.
No esperaba comprensión.
Ni mucho menos perdón.
Solo esperaba con todo su ser, que ambas estuvieran bien.
Descolgó la llave que reposaba en una fina cadena que siempre llevaba sobre sí.
La introdujo con miedo.
Cuando el pequeño sonido del click de la cerradura tuvo lugar.
Su tensión disminuyó.
No derramó lágrimas.
No porque no las sintiera.
Era solo que el dolor, era algo mucho más profundo. No se sentía digna de llorar, no cuando ella había causado muchas más lágrimas de quienes no merecían derramarlas.
Tomó entre sus manos una carta, una carta llena de paz, un libro y una pequeña caja. Eso era todo lo que contenía el cofre.
La carta, era el reflejo de alguien que quería que ella encontrase consuelo. El libro una de sus posiciones más preciadas, un regalo invaluable. Se dijo a sí misma.
Lo abrió, en la primera página descansaba una flor seca.
"Brezo de lavanda" se recordó.
No pudo evitar rememorar levemente el pasado. Aún recordaba las palabras exactas que vinieron con aquella flor.
- Es para ti - había dicho ella con una sonrisa radiante, se encontraba algo despeinada, probablemente producto de haber corrido tanto tiempo.
- Gracias, Melody - respondió ella conmovida por aquel adorable detalle, mientras recibía aquella flor entre sus manos.
- ¿Sabes lo que significa esta flor? - preguntó rápidamente la pequeña dama delante de ella, lanzándole una mirada entre anhelante y expectante.
Claramente esperaba poder contarle aquello, y siendo honesta en aquellos momentos ella desconocía el significado.
- No, mis ojos solo pueden decir que es bella. Más mi conocimiento sobre la misma acaba antes de incluso llegar a comenzar - contestó alternando la mirada entre la flor y la joven dama.
- El brezo de lavanda simboliza « La admiración, la soledad y la belleza» - dijo dulcemente - permíteme que te explique por qué te la eh dado.
- Estaré encantada de escuchar la explicación - accedió afable mente, mirando con orgullo a su joven hermana.
- Creo que tanto el primer significado como el último son muy fáciles de entender querida hermana, te eh admirado desde siempre, eres todo lo que se puede desear. Madame Hughes siempre está admirándote.
Siempre ha sido mi más grande sueño, ser como tú. No sé si esta flor sea suficiente para explicarlo, pero por ahora es todo lo que puedo ofrecer.
- Melody no es necesario, no soy perfecta, disto mucho de serlo. Solo soy una pequeña participe de este mundo. Tu pequeña Melody eres perfecta a tu propia manera.
- El otro significado es la soledad. Sé que es así como te sientes - expresó con dulzura y tristeza - por favor no intentes negarlo. - Agregó rápidamente al ver el intento de su hermana por hacer aquello - sé que es así, siento dolor al no poder hacer nada por ayudarte, pero todo lo que puedo hacer es rogar con todo mi espíritu para que aquel sentimiento desaparezca de ti, querida hermana.
- Melody...
- Tengo que irme, me escape de Madame Hughes, estoy segura que debe de estar buscándome por saltearme las lecciones de poesía. Te veré más tarde - dijo marchándose de la estancia tan apresuradamente como había llegado.
« Admiración, belleza y soledad »
Ella no se había dado cuenta de que su hermana pudiera intuir sus verdaderos sentimientos.
No se había dado cuenta que fingir felicidad, no había funcionado.
Que con sus acciones sólo había logrado preocuparla.
El porqué de aquel vacío, ni siquiera ella lo sabía bien, simplemente se había asentado allí de alguna manera, en algún momento.
O eso era lo que ella había querido pensar en un inicio.
Aunque la verdad distaba de aquello.
Ella se había visto envuelta en eso desde que había hablado con su padre.
Desde que su función había sido ordenada.
Desde que había empezado a resignarse a los acontecimientos que atormentarían su vida.
Ahora, viendo todo solo como un recuerdo, tanto ahora como en el pasado se había sentido indigna de recibir tal voto.
Recibir la admiración de Melody era más del peso que ella podía soportar.
Habían pasado cinco años desde la última vez que la vio.
El momento de la despedida fue más que doloroso.
Mientras que el libro, la flor y la carta simbolizaban para ella una pena, un dolor afectuoso.
La caja de terciopelo que descansaba en el fondo, simbolizaba el pecado.
La culpa, su cruz, su desdicha.
No, se recordó así misma nuevamente. No era de ella. Era una que ella había creado y por la cual otros habían cargado sobre sí.
Era una por la que había huido.
Había huido dejando los problemas.
Había huido dejando lo que más quería a merced de su miedo más grande.
Dejando a su familia tras sí.
Dejando a Melody, y su vida perfecta en el olvido. Convirtiéndolo en un pequeño nubarrón, que iría desapareciendo progresivamente hasta borrar el nombre Prudence por completo, hundiéndola enteramente y para siempre en el olvido...
...
- Regina - la llamo Harry al ver la mirada perdida de la joven. - ¿sucede algo?
- No es nada, solo pensaba. En que buscaré lo que deseo encontrar. - contestó confundiendo lo notablemente.
- Ya que parecer, solo deseas hablar en una especie de clave, porque no ingresamos - dijo deteniéndose frente a unas grandes puertas de roble. - Usted primero, mi Lady.
- Estas seguro de que estar aquí está bien - empezó a hablar ella, después de haber ingresado a aquella iluminada y gran estancia.
- Diría que sí, querida Regina - empezó a hablar Harry entrando tras ella y cerrando la puerta - creo que está bien para el dueño del lugar decidir sobre quienes ingresan a su estancia. Algo de poder debo de tener siendo un duque.
- Sabes que no me refería a eso - le reprochó ella.
- Si le tienes miedo al escándalo, ya te eh dicho la respuesta. Me casare contigo sin dudarlo, aun cuando nadie nos encuentre.
- Y yo recuerdo haber dado mi respuesta a aquello, creí que la habías aceptado.
- Lo hizo y mantengo mi palabra- acepto - más nunca dije que fuera totalmente fiel a ella. No me impidas hacer todo lo que este en mis manos para cambiar tu opinión hacia nosotros, porque aunque reciba tu renuencia me es imposible frenar.
- Supongo, que eso está bien - accedió ella empezando a caminar por la Galería. Dejando a un asombrado Harry tras ella, confuso, felizmente confuso por aquellas palabras. Ella había dicho que estaba bien. Si eso no era un buen comienzo, no sabía lo que era.
- Eso fue...
- ¿Quién es aquel? - preguntó Regina rápidamente, interrumpiéndolo antes de que pudiera hacer la clase de pregunta con la que haría desaparecer la pequeñísima oportunidad que le estaba dando o la oportunidad avergonzarla por ello y conseguir lo mismo.
- ¿Quién? Ah, él fue el segundo duque de Saint Albans, fue alguien bastante notable y bastante fiel al rey, aunque siendo sinceros era bastante dado a la bebida en sus tiempos libres - empezó a contar.
Hablar sobre el pasado de otras personas parecía funcionar como medio de distracción para ambos.
Hablar sobre el pasado de otras personas parecía funcionar como medio de distracción para ambos. Como un puente que los conectaba de manera aparente, logrando que se encontraran uno al lado del otro de manera física, haciendo que compartieran sonrisas, y opiniones. Pero sin llegar a tocar aquellas heridas sensibles que surcaban los corazones de ambos. Haciéndoles creer que eran solo espectadores de historias, haciéndoles olvidar que eran los protagonistas de la propia. Una que por el momento habían detenido, dándose el espacio mutuo para sobrellevar el dolor. Pero a la que de una manera u otra se encontraban entregados.
Harry se dedicó a contarle todo lo que ella estuviera dispuesta a oír de sus predecesores al título, y de las esposas de estos.
Historias trágicas, románticas, dramáticas, cómicas hasta ciertos puntos.
Cada una era diferente, pero entretenida.
Probablemente así lo veían ellos, porque aquellos problemas que sufrieron sus antecesores, no eran más que un cuento que permanecería sobre ellos el tiempo que así lo quisieran. El tiempo que quieran recordarlo.
Porque con un poco de suerte su propia vida, tanto de manera individual como si su historia fuera una destinada a entrecruzarse hasta el final o a dividirse desde un inicio. Serían una que tal vez pasaría al recuerdo, como un pequeño sueño que una vez tuvo lugar.
Como un anhelo incandescente de dos personas que decían amarse...
Última parte del mini maratón navideño. 🎄
Los veo pronto, mis actualizaciones serán los sábados por la noche sin ninguna demora. ( ya casi estoy por salir de vacaciones o eso parece) Empezare a escribir la historia que mantenga en borrador, pronto publicare el prologo, espero poder contar con sus opiniones y apoyo respecto a ella.
¿Capítulos especiales por año nuevo?
Si es así ¿que desean saber? ¿Pueden hacer la pregunta que gusten?
Les deseo lo mejor, los adoro 😍❤️
Gracias por leer cada capitulo y apoyarme hasta el momento ❤️
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