CAPITULO 33
— ¿Amantes? ¿De dónde has sacado eso? — pregunto Harry a la defensiva.
— ¿Importa? — Respondió ella con una pregunta — en que cambian cosas. El cómo me haya enterado es lo de menos.
— Claro que importa — tercio, dando un paso hacia ella — importa porque quiero saber a quién debo golpear — murmuro imaginándose quien podría haber dicho tal cosa. Si fue Francis se la pagaría caro por andar hablando demás.
— ¿Enserio? ¿Entonces vas a golpearme? — repuso ella con ironía.
— ¿Tu? ¿Cómo? — inquirió desconcertado.
— Yo vi más que suficiente Harry. — Respondió con decepción. Se sentía más y más decepcionada con cada minuto que pasaba, ¿acaso era eso posible? Debía de serlo porque así era como ella se sentía.
— ¿Que viste? — preguntó con suspicacia.
— ¿Porque lo preguntas? ¿Dudas de mí?
— No Regina, no dudo de ti, pero malinterpretar las cosas es muy fácil.
— Así que ahora soy una boba.
— No quise decir eso, y lo sabes.
— Los vi besándose Harry, que más quieres que te diga. — repuso con ironía y algo de desenfreno. — Los vi besándose un par de días antes de que yo regresará a Londres, el día que cancelaste nuestra cita. Recuerdas ahora, o aún necesitas más detalles. Como el color de vestido que llevaba puesto ella aquella tarde o aún mejor la dirección del lugar.
— Soy un idiota — murmuró. Claro que no necesitaba que le recordará aquel día. Era el día en el que pensaba pedirle que se casara con él. El día que no creyó que llegaría a su vida por propia voluntad. El día en el que alguien como él había tomado la decisión de entregarle la vida a otra persona.
— Por lo menos lo reconoces, creo que ya hemos terminado todo. — Sentencio — Llévame de regreso, créeme que no te lo pediría si conociera el camino.
— No puedo, déjame explicarte cómo sucedieron las cosas.
— ¿Que necesitas explicarme? ¿Cómo la besaste?
— Fue una despedida. Nos despedimos como amigos.
— Por favor Harry, no pretenderás que crea algo así. Te despides de todos tus amigos con un beso.
— Ella y yo no somos amantes.
— No sé qué relación mantengan Lorraine y tú ahora, pero no deberías estar aquí. Ella está esperando un bebé.
— ¿Un bebé? ¿De dónde sacas algo así?
— La misma Lorraine me lo dijo.
— ¿Lorraine? — repitió el a modo de pregunta, como si en aquel solo nombre se encontraran todas las respuestas — así que allí está la causa del problema, ¿cómo puedes creerle a ella?
— Primero porque los vi besándose Harry esa ya debería de ser una razón lo suficientemente válida ¿no crees? Pero también, porque no podía creer en ti.
— Déjame explicarte todo — pidió, al ver la mirada que ella le enviaba solo pudo agregar — por favor.
— Escucharé lo que tengas que decir, más no puedo prometerte que algo cambie después de escucharte.
— Supongo que eso será más que suficiente, por lo menos por ahora.
— Lorraine si fue mi amante, mucho antes de conocerte — se apresuró a acotar — tu padre era el conde de Wartonn ¿verdad?
— Si, ¿qué tiene eso que ver? — pregunto extrañada por el mencionar de su padre en aquella conversación.
— Lo conocí hace algunos años, cuando mi padre murió. Era un caballero honorable, yo me encontraba en Francia cuando el murió, mi madre se empeñó en que regresará.
Poco tiempo después regrese a Francia, el día que te conocí en la velada de los Wilson yo ya había hablado con ella. Le dije que lo mejor era terminar la relación que manteníamos, no se lo tomó demasiado bien así que no pude terminarlo del todo. — ver que tenía la atención de Regina lo animo a continuar — Luego te conocí y me olvidé por completo de ella. Sé que debí terminarlo, pero no pude. Lo pospuse tantas veces que poco a poco fui desligándome de aquello.
— Entiendo, pero eso no explica que hacías con ella aquel día.
— Fui a verla para aclarar las cosas entre ambos, si bien por mi parte todo había culminado. Creí que debía dejárselo claro.
Flashback
— Margot, ve a abrir — ordeno Lorraine a la señora Margot Feyolle, su ama de llaves. Mientras ella comprobaba su aspecto en la búsqueda de cualquier cosa que pudiese desestimar su belleza.
— Si, madame.
— Señor Cavender, por favor ingrese Madame lo espera — dijo cerrando la puerta tras él e invitándolo a subir las escaleras hacia la planta superior.
— Dígale a Lorraine que la esperare en el salón — sentenció omitiendo por completo cualquier ademán que hiciera la ama de llaves, a la que no le quedó más remedio que subir por su señora.
...
— Madame, el señor Cavender ha llegado — expuso de manera impasible, ya lo suficientemente acostumbrada a la compañía masculina como para escandalizarse por la llegada de un hombre al lugar. En especial de uno al que había visto en muchas ocasiones por un tiempo bastante prolongado.
— Suponía que vendría hoy — murmuró más para sí misma que para la mujer mayor — dile que suba. — ordenó parándose de la cama en la que hasta momentos antes descansaba a la espera de él.
— Se lo pedí, pero el señor Cavender se negó. Dijo que la esperara en el salón — respondió luchando por ocultar su nerviosismo. Si bien su señora siempre había sido bastante generosa a lo largo de los años que había trabajado para ella. Solo la había visto enfurecer en un par de ocasiones, y no estaba ansiosa por volver a ser espectadora de uno de aquellos arranques.
— Bien — dijo después de unos segundos de silencio — ofrécele algo de tomar, e indícale que bajare en breve.
— Si, Madame... — aceptó rápidamente, como si temiese que ella cambiase de humor.
Piensas seguir resistiéndote, Harry ¿porque?
¿Porque no puedes quedarte?
Murmuraba para sí, sosteniendo entre sus manos una pequeña nota. Una nota que no contenía más de tres palabras.
Te veré hoy
H. C.
Acaso aquello era todo lo que se merecía.
No más de tres palabras, tres palabras que por unos instantes le habían impulsado esperanza. Pero que en esos momentos la herían como si de una espada se tratase.
...
— Harry, que bueno verte. Te extrañaba — comentó feliz acercándose a él, e intentando sentarse sobre su regazo.
— No hagas esto — contestó el impasible, alejándola e indicándole que tomará asiento frente a él — deberías haberte puesto algo más. —Agregó ante la escasa cantidad de ropa que ella tenía en aquellos instantes.
— Lo lamento, llegaste cuando estaba por tomar una siesta. Además creí que querrías jugar conmigo un rato. — añadió de manera sugerente, logrando sólo ser ignorada por un taciturno Harry.
— Ya hablamos de eso Lorraine — respondió algo agotado. No había tenido el mejor de los días, y aquello no parecía mejorar en lo más mínimo su ánimo.
Había tenido que cancelar su ansiada cita con Regina, algo que no le hizo la menor gracia, y más aún al verla. Era adorable, había tenido unas infinitas ganas de mandar la fábrica a volar con tal de quedarse cerca de ella. Pero como bien se encargaban de recordarle cualquiera de sus administradores cada que tenían oportunidad, tenía deberes, y la vida de muchas personas dependían de que tan responsable era el con esos deberes. No podía ser tan egoísta, por lo menos no en aquel aspecto.
Aún era temprano y podría haber ido a ver a Regina, había planeado pedirle que se casara con el aquel día. El anillo que llevaba guardado parecía quemarle, como si quisiera buscar a su portadora de manera desesperada, él sabía que aquello eran solo imaginaciones suyas producto del nerviosismo que sentía, aunque no lo admitiría en voz alta.
Pero no podía hacer aquello sin terminar adecuadamente la situación que lo mantenía junto a Lorraine.
Si bien según lo que recordaba el, ya había dado aquel paso en el que le había informado sobre la culminación de su relación, pero ella no lo había tomado enserio.
En especial desde que la noche anterior había llegado a su residencia la lista "pequeña" de pagos que tenía que hacer en bastantes tiendas femeninas, que estaba seguro que él no frecuentaba.
— Ayer llegó esto a mi residencia — explicó mostrándole algunas de aquellas notas de pago, que iban desde tiendas de modistas, perfumerías hasta joyerías. Ella tuvo el detalle de sonrojarse levemente al ver la cantidad que estos representaban.
— Yo, creo que tal vez me excedí un poco, pero ambos sabemos que para ti aquella cantidad no representa demasiado. — cometo ella de manera nerviosa.
— Tienes razón — admitió — pero sabes que ese no es el punto, Lorraine. Nuestro acuerdo debe terminar, o debería decir que termino hace tiempo.
— Harry, no crees que estas siendo un poco duro. Solo porque hice algunas compras extras y...
— No es por eso, y lo sabes bien — continuó — tú y yo nos hemos llevado de maravilla en los meses pasados y te lo agradezco. Fue bastante placentero que fueras mi compañera por tanto tiempo, pero tú sabes mejor que yo que este tipo de relaciones no deben ser prolongadas más de lo preciso.
— De qué huyes Harry, ¿acaso tienes miedo de llegar a amarme? — tercio ella tratando de albergar algo de esperanza. Aunque sea un poco, sólo un poco. Cualquier indicio valdría, para que intentase mantenerlo a su lado.
— No podría hacerlo Lorraine, porque yo ya amo a alguien. — Continuó viéndola fijamente — a alguien que no eres tú.
Aquellas palabras fueron un golpe bastante directo a su orgullo.
— ¿Quién? ¿Puedo saber de quién? — preguntó de manera precaria.
— No es necesario que lo sepas.
— Por favor Harry, por lo menos dímelo. Creo que por lo menos merezco eso.
— Es inglesa, la conocí no hace demasiado tiempo, pero sé que la amo. Te basta con eso.
— ¿Es bonita? — preguntó Lorraine, viendo atentamente cada reacción que expresaba su amante, o debería empezar a considerarlo un antiguo amante. No, era renuente a aquella terminación.
— Es bellísima, pero aunque no lo fuera de igual manera me habría enamorado de ella.
— Supongo que no tengo oportunidad de hacerte cambiar de opinión ¿verdad? — pregunto con desesperanza.
— No, cuando empiezas a amar a alguien, me parece que es imposible que alguien te haga cambiar de parecer al respecto. Lamento si soy demasiado directo, pero me es imposible ser de otra forma.
— No te preocupes. Lo comprendo, se bien como son estas situaciones. Es solo que no me esperaba que fuera así. — comentó, ella había pensado en que tal vez ya había encontrado alguien más con quien pasar el rato. Pero en ningún momento pensó en que alguien como Harry Cavender. Le diría que estaba enamorado. Pero claro, no de ella.
— Lo entenderás cuando te enamores.
— ¿Qué pasa si ya me enamore? — lo cuestionó ella. — y no resulta como quiero.
— Enamorarse es un camino difícil Lorraine — contestó luchando por contener un suspiro, por lo menos en esta ocasión no había llorado. — Si quieres que resulte, ambas partes deben estar dispuestas.
— Tú no estuviste dispuesto a intentarlo Harry.
— No, porque ambos sabemos que no somos idóneos. Ambos sabíamos desde un inicio que nuestra relación era de compañía mutua, era algo que no iba a durar demasiado.
— Lo se Harry, lo sé, pero no puedes culparme por haber ansiado más de lo que podías o estabas dispuesto a ofrecer.
— El error fue mío — admitió, si tan solo hubiese sido más firme, claro y sobretodo más frío, tal vez ella no estaría confundida — no te preocupes por las cuentas, ya las pague. De igual manera pagaré lo de este mes. Y esta casa, es tuya. Espero que en este tiempo puedas encontrar a un protector Lorraine.
— Si algo sale mal, tu... — empezó a decir, más al ver la mirada que el poseía no le quedó más que rectificarse — tu no volverás.
— Adiós Lorraine — dijo saliendo de la estancia, se sentía tranquilo finalmente.
No era correcto decir que Lorraine había sido una carga para él, porque no sería justo. Ella era una buena persona. Digna de ser amada por alguien, pero debían de aceptar que no estaban hechos para estar juntos.
Salió de la residencia sintiéndose mucho mejor.
— Harry — escucho que lo llamaban, se detuvo en la acera. A su lado llego una apresurada Lorraine.
— Lorraine ¿sucede algo?
— Una última vez Harry, solo bésame una última vez — pidió.
— No creo que... — no pudo hablar más porque ella lo beso.
Él podría haberla apartado, pero no lo hizo. El ¿por qué?, no lo supo. Simplemente no podía apartarse, tal vez fuese por la familiaridad que ambos habían tenido o por que no pensaba volver a verla nunca.
Aquel beso para el no significaba nada más allá que una despedida, era como cerrar por completo un círculo del que no pensaba volver a ser participe.
...
— Eso fue lo que pasó aquella tarde — terminó de decir. Al ver la mirada perdida de Regina se atrevió a preguntar — ¿No dirás nada?
— No sé qué debería decir. — comentó con sinceridad.
— Decirme que me crees y que todo volverá a ser como antes de que surgiera todo este enredo.
— Creo... Creo que puedo creer en tus palabras — dijo después de un rato de haber estado mirándolo fijamente, aquella respuesta tranquilizo un poco a Harry — pero eso no significa que todo quede resuelto Harry.
— ¿Qué quieres decir con eso Regina? Ya te dije como sucedió todo.
— ¿Que puedes decir sobre el bebé?
— Es totalmente falso — contestó con seguridad — si es que Lorraine está en cinta, te aseguro que es imposible que el bebé sea mío.
— ¿Cómo puedes estar tan seguro?
— Porque eh sacado mis cuentas y es imposible. Si el niño fuera mío ella ya estaría a punto de tenerlo. Por favor Regina, dejemos de hablar de ese tema y solo dejémoslo en el pasado.
Era tan fácil decir aquellas palabras, pero eran mucho más difíciles cumplirlas.
— Déjame pensar Harry, yo no puedo. Ahora mismo no puedo, comprendo la situación en cierta forma, pero no por eso resulta menos agobiante. Tú y Lorraine fueron amantes y lo entiendo, está bien.
Comprendo que la relación que mantenían empezó antes de que nos conociéramos.
Desde el inicio supe que tú tenías un pasado y lo acepte, no pregunté por ello, pero tampoco soy tan ingenua como para creer que fui la primera persona para ti. — Explico viéndolo fijamente — Pero eso no quiere decir que resulte menos doloroso enterarse de las cosas que suceden sin que tú lo sepas. Lo de tu beso con Lorraine es solo una cosa Harry, pudiste habérmelo dicho, bastaba con decir algo. Yo lo hubiese comprendido.
¿Sabes cómo me sentí cuando vi derrumbarse todo lo que habíamos estado construyendo en unos segundos?
Fue doloroso, Harry. Muy doloroso.
— Regina...
— Necesito algo de tiempo. Tiempo para ordenar mis ideas y para entender que siento en estos momentos por ti y si lo que siento es suficiente para continuar.
El tiempo cura las heridas, pero también es capaz de hacer que ellas se hagan más y más profundas. Tanto que conseguir cerrarlas por uno mismo resulta imposible.
¡Hola a todos! Espero que el capítulo haya resultado de su agrado.
Recuerdan los días libres que tuve, ya terminaron. Este mes de diciembre va a ser bastante agitado ya que hubo algunos inconvenientes en la universidad a la que asisto, por lo cual nuestras clases se incrementaran. Aun así prometo mantener un mínimo de un capítulo por semana. Espero su comprensión. Gracias por leer❤️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro