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CAPITULO 27

— Mi lord puedo preguntar a qué debemos el honor de su presencia — preguntó Prudence sintiéndose incapaz de comer frente a aquella avasalladora presencia, pues si la exageración de la opulencia fuese un crimen, el vizconde Tompred ya hubiese sido dado por culpable hace bastante tiempo.

— Señorita Prudence Brown ¿estoy en lo cierto? — comentó con algo de curiosidad, omitiendo claramente su pregunta anterior.

— Si mi Lord.

— Puedo preguntar ¿de qué familia viene? o por lo menos ¿qué hace en esta casa?

— Soy una invitada de la familia — contesto a regañadientes obligándose a mantenerle la mirada.

— Enserio, pues qué familia más mal educada — comento con algo de sarcasmo y burla — Dejar a una invitada sola en casa.

— Mi lord no deseo ser grosera, pero aquello creo que no es un asunto que le incumba en lo más mínimo.

— Tiene razón, no me incumbe.

— Sería tan amable de contestar a mi pregunta.

— ¿Cuál? Sobre el ¿porqué de mi presencia? — inquirió dejando aquella pregunta en el aire por algún momento mientras comía— Porque habría de haber algún motivo, más allá del de velar por los intereses de unas desprotegidas damas. Claro que todo esto en honor a la tarea que me encomendó mi querido amigo — respondió con zalamería.

Aquella respuesta era demasiado descarada incluso para un hombre como el, había escuchado por Regina el desvío de dinero que había estado haciendo.
Pese a no entender demasiado de esos asuntos, por lo menos no tanto como Regina. Tampoco era tonta, debía descubrir si el vizconde había ido solo a hacer sus negocios habituales o si es que ya se había enterado de la llegada de Regina a Wartonn House y eh allí la razón de su llegada.

Cuál quiera que fuese la razón, ninguna le gustaba ni un poco.

...

— Mi Lady... Mi Lady.

— Sucede algo Cindy — contestó de manera débil Regina abriendo los ojos con cansancio. No había podido dormir demasiado bien. Se corregía pese a haberse ido antes de la velada no había podido pegar el ojo hasta algunas horas después.

— Debe alistarse.

— Son apenas... ¿Qué hora es? — preguntó con extrañeza recostándose levemente sobre su antebrazo, luchando por despertarse / desperezarse.

— Las ocho menos cuarto mi Lady. — contesto obedientemente.

— Es demasiado temprano Cindy — se quejó — es raro que desees levantarme a esta hora. Más aún más si tenemos en cuenta que la velada de anoche fue bastante larga.

— Lady Rinstoner me pidió que se alistase cuanto antes— indico con algo de cansancio, muestra clara de que su tía también se encontraba despierta y con mucha energía — al parecer la duquesa quiere que todos participen en ciertas actividades que tiene preparadas.

— ¿Actividades? ¿Qué clase de actividades? — inquirió con duda.

— No estoy segura mi Lady — contesto con sinceridad o por lo menos toda la que se le permitía a una doncella que había sido amenazada con un cucharon — por lo pronto será mejor hacerle caso a las recomendaciones de su tía.

— De acuerdo — accedió con pesar, lo que menos quería hacer era salir de aquella habitación en lo que quedaba de la semana. Si fuera posible desearía regresar rápidamente a Wartonn House, todo con tal de no encontrarse con Harry nuevamente.

Siguió pacientemente todo el interminable ritual creado por Cindy, para las mañanas.

— ¿No debería usar uno más sencillo? — preguntó al ver el vestido que está le mostraba. Si bien no era inadecuado, era uno algo costoso como para usarlo en un desayuno por más que se encontrase en la casa de una duquesa.

— No mi lady, su tía pidió expresamente que fuera este. — pronunció con insistencia, mostrándole una vez más el vestido que llevaba en sus manos. Y dándole una mirada que indicaba que tenía la firme tendencia a cumplir con lo que le habían encomendado, sería muy dificultoso tratar de convencerla, ya que Cindy era muy cabeza dura en los aspectos que tuvieran que ver con ser una buena doncella.
Además ella no se sentía en óptimas condiciones para ganar aquella contundente contienda. Solo era un vestido, se repitió así misma.

— Bien — accedió, para felicidad de la doncella. Era raro que su señora aceptará algo así con facilidad, pero Dios sabía que ella no planeaba quejarse por aquella dicha de buena suerte con la que era bendecida aquella mañana.

¿Qué tramaba su tía?

Había estado bastante extraña desde hace algunos días, para ser más exactos desde que recibió la invitación.

Esperaba que no fuera lo que se le estaba ocurriendo, porque de ser así las cosas no acabarían muy bien para nadie.

...

— Vamos, tomar tan temprano no le gustara a tu madre. — Lo reprendió Damon, más el mismo estaba empezando a servirse una copa de Oporto.

— ¡Que Dios me ampare, si yo hiciese todo lo que le gustase a mi madre! — Exclamó teatralmente — De ser así, ya estaría casado hace mucho y con veinte niños tras mí.

— Exageras — contestó Damon no tan seguro de que sus propias palabras fueran ciertas. — Deberías estar un poco más vivo, ya que tu querida señorita está aquí.

— Es eso justamente lo que me tiene así, ella me exaspera.

— Deseas ¿deshacerte de ella? — Pregunto con burla — si es así, créeme que habrá muchos interesados en sacrificarse por ti.

— Ni se te ocurra — Lo amenazó con la mirada, algo que sorprendió un poco a su amigo. Era raro ver en Harry Cavender aquella mirada, en especial por alguna mujer. Eso le indicaba que la hermosa y muy afamada Regina, era mucho más que un simple pasatiempo. — No me refiero a eso. — Agrego calmándose — Es solo que, no la entiendo.

— Vez allí está el problema, no lo intentes, tratar de entender a una mujer solo te pondrá a estallar la cabeza.

— Muy gracioso — comento con cansancio desistiendo de dar vueltas por la habitación, para tumbarse en uno de los sofás de su despacho — ¿dónde está Gabriel? — pregunto notando la ausencia de su amigo, un pequeño detalle.

— Esta con tu hermana, por alguna parte. — respondió con desinterés.

— ¿Con Eloise? — inquirió empezando a fruncir el ceño, desperezándose y sentándose erguida mente en el sofá.

— ¿Tienes alguna otra hermana? — preguntó con burla.

— Gracias al cielo no, con una me sobra y me basta. Si tuviera otra ya estaría doscientos metros bajo tierra o convertido en un mártir —contestó con pesar — Pero se puede saber ¿qué hace con ella?

— Dijo que ella sabía algo que no quería decirle. — explicó superficialmente estudiando el rostro de su amigo.

— Eloise siempre sabe algo que no está dispuesta a compartir, debería rendirse al respecto y pasar el rato en otro lugar.

— ¿Cómo cuál? ¿Un burdel? — preguntó con aburrimiento.

— Cualquiera. Me da igual mientras sea lejos de mi hermana.

— Así que aquí tenemos una clara muestra de los bien conocidos celos fraternales. — Comento con son de burla, más su tono cambio al ver las formas que ensombrecían el rostro de su amigo — Vamos hombre, que solo es Gabriel.

— Justo por eso lo digo.

— Pero es tu amigo.

— Aquello solo reafirma mi opinión— dicto con seriedad — Eloise debe mantenerse alejada de todo aquel que yo llame o haya llamado amigo. No son para ella.

— Vaya humor, ¿qué piensas hacer con tu amada Regina?

— Aún no lo decido, pero por lo pronto seguirla.

...

— Que bueno que ya estemos reunidos todos — comentaba la duquesa de Saint Albans con voz cantarina — eh decidido que no hay mejor juego para empezar la mañana después del desayuno.
Que empezar con la tradicional búsqueda del tesoro, que todos los años realizamos.

Seguiremos usando el método de las parejas, cada uno recibirá un papel con un número, a los que les toque los números iguales serán pareja. Recuerden que está estrictamente prohibido cambiar de número, si no os lleváis demasiado bien con la pareja que les haya tocado solo deberán dar lo mejor de vosotros para que funcione, les confío el éxito de este juego a ustedes.

«Vaya jueguecitos se le ocurrían a su madre, eran una pérdida de tiempo.» Más parecían gustarle a la mayoría de los presentes, ya que ninguno se había quejado por estar despiertos a aquella hora.

"Nunca había hecho aquello, tal vez resultaría interesante."

— Bueno ahora todos por favor busquen a su pareja — comentó Lady Rinstoner al lado de la duquesa, ya que al parecer había desplazado a Eloise en su deber de coorganizadora del evento.

Algo por lo que Eloise no pensaba presentar la más mínima queja.

— Puedo saber a ¿quién buscas? — preguntó una voz bastante conocida a sus espaldas.

— A mi pareja para el juego. — contestó escuetamente, empezando a caminar.

— ¿Qué número te toco? — preguntó poniéndose frente a ella, no dejándole más remedio que prestarle atención.

Una atención que no había tenido intención de darle, más aunque él no se hubiese interpuesto en su camino le hubiese sido imposible negársela.

— El seis.

— Pues mi Lady, no debe buscar más, ha encontrado a su pareja en este encantador juego. — comentó mostrándole el papel que llevaba entre las manos.

«El juego de su madre no era tan tonto, después de todo

— No p... — no tuvo la oportunidad de quejarse al respecto, de lo que consideraba una broma de mal gusto.

Pues fue interrumpida por su anfitriona.

— Bien si las parejas están decididas, empezamos.
Lord Castlereagh no ha encontrado a su pareja aún. — Dijo la duquesa acercándose al joven y observando el número que gentilmente ella le había ofrecido hace unos momentos — Pero que suertudo es usted, su pareja en el juego es la linda Lady Florence.

Ah la pobre de Eloise le toco una pareja inusual a su manera para aquel juego, Lord Hereford un hombre joven que si bien no podría decirse que era guapo tampoco podría decirse lo contrario. Se podía decir que era agradable, pero su más grande defecto era ser enamoradizo.

Ya había empezado a ver a la pobre de Eloise como a un dulce corderito, al que estaba gustoso de seguir.

Gabriel no parecía demasiado contento con la pareja que le había concedido el destino o cierta duquesa, más supo disimularlo bastante bien, ya que después de todo él era un verdadero caballero.

— El tesoro ha sido escondido en alguna parte de la residencia, la pista es la siguiente.

El tesoro se encuentra en: « El lugar donde los corazones de los amantes tienden a resplandecer, pues la belleza de un corazón inocente es duradera, pese que muchos de estos amores sean un secreto frente a ojos lejanos, siendo escondidos en un sueño eterno.»

—Tienen hasta la hora del almuerzo para encontrarlo — indicó Lady Rinstoner — podemos asegurarles que el tesoro les gustara mucho a las personas que lo hallen.

— Apresurémonos Lord Castlereagh — apuraba Lady Florence mientras apresaba el brazo de su acompañante con el suyo — el año pasado el tesoro fueron un bello collar de rubís, y el anterior a ese... — dejaron de escuchar, pues la pareja estaba desapareciendo, el pobre Lord Castlereagh se veía con ganas de prometerle a Lady Florence uno de esos collares con tal que lo dejara tranquilo, ahora entendía porque cada mascota que dicha dama poseía escapaba cuando tenía oportunidad.

Eloise parecía divertida por la suerte que su amigo había tenido, intrigada por cómo resultarían las cosas con la pareja formada por Regina y su hermano.

Y algo asustada por la que había formado ella misma con el enamoradizo Lord Hereford. Que desde que se había presentado como su pareja para el juego no había dejado de sonreírle y lanzarle miradas coquetas, que en un inicio le parecieron divertidas más ahora ya estaban llegando a hartarla.

Más en ese instante, que había empezado a recitarle un poema.

Que dios la ampararse por lo que estaba por decir, pero prefería que Lady Florence fuese la pareja de ella.

...

— Nos vamos mi Lady — se ofreció galantemente tomándola por sorpresa. Se había distraído con las personas que tenía a su alrededor, o mejor dicho con solo una. La que tenía cerca suyo físicamente, mas también estaba presente en su mente. Ya que Harry parecía asemejarse a la niebla, impidiéndole ver más allá de él.

Más ahora que prestaba atención la mayoría ya había partido en distintas direcciones, dispuestos a buscar hasta debajo de las piedras con tal de encontrar las joyas de este año, o por lo menos eso esperaban.

— Creo que...

— Aún siguen aquí — los interrumpió la duquesa de Saint Albans acercándose junto a sus tía, ambas agitando sus abanicos sobre sus rostros con rapidez como si hubiesen corrido o caminado velozmente, más eso era imposible más en su tía que era poco probable que ansiase levantarse para algo que no fuera asistir a un baile o ir de compras — deben apresurarse o alguien más les ganará en la búsqueda del tesoro.

— Leonore tiene razón, deben apresurarse, les recomiendo empezar por el camino de la fuente, definitivamente el clima es bastante bueno allí, en especial si desean tomar un descanso después de un rato.

Ante esto no le quedó más opción que sonreír de manera ensayada y tomar el brazo que le ofrecía Harry. Partiendo por dicho camino, el cual al parecer ningún invitado había querido tomar.

— Será un magnífico día ¿no lo crees? Regina — susurro casi rosándole el oído con los labios cuando ambos se encontraban lo suficientemente lejos de sus amadas familiares.

Aquellas palabras serían un indicio, un susurro.
Aunque más que eso parecían una ligera advertencia de las cosas que podrían avecinarse.

Cosas que tal vez fueran demasiadas para algunos. Dolorosas para otros. Porque en ocasiones es mejor que el pasado no se recuerde. Todo depende de quién sea el que posea la caja de pandora, si solo dejara salir la esperanza o traerá las tormentas al pequeño mundo que es cada persona...

Espero que el capítulo les haya gustado ❤️😍

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