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CAPITULO 23


Los días habían pasado con rapidez y el día de la afamada fiesta campestre de la duquesa de Saint Albans había llegado.

En estos momentos se encontraba en el carruaje a poco tiempo de llegar.
No estaba demasiado lejos de Wartonn House, pero aun así era más del tiempo que podía pasar encerrada sola con su tía Charlotte.

Si se preguntaban por Prudence, ella no había venido.
El motivo de aquello es que convenientemente había enfermado.
En momentos así maldecía su buena salud.

Prudence se encontraba en reposo debido a un fuerte resfriado.
Merry se quedó con ella, así que solo llevo a Cindy. Pero esta se había dormido inmediatamente después de que el carruaje empezase andar.
Dejándola a merced de su tía que no había parado de contarle los nuevos cotilleos o por lo menos todos de los que ella no se enteró.

Sobre el bebé que nació cinco meses después del matrimonio, sobre la fallida fuga de la hija de un Marqués, sobre cierta dama casándose con un noble tres años menor que ella. Todas situaciones escandalosas según su tía. Se vio fuertemente tentada a decirle lo que había hecho, solo para ver su reacción. Mas aquella ficticia escena solo quedaría en su imaginación.

Su amada tía solo paraba de hablar para respirar, en aquellos momentos le pareció que decididamente su tis debía respirar mucho menos que las personas normales.
Todo siguió de aquella manera hasta hace tan solo diez minutos minutos en los que su parlanchina acompañante decidió parar, para observar el paisaje.

Extrañaba a Pru, pero que podía hacer si ella se había enfermado, muy convenientemente a su parecer. Pero el médico lo había certificado, tenía un resfriado y uno bastante fuerte. Había insistido en quedarse más sus quejas no fueron escuchadas en lo más mínimo.

Diez minutos después ya estaban en la famosa residencia de la duquesa de Saint Albans.

— Déjame verte — pido su tía al ya haber bajado del carruaje. — simplemente perfecta.

Cindy también había despertado recientemente y ahora se encontraba fingiendo indiferencia al nuevo lugar, pese a que Regina podía ver que ella se moría por explorar. Pero se estaba frenando frente a su tía, después de todo Cindy era una doncella modelo.

Lograron ver que no eran las primeras en llegar ya que había algunos carruajes más, al parecer no eran las únicas que habían llegado temprano.

— Querida Charlotte, bienvenida — saludo una mujer rubia de facciones gráciles y ojos topacio. Sin duda bella. — llegas temprano y me alegra mucho.

— Excelencia, es un placer ser tus invitadas.

— Deja las formalidades hemos sido amigas desde la infancia. — sentenció viendo divertida a su tía, para después ver a la persona que estaba detrás — ¡oh querida! tú debes ser Lady Regina. — añadió mostrando una sonrisa.

— Buenos tardes, excelencia — saludo, apostando por que ella debía ser la anfitriona. No había tenido la oportunidad de conocerla la temporada anterior, mas había escuchado de ella demasiadas veces y de sus alabados ojos.

— Eres un encanto — canturreo mirándola especulativamente y sonriendo, como si hubiese encontrado justo lo que andaba buscando después de un largo tiempo — sin duda los que te describen se quedan bastante cortos.

— Las llevare a sus habitaciones, deben estar cansadas — contestó al fin la duquesa. — todos los invitados deberían llegar para la hora de la cena.

Ella no pudo evitar quedarse viendo el bello jardín que rodeaba la casa que al parecer se extendía mucho más de lo que podía parecer a simple vista.

La casa era bastante imponente sin duda, era bastante parecida a Wartonn House, pero al parecer ligeramente más amplia.

— El jardín está al cuidado del señor Dickens, aunque me avergüenza decirlo no soy muy buena en la jardinería — expuso la duquesa — siéntete libre de recorrer todo, siéntete como en casa. — no supo porque, pero aquella última frase le sonó un poco inusual.

— Gracias, después de descansar un poco iré a dar un paseo — contestó siendo solo escuchada por la duquesa.

Tal vez tomaría una ligera siesta o por lo menos estaba segura que su tía haría aquello, y seguramente no despertaría hasta la hora de la cena.

Fueron conducidas hasta sus habitaciones por la propia duquesa.
Se sentía un poco contrariada por las atenciones que está les daba, hubiese bastado con que le pidiera a alguno de los sirvientes que las acompañarán.

Finalmente ella se despidió para saludar a los demás invitados.

No sin antes hacerle prometer que la mañana siguiente tomarían el té lejos de los demás invitados con su hija Eloise, que al parecer estaba descansando en ese momento.

Sus habitaciones estaban en el ala norte, era una bastante espaciosa. El decorado era bastante clásico y fino.
Toda la decoración de la casa era bastante ostentosa, pero sin resultar vulgar.
Debía admitir que la duquesa tenía un excelente gusto.
No tardo en dormir, al parecer Pru tenía razón. No había nada mejor que consiguiera hacerte dormir que pasar demasiado tiempo con su tía.
Ella solía absorber toda tu energía en la conversación.

...

— Supuse que estarías aquí — dijo Eloise entrando abruptamente al despacho de su hermano.

— ¿Vienes a buscar refugio? — preguntó de manera divertida al ver que su hermana se asomaba por el pasillo y cerraba la puerta posteriormente con un claro gesto de alivio.

— Algo así, los invitados ya están llegando y mamá cree que estoy tomando una siesta. — expuso para después sentarse frente a él.

— Así, quieres que le diga que estás perfectamente despierta.

— ¡No! Harry no se lo digas. Quiero mantener mi libertad hasta la cena. Sabes que ella será infernal — se quejaba Eloise recordando cómo había sido el día anterior.
Mejor dicho, los pasados días, su madre había comprado demasiadas cosas nuevas para esta celebración, y ella había sido la gustosa acompañante. Necesitaba algo llamado descanso.

— ¿Y que ganó con eso?— inquirió Harry tratando de ocultar lo divertida que le parecía aquella situación, aunque sin demasiado éxito.

— Ver a tu adorable y linda hermana menor feliz.

— Le diré a mamá — sentencio haciendo el ademan de ponerse de pie.

— ¡No! — Exclamo rápidamente— Gabriel tenía razón eres tan irritante a veces —murmuró siendo escuchada perfectamente y ganándose una sonrisa con la cual su hermano claramente le decía que ambos eran muy parecidos.

— Una razón para no delatarte — pidió Harry relajándose en lasilla de su despacho.

— Ya que tu amor filial no es algo que vaya a hacer que me ayudes. Te propongo algo, permanecer a tu lado cuando estés en problemas — ante esto se ganó una mirado especulativa por parte de su hermano que no parecía entender.

— Vamos Harry, sabes bien que esta fiesta solo tiene un objetivo, el objetivo de mi madre desde que nos tuvo. Ya sabes, organizar bodas. — pronuncio lo último como si se tratara de un secreto del gobierno.

— De cuanto es la lista esta vez — preguntó resignado a soportar lo que se avecinaba.

— Diría que unas cuarenta damas — contestó ella — aunque claro todas son damas solteras y refinadas — expuso Eloise.

— Y porque huyes tú, supongo que no es solo por lo de estar saludando invitados.

— Touché, lo admito. Fui atrapada — respondió de manera cómica levantando las manos — lastimosamente también estoy en la mira de mi madre, cree que seré un éxito inmediato y no la culpo por ello.

— Que modestia.

— Ya lo he escuchado, me han dicho que es de familia.

— Bueno que propones, no podemos evitar a Mamá toda la semana.

— No, ya sé que eso es imposible en especial cuando está determinada a conseguir algo. — Dijo resignada — Pero podemos esforzarnos para que no cumpla su cometido.

— Entiendo, entonces querida hermana deseas dar un paseo y huir de tus obligaciones, y de nuestra adorada madre — dijo poniéndose de pie.

— Estaré encantada de aceptar tu propuesta, amado hermano — contestó siguiéndole el juego.

Ambos salieron del lugar como un par de ladrones, no se atrevieron a tentar su suerte saliendo por la puerta principal por la que seguramente podrían toparse con algún invitado y aún más peligroso con su madre.

Aunque resultará gracioso ambos habían salido por la cocina sorprendiendo a algunos empleados por ver entrar al duque y a su hermana a aquel lugar.

Después de que ambos se aseguraron de que los empleados fingieran ignorancia respecto a su paradero lograron salir, un paseo a aquella hora era perfecto.

...

— Mi lady, saldrá — preguntó Cindy al terminar de arreglar el cabello de Regina. No era por nada, pero estaba orgullosa de haber mejorado sus habilidades.

— Si, mi tía seguramente dormirá algún tiempo más y no deseo estar en esta habitación más tiempo — contesto recordando el escaso lapso que había podido dormir, no sabía el porqué, pero se encontraba inquieta — ¿deseas venir conmigo?

— Será un honor mi Lady — contestó, al tener una manera de recorrer el lugar. Lady Regina siempre había sido amable y tolerante con ella.
Sin duda la mejor empleadora que cualquier doncella pudiese tener, por lo que ella le había ofrecido a cambio su completa lealtad.

Ambas tardaron unos minutos más en salir, debido a que Cindy había insistido en que ella debía usar otro vestido diferente, y no con el que había llegado.
Exponiendo que era necesario que siempre se viera perfecta. Ya que no sabían con quién podían coincidir en el paseo.

Se cambió pese a que estaba segura que terminaría volviendo a cambiarse para la hora de la cena.
Había hecho bien en traer más vestidos.
Prudence sin duda alguna era alguien muy sabia y había insistido en llevar casi el doble de la cantidad que ella pensaba llevar de manera inicial.

Se preguntaba si su amiga tendría algún poder especial o si solamente la situación era demandado predecible para ella.

Probablemente se tratase de lo último.

Finalmente se habían decidido por un vestido color menta, que según Cindy le quedaba perfecto ya que combinaban en cierta medida con sus ojos.

Bajaron del lugar sin encontrarse a nadie de camino.
Aunque le agradaba la duquesa de Saint Albans, agradecía el hecho de no haberla encontrado en el camino.
Pues no quería verse arrastrada a conocer más personas hasta la noche por lo menos. Momento para el cual tendría que preparar su mejor sonrisa.

Salieron de la casa en un silencio que no era incomodo, cada una estaba más metida en sus propios pensamientos.

Decidieron dar un paseo más largo de lo pensado originalmente.

El sendero era bastante largo por lo que parecía y los arbustos que rodeaban el camino eran lo suficientemente grandes como para cubrir a una persona. Todo era bastante encantador, en especial aquellos arcos llenos de flores y rosas.

Sin duda alguna la duquesa de Saint Albans tenía buen gusto.

— Mi Lady desea descansar un poco— sugirió Cindy consciente de que en un corto tiempo deberían regresar, para que su señora alternara con los distinguidos miembros de la sociedad.

— Estoy bien Cindy — respondió, después de todo no diría que estaba por desfallecer por una corta caminata de quince o tal vez fueron veinte minutos. — Pero si lo deseas descansemos cerca de aquel lugar — sugirió mostrando una fuente rodeada por aquel camino de setos de según ella tamaño monumental.

...

— Eloise no crees que deberíamos regresar.

— Vamos Harry, sé que tampoco quieres volver.

— Tienes razón, pero no deseo que mamá envíe a un equipo de rastreo.

— ¿A quién podría enviar? — Preguntó Eloise — no muchos conocen esta parte de jardín, además los invitados deben estar tomando una siesta. En especial la candidata de mamá a posible esposa para ti.

— ¿Sabes a quien tiene en mente? — Preguntó, le gustaría saber para huir en dirección contraria toda la velada.

— No me lo ha querido decir — contestó de manera escueta — solo dijo que viene de una muy buena familia y que era una belleza.

¿Belleza?
Tal vez fuera bonita, pero dudaba que pudiera acercársele aunque sea un poco a Regina.

Dudaba que tuviera su carácter o su modo de ver el mundo.
Quería a su madre, pero en los pasados años no había tenido demasiado buen gusto a la hora de elegir a sus candidatas.

— Escuché que Lady Sarah también estaría aquí — añadió Eloise con picardía.

— Sabes Eloise, eres realmente malvada — contestó, a su hermana parecía divertirle el verlo molesto o fastidiado por no saber algo.

— Deberíamos descansar cerca de la fuente, es de mis lugares favoritos— sugirió ella.

— Acaso eres una niña aún —reprendió al ver cómo era arrastrado por su hermana.

— Mm no sabría cómo responderte a aquello — dijo fingiendo reflexionar al respecto, aunque ambos sabían que no era así — pero consideremos que soy tu adorada hermana menor, y esos será así por siempre. Así que vamos.

...

Ambas estuvieron descansando un rato en el lugar, estaban por irse, pero antes Cindy le dio las típicas indicaciones. Instruidas por su tía Charlotte.

— Ya lo sabe Lady Regina, no acepte venir con ningún caballero a este jardín.

— ¿Porque no? — se atrevió a preguntar. El jardín era bello y siempre sería entretenido tener alguien con quien disfrutarlo.

— Mi lady, esta zona está un poco alejada de la casa, además que la arbustos que la rodean son muy grandes — explicó señalándolos como si los estuviera condenado por algún delito — sabe que sería escandaloso si la encontrarán en una situación comprometida.

— Lo entiendo, evitare aceptar cualquier invitación en lo que respecta a un paseo — prometió.

— Me alegra oír aquello mi Lady. Ahora volvamos, su tía no debe tardar en despertar y pondrá el grito en el cielo al no encontrarla.

— Aunque no me guste admitirlo tienes razón Cindy.

Solo dieron unos pasos antes de que su camino fuera interrumpido por dos figuras.

Tardo unos segundos en reconocer quien era aquella persona, no pudo evitar quedarse estática. Sólo logrando tensarse.

Aunque al parecer, no era la única en aquella situación.

Espero que les guste el capítulo ❤️ nos vemos el jueves con un nuevo capítulo😄

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