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CAPITULO 10

La cena termino con la calma esperada y conseguí beber solo aquella copa de vino, diría que eso fue toda una proeza debido a la compañía con la que me encontraba.

Pru se entretuvo charlando con la esposa de un comerciante, mientras que Federik coqueteaba con la hija de los mismos, la joven no hacía más que sonreír tontamente ante las atenciones que recibía de él.

Aunque definitivamente Regina no era quien para juzgarla, ya que ella dudaba de que lo estuviera haciendo mejor al lado del señor Cavender.

Aquella noche le costó conciliar el sueño, ella se sentía... Se sentía como en aquella ocasión en la que tomó más de una copa de oporto en el despacho de su padre.

Si, se sentía «achispada», pero no le encontraba el motivo.

Estar al lado de aquel caballero tal vez fuera la causa de todo este revoltijo de sensaciones.

Cada vez que él hablaba con aquella voz tan aterciopelada pero netamente masculina tenía la sensación de estar hablando con alguien que la comprendía, alguien que la consideraba su igual.

Se sentía cómoda a su lado, pero no de la especie de comodidad que sientes con alguien de tu familia porque definitivamente no era el caso, la comodidad que le brindaba la compañía del señor Cavender también era de temer.

Tenía miedo de él, si eso era.
Temía acercarse demasiado a él.
Él que parecía ser capaz de convertirse en un depredador en cualquier momento, un depredador capaz de sacar a relucir cosas de ella que desconocía y que tal vez no quisiera conocer.

...

— Regina pensé que ya no querrías ir al museo — hablaba Pru viendo a la joven que terminaba de arreglarse con ayuda de su doncella, que había llegado la noche anterior para ponerse a disposición de ellas.

La muchacha se llamaba Merry una joven inglesa de cortos cabellos castaños, estatura media y de alrededor de los 23 años, había viajado a Francia con su señora y su familia, pero el esposo de esta intentó propasarse con ella y como ella logró librarse de él terminó despedida y sin un penique, en un país del cual no sabía nada, ni mucho menos entendía el idioma.

Pru y Regina no dudaron en acogerla, la joven aceptó el trabajo agradecida y se puso a disposición de ellas de inmediato.

— No veo porque pensaste aquello —respondió mientras veía su aspecto con el peinado que le estaba haciendo Merry.

— Pensé que estarías cansada, por el ajetreo desde que llegamos — sugirió con un poquito de esperanza.

— Pru, querida sabes que esta probablemente sea la última oportunidad que tenga para disfrutar de esta relativa felicidad — dijo viendo su reflejo — y no pienso desaprovecharla quedándome a dormir y descansar lo entiendes verdad — agregó ofreciéndole una sonrisa llena de confianza.

— Entiendo, pero Federik no ha llegado todavía para que vaya contigo— habló pensativa — si me esperas un poco me arreglare para acompañarte.

— No te preocupes por eso Pru, sé que estas cansada porque te eh tenido de un lado al otro, me sentiría muy mal si por mí te esforzaras de más  —respondió — Merry me acompañará, además no tardare demasiado.

— De acuerdo — contestó no muy convencida, ella había sido contratada por el padre de Regina hace unos años como dama de compañía de su pequeña hija cuando se enteró por ella de su delicada situación, pero más que eso en el tiempo que estuvo vivo la cuido como si fuera otra hija incluso ahora Regina la protegía, y estaba segura que con la clase de matrimonio que buscaba no solo lo hacía por el pequeño Edward sino también por ella y eso la hacía sentir extremadamente culpable e incapaz de negarle algo.

— Bien ya estoy lista — dijo al ver que Merry ya había acabado con su labor, ese día llevaba un vestido rosado con un encaje bastante delicado, pero que sabía resaltar su figura, acompañado con un peinado alto que resaltaba su hermosos rizos dorados — prometo no tardar demasiado.

...

— umm cariño, ¿ya te vas? —Preguntaba una mujer de manera sugerente mientras deslizaba su pierna de manera seductora entre las delgadas sábanas blancas que cubrían su desnudez— no crees que es demasiado pronto.

— Tengo que ir al museo hoy, pero... tal vez nos veamos luego Lorraine — habló el hombre pronunciando su nombre en susurro ronco con el cual demostraba lo mucho que la deseaba.

Segundos después la beso cortamente y se marchó.

Dejando a una mujer envuelta en las llamas de la pasión, pero también satisfecha ya que estaba segura que el volvería a ella pronto.

...


Querida Philipa, bien lo sabe dios que no es muy agradable para mí escribirte, por lo cual me ahorrare las normas de cortesía en las que debo expresarte mis mayores deseos para que mantengas tu buena salud.

El motivo de mi carta como ya haz de imaginar no es otro que mi querida sobrina.

En Londres a pesar de que la temporada aún no empieza los nobles han empezado a dejar sus residencias de campo y las habladurías no tardarán en comenzar.

Todos preguntan si Regina participará en la Temporada venidera, yo solo eh atinado a desentenderme del asunto dando respuestas esquivas o malentendiendo apropósito, más no sé por cuánto tiempo más podré seguir haciéndolo.

El luto por mi hermano está por terminar y me temo que aún bajo tu cuidado, ella no estará a salvo de los maliciosos comentarios y visitas que podrían recibir ambas en Wiksen House.

P. D. Espero tu respuesta o la de Regina con premura

Lady Charlotte Rinstoner

...

— Señorita está segura de no querer esperar al señor Federick — dijo la pobre Merry un poco angustiada, Regina la había salvado el día anterior dándole empleo pero tal y como entendió el que le pagaría sería el señor y si las atrapaban haciendo algo indebido no dudaba ni un poco que la echarían.

— Merry no tienes de que preocuparte, a Federik no le molestara que hayamos salido sin él — respondió tratando de infundirle confianza entendiendo las preocupaciones a la muchacha — además ¿que podría pasar en una exposición de arte?

Tal y como Regina predijo la exposición fue bastante tranquila, todo lo tranquila que puede ser una.

— Merry crees poder traerme una limonada — pidió, debido al calor incesante provocado por la muchedumbre.

— Si señorita — respondió — pero... Estará bien quedándose sola.

— Si Merry no te preocupes estaré bien, prometo no moverme de aquí  —respondió — o no demasiado por lo menos.

— De acuerdo, no tardare — contestó para marcharse aunque se veía algo insegura de su propia respuesta, ya que era poco probable de que tardará menos de un cuarto de hora en regresar.

Un respiro, eso es lo que ella necesitaba. Un poco de soledad en medio de toda esa multitud parecía hacerle evocar la noche anterior con premura.

Ella en aquella cena sentada a su lado, escuchando su voz, fingiendo sentirse cómoda con la situación, tratando de no demostrar la corriente de emociones que parecían atravesar su alma.

Su voz...

Debía estar volviéndose loca porque podía escuchar la voz del señor Cavender llamándola, si la estaba llamando podía sentirla más cerca cada vez más cerca.

— Señorita Brown... Señorita Brown — escuchar aquello la hizo salir de su ensoñación y girarse empezando a prestarle atención a las personas que la rodeaban. Lo encontró. Tan perfecto como la noche que lo conoció. Tan atractivo como en la tarde y tan galante como en la noche anterior. Vestido con un perfecto traje negro que no hacía más que realzar su hombría tanto que la hacían pensar que era uno de los dioses griegos y lograba hacer parecer a los demás hombres como simples mortales que jamás llegarían a parecerse un poco a él.

— Señor Cavender — respondió ella a modo de saludo cuando él llegó a su lado. — no esperaba verlo tan pronto

— Créame que ha sido también una sorpresa para mi hallarla ahora, pero espero que para ambos allá sido una sorpresa grata — añadió con una de sus sonrisas capas es de hacerle vibrar el alma, era su imaginación o la temperatura del museo había subido un par de grados repentinamente dudaba que la limonada ayudara a combatir el calor ahora. — por cierto ¿viene sola? — preguntó observando a las personas que los rodeaban.

— No, vengo acompañada de Merry — respondió recomponiendo se o por lo menos fingiendo hacerlo.

— ¿Merry? ¿Quién es ella? — no pudo evitar preguntar.

— Es mi nueva doncella — respondió.

— Viniste solo acompañada por una doncella — repitió empezando a fruncir el ceño levemente.

— Si —contestó sin apenas darse cuenta — porque, ¿pasa algo? — no pudo evitar preguntar al percatarse de la expresión que cubría el rostro de su nuevo acompañante.

— No realmente —dijo pensando sus palabras — pero... Permítame acompañarla — añadió, con cuidado aquellas palabras. Pensó en decirle que era muy peligroso dejarla sola sin un acompañante adecuado pero sospechaba que ella lo rechazaría en el acto si el decía algo así.

— Usted también piensa que es peligroso que este aquí ¿no? —Preguntó fruncido un poco el ceño, en una forma que a él le pareció tan endemoniadamente seductora— No veo porque una exposición de Arte podría resultar peligrosa — respondió a la defensiva al darse cuenta de sus intenciones.

— En cualquier lugar pueden haber muchos peligros para una bella dama como usted señorita Brown— le contestó sugerente.

— Yo no lo creo así — se apresuró a contestar de manera obstinada.

— Enserio —contestó el con una sonrisa impregnando su varonil y arrebatador rostro. — si esta tan segura no le molestara acompañarme.

— Acompañarlo ¿a dónde? —preguntó suspicaz.

— A ver la interesante exposición de arte que tenemos frente a nosotros, después de todo «no hay ningún peligro aquí» — dijo repitiendo las palabras que ella había recitado hace unos segundos, para después ofrecerle el brazo.

— Tiene razón, no hay ningún peligro — afirmó segura de sí tomándole el brazo y empezando a caminar en la dirección en la que él la dirigía.

...


— Así que aquí estabas Pru — habló Federik al encontrar a la joven en una sala pequeña de la segunda planta, leyendo un grueso libro cuya autoría bien parecía pertenecerle a Shakespeare.

— Sí, eh estado aquí todo lo que restaba de la noche y la mañana hasta el momento — contestó despegando levemente la vista de su interesante lectura para especularlo con la mirada.

— ¿Dónde está Regina? ¿Sigue durmiendo? — preguntó omitiendo adrede las palabras de la joven y sentándose en uno de los pequeños sillones.

— No, todavía crees que Regina podría permanecer dormida hasta el mediodía. Si nos encontráramos aun en Inglaterra seria creíble, pero estamos en Francia — repuso ella cerrando el libro y colocándolo en la pequeña mesita que tenía frente a ella.

— Entonces ¿dónde está? — preguntó arqueado un ceja y parándose del sillón demasiado pequeño para un hombre de su tamaño — No la eh visto en toda la casa.

— Salió — respondió escuetamente  — fue a hacer la visita a la galería de Arte.

— Pero porque... No puede ir sola  —habló bastante molesto — es peligroso...

— Pues Regina no lo cree así — explico — además su querido acompañante no regresó a casa desde la noche anterior.

— Pero...— intentó refutar de alguna manera.

— No pretenderás que ella viva de acuerdo a tus designios Federick —habló viendo su reacciones — te recuerdo que este viaje lo hicimos porque Regina deseaba un poco de aventura para sí, nosotros solo la acompañamos más no podemos interferir demasiado, lo entiendes.

— Tienes razón pero... Eso no hace que deje de preocuparme. —Respondió — Regina confía demasiado en que todas las personas la tratarán con el buen corazón con el que ella las trata.

— Hay cosas que ella debe de aprender sola — señalo Pru con algo de tristeza en la mirada — no podemos protegerla de todo eternamente por más que nos encantaría hacerlo.

...


— ¿Que hacemos aquí? — Preguntó Regina fruncido levemente el ceño — esta zona no está autorizada para el público— dijo señalando el letrero que habían pasado de largo hace un par de minutos.

— Justo por eso estamos aquí —explicó el con la sonrisa más ladina y arrebatadora que debía poseer — en este instante voy a demostrarle los peligros que podía encontrar en una exposición de Arte una dama tan bella como usted Regina — dijo para después ponerse delante de ella y tomar su mano entre las suyas bes...


Espero que les guste el capítulo😆 disculpenme por la demora ❤️

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