Grindelwald
Ondina Grindelwald
"Borrar lo que pasó no se puede, pero se puede mirar de otra forma y aprender de nuestro pasado"
—Interpretada por Isabell Durant
La mayoría ya estaban más que mareados y hartos de todo el drama que estaba sucediendo. Ya habían dos parejas una menos esperada que la otra.
—Vamos a dejar el drama por una presentación sin drama, después drama y después una presentación sin un dramón—dijo Anissa con seriedad.
A lo que muchos suspiraron de alivio, porfin algo más tranquilo.
—A ver, voy a aclarar que me voy a presentar con solo uno de mis apellidos, pero eso no significa nada. Ni que mi madre sea madre soltera ni mucho menos, que es una de las más deseadas de todo el colegio ¿cómo va a ser madre soltera?—preguntó una voz divertida.
La dueña de aquella voz se subió al escenario y se sacó la capucha. Era muy bonita y bastante parecida a Adhara Grindelwald, solo que tenía los ojos azules como el mar en vez de los ojos grises.
—Mi hija—se sorprendió Adhara, pero en el fondo estaba feliz.
La joven llevaba una camiseta rayada de mangas cortas y rayas verticales con diferentes colores, unos shorts de jean arremangados y unas sandalias chatitas. También llevaba una corona de flores blancas trenzadas.
—Si, soy la menor de tus hijas—asintió la joven.
—Sos hermosa—le dijo Grindelwald, de quién había notado su presencia hasta el momento.
—Muchas gracias abu Gellert—le sonrió la joven rubia.
Dumbledore se quedó mirando a su antiguo amor, sabía que aquella chica revelaría bastante.
—¿Abu?—preguntó Grindelwald abriendo los ojos con sorpresa.
—Sip, soy hija de Adhara Grindelwald—asintió la chica—, en fin soy Ondine Kendra Grindelwald.
—Me alegra que tengas un buen futuro—le dijo su madre con una sonrisa.
—Así es, yo no voy a decir a mi padre asique mi presentación va a ser más corta que el resto de los que ya se presentaron—dijo la rubia encogiendose de hombros.
—¿Por qué no?—preguntó Draco.
—Porque me lo ganó mi hermano—se encogió de hombros la rubia—. Tengo 14 años y soy de la casa de los leones.
—Pero si tu madre es Slytherin—se sorprendió Dean, a lo que la chica se encogió de hombros.
—Sí, pero yo no—dijo matandolos con la mirada, a lo que la casa empezó a aplaudir al igual que los amigos y la familia de Adhara—. Así está mejor, me gustan todas las materias que curso. Elegí Cuidado de Criaturas Magicas y Aritmancia—dijo sonriendoles a los profesores de dichas asignaturas, a lo que ellos le devolvieron la sonrisa—. Soy una de las mejores de mi año, espero ser nombrada prefecta el año que viene.
—Seguro que lo conseguirás—le dijo el director con una sonrisa.
—Gracias a...Albus—dijo titubeante la chica con un asentimiento en forma de agradecimiento—. Mi patronus es una sirena.
Su madre la miró con los ojos muy abiertos, al igual que Cleo y Rikky. La rubia en el escenario asintió.
Muchos se sorprendieron, no era muy común tener patronus en forma de criaturas magicas y estos eran muy poderosos. Para que le crean, Ondine realizó el encantamiento y de su varita salió una sirena y antes de desvanecerse en el aire le hizo una reverencia al director.
—No sé que más decir, asique lanzen sus preguntas. Tía Alma—le dió la palabra a la pelirroja.
—¿Por qué me llamás tía? ¿Y qué querés ser de grande?—le preguntó la pelirroja.
—Les decimos tíos de cariño a todos, asique no se sorprendan—les aclaró la rubia, a lo que la bromista asintió—. Quiero ser buza profesional.
—¿Quién te regaló ese collar?—le preguntó Molly señalando un collar con caracoles marinos.
—Me lo regaló mi madre, abu Molly—le dijo con una sonrisa.
—¿Quiénes son tus padrinos?—le preguntó su madre.
—Mis padrinos son el mejor amigo de mi padre y Lilliane Snape—dijo con una sonrisa hacia su madrina.
—Gracias Ady—dijo lanzándole besos a la reina de hielo desde la mesa de Gryffindor.
—No me llames así, Lillith—gruñó la rubia.
—Vos no me llames así tampoco—se cruzó de brazos la pelinegra y después miró a su futura ahijada—¿soy buena madrina?
—La mejor, me concentís en todo junto a mi padrino—le dijo con una sonrisa.
—¿Tu padrino y yo estamos casados?—le preguntó la pelinegra nuevamente.
—No, pero no significa que no me puedan consentir los dos—dijo encogiendose de hombros.
—¿Podrías mostrar tus cosas cotidianas como lo hizo Anissa?—le preguntó el director.
—Claro, primero lo más importante que son mis mascotas—dijo la rubia sonriente y empezaron a proyectarse imágenes.
—Que lindo búho—dijo Seamus.
—Gracias—dijo con sequedad la rubia.
—Ya me dio hambre—dijo Ron, haciendo que sus amigos rian al igual que la chica.
—Faltan dos presentaciones para almorzar, como... ¿dos horas y media?—preguntó mirando a los encapuchados.
—No tanto, la vamos a dividir en tres partes—le dijo una voz femenina de entre los encapuchados.
—Una hora y media—se encogió de hombros la rubia, pero conjuró el mismo jugo que se veía en la imágen y empezó a tomar—¿más preguntas? Pefgecto, me voy. Adiós, pongo mi recuerdo.
Ondine como de seis años llegaba junto a su madre a un shopping, tenían un jugo en la mano.
—Quiero helado, mamá—se quejó la niña, a lo que su madre sacó un palito de helado de su cartera y lo puso en el jugo de la chica.
—A ver si te sale lo que estuvimos practicando—dijo la mujer rubia, por lo que su hija sonrió.
—Sip, mirá—dijo posicionando la palma de su mano completamente estirada y con los dedos juntos y se concentró.
Y el jugo de arandanos tomó una forma solida, convirtiéndose en un helado de agua. Lo sacó del vaso y lo empezó a comer.
Fin del recuerdo
—Se termina acá, asique eso es todo de mi vida—se despidió—. Los dejo con alguno de mis tíos, que no se quién se va a presentar sinceramente.
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