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Capítulo 35

París era bellísimo en invierno. Estaba en la cama leyendo un poco mientras en la radio Francesa transmitían a mis cuatro fabulosos.

Escuchar la canción de John me había dejado pensando demasiado, ni siquiera había podido dormir porque temía que el cantante hiciera algo estúpido en su arranque de estar enamorado de mí.

—Listo preciosa, el baño es todo tuyo.

Le sonreí a Paul y pronto me metí a bañar, el agua caliente me hizo reflexionar sobre todo, en específico sobre mis sentimientos. No quería lastimar a nadie.

—Estoy emocionado de que todos sepan de nuestra relación —mencionó Paul mientras me cepillaba el cabello—, además esto de seguro beneficiará a tu película, ¿te imaginas que esto asegure la gira por Estados Unidos y vayamos juntos?

—Sí... sería increíble —respondí vagamente viéndome en el espejo mientras la ansiedad me carcomía.

—¿Estás bien?

—¿Ah? Sí, sólo estoy nerviosa.

—Ay, mi amor —besó mi sien y sonrió—. Todos nos van a amar, somos una excelente pareja, no te preocupes.

Asentí y terminé de arreglarme, a las 8hrs ya estábamos entrando al comedor, sentía mis manos heladas y mi corazón latiendo tan rápido que podría salir disparado en cualquier momento.

—¡(TN), buenos días! —Sarah saludó desde lejos, Katie venía con ella, ambas ni siquiera disimularon su sorpresa al ver al Beatle junto a mí.

—Hola, chicas, buenos días —sonreí aferrándome más al brazo de Paul—. Ya conocen a Paul, mi novio.

Ambas soltaron un gemido de sorpresa y abrieron los ojos de par en par, las personas cercanas a nosotras también voltearon a vernos y pronto se acercaron para bombardearnos de preguntas.

—Ya sabía que ustedes dos no sólo eran amigos —habló el director de la película abriéndose paso entre el grupito de personas—. En horabuena para las fiestas, felicidades.

—Gracias, señor —agradeció Paul y procedimos a sentarnos para desayunar.

Todo el tiempo que estuvimos comiendo sentí la mirada de Christopher sobre mí, sentía el rencor en su mirada y eso me ponía nerviosa.

—¿Cuánto llevan de novios? —preguntó el susodicho.

—¿Quién lleva la cuenta? —reí incómoda y bebí de mi copa.

Paul me miró y sonrió—Lo suficiente para saber que la amo.

Todos nos miraron enternecidos, no me estaba gustando ser el centro de atención.

—Espero que su amor sea muy fuerte para aguantar las distancias —musitó el director—, porque ¡nos vamos a Estados Unidos de gira en febrero! 

Todos celebramos entusiasmados, incluso brindamos y nos dimos abrazos al terminar el desayuno.

—Mi oficina se pondrá en contacto con ustedes para tener en orden su visa de trabajo.

—Muchas gracias,

En cuanto el desayuno terminó Paul y yo salimos a conocer París, aunque en realidad mi novio ya conocía la ciudad pues ya la había visitado antes.

—¿Pasaremos año nuevo en Londres? —pregunté mientras le daba una mordida a mi croissant.

—Tenemos una presentación en Liverpool entonces pensé en que podríamos cenar en casa de mi padre, podrías invitar a Mimi.

Yo sonreí—Me encanta esto de hacerlo totalmente oficial.

Paul besó mis labios llenos de chocolate sin dejar de acariciar mi mejilla.

—Brian quiere hacerlo oficial por medio de una entrevista —susurró a mis labios.

—Lo que sea, sólo quiero que todos sepan que eres mío.

Ambos sonreímos antes de besarnos y seguir caminando por las calles parisinas.

Ese día fue tan productivo, visitamos de louvre, el arco del triunfo, la catedral de Notre Dame y dejamos para el final la torre Eiffel.

—Qué hermosa se ve la ciudad cubierta de nieve —mencioné mientras usaba el mirador.

—Me gustaría más venir en primavera o verano, me estoy congelando.

—Aw, Paulie —me acerqué a darle un beso—. En cuanto regresemos al hotel te prometo ayudar a que entres en calor.

—Hmm como que ya me dieron ganas de regresar —susurró en mi oído mientras me abrazaba por la cintura.

Iba a susurrarle algo en respuesta cuando nos tomaron una foto.

—Son una pareja muy linda —una joven nos entregó la foto instantánea—. Qué tengan felices fiestas.

Al mirar la foto ambos sonreímos, realmente nos veíamos muy enamorados. Después de una hora regresamos al hotel, eran cerca de las 22 hrs, teníamos pensado cenar en el mismo hotel pero George nos había invitado a un restaurante.

—Wow, este lugar es hermoso, George.

—Una amiga me lo recomendó, al parecer sirven la mejor comida francesa.

—Bueno, se ve que nos costará un ojo de la cara pero sí que vale la pena —mencionó Paul.

—¿No invitaste a los demás?

—Brian y John salieron desde temprano, me parece que habían conseguido una reunión con Brigitte Bardot.

Mi novio y yo abrimos los ojos en sorpresa, yo incluso sentí una punzada en mi estómago.

—No quiero ni imaginar el desenlace de esa "reunión".

—Al menos nos hubiera invitado —hizo una mueca el menor.

—Todos los hombres son iguales.

—Hey, pero yo no he dicho nada —argumentó Paul.

—Puedo leer tu mente, no lo olvides —sentencié—. Pero volviendo con Georgie, ¿cómo te está yendo en el amor, amigo mío?

—No tengo cabeza para eso, mucho trabajo.

—Siempre hay tiempo... te puedo presentar a alguien.

—¿Otra Melissa? Me interesa.

—¿Sabes qué? Olvídalo, ya recordé lo que le hiciste a mi amiga.

—Necesita a alguien famosa, para que pueda entender cómo es este medio —sugirió el bajista.

George me miró levantando una ceja lo cual me hizo sonrojar un poco.

—Necesitas a alguien que te ame y listo, será uno de mis propósitos de año nuevo: conseguirte novia.

—No hay prisa, créeme que en las giras nunca nos- me aburro —corrigió.

Mi mirada se fijó en Paul por un segundo, quien se había llevado la copa de vino a su boca incómodo.

La velada fluyó en torno a los proyectos de los chicos y el cómo les había ido en la gira por Europa. George estaba muy emocionado ante la posibilidad de ir con ellos a la gira por America, aunque lo suyo por el momento sólo era una esperanza pues no sabían cuál era la aceptación en EEUU y si realmente una gira fuera rentable.

Al día siguiente mis compañeras de trabajo se despidieron pues pasarían navidad en Londres con sus familias, mientras tanto los chicos y yo nos movimos a un departamento que Brian había rentado para poder tener una navidad más cálida.

Había incluso contratado a chefs que nos prepararían la cena, los regalos que Paul y yo habíamos comprado los pusimos bajo el árbol para animar el espíritu navideño.

—Definitivamente se siente más familiar así —musité mientras veía a mi novio encender la chimenea.

—Me encanta que nuestra primera navidad juntos sea aquí.

Ambos sonreímos, me hinqué a un lado de él y besé su mejilla.

—¡Qué bueno que los encuentro! —musitó Brian entrando a la habitación— Les harán una entrevista para Vogue París en una hora, la maquillista ya está aquí (TN).

—¿Qué? ¿No se supone que ya estamos en descanso?

—Es para anunciar su noviazgo, debe quedar hoy porque regresamos a Londres el 26 en la mañana.

Paul y yo intercambiamos miradas sonriendo, al fin todos sabrían sobre nuestra relación, estaba muy feliz.

—Gracias, Brian —le di un beso en la mejilla antes de entrar a la habitación que me habían asignado para que me maquillaran.

Me arreglaron el cabello en un peinado alto, me dieron un vestido negro hermoso y mi maquillaje fue muy ligero.

Nos sentaron junto al ventanal que daba a la torre Eiffel y nos indicaron sobre qué iría la entrevista.

—Hola, chicos, soy su entrevistadora Mindy.

—Mucho gusto —respondimos Paul y yo al mismo tiempo.

—¿Están listos para comenzar?

—Sí, por favor.

Suspiré con nerviosismo pues en la habitación habían tres personas grabando y tomando fotos.

—(TN), el estreno de tu película no pasó desapercibido en París, incluso para ser invierno fue bastante taquillera.

—Estoy muy agradecida por ello, es un gran proyecto.

—Además Dior anunció una colaboración contigo esta mañana, en la cual también participa Brigitte Bardot. Felicidades.

Paul me miró sorprendido porque no le había comentado nada al respecto pero igual sonrió con orgullo.

—Así es, Mindy, ha sido un buen año lleno de nuevos proyectos que me han permitido ampliar mi panorama.

—Por otro lado, The Beatles —miró directamente a Paul—. La beatlemania ha llegado a todas partes de Europa, no hay adolescente que no les escuche.

—Ha sido una bendición, en verdad, son nuestras fans las que nos motivan a dar lo mejor de nosotros pues gracias a ellas estamos aquí.

—¿Hay planes para llevar esta beatlemania del otro lado del Atlántico?

—Esperemos que pronto estemos pisando tierras americanas.

La entrevistadora sonrió —De verdad que son el dúo perfecto, ambos están en el despegue de sus carreras y sin mencionar que son de las parejas más guapas que he visto.

Yo me sonrojé y sonreí, sin poder dejar de ver a Paul de reojo, quién agarró mi mano y la acarició.

—¿Cuánto tiempo llevan juntos?

—En realidad apenas inició nuestro romance formalmente —se apresuró a decir el bajista.

—Ya había rumores sobre un posible romance ¿No es así?

—Lo desmentimos porque en ese tiempo sólo éramos amigos —agregué—, pero al parecer el destino quería que fuéramos más que amigos.

—Esta relación te hace parte de la familia Lennon, ¿No es así?

Me removí incómoda en mi asiento, no me agradaba la idea de ser vinculada cómo familiar de John.

—Así es, (TN) es prima de John y eso nos hace a todos parte de una familia.

—Los noto muy entusiasmados por su relación pero, ¿Sus agendas no son muy apretadas? ¿Hay espacio para el romance?

—Hemos tratado de coincidir en ciertas fechas para poder vernos, como justo ahora, nuestro plan es pasar las fiestas juntos.

Paul apretó mi mano y dejó un beso en la misma.

—¿No hay desconfianza por el tipo de ambiente en el que se desenvuelven ambos? Paul es prácticamente el crush de todas.

Apreté la mandíbula y suspiré para no contestar de mala gana —No, para nada, yo confío plenamente en mi novio.

—Totalmente, nuestra relación se basa en la confianza.

La entrevista terminó después de unas cinco preguntas más incómodas y después nos tomaron varias fotos.

—¿Estás bien? —preguntó Paul mientras yo me quitaba el maquillaje.

—¿Serías capaz de engañarme?

—¿Qué? No, claro que no. ¿A qué viene todo esto?

—Mira, Paul, yo te quiero muchísimo y sé cómo son las cosas en este medio... Si me llegaras a engañar sólo te pido que me lo digas, no quiero que me veas la cara de tonta.

—Amor, no digas eso... —se sentó a un lado mío— Te prometo que eso no pasará.

Asentí quedándome en silencio. Tal vez era un poco hipócrita de mi parte al tener historia con John y algún desliz en Hamburgo, pero estaba segura de querer a Paul sobretodo.

Empezamos a celebrar cerca de las 18 hrs, cantamos villancicos mientras Paul tocaba el piano, intercambiamos regalos, empezamos a beber y a bailar, incluso Brian se había unido a la pista de baile improvisada.

En la cena degustamos pavo, pastas y otros platillos que ni el nombre recuerdo. Brindamos con champagne y seguimos bebiendo.

—Te juro que sí la tengo —recriminó mi novio ya medio borracho a John—, la compramos en Estocolmo no en España.

—No, no, a mí no me engañas cara de bebé, tengo muy buena memoria.

—¿No pueden sólo revisar el ticket? —pregunté tratando de seguirles el ritmo.

—¡Verás que yo tengo la razón y tendrás que depilarte la ceja!

—¡Ja! ¡Jamás!

—¿Puedes ir a buscar la nota, amor? En el buró tengo mis papeles importantes en una maleta.

Fui a nuestra habitación y empecé a buscar la dichosa nota, pero sólo había cartas, encontré el ticket y al levantarlo mis ojos viajaron a la carta que estaba debajo del mismo.

Jane Asher
Willesden #528 London, England.

Tomé en mis manos la carta y dudé entre leerla o no pues ya estaba abierta. Suspiré y con mis manos frías me dispuse a leerla.

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Diciembre 18, 1963

Querido, Paul:

Sé que es atrevido mandarte esta carta pero tu nombre no ha abandonado mis pensamientos desde la noche tan maravillosa que pasamos juntos.

Estoy al tanto de que no eres un hombre libre pero no puedo dejar de pensar en la manera tan pasional en que me tomaste aquella noche.

Estaré en Londres el 26 esperándote en East London, en 'nuestro' lugar... Si no vienes asumiré que sólo fue algo de una noche y esta aventura sólo quedará en mi memoria.

Con cariño, siempre tuya
Jane Asher.
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En ese instante Paul entró a la habitación tambaleando, me giré para verlo con los ojos tal acuarelas.

—M-me engañaste... —susurré.

Pareció que la sobriedad abandonó su cuerpo de inmediato, se acomodó el cabello en desesperación y en cuanto intentó acercarse a mí yo retrocedí.

—(TN), por favor... Déjame explicarte, no es lo que parece.

Las ganas de llorar me ganaron y me dejé caer al suelo pues mis piernas dejaron de reaccionar.

—¿Por qué no me dijiste antes de decirle a todo mundo que estamos juntos, Paul? ¡¿Por qué?! —pregunté con mi voz desgarrada.

John, George y Ringo entraron en la habitación al escuchar los gritos, me miraron en el suelo y corrieron a levantarme.

—¡No quiero volver a ver tu cara, McCartney ! Esto se acabó.

Sentencié antes de abandonar la habitación en los brazos de Harrison, quién sólo trataba de tranquilizarme.

Ali McCartney.

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