-Descansemos un rato. -Dijo el ángel.

-Ok.

Nos encontrábamos en el tejado de un edificio, la noche era algo fría, la gran luna dejaba de teñirse amarilla para indicar que la noche se hacía más notable. El ángel se sentó, extendió las palmas de sus manos y estás brillaron un poco, al juntar las palmas apareció un crayón blanco.

-¿Cómo hiciste eso?.

-Los angeles somos seres que podemos crear energía, también podemos transformarla en materia además supuse que sería buena idea jugar un rato. ¿Has jugado gato encerrado?

-Creo que no.

-Es fácil, hago dos líneas prácticamente paralelas y otras dos perpendiculares a estás, dibujamos equis o círculos y el que junté tres gana.

-Creo que se cómo se juega.

-Sí ya veremos.

El juego era entrenido, a la par que un juego demasiado rápido de empezar y terminar, gane algunas veces y otras solo perdí. Mientras la noche se hacía más oscura porque empezaba a nublarse el crayón del ángel emitía brillo, por lo que con tan solo dibujar un cuadro podíamos vernos, el ángel dijo.

-Me gusta la bioluminicensia, ¿A ti no?.

-No se bien de que hablas.

-Cierto olvidaba lo de tus recuerdos, ven tienes que verlo mejor.

El ángel al tomarme de la mano me llevo al océano, al desértico azul marino del agua y el azul oscuro del cielo, podíamos caminar sobre el agua y me pidió que observará debajo de mis pies... Era hermoso, las estrellas por más que brillen no llegan a estos colores neón que hay en el océano, verdes, azules, amarillos y rojos. El lugar era bastante bello, había canales por dónde nadaban los peces y las plantas parecían colocarse de manera casi arquitectónica.

-Wow.- Exclamé.

-Sí, sabía que por más impresionante que sea una galaxia, el brillo que puede emitir un ser vivo es más sorprendente, todas estas ciudades llenas de medusas, peces y algas, son bellísimas.

Nos quedamos callados por un rato, sentados viendo desde la superficie del mar, un espectáculo hipnótico, tanto que solo fue interrumpido cuando el sol empezaba a asomarse.

-Bueno, debemos seguir. 

Nos dirigimos ahora a un bosque, el ángel empezaba a verse confundido, quizá sea por la angustia que le causa no encontrar a su gato.

-¿Estás bien? Te ves angustiado.

-Sí y no estoy bien, estoy confundido.

-¿Qué tienes?.

-Amm...- Al mirarme a los ojos aquel morado opaco brillaba un poco, como si una luz tenue empezará a titilar de una manera tan delicada que si no lo hubiera mirado directamente a los ojos era seguro que no me daría cuenta de aquello. -Creo que calculé mal la ruta, tal vez duremos un poco menos.

-¿Enserio eso te preocupa?.

-¡Sí!.- Dijo mientras apartaba la mirada.- Mira buscar en este bosque quizá sea más difícil debido a las sombras, además de que directamente no podremos interactuar con algunos, lo mejor es que te mantengas atenta, ¿Esta bien?.

-Ok.

Buscar entre árboles y arbustos es interesantes, encontrar algunos insectos raros y algunas aves llamativas es hermoso, los gatos se esconden bien por aquí, como aquel que encontré en un arbusto, ese pequeño gato era un bebé, un gato siamés su madre no estaba lejos, solo eran dos cachorros, bastantes tiernos, pero ningún gato negro a la vista, así continúo la búsqueda.

-Y ¿Dónde lo conociste?.- Pregunté.

-Baje a la tierra y la encontré, decidí llevármela, en ese momento los animales estaban a disposición de cualquiera que quisiera usarlos, prácticamente eran objetos.

-Supongo que siguen siendo lo mismo.

-No realmente, ellos no tenían libre albedrío, no tenían sentimientos, estaban para disposición de los demás.

-¿Y para que querías al gato?.

-Como recipiente vacío en ese momento, siempre han sido hermosos, de todas las formas y colores, bueno algunos animales, otros fueron pintados por dioses y otros son respectivos de cada reino, el Quetzalcoatl no es creación de nuestro Dios, inclusive los dinosaurios existen en otros reinos, pero volviendo a tu pregunta lo necesitaba para un regalo.

-¿Un regalo?.

-Sí, un regalo para alguien especial para mí.

-¿Quién es ese alguien especial?.

-Una... Una amiga.- Después de decirlo desvió su mirada y dijo.-Sigamos buscando.

Es evidente que esté ángel no quiere hablar de eso, quizá sea porque no lo entenderé o quizá esté ocultando algo. Seguimos buscando todo el día y solo encontramos un gato negro pero de ojos cafés, al llegar el anochecer el angel me llevo a una llanura en medio del bosque y me pidió que me recostara al mirar las estrellas que salían el ángel dijo.-Ahora solo quiero que escuches. Los grillos cantaban al igual que una que otra ave, de vez en cuando se escuchaba una que otra pisada en el pasto y alguna que otra rama se movía, entonces ahí tendidos el ángel dijo.

-Solo quedan dos días, después de eso volveremos al limbo y esperaremos a Azrael.

-Esta bien.- Contesté mientras apreciaba el cielo.

-Vaya...

-¿Qué pasa?.- dije mientas lo miré.

-Nunca pensé que su raza llegaría a ser tan tranquila, supongo que es por lo de tus recuerdos, o realmente eres un ser puro.

-Tal vez.