Trataba de no alejarme mucho del ángel, ahora que soy un fantasma se supone que debería atravesar las paredes, así que lo intenté, era divertido poder atravesar las paredes, me entretuve un rato hasta que fui interrumpida por el ángel.

-¿Terminaste de jugar?

-Perdón, solo quería saber si los fantasmas podían atravesar las paredes.

-Bueno, ahora lo sabes.

-Es divertido.

El ángel soltó un pequeño respiro, se acercó hacia mi, tomó mi mano y mientras daba unos pasos pude apreciar como parecía estar dentro de la tierra, su forma esférica apuntaba hacia el centro y toda creación hecha por el hombre se podía apreciar, hasta que el ángel soltó mi mano.

-Supongo que su vida debe ser algo aburrida.- Dijo el ángel.

-La verdad no lo sé. Hay algo que me intriga.

-¿Qué cosa?.

-¿Cómo no puedo recordar nada de mis vidas pasadas pero aún conozco conceptos humano?.

-Quizá Azrael lo quiso así, como quien escribe un personaje, le da un conocimiento básico para que no sea agobiante darle una personalidad.

-Tal vez.

-Continuemos buscando, recuerda un gato negro con ojos verdes.

-¿Tiene que ser macho o hembra?.

-Realmente su sexo no es importante, de cualquier manera lo reconoceré cuando lo tenga enfrente.

Mientras buscábamos me sentía extraña, no había nadie como yo y mi única compañía no se siente como tal. Estábamos en otra ciudad, al parecer un poco lejana, los anuncios escribían el mismo idioma y buscando entre rincones te puedes encontrar con algunos gatos, pero si te decides por buscar en segundos pisos cuyas ventanas estén abiertas u rotas encontrarás varios gatos, en cada cuarto hay dos o tres gatos, algunos son solitarios, a pesar de ser territoriales evitan peleas, el ángel me explico que es más fácil encontrarlos en estos lugares debido a que los perros los cazan, solo bajarían para comer de vez en cuando, algunos gatos confían y otros huyen, algo que parece normal en los gatos.

-¿Por qué nos tienen miedo?.- Pregunté.

-Somos parecidos a los humanos, tal vez esos gatos tuvieron malas experiencias con ellos, por lo general los animales no nos temen.

-¿Hasta donde buscaremos?.

-En cada rincón donde podamos encontrar un gato.

-Pero, ¿Cuánto nos llevará esto?.

-Tal vez una semana, este mundo no es tan grande.- Dijo mientras extendía su mano, viajaríamos a otro lugar. Es fácil apreciar que trás su carcasa de dureza hay un ser tierno y comprometido.

Mientras buscaba encontré un gato negro pero de ojos azules, unos ojos tan azules como el cielo y me hizo pensar que es increíble como les han hecho creer que estos animales traen mala suerte, quizá esté ángel sepa sobre eso.

-Oye ¿Sabes por qué se consideran a los gatos negros como símbolos de mala suerte?

-La verdad es que no, nisiquiera sabía que los consideraran de esa manera, ustedes son muy raros buscando culpar a las demás cosas de sus acciones. No se mucho sobre humanos, no me han interesado, son el experimento más complejo de nuestro creador y la mayoría no lo entiende.