II
Azrael se fue, lentamente se desvanecía entre la niebla, miré a aquel ángel, me acerque a él, su rostro reflejaba decepción y enojo, sus ojos negros con una mirada que a pesar de estar reflejando enojo, su cara demostraba tranquilidad, me miró por un breve momento, hizo una mueca, no sabría decir si era precisamente de desagrado, agacho la mirada y le dije:
-Hola, ¿Cómo te llamas?.
-La verdad eso no es importante, no te ofendas humana simplemente no se si volvarnos a vernos después de esto.
-Vaya.- Dije algo decepcionada.
-... ¿Y no me hablarás de ti?.- Dijo después de un pequeño gesto de intriga.
-La verdad no se quien soy.
-Supongo que es normal en su raza.- Dijo de una manera un poco burlesca.
-No, Azrael dijo algo sobre bloquear mis recuerdos, supongo que por eso no se quien soy realmente.
-¿Bloquear recuerdos?, supongo que ha de tener sus razones para haber hecho eso.
-Tal vez.
-Y dime humana, ¿Hay algo que quieras hacer?.
-No en realidad, supongo que al no saber quien soy tampoco se que me gusta.
-Entonces, caminemos un rato.
-Esta bien.- Comencé a seguirle el paso, me empezaba a preocupar el hecho de no saber quien soy, pero eso aun no calma mi curiosidad por este sitio.- ¿Dónde estamos?.
-Estamos en el limbo y antes de que te preguntes exactamente que es el limbo dejame decirte que es este lugar, un lugar donde las almas en pena esperan consulta con la muerte, otras deciden vagar por aquí, algunos ángeles también vienen aquí de vez en cuando.
-¿Otras personas?, ¿Dónde están?, aquí solo estamos tu y yo.
-Cada quien tiene su limbo, este lugar esclarece sentimientos, mientras más te adentras puedes...- Él mismo se interrumpió con un suspiro.-Puedes llegar a tener epifanías, pero supongo que tu no tendrás ninguna, no sabes quien eres, prácticamente eres un nuevo ser, no hay nada de lo que debas preocuparte.
-Supongo que no.
Mientras Caminábamos, pude apreciar como este ángel tenia la mirada perdida en el suelo, supongo que tengo que preguntarle que le pasa.
-¿Tienes algo?.- Pregunté algo temerosa.
-Humana, no hay necesidad de entablar una conversación, ¿Esta bien?.
-Esta bien, ángel- Dije con un tono de desagrado.-Al menos podrías decirme ¿A dónde vamos?.
-No te preocupes, hemos llegado.
-¿Donde? Aquí todo parece igu...- El ángel coloco su brazo frente de mi deteniendome a un solo paso de lo que parecía un abismo- ¿Qué hacemos aquí?.
-Nada, simplemente sentarnos.
Nos sentamos en el borde, nuestros pies colgaban, los de él se mantenían de una manera estática, mientras yo jugaba por como colgaban mis pies, cuando mire hacia abajo la niebla empezó a oscurecerse un poco y pensaba que lo normal debería ser tener miedo, miedo debido a que no se cuanto mide este abismo.
-¿A cuanta distancia se encuentra el otro borde?.- Pregunté.
-No hay otro borde. Este es el final del limbo.
-¿Hay algo en el fondo del abismo?.
-Se encuentra el infierno.- Dijo mientras hacia una sonrisa de orgullo.
-Así que el infierno, ¿Cómo es ese lugar?.
-No muy distinto a la tierra.- Dijo mientras dirigía su mirada al abismo.
-¿Enserio no es tan distinto?.
-...- Su mirada se perdió en aquel abismo.
-Hey.
-Así que debo bajar.- Dijo con un tono de voz tenue, como diciéndoselo a si mismo.-¿No sabes cuando volverá Azrael?.- Me preguntó.
-No lo sé.
-Demonios, supongo que tendré que buscarle yo.- Dijo mientras se levantaba del filo del abismo.
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