La vida me regaló una sorpresa,
No la vi llegar ni la presentía.
Me di cuenta hasta que ya la tenía,
Ni lo pedía pero fue una gran sorpresa.

No supe de dónde llegaste,
Tampoco cómo... Pero si tu propósito.
¡Sea Dios bendito!
Doy gracias porque ya me llevaste.

Fui hacia donde tus corrientes me llevaban,
Bebí de tu agua pura y dulce.
No puedo explicar la sensación que se produce
Cuando me doy cuenta que tus ojos me miran

Y me llena de paz que al terminar mi camino,
Estés justo al final esperándome con café.
Te juro que ya no tenía fe
de alguna vez volverte a ver en mi destino.

Doy gracias a mi carne por perecer.
Doy gracias a Dios por acogerme en su seno.
Porque gracias a ellos pude entender,
Que la espera y las lágrimas valieron la pena...