Capítulo cuatro
—Eso no va ahí— suspiró cansado Tom.
—Pero yo no puedo, ese balde pesa mucho—espeté molesta.
Ha pasado seis días desde que estoy aquí, he conocido el pueblo junto con Rin, Saúl, Claudia y algunas veces Tom que se pasa.
Ahora mismo estoy tratando de alimentar a los animales. Ya se ha vuelto habitual que Tom y yo los alimentemos pero aún no puedo hacer algunas cosas.
"Como calgar un balde"
—Te ayudo— propuso como lo hace siempre.
Se acercó y colocó sus manos sobre las mías para poder ejercer fuerza sobre el balde.
—Ves, es solo un balde.
En cuanto término de decir la última palabra resbalamos y caímos juntos en el lodo empándonos de agua.
—No que era solo un balde.
Me reí por su expresión de "En serio te burlas de eso"
Se paró y me dio la mano pero en cuanto intenté apoyar el pie en el suelo se instaló un agudo dolor en mi tobillo.
—¡Aush!—me quejé.
—¿Qué ocurre?—indagó preocupado.
—Creo que me he torcido el tobillo.
Con su ayuda pude mejorar mi posición.
—Vamos al médico.
—Para ir al médico necesitamos ir a la ciudad o de lo contrario caminar muy lejos y en mis condiciones no creo poder—murmuré incrédula.
—En mi casa hay un botiquín, puedo curarte.
—¿Cómo?
—No es la primera vez que alguien de mis amigos se enferma.
Asentí y me apoyé sobre sus hombros.
—Así no, déjame cargarte.
Lo miré sin entender y me tomó estilo princesa.
—¿Estás loco?
Se río por mi expresión de miedo.
—Para nada.
Llegamos a su casa y a mi mente vino un pensamiento...
"Tengo que ver a la bruja de Oz"
—Mi madre no está en casa.
"Gracias al cielo"
Me dejó sobre el sofá de la sala y salió hacia la cocina.
—Primero vamos a ponerte hielo para bajar la inflamación.
—Duele—me quejé.
Sacó del botiquín unos antiinflamatorios.
—No lo tienes torcido porque puedes moverlo, pero aún así es mejor que te mantengas en reposo y no camines en lo que queda de día.
Asentí comprendiendo.
—Tienes que tomar estás pastillas cada doce horas.
—¿Desde cuándo eres médico?
—Mi abuela lo era y me enseñó varias cosas—tomó una venda y la colocó en mi tobillo—¿Quieres algo de comer?
—Agua estaría bien.
—Voy a preparar sándwiches, te gustan verdad.
—Sí—confirmé.
—Ahora regreso.
Después de dos minutos regresó con los sándwiches.
—Tenemos que cambiarnos, hay lodo hasta en mis orejas.
—Bueno en ese caso creo que deberías llevarme a mi casa.
Me mostró una sonrisa ladina.
—Tan pronto, podríamos ver una película ya que somos amigos y te puedo prestar algo de ropa, además debes descansar y eso conlleva a no apoyar el pie.
—Tienes internet—pregunté incrédula.
—En mi habitación al ser la tercera planta llega con facilidad, podríamos ver algo en Netflixs, aunque no acostumbro a eso, pero bueno—se encogió de hombros mirándome expectante—Entones ¿Qué opinas?
—Está bien—accedí.
—En la habitación de Rin debe haber algo que te quede—se mostró pensativo—Vamos a mi habitación y allí te busco algo.
Me levanté apoyándome sobre él para no caer.
—Hay que subir escaleras, es mejor que te cargue.
No me dio tiempo a procesar cuando ya me tenía nuevamente entre sus brazos. Observé detenidamente las fracciones de su rostro, es demasiado guapo.
—Me vas a desgastar de tanto mirarme—sonrió coqueto.
—Tienes un raro lado sarcástico y cliché.
—Tengo muchas cosas que aún no conoces.
Sé que su respuesta tiene doble sentido, pero lo obvie ya que habíamos llegado a su habitación.
Me dejó sobre un sillón para proceder a encender las luces.
—Voy a buscarte algo.
Salió de la habitación y volvió al cabo de tres minutos con un vestido en sus manos.
—Espero que te quede, la verdad sé que Rin es mucho más delegada que tú, pero este vestido parece ser ancho.
—Cualquier cosa está bien—sonreí—podrías dejarme en el baño o algún lugar en el que me pueda cambiar.
Me ayudó a llegar hasta el baño.
—Estaré esperando fuera, cualquier cosa solo llámame.
Cerré la puerta y comencé a despojarme de mi ropa, me acerqué hasta el lavado de manos saltando en un solo pie, enjuagué mi rostro y quité todo rastro de lodo de mi cuerpo.
—Tom—lo llamé luego de terminar.
—Vamos princesa—susurró mientras me volvía a tomar en brazos y pude notar que se había cambiado también, ahora lleva unos jeans sueltos y una camiseta que deja a la vista sus fuertes y trabajados músculos.
"Princesa", ese cumplido nunca me ha sonado tan lindo.
—¿Qué película quieres ver?—me preguntó encendiendo la TV—Traje palomitas y refrescos, no sabía si te gustaba el Pepsi o la Coca-Cola—informó.
—Cualquier película estará bien, y en cuanto a los refrescos prefiero la Coca-Cola.
—Está bien, entonces voy a poner esta.
Miré la pantalla y el nombre me intrigó…
Enamorado de mi amiga.
¿Será esto una indirecta?
Que indirecta va a ser si nos conocemos hace una semana.
Mi teléfono vibró y fruncí mi seño.
—Me das un segundo— pedí apenada.
—Sí, no te preocupes.
Salío al barcón dándome espacio y me tensé cuando comencé a leer el mensaje.
Hola cariño, quería avisarte que nos llamó nuevamente el abogado que se está encargando de tu caso para comunicarnos que volvieron a abrirlo, aún así tienes que mandar la primera parte de la multa la semana que viene, recuerda que aquí estamos para apoyarte solo debes decirlo. Espero que estés bien mi princesa y cuando tengas cobertura nos llamas. Besitos de tu mami.
Una lágrima corrió por mi mejilla, a pesar de todos los problemas que le he dado a mis padres aún quieren seguir ayudándome. Se han mantenido al margen porque yo se los pedí y me dan mi espacio pero me he comido la cabeza y no sé que voy a hacer para poder pagar esa deuda.
—¿Estás bien?—preguntó Tom—Salí porque vi que tardabas—se excusó pero se detuvo cuando me observó— ¿Por qué lloras bonita?
Se acercó a mi rostro y secó con dos besos sobre mis ojos mis lágrimas.
—No te preocupes, son problemas familiares— le di una sonrisa triste evitando el tema.
—Cuando me quieras contar aquí estaré para ti— apartó un mechón rebelde de mi cabello.
—Vamos a ver esa peli—propuse tomando su mano en dirección a la cama nuevamente.
—Vamos.
"Maldita sonrisa moja bragas"
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