—Tom—lo llamé sorvando su hombro suavemente.

—¿Mm?—murmuró inconciente.

"Está dormido"

—Ya la película se acabó y es tarde, es mejor que me lleves a casa.

Se acurrucó más pegándo su cuerpo al mío.

—Tom—lo volví a llamar pero hizo caso omiso.

Intenté levantarme para apagar la TV pero mientras más lo intentaba más apretaba su agarre en mi cintura.

Suspiré cansada dejándome llevar por el sueño y carré los ojos apoyando mi mejilla sobre pecho. De hay en adelante todo se volvió negro.

(...)

—Buenos días—me movió alguien pero yo solo cerré más fuerte los ojos—Vamos bonita, despierta.

Abrí los ojos apresurada al escuchar la palabra bonita.

"¿Qué hace Tom en mi casa?"

Los volví a cerrar por la claridad que entra desde el barcón.

"En mi habitación no entra el sol desde temprano debido a las cortinas"

—Buenos días—saludé de igual manera—¿Qué hago aquí?

—No sé en que momento nos quedamos dormidos.

—¿Qué hora es?—me senté en la cama.

—Las nueve con treinta—me sonrió— Te preparé el desayuno.

—No tenías porque pero gracias.

Me apoyé sobre un pie para con cuidado poner en el suelo mi tobillo lesionado.

—Ven, te ayudo.

Bajamos las largas escaleras y me intentó dejar en el sofá, pero esta vez me resbalé yo y caí con Tom encima de mí.

Sus ojos se centraron en los míos y ahora me doy cuanta de lo brillosos que son, bajó disimuladamente su mirada hacia mis labios y yo hice lo mismo.

Sin darme cuenta presionó sus labios sobre los míos y yo me quedé estática. Hice mi mejor intento en seguirle el ritmo puesto que nunca había besado a nadie.

El lleva el control del beso y comenzó a jugar con mi lengua en cuanto le di mayor acceso a mi boca, nos separamos por falta de aire.

"Puto aire, yo quería seguir probando esos dulces labios"

—Hijo, ya llegué.

"Hay no, la bruja de Oz"

Por instinto empujé a Tom haciendo que reaccionara y se sentara a mi lado.

—Hola—saludó escaneándome.

—Hola señora Lilit, buenos días— traté de sonar amable escondiendo mi sonrojo con mi cabello.

—Tom recuerda que tienes que ir hoy a preparar las cosas que te tocan del festival, no te tardes por razones innecesarias.

"Razones innecesarias"—traté de imitar su chillona voz en mi mente.

—Está bien madre, pero pienso que lo innecesario en este momento es ese estúpido festival.

"En tu cara bruja"

—Tom—llamé su atención— Puedes dejarme en mi casa, no te preocupes por mí, es mejor que cumplas tus responsabilidades.

—Está bien bonita, pero antes desayunamos.

Pude observar la mueca que hizo su madre.

"Alena dos, bruja cero"

(...)

Luego del desayuno más incómodo de mi vida y de que Tom revisara mi tobillo que ya se encuentra mejor gracias a las pastillas y sus buenas atenciones vamos camino a mi casa.

Fijé mi vista en los preciosos árboles y me tomé el atrevimiento de respirar.

"Aún no he encontrado solución para lo de la deuda"

—Bonita, no sé que es lo que te sucede pero luego de la llamada de ayer te noto extraña, sea lo que sea sé que lo vas a superar y si necesitas algo aquí estoy.

"Morí de ternura"

Traté de sonreír lo mejor que pude.

—No te preocupes—contesté sincera—En cuanto a lo de horita...

—Sabía que sacarías ese tema—murmuró—Déjalo ser Len, solo disfruta del momento, atrévete a conseguir todo lo que quieras, y si no te gustó o te incomodó solo dilo y no lo vuelvo a hacer.

—No es eso, si me gustó y quiero que lo hagas es solo que...

—Olvídate de ese que, simplemente vive.

Se acercó nuevamente y apoyé mis manos en sus hombros para mantener el equilibrio.

—Entonces si te gustó— murmuró gracioso.

Me sonrojé al más no poder.

—En realidad no te sé decir porque nunca había besado a nadie—admití.

—No lo puedo creer—abrió los ojos exageradamente— Fui el primero en besar esos dulces labios— aumentó mi sonrojo con esas ocho palabras—Eres hermosa lo sabías—dejó un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.

—Ena—gritó Saúl— Siento interrumpir—se disculpó cuando vio la posición en la que estábamos.

—Dime Saúl— le sonreí girando mi vista hasta él.

—Venía a ver como estabas ya que hoy no fuiste al Gym.

—Tuve un percanse con mi tobillo y por eso no fui.

—¿Qué te sucedió?

—Se lo lastimó un poco y debe hacer reposo hoy, mañana estará como nuevo—contestó Tom a la pregunta de mi primo.

—Debes dejar de ser tan torpe—me regañó.

—En realidad no fue mi culpa— me defendí.

Saúl se carcajeó divertido.

—Bueno me voy que tengo cosas que hacer, me invitas a la boda—me guiñó el ojo coqueto.

—Tengo que irme yo también porque mi mamá le dará un infarto y antes de ir tengo que alimentar los animales.

—Está bien—le sonreí.

—No habrá un besito de despedida.

—No—respondí sonriendo como una adolescente.

—Tengo una idea, hoy a las ocho te paso a recojer para cenar y mostrarte una sorpresa que te tengo—propuso.

"Una cita"

—Vale.

—Adiós bonita, hasta la tarde.

—Adiós Tom.