🌼Capítulo Único☀
Historia dedicada a: Anu5ka24 en Inkitt.
"El amor de Verano nunca termina, solo cambia de lugar"
Quizás para algunos el estar rodeados de libros es el peor pasatiempo que puede tener un ser humano, y justamente es por eso que muchos jóvenes se inclinan más hacia la diversión y las ganas de "vivir la vida". Se escapan a fiestas, se van de viaje, buscan una pareja con quien saciar los deseos prohibidos, o incluso vivir un amor con la persona indicada.
Sin embargo Jimin, no pensaba de la misma manera...
Siendo un joven de tan sólo veinticuatro años ya había conseguido graduarse con honores como médico en una de las universidades más prestigiosas y costosas de Estados Unidos, la Universidad de Stanford, y quien a pesar de pertenecer a una familia rica y de recursos ilimitados siempre mantuvo sus objetivos claros.
Mientras que muchos de sus compañeros se perdían en el mundo de las fiestas, el sexo y el alcohol, Jimin simplemente se dedicaba a estudiar por horas. La biblioteca era su club nocturno, y su habitación el refugio ante las burlas que vivía a diario.
A menudo el exigirle a su cuerpo mantenerse despierto por horas, o saltarse los horarios de comida, llegó a colapsar en más de una ocasión preocupando a sus padres, lógicamente; dueños de una cadena de hospitales esparcidos por Corea.
Por ello en su graduación y luego de su discurso como mejor estudiante de la carrera, los señores Park le regalaron a su hijo unas vacaciones pagadas con todo incluido hacia el Caribe.
Jimin renuente, y quizás por el regaño severo de sus progenitores, terminó accediendo.
— Señores pasajeros, sean bienvenidos al Aeropuerto José Martí de La Habana, Cuba. Por favor permanezcan sentados y con los cinturones abrochados hasta que el avión haya apagado sus motores...
La voz de la azafata lo hizo regresar a su realidad. No era para nada raro que un libro se encontrara entre sus manos, y si bien el contenido no era de medicina, Jimin estaba muy concentrado aprendiendo las palabras más sencillas y básicas del español.
Tal vez esas vacaciones no le harían nada mal. Necesitaba despejar la mente por primera vez y disfrutar un poco de su juventud. Además de que debía pensar con mucha calma que especialidad elegir al regresar a Corea para ejercerse como doctor. Seguramente sus padres también lo comenzarían a preparar para que en un futuro pueda tomar las riendas de la herencia familiar, y convertirse en el nuevo presidente y sucesor de estos.
— ¿Estás listo Mimi?—
¿Cómo pudo olvidar la presencia de su mejor amigo Hoseok, y su primo Taehyung?
— Claro que sí Hobi...— respondió con nerviosismo.
— Yo creo que tu cara refleja otra cosa...— esta vez habló Taehyung.
Ambos prácticamente habían sido sus únicos amigo y compañeros desde muy pequeño. Las pocas salidas a parques de diversiones, cafeterías, o incluso excursiones, se las debía a ellos.
— Estoy bien, solo que es la primera vez que viajo solo a otro país. Cuando lo hacía era con mamá o con papá, o a veces los dos.
— No digas que estás solo. Nos tienes a nosotros...
Una vez el avión se detuvo, los jóvenes se sacaron el cinturón al mismo tiempo.
— Hoseok, que esté con ustedes no quiere decir que estaré acompañado del todo. Apuesto a que ni bien lleguemos al hotel se encerrarán en su habitación a tener sexo.
Taehyung llevó la mano hacia su pecho, indicando lo indignado que estaba ante las palabras de su primo.
— Me duele que pienses así de mí pollito. No soy un calenturiento adicto al sexo. También tengo sentimientos.
Jimin término de bajar sus maletas del porta equipaje, y los observó a ambos durante unos segundos.
— Quieres que te recuerde la vez que me dejaron sólo en la cafetería, y se fueron al baño para...
Hoseok reaccionó con rapidez y cubrió la boca de su mejor amigo...— No hacen falta los detalles Mimi. Ya entendimos.
Jimin sonrió con diversión. Esa pareja era algo única y alocada, pero agradecía inmensamente de tenerlos como amigos.
— Muy bien. De todas maneras no me pueden dejar sólo, porque son los únicos que conozco que hablan español.
— Tu también...— comentó su primo mientras le seguía el paso hacia la salida del avión.
— Que me hayas enseñado a decir, buenos días, por favor y gracias, no quiere decir que sepa. Ocupa tu licenciatura en idiomas por primera vez.
— A veinte dólares la hora.
— Perdón...— Jimin se giró nuevamente.
— Claro, si me vas a usar como tu traductor, te cobrare veinte dólares la hora.
El joven doctor sonrió de vuelta— En ese caso, comencemos a calcular los gastos de medicinas e instrumentos que tuve que ocupar durante los últimos seis años que me tuviste como tu médico personal curando tus supuestos resfriados, las caídas en la moto con Hoseok ¡Oh! y también la vez que te quedaste en cama por todo un día por creerte Dakota Johnson en las 50 sombras de Gray.
Taehyung se quedó atónito y con la cara hecha un dilema ante la respuesta del rubio.
— Puedo continuar...
— ¡Bienvenido a Cuba, al mejor primo del mundo! — exclamó Taehyung en español, causando una carcajada tanto en su novio, como en Jimin.
— Soy tu único primo...
— Y por eso eres el mejor...
El joven de cabellos rojos colocó un brazo por encima del hombro de Jimin, y mientras reían y bromeaban, finalmente salieron del avión.
☀🌼
El viaje en el taxi estuvo lleno de música y mucha charla por parte del taxista.
Jimin en las tantas investigaciones que hizo de la hermosa isla caribeña, pudo aprender que los cubanos eran personas muy extrovertidas y sociables; alegres, vivaces y sobre todo, muy inteligentes. En cada calle o esquina podías escuchar música, e incluso las carcajadas de los mismos.
Todos se ayudaban entre sí, y mundialmente eran conocidos como humanos solidarios y de buenos sentimientos.
El olor a café o el sazón de la cocina nunca podía faltar. Jimin deseaba probar la gastronomía cubana, así como también aprender de su cultura, pues en cada foto que vió en Internet todo se veía delicioso.
Llegaron al hotel, en donde después de confirmar su reservación, se dirigieron a sus respectivas habitaciones.
— Son las dos de la tarde, en una hora tocare tu puerta para bajar almorzar, y comenzar a conocer esta bella ciudad.
— Estás seguro que una hora será suficiente para ustedes...
— Ya te dije que soy un ser humano con sentimientos. En una hora sí o sí, lo prometo.
Las horas pasaron volando como si nada, y su primo ni su mejor amigo daban señales de vida. Jimin se sintió tonto por confiar, dado que había escuchado esas palabras en numerosas ocasiones. Así que luego de darse un refrescante baño, organizar su equipaje, y escribirle un mensaje a sus padres para avisarles que el vuelo estuvo tranquilo y había llegado bien, salió de su habitación rumbo a la de Taehyung y Hoseok.
Una vez en la puerta, levantó su puño para tocar, pero se detuvo al escuchar gemidos y golpeteos provenientes del interior.
No había que ser adivino o un experto para saber lo que estaba sucediendo allí adentro.
— Par de puercos, ni siquiera me sorprende ya.
Resignado se dirigió al ascensor, para finalmente terminar en el restaurante-bar del hotel, ubicado a la mitad de la playa y al aire libre.
Está demás decir que Jimin quedó enamorado con el ambiente que lo rodeaba. Las primeras luces del atardecer comenzaban a dar inicio, dando un contraste perfecto con las luces de los bombillos redondos que colgaban de las pequeñas palmeras.
Las mesas y sillas se encontraban esparcidas por la arena con un paraguas en el centro, mientras que el bar llamaba la atención gracias a las luces de neón en el centro de la barra.
La temperatura era cálida, algo muy común en Cuba. Pero gracias a la brisa fresca mezclada con el aroma del mar, Jimin logró sentirse relajado en pocos minutos. Tomó asiento en una de las butacas de la barra, y a recomendación de su primo pidió un mojito cubano acompañado de un agua de coco. Para su suerte, el bartender hablaba inglés, y además de darle una atención perfecta logró complacerlo con el exquisito sabor de su trago.
Con la primera bebida en la mano, su mirada comenzó un recorrido nuevamente deleitandose un poco más de la preciosa vista.
La arena era blanca y muy fina, y daba mucha ternura ver cómo los cangrejitos en miniatura se movían de un lado a otro escarbando y volviéndose a esconder.
El mar se encontraba a tan sólo unos metros. Si a plena luz del día se veía hermoso, ahora era la octava maravilla del mundo. Las tonalidades naranjas y amarillas se reflejaban en el agua cristalina, junto a las olas calmadas que al llegar a la orilla, se volvían espumosas.
Su corazón se sintió en calma por primera vez en su vida. A pesar de haber visitado varios países junto a sus padres, y haber conocido incluso algunas de las maravillas del mundo, nada se comparaba con la belleza de este lugar. Todo parecía ser sacado de una historia de hadas, con bosques y lugares mágicos.
Dejó su bebida en la barra, sacó su teléfono con el objetivo de capturar el momento para tenerlo almacenado en su mente, así como también en una foto.
Grabó unos cuantos videos del mar y sobre todo, el bello y relajante sonido de las olas rompiendo en la orilla.
No obstante algo, o más bien alguien se ganó toda su atención a través de la cámara.
Un joven de cabello negro emergía del agua como si se tratase del algún comercial. Su cabello negro y mojado descendía por su frente dado el largo que tenía. Los músculos desarrollados de sus pectorales se encontraban tensos, y por estos descendían gotas llamativas, las cuales, se paseaban por su trabajado six pack, hasta culminar en su zona V, bien pronunciada.
Como si no fuera suficiente sus piernas corpulentas y duras, eran cubiertas por un short bastante ajustado, incluso llegando a marcar su intimidad.
El rubio bajó sus gafas de sol con el dedo índice, y abrió la boca hasta el punto de querer babear. Enfocó un poco más la cámara hacia el rostro del chico sexy, y si el cuerpo de este estaba bueno, pues el rostro era perfecto. Literalmente parecía un modelo de película o de revista.
Ese hombre gritaba gimnasio y sensualidad por donde quiera que Jimin lo observara.
Tenía rasgos asiáticos pero de piel morena. Pestañas cortas, pero negras y muy gruesas. Labios finos, llamativos, y rasgos masculinos y bien marcados.
Desde joven estuvo claro con su orientación sexual, y al comentarle a sus padres al respecto, jamás lo juzgaron y lo señalaron quedando totalmente agradecido con ellos.
Quizás nunca tuvo una pareja, y mucho menos relaciones sexuales, de hecho a sus veinticuatro años seguía siendo virgen. Sin embargo era más que obvio. En lugar de estar mirando chicas mientras se ejercitaban, Jimin prefería quedarse las dos horas de entrenamiento del equipo de natación en la secundaria.
El desconocido secó su cabello con la toalla una vez estuvo fuera del agua, y cerca de su reposera.
Jimin bajó su teléfono con rapidez al notar como este se encaminaba en dirección al bar. Intentó actuar de manera normal, algo que sería complicado después de haberlo vacilado con total descaro segundo antes. Incluso le sacó algunas fotos y videos.
Tomó la bebida nuevamente entre sus manos, y la bebió de un sorbo. El ardor que sintió en el momento le provocó que hiciera una mueca bastante extraña en su rostro. Observó su vaso y quedó sorprendido al ver que no era el que tenía minutos antes.
— Disculpa, creo que te equivocaste de bebida, esa era mía...— le comentó una joven en español, mientras lo observaba con confusión.
— Ay Dios, cuanto lo siento...— no tenía ni la menor idea de cómo expresarlo en el mismo idioma. Todas las lecciones con Tae y su diccionario quedaron en el olvido. Todo por culpa del chico sexy— Te pagaré otra...
Para su mala suerte la joven no hablaba inglés, y por cada palabra que intentaba decir, lograba confundirla más...
— El dice que lo siente, y que pagará tu bebida.
Aquella voz lo hizo voltear con rapidez. Si antes estaba nervioso teniendo al chico sexy a pocos metros, pues ahora su mente había quedado en blanco. Este se encontraba sentado a su lado, mirándolo con una sonrisa de oreja a oreja.
La chica habló nuevamente, pero los sentidos de Jimin se vieron obstaculizados por el atractivo rostro del sujeto. Su corazón comenzó a latir con fuerza al conectar con su mirada. Poseía unos ojos preciosos; grandes, atentos, y con las iris totalmente negras.
Jimin, quedó flechado...
— Creo que no escuchaste lo que dije...— comentó el desconocido en un tono burlón.
— ¿Cómo dices?— Jimin apenas y estaba saliendo de su ensoñación.
— Te decía que la chica dijo que no hay problema, que esperará por su bebida.
El rubio asintió con desconcierto, y le pagó a la joven dos rondas más por las molestias. Observó nuevamente al individuo, quien ya se encontraba con una bebida en su mano, mientras la otra le daba apoyo en la barra con la toalla en su hombro.
— Deberías aprender aunque sea lo básico.
<<Acaso estaba hablando con él>>
— ¿Perdona...?
— El español es muy complicado de aprender, pero con práctica lograrás entender lo principal.
— En realidad si sé algunas cosas, pero...
<<Y ahora cómo le decía que sé olvidó de todo por andar de miron y enamorado>>
—...quizás los nervios me ganaron— dijo Jimin casi en un susurro. Sentía cómo sus mejillas comenzaban a arder ante la vergüenza, y podía asegurar que estaban rojas cual tomate.
— Entiendo...— el ambiente quedó en silencio, no obstante la música seguía sonando, y las risas de los clientes se seguían escuchando— A mi también me podrías invitar una bebida.
Jimin lo observó con nerviosismo— ¿Un-a be-bida?
— Claro, te ayude, me gustaría que me invitaras también.
— ¡Oh sí! Una disculpa, soy muy torpe. Pide lo que quieras y yo lo pago.
Ante la inocencia y los gestos tiernos de Jimin, el pelinegro no pudo evitar reír.
— Es broma chico lindo, tranquilo.
<<Escuchó bien. ¿Lo acabó de llamar chico lindo? >>
— ¿Estás seguro?
—Claro que sí. Sería muy descortés de mi parte cobrarte algo que hice de corazón— cómo es que unas palabras tan lindas, lograban sonar tan tiernas en esa voz tan grave y masculina.
— Pues muchas gracias ¿Señor...?
— Por favor no me digas señor, apenas estoy entrando en mis treinta. Mi nombre es Jeon Jungkook, y soy coreano.
— En ese caso. Muchas gracias joven Jungkook.
— No me tienes que agradecer. No todos los días sé me da la oportunidad de ayudar a un chico hermoso, y menos estando de vacaciones.
Jimin esperaba equivocarse, pero todo indicaba que el joven Jungkook le estaba coqueteando. Sonrió con nerviosismo, y al intentar levantarse de la silla, sus pies de alguna manera se enredaron.
Terminó entre los brazos fornidos del desconocido, con el agua de coco derramada por todo su abdomen.
Genial, ahora había quedado cómo un torpe extraño ante los ojos de Jungkook.
Subió su mirada hacia el rostro de este, quien lejos de estar molesto o incómodo, parecía muy divertido por la situación.
— Eres un niño muy lindo y tierno ¿Cómo te llamas?
— Soy Jimin. Park Jimin...
— Se me hace que nos llevaremos muy bien, Jimin...
Y efectivamente, Jungkook no se equivocó.
Más que una amistad Jimin y el pelinegro comenzaron a crear cierta complicidad por cada día que pasaba. Las sonrisas coquetas, los alagos por parte de Jungkook, la confianza creciente del rubio, los toques involuntarios que sus cuerpos se daban como si se tratase de una atracción inevitable.
En tres semanas Jimin cayó enamorado ante aquella sonrisa sexy, que provocaba arrugas llamativas, pero muy tiernas a cada lado de sus ojos.
Jungkook era un chico extrovertido, divertido, bromista, y muy carismático. Una personalidad totalmente diferente a la de Jimin, quien por su parte era introvertido, poco sociable, tímido, extremadamente torpe, y despistado.
No obstante al pelinegro le parecía muy adorable ver como las mejillas del chico se enrojecían con cualquier cumplido, o las veces que se disculpaba con sus actos de torpeza.
Pero además de tener una personalidad peculiar, era muy lindo físicamente. Rostro perfilado, con mejillas regordetas. Ojos de un color verde olivo oscuro. Pestañas largas; labios gruesos, rojos, y muy apetecibles.
Portaba una cintura pequeña, y piernas anchas pero aparentemente definidas.
Jungkook hacía todo lo posible por no mirar su retaguardia redonda y empinada por demasiado tiempo, no quería espantar o decepcionar a Jimin. Sin que el rubio se lo dijera, de tan solo ver su timidez ante los comentarios coquetos, pudo notar que aún no había experimentado el acto carnal.
El viajó a Cuba en busca de distracción ante una mala vivencia en Corea, y sin esperar nada, un chico joven de veinticuatro años, hermoso, adorable y apasionado por la medicina tal y como él, llegó a su vida de la manera menos esperada. Así que haría lo posible por conservar aquello al menos en el mes y medio que le quedaba de vaciones.
En las tantas charlas que tuvo con Jimin, este le comentó que no estaba decidido por una especialidad, y siquiera sabía si volver a Corea. Jungkook se decepcionó internamente, pero se abstuvo a dar su opinión. Apenas llevaban una semana conociéndose, no estaba en el derecho de hacerlo.
Aprovecharía al máximo aquel inesperado Amor de Verano, y regresaría a Corea llevándolo en su corazón como un hermoso recuerdo de su juventud.
Ahora ambos se encontraban camino a una zona turística recomendada por el primo de Jimin. Un lugar conocido por ser de aguas cristalinas aptas para la práctica de natación y buceo. Los peces y la biodiversidad marina eran sumamente hermosos, según la opinión del pelirrojo.
"La cueva de Saturno"
Un poco lejos de su zona hotelera, pues dicha cueva y cenote se encontraba a unos cuantos Kilómetros de la ciudad de Matanzas. Jungkook estaba seguro que el viaje largo valdría la pena.
Con su mano en el volante de una Toyota Land Cruiser FJ40, sin ventanas, ni techo, seleccionada y alquilada específicamente por él con el objetivo de apreciar y disfrutar del bello paisaje cubano, el pelinegro no dejaba de sonreír al notar como su acompañante de mejillas tiernas hablaba y hablaba sin detenerse.
Dichoso se sentía al haberse ganado la confianza del chico, siendo este una persona callada.
Lo observaba por unos segundos notando como el cabello rubio y esponjoso de este se movía con al compás del viento, y nuevamente regresaba su vista hacia la carretera.
Jimin lo tenía hipnotizado con su belleza natural y personalidad tan peculiar. Lo peor de todo, es que no estaba listo para dejar atrás esa sonrisa genuina, que provocaba que sus ojos se volvieran dos líneas muy finitas.
— Eres precioso Mimi...— las palabras salieron por sí solas, provocando sorpresa en Jimin.
— ¿Qué...?
— Eres muy lindo y adorable.
El menor no sabía que decir ante el alago. Sabía lo directo y coqueto que podía ser Jungkook, pero aún no se acostumbraba del todo.
— Muchas gracias... — con sus mejillas ruborizadas sin saber cómo corresponder el comentario, optó por poner música en la radio, y pararse de su asiento sacando la mitad de su cuerpo por el auto, alzando sus brazos mientras seguía la letra de la canción.
More Than Friends, interpretada por Inna y Daddy Yankee.
Jungkook sonrió una vez más, acomodó sus lentes de sol, y continuó con el trayecto mientras cantaba junto a Jimin. Su cabello negro sin peinar, se movía de igual manera gracias al aire, así como su camisa blanca de manga larga.
Finalmente llegaron a su destino. Bajaron el equipaje que traía lo esencial para pasar el día, y se dirigieron directamente al lugar.
El pelinegro caminaba a paso lento sobre una superficie boscosa y llena de flora. Jimin por su parte sin notarlo, se sostuvo con sus dedos de la camisa de su acompañante con la intención de no perderse. Extrañamente estaban los dos solos, cuando en realidad ese lugar era bastante transitado por los turistas.
— Llegamos...
Jimin se ubicó al lado de Jungkook, y observó con atención.
Por fuera se veía como una simple cueva; quizás algo peligrosa y aterradora, pero mientras más se acercaban, Jimin iba quedando más embobado con el sitio.
Realmente no tenía palabras para describir los lugares tan hermosos que habían en Cuba. Ahora entendía porque su madre le insistió tanto para que se tomará unas vacaciones, y más específicamente en el hermoso país en el que se encontraba.
Por cada lugar que miraba, por cada comida que probaba, el rubio quedaba enamorado del lugar, y de su gente. Los cubanos seguramente debían sentirse orgullosos de tener una cultura tan hermosa, y llena de vida.
Sin duda es un país que volvería a visitar.
— Es muy bonito ¿Cierto?
— Sí, es lo más hermoso que he presenciado en mis veinticuatro años...— dijo Jimin al ver cómo de las piedras grandes de la cueva, caían enredaderas de un verde brillante. El agua del cenote era muy transparente, y de color azul marino.
—Ante mis ojos tengo algo mucho más hermoso...— comentó el pelinegro esperando que Jimin lo escuchase a pesar de estar distraído observando todo.
— ¿Dijiste algo...?
Y ahí estaba su chico, tan despistado como siempre...
Jeon sonrió— Nada, no te preocupes.
Cuidando de no resbalarse por estar llegando a la parte más húmeda y fría de la cueva, Jimin tomó la iniciativa de sostener la mano de Jungkook, quien sin perder la oportunidad ajustó su agarre.
— ¿Listo...?
— ¿Listo para qué...?
— Para meteremos al agua niño bonito.
Jimin liberó una carcajada...— Sabía que eras bromista Jeon, pero a veces tus bromas no tienen sentido.
— No es juego príncipe, quiero nadar contigo...
El pelirubio lo observó con desconcierto por unos segundos, y se soltó bruscamente del agarre.
— ¡Te volviste loco! Ni jugando me voy a meter al agua.
— Y que pretendías hacer por aquí ¿Pescar? ¿Hablar con los murciélagos?— mencionó Jungkook en un tono burlón.
— No es gracioso Jeon. Yo no sé nadar, y esto se ve extremadamente profundo.
— Para eso estaré yo. Puedo enseñarte, y además cuidarte.
— Ya dije que no, le tengo fobia a las cosas profundas...— se rehusó nuevamente.
— Mimi por favor, hazlo por mí. Nos divertiremos muchos.
— ¿Y si me ahogo...?
El mayor se acercó a Jimin, y sostuvo sus manos— Eso no pasará, soy un buen maestro, además de que soy cardiólogo. Creeme que si algo te llega a pasar, lo cual no es posible, puedes contar conmigo para recibir los primeros auxilios.
Jimin observó el agua nuevamente y regresó su mirada a Jungkook, quien con ojitos de bambi y de suplica, le pedía que se metiera con él.
Ni cómo resistirse o negarse...
— Está bien. Pero sólo será por un momento, y prometeme que no me vas a soltar.
— Claro que lo prometo.
— ¿Por la garrita...?
Jeon se acercó un poco más a Jimin quedando a tan solo unos centímetros de sus labios. El acto se le hizo tan adorable, que un poco más y lo terminaba besando— Por la garrita...— aseguró uniendo su dedo meñique, con el pequeño de Jimin.
Comenzó quitándose la camisa, seguidamente de su short y tenis deportivos. En el proceso, el rubio quedó embobado una vez más con su cuerpo, deseando tocar más allá de su mano cubierta de venas.
— ¿No te vas a quitar la ropa?
— ¿Es necesario?
— Claro que sí. A menos que quieras regresar como perro mojado.
Jimin sonrió algo agitado. El hombre del cual estaba enamorado lo vería en ropa interior por primera vez ¿Qué llegará a pensar?
Con movimientos torpes comenzó retirando su reloj y la cadena que su madre le había regalado en la graduación. Se quitó la camisa con timidez, siguiendo con los zapatos, y finalmente con el pantalón.
Al llegar al botón de este, sus movimientos se volvieron torpes, y por alguna razón no podía desabrocharlo. No obstante, unas manos grandes y bronceadas se ubicaron encima de las suyas.
El corazón de Jimin un poco más y se salía de su pecho. La respiración se volvió errática, y sintió cierto cosquilleo en el estómago, acompañado de un mareo.
— Permíteme ayudarte...
Jimin alzó su mirada. A tan sólo unos centímetros de su nariz, se encontraban los labios de Jungkook.
— No debes sentirte angustiado, yo estaré ahí para cuidarte.
Jimin se encontraba nervioso por lo que que estaba a punto de hacer, pero más inquieto se sentía al tener al chico sexy y que le provocaba pecar, con las manos cerca de su intimidad, y por si fuera poco, hablando en un tono más grave de los normal.
El joven médico cerró sus ojos inhalando el aroma masculino de su acompañante, imaginandose miles de escenarios íntimos junto a él.
— Ya puedes quitartelo.
Salió de su ensoñación rápidamente, y se alejó.
— Muchas gracias...— mencionó con voz temblorosa.
Una vez en ropa interior su cuerpo se sintió pesado. Al fijarse en el pelinegro, este se encontraba mirándolo con lentitud de arriba a bajo, desbordando lujuria.
Jungkook por su parte al darse cuenta de lo que el hermoso cuerpo de Jimin estaba causando en su interior, y más específicamente en su miembro, se dió media vuelta, y se introdujo de sopeton en el agua fría.
Se arrepintió de inmediato por su impulsividad, pero al menos aquello ayudaría a bajar el calor que hace unos segundos comenzó a recorrer por cada arteria de su cuerpo.
— Ven príncipe, recuerda que yo te voy a cuidar.
— ¿Estás seguro?
— Cien por ciento.
Jimin respiró ondo mientras almacenaba valentía, e introdujo el primer pie al agua resistiendo lo helada que estaba.
— Está muy fría...
— Espera que tu cuerpo se acostumbre.
Introdujo el otro pie en la orilla del cenote, y comenzó a sumergirse lentamente. Cerró sus ojos con fuerza al sentir como el agua fría ya se encontraba a la mitad de su abdomen.
Jungkook al presenciar los ligeros temblores del rubio, nadó hacia él, y lo sostuvo por una de sus manos brindándole confianza, y agilizando sus pasos a la misma vez.
Jimin finalmente abrió sus ojos cuando sus pies ya no se encontraban apoyados en ninguna superficie, y el agua le llegaba un poco más arriba de sus hombros.
Siquiera le dió tiempo de sentir miedo, porque tal y como le prometió Jungkook una vez estuvo sumergido, este colocó las manos del rubio sobre sus hombros, y una sus piernas enrollada en su cadera.
Ya no existía el espacio personal entre ambos, de hecho, sus cuerpos estaban más unidos que nunca, por primera vez en un mes.
Jungkook se fue un poco más hacia el centro sin soltar a Jimin, y comenzó a flotar manteniendo el silencio cómodo entre los dos, y las miradas conectadas en todo momento.
Sería una total mentira decir que el no estaba igual de nervioso que Jimin. Por primera vez desde que lo conoció y quedó flechado, al fin podía sentir y tocar mucho más de ese hermoso cuerpo. Solo esperaba que el rubio no se asustara...
— ¿Tienes miedo?— preguntó en un tono íntimo.
— Prometiste cuidarme, asi que no. No tengo miedo.
— ¿Estas nervioso? ¿Quieres que me aleje?
— No es necesario, tranquilo. Me gusta tu cercanía...— inmediatamente al decir aquello las mejillas de Jimin se tornaron de un tono rojo claro—...yo no quería decir eso, es decir...
— Tranquilo príncipe, entendí tu mensaje— afirmó Jungkook con una sonrisa. El rubio lo mataría, pero lo haría por su exceso de ternura.
— ¿Entonces, eres cardiólogo?— Jimin intentó alivianar sus emociones.
— Si. En realidad soy director de cardiología.
— Ohh, ¿Enserio?
— Hace dos años.
— Vaya, eres bastante joven.
— Eso me dicen siempre. Supongo que mis habilidades me han ayudado mucho.
Sin que el rubio se diera cuenta, Jungkook retiró su pierna de la cadera con suavidad, seguidamente de uno de sus brazos.
— Yo aún no me decido por la especialidad, es decir, me llaman la atención algunas, pero aún no estoy completamente seguro.
— Recuerda tus prácticas en el último año, y trata de hacer una lista con las tres primeras que llamaron tu atención.
— En ese caso, sería neurocirugía, ginecología, y cardiología.
— Cuál se te hacía más sencilla como estudiante de medicina.
—Pues ninguna. Pero las tres me gustan por igual.
Hasta ese momento Jimin no se percató que ya se encontraba acostado sobre el agua flotando por si solo.
— ¿Ya te decidiste en que hospital vas a trabajar?
— No. Al graduarme con honores de Stanford, recibí varias propuestas. Yo sé que mis padres van a respetar la decisión que yo tome, pero me gustaría agradecerles todo lo que han hecho por mí, aceptando ser el sucesor de ambos.
— Haz lo que tu corazón te dicte.
— Esas palabras suenan muy raras, viniendo de un cardiólogo.
— Además de médico soy un ser humano...
Jungkook sostuvo a Jimin por su espalda, mientras este seguía flotando con los brazos y piernas abiertas, sin enterarse de nada.
— Tiene razón doctor Jeon.
El mencionado sonrió...
— Pero nunca me dijiste porque viniste a Cuba, y cómo es que hablas un español tan perfecto.
— Mi abuelo paterno es de España, desde muy pequeño me enseño hablarlo.
— Que abuelo tan tierno tienes...
— ¿Tenía...?
Jimin dejó de sonreír al escuchar como aquella palabra salió rota, y llena de dolor.
— Es por eso que vine a Cuba. Hace un mes y medio mi abuelo falleció.
— Jungkook lo siento mucho...— mencionó Jimin compadeciendo al chico— Entenderé si no quieres hablar de eso.
— Tranquilo, creo que ya es hora de que afronte mi dolor. Quizás me escape físicamente, pero sus recuerdos siguen junto a mí.
— Te escucho...
— Después de su muerte hice una investigación. Un colega médico forense me ayudó e hicimos la autopsia, quería saber las causas ya que solo había venido a una operación y antes de la misma, había hecho los estudios pertinentes yo mismo. Su corazón estaba sano, bajo su condición de diabetes y alta presión. Lo que tuvo mi abuelo fue un efecto secundario a la cirugía. Un coágulo de sangre viajó desde el lugar donde se formó hasta que llegó al corazón, provocándole un ataque cardíaco, por lo que murió de una embolia.
— No es tu culpa Jungkook. Sabes perfectamente que los médicos a diferencia de lo que cree la humanidad, no lo sabemos todo. Hiciste todo lo posible por salvar a tu abuelo, y estoy seguro de que el pensaría lo mismo.
— Pude hacer más. Como cardiólogo mi deber era revisar que todo estuviera en orden, y como nieto, revisar tres veces más.
— Eres un excelente doctor, y estoy seguro que tu posición como director, no fue ganada con facilidad. Tus superiores vieron algo en tí para hacerte responsable de todo un equipo de doctores y enfermeras.
— Muchas gracias Mimi. No sabes lo mucho que tus palabras me alivian. Hasta el día de hoy me sentía con una carga terrible sobre mis hombros, que mi familia quiso evitar a toda costa.
— Ves, incluso ellos saben el excelente profesional que eres...
Jungkook se regocijo de alegría ante las palabras de apoyo de Jimin, quien lo lograba enamorar por cada segundo, minuto, hora y día.
— ¿En que hospital trabajas?
— En el hospital...
— ¿Un momento...?
Las palabras del pelinegro fueron interrumpidas abruptamente por su acompañante.
— ¿En qué momento me hiciste flotar?
— Desde hace varios minutos.
Jimin al notar que se encontraba flotando en aquellas aguas tan profundas sin ser sostenido por los brazos de Jungkook, se asustó de inmediato, y por ende su cuerpo se tenso completamente.
Aquello provocó que perdiera toda la relajación y concentración de haces algunos minutos, y terminará hundiendose en el agua. Por instinto movía sus piernas y brazos al mismo tiempo, en la desesperación de no saber que hacer. No obstante una mano larga se sumergió en el interior del agua, sacándolo rápidamente.
Comenzó a toser eufóricamente, en tanto intentaba recuperar el aliento que por poco y pierde. Gracias al miedo y el temor de morir, se aferró al cuerpo de su salvador con ahínco. A pesar de que este intentaba calmarlo con palabras y toques suaves en su espalda, Jimin no paraba de llorar.
— Tranquilo príncipe, ya te tengo.
— No me vuelvas a soltar...— entre sollozos Jimin afianzó el agarre con sus piernas en la cadera de Jungkook. Sus brazos se sujetaban de los hombros y parte de la espalda.
— Claro que no. Prometí protegerte.
El rubio entre lágrimas se separó tan sólo unos centímetros de Jungkook, quedando sus labios a la misma distancia.
— Si me sigues mirando de ese modo, no podré resistirme por más tiempo.
Jimin quedó sorprendido por el comentario. Pese a que sabía que detrás de los comentarios coquetos de Jungkook existía una realidad, jamás se preparó para lo que estaba a punto de pasar. En un impulso, enrrollo el cuello del doctor entre sus brazos, y fue el primero en dar aquel paso tan grande.
Dejó sus labios quietos, tan sólo habían entrado en contacto. Jungkook abrió sus ojos con demasía, pues la acción lo tomó totalmente desprevenido. Jimin era bastante tímido, que tomara la iniciativa fue una gran sorpresa.
El menor se separó pasado los segundos asustado por la reacción del pelinegro, quien después de mirarlo desde sus ojos hasta culminar en sus labios, lo volvió a besar.
Los labios experimentados de Jungkook se movían con suavidad y mucha calma, ya que al ser el primer beso de Jimin deseaba causar una experiencia romántica.
No obstante al tener aquel belfo tan suave y grueso a su total merced, el pelinegro aumentó la intensidad del beso, así como también el toque de sus manos. Una de ellas sostuvo la mejilla de Jimin, en tanto la otra sostenía su cadera con fuerza.
Jungkook nadó como pudo hacia la orilla del cenote, y apoyó a Jimin en una de las piedras, todo, sin despegar sus labios del contrario. Sus pies le dieron apoyo gracias a una superficie en donde logró ubicarlos.
El agua fría había quedado atrás en cuanto sus cuerpos se comenzaron a calentar gracias al deseo que venían acumulando desde que se conocieron. Jimin muy lejos de detener a Jungkook, ubicó sus manos en su nuca, en tanto jugaba con la parte baja de su cabello.
Jungkook se separó por unos segundos, en donde manteniendo los ojos cerrados, apoyo su frente en la de Jimin.
— Detenme por favor, o ya no me podré resistir, y quiero ser un caballero contigo.
Jimin sonrió agitado— Puedes ser un caballero otro día. Quiero que me hagas tuyo. Te deseo de la misma manera.
Jungkook cerró la distancia una vez más, dejándole un profundo y apasionado beso a Jimin, quien gimió sin poder evitarlo.
— Definitivamente eres el mejor regalo de cumpleaños que he tenido en toda mi vida.
Y sin darle tiempo a Jimin de nada, comenzó con una sesión de besos ardientes en el cuello blanquecino de este, intercalando el roce de sus dientes.
Sus manos se fueron directamente a sus glúteos redondos, y gracias a que la ropa interior se encontraba mojada, era como si estubiera completamente desnudo. Los apretó con fuerza en tanto capturaba los labios de Jimin nuevamente.
Sus miembros erectos entraron en roce cuando la cercanía ya prácticamente era nula. Jungkook aún con las manos en el culo de su chico, comenzó con un delicioso y suave vaivén, rozando sus miembros en el proceso.
Aquel accionar sin duda volvió loco al rubio, quien jamás en su vida había experimentado tal placer. Siendo su primera vez su cuerpo ardía en llamas, anhelante de más movimientos y toques como esos. Deseaba que los labios de Jungkook saciara su sed de placer, y su miembro bien dotado calmara su alterado libido.
Entre gemidos Jimin logró quitar la ropa interior del mayor, aún con sus piernas en la cadera de este. Para suerte de ambos, el agua era la que sostenía todo el peso.
Los labios de Jimin ya se encontraban rojos e hinchados gracias a las mordidas y succiones que el pelinegro les daba, y quien al no estar satisfecho del cuerpo contrario, retiró la ropa interior de Jimin.
Sus miembros duros y llenos de sangre seguían rozandose sin pudor. Crecientes y sensibles al no tener ni un poco de piel cubriendolos.
Jungkook llevó uno de sus dedos a la entrada deseosa y virgen de su futuro novio, y comenzó con tan solo un roce a la espera de exitarlo mucho más.
—Ahh Jungkook...— gemía Jimin sin pudor. No era momento para comportarse como un niño inmaduro. Tenía veinticuatro años y lo que estaba haciendo era completamente normal a su edad.
Además, no todos los días te encuentras un chico extremadamente sexy en una isla repleta de bellezas naturales, siendo ambos del mismo país. Eso sin contar que compartían una misma pasión, y gustos similares.
Así que ya era hora de dejar su timidez a un lado. No podía esperar para aprender muchas más cosas del ámbito sexual, y hacer disfrutar a Jungkook de la misma manera.
— Esto te puede dolor un poco precioso, pero prometo que lo transformare en placer en tan solo unos minutos, y te quedarás gritando mi nombre— el aliento cálido del pelinegro a través de la piel de su cuello y muy cerca de su oreja, provoco en Jimin mucho más placer. De a poco le iba a demostrando al pelinegro, cuales eran sus lugares más sensibles.
Con una última mordida en el lóbulo del oído de Jimin, el más alto atrapó sus labios nuevamente regresando con ritmo suave pero apasionado.
Introdujo el primer dedo, y tal como le dijo a Jimin, este sintió un ardor mezclado con dolor invadir su canal. No obstante el roce provocativo de sus miembros, incluyendo el movimiento sensual de sus labios que provocaban sonidos obscenos gracias a sus lenguas, alivianaba un poco aquellas sensaciones.
Un segundo dedo se deslizó en su interior con suavidad, y con un movimiento de tijera intentaba lubricar y expandir un poco más su interior. Lo que Jimin no se esperaba es que el pelinegro tocara algo dentro de sí, que le arrebató un grito de placer, y clavara sus uñas en la espalda del contrario.
— Jungkook...
— ¿Si precioso?— el mencionado curvo sus dedos hasta introducirlos completamente, en tanto aumentaba la intensidad de su mano.
— Ya no aguanto más. Hazme tuyo...
Jimin arqueó su espalda al sentir como parte de su esencia viscosa escapaba sin poder evitarlo. Quería resistir un poco más, para que ese orgasmo tan anhelado llegará con el miembro de Jungkook en su interior.
Jeon sacó sus dedos del interior de Jimin, y los llevó a la boca de este...
— Chupa...— ordenó en un tono firme.
El rubio sensualmente deslizó sus labios desde la punta de sus dedos, hasta la base de estos, sin apartar la mirada de Jungkook.
— Cómo es que algo tan tierno, puede volverse tan sexy en tan solo unos minutos.
Jimin deseoso porque su interior se llenará nuevamente, sostuvo a Jungkook por la nuca, y lo beso con fiereza— Eso me lo puedes preguntar con tu polla en mi interior.
Si Jungkook estaba excitado, pues ahora sentía que su miembro estallaría en cualquier momento. Jimin era el típico niño tímido, callado y tierno, que una vez descubierta su sexualidad, podía volverse una bomba de placer. No se había equivocado, y él estaba más que gustoso por convertirlo en su propia bomba.
Sacó a Jimin del agua como pudo, y lo llevó a una zona cubierta de césped muy cerca del cenote. Con delicadeza colocó su cuerpo inquieto encima de este.
— Serás mío de por vida...— dijo ubicando los codos a cada lado de la cabeza de Jimin, quien ni bien lo tuvo entre sus piernas, las abrió de par en par en espera del momento más anhelado por los dos.
— Tuyo por siempre...
Jungkook se deslizó con suavidad en el interior del rubio, y quedó enloquecido al sentir lo apretado y caliente que estaba.
— Mierda, estás tan malditamente bueno como te ves...
— ¿Qué es esa manera tan vulgar de expresarse, Dr Jeon?— Jimin deslizó lentamente una de sus piernas por el muslo de Jungkook, hasta reposarla en sus nalgas duras.
— Deja que me empiece a mover, y ya te quiero ver mantener tu decencia y tu ternura.
— Adelante sexy doctor...
Jimin ubicó ambas manos en los pectorales del médico, y este comenzó a moverse lentamente cuidando de no lastimarlo, a pesar de desearlo con todo su ser, lo que menos quería era causarle daño a la persona de la cual estaba perdidamente enamorado.
Con sus codos y las rodillas en el césped siendo su único soporte, Jungkook besó a Jimin tiernamente, lo miró durante unos segundos, y penetró su interior con rudeza.
El joven doctor sin poder evitarlo gritó nuevamente, mientras soltaba una maldición.
— Y ahora quien es el médico bulgar.
La cadera de Jungkook se movía a un ritmo constante, mientras que una de sus manos sostuvo la pierna de Jimin que hace unos segundos colocó en sus glúteos, para dejarla firme, y poder profanar un poco más su interior.
Los sonidos obscenos se hicieron presentes de inmediato. Los testículos cargados de Jungkook golpeaban con fuerza la parte inferior de las nalgas de Jimin, quien por su parte no hacía más que gemir, gritar el nombre de Jungkook, y hablar un sin fin de incoherencias.
El ritmo del pelinegro cambió repentinamente por uno lento pero fuerte. Se llevó las piernas del rubio por encima de su hombros, y comenzó a penetrarlo con más fuerza. Aquella posición le permitía a Jungkook apreciar lo mucho que Jimin la estaba gozando siendo su primera vez, y notar como su miembro caliente entrataba y salía de su interior.
Los gemidos del pelinegro no se quedaron atrás, provocando que Jimin se excitara el doble. Escuchar como un activo y hombre varonil como lo era el doctor Jeon, jadeaba y disfrutaba por igual, era música para sus oídos.
Se deseaban de con la misma intensidad.
Jungkook cambio de posición, y esta vez se colocó detrás de Jimin mientras lo ubicaba en lateral y mirando hacia el frente. Introdujo su miembro nuevamente sin esperar a que Jimin se adaptara a la nueva posición, y comenzó a moverse con estocadas rápidas e intensas.
La pierna de Jimin fue a dar al antebrazo de Jungkook, el cual la tenía hasta arriba, y completamente abierto para él.
En aquella posición él punto dulce del rubio era maltratado sin piedad.
—¡Jungkook...!— gritó este al sentir como el mencionado mordía el costado de su cuello con ganas, y continuando con uno de sus hombros.
— Te dije que quería ser un caballero, y aún así me provocaste...
Con las últimas estocadas Jungkook arremetió con sus últimas fuerzas en el interior de Jimin mientras este gritaba si pudor. Su abdomen marcado y sudoroso se contrajo.
Tomó el miembro de Jimin en una de sus manos para moverla de arriba hacia abajo al ritmo de sus caderas, y bastaron tres embestidas más para que ambos llegaran al punto del éxtasis finalmente.
Jimin estaba hecho un desastre con su respiración agitada, y Jungkook tuvo que apoyar su cabeza en el hombro mordido del rubio, para poder regularizar su respiración.
— Dios, cómo es que me perdí de esto durante tantos años— dijo Jimin en apenas un aliento.
— No te confundas nene, no cualquiera te va hacer el amor como yo.
— Así que el amor eh...
Ambos doctores se miraron cómplices por su travesura, y rieron a carcajadas durante unos cuantos segundos. Luego de un breve descanso en el verdoso césped repleto de sus fluidos, Jungkook se retiró de su interior con delicadeza.
Se paró con la poca fuerza que le quedaba, y cargó a Jimin al estilo princesa entre sus brazos.
— ¿Qué haces?— Cuestionó este observandolo con atención.
— Cuido a mi chico después de quitarle su virginidad. El agua fría te hará bien por unas horas. Mañana el dolor será peor.
Una vez sumergidos nuevamente en el agua, Jungkook cargó a Jimin enrrollando las piernas en su cadera, y cruzó sus manos por debajo de los glúteos adormecidos de este.
— Siento que me rompiste algo.
— Biológicamente no es posible, pero quizás es la sensación de la primera vez.
— ¿Fue tu primera vez con un chico virgen?
— ¿Me creerías si te digo que sí?
— ¿Por qué no lo haría?
— No me respondas con otra pregunta.
— Tu tampoco...
Lejos de una discusión, Jimin y Jungkook sonrieron como un par de enamorados.
— ¿Por qué no me dijiste que era tu cumpleaños?
— Porque tu eras mi regalo, y mi sorpresa.
— Entonces sabías que, terminariamos así— cuestionó el rubio manteniendo un tono juguetón y coqueto.
— No, pero fuiste mi deseo de cumpleaños.
— Eres todo un Romeo, chico sexy.
— Y tú mi Julieta, chico adorable...
Con un beso lleno de amor, aquella historia apenas y estaba comenzando...
Para Jimin fue una sorpresa que después de terminar sus vacaciones e irse una semana después que Jungkook a Corea, ambos por obras del destino se terminarán encontrando en el hospital del los padres de Jimin, en donde el pelinegro era el director general del área de, cardiología.
Y a pesar de que ambos intercambiaron números, y decidieron continuar su noviazgo, jamás se esperaron a reencontrarse, en donde ambos compartían, una misma pasión.
Es por eso que en esta historia, el amor de verano nunca termina, sólo cambia de lugar.
FIN.
Cueva de Saturno, Cuba.
Un dato que jamás les conté de mí, es que soy orgullosamente cubana🇨🇺❤y en esta historia quice dejar un pedacito de mi amor por mi bella tierra.
Actualmente vivo en otro país desde hace ochos años, y no he podido visitarla ni una sola vez. Pero en mis recuerdos llevo los hermosos paisajes y playas que anhelo tanto, y a las bellas personas que deje atrás❤
Este one shot es algo especial porque refleje parte de mi vida en él❤
Espero de corazón que les guste, y les mando un beso especial a mis seguidoras cubanas❤🇨🇺
Las amo solecitos☀❤
Agradecimiento especial para: JKJMSHIP
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro