Uróboros
Las cosas pasan y fluyen como los peces;
El mundo entero gira sobre sí mismo.
Las horas pasan sin avisar,
Los días se convierten en meses;
Y el tiempo sin esperarlo,
Se transforma en un abismo.
Todo cambia, sí,
Pero sigue siendo igual.
Unos sustituyen a otros,
Ya sea en alma o en rostros,
Mas nada es diferente en especial.
Y quién una vez pensaste ser
No es más que otro disfraz,
Que tu mente ha creado encima
Y que cosiste, tenaz
Para servir tu pantomima.
Trampantojo para ahuyentar
A los curiosos del interior
Vacío, etéreo, crepuscular;
Que surge algunos días
Y parece no quererse marchar.
Y pasan los meses y las estaciones,
Los trenes cambian de sentido;
Pero pese a todas tus precauciones,
Sigue ahí, hondo, tras cada latido.
Suspiras y sigues adelante,
Tampoco es para tanto, te dices;
Y otra vez te prometes reunir el talante,
Conseguirlo de algún modo.
Quizás las heridas dejen cicatrices,
Pero el mundo sigue girando, después de todo.
Y aunque ni tú mismo te terminas de creer,
No tienes otra opción.
No hay nada más que puedas hacer.
Aunque algo, en el fondo de tu ser,
Te anuncia una nueva decepción.
Y entonces, sabes que volverás
otra vez más al inicio
De los propósitos huecos, de las ruinas;
De reconstruir desde los escombros.
Y tal como imaginas,
Lo único que cambiará,
Es el tiempo sobre tus hombros.
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Hoy os traigo un poema, ¡saludos!
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