Llueve tímidamente, y los limpiaparabrisas se mueven, coordinados, el uno con el otro. Ya está oscuro. Sigo notando un dolor leve en el pecho.

    Llevo varios días cansada sin saber muy bien por qué, quizá debería trabajar menos. Debe ser el cansancio, igual que antes de salir de casa. A ver si llego de una vez.

   No debería haberle gritado y mandado a la mierda, se habrá pasado el día apagado por mi culpa, lo conozco bien y... toso. Suena diferente a lo normal. Me siento rara.

   En cuanto llegue me voy directa a la cama. No, primero le pido perdón. Lo que hizo fue una estupidez, pero no debería haberme portado así con él. El puto estrés, no sé, pero me puse a gritarle como una posesa, y su cara de no entender nada... No me encuentro bien. Necesito unas vacaciones.

   Siento un pinchazo en la espalda. No debería estar conduciendo, me sentaría bien un poco de aire fresco. Bajo la ventana pero no basta. Lentamente me paro en el arcén y abro la puerta.

   Al salir, el aire frío me abofetea y noto las pequeñas gotitas de la llovizna en mi cara. Me cuesta un poco respirar y estoy aturdida, debe haber sido un bajón de azúcar o algo, y el dolor no se va. El trabajo me está matando y debería llegar a casa cuanto antes. Estoy perfectamente bien, no es nada, sólo es cansancio, pero mejor si me paro un momento.

   Poco a poco me siento en el asfalto pero el dolor crece y no tardo en tumbarme por completo en la húmeda carretera buscando un poco de alivio. Ni siquiera he cerrado la puerta del coche. El suelo está muy frío y me estoy empapando, pero el pecho duele más. Mi respiración se entrecorta.

   Me siento muy mal, el dolor ya ha saltado a todo el cuerpo pero descubro que soy incapaz de moverme. Hago esfuerzos titánicos para coger el móvil y llamar a emergencias pero es inútil. Estoy atrapada en mi propio cuerpo, y quiero gritar pero ni siquiera me queda aire para eso.

   Mientras el dolor se hace insoportable, la llovizna me sigue salpicando suavemente y me limito a observar sin poder moverme. Ni siquiera soy capaz de mover mis ojos. Creo que voy a morirme. Sé que voy a morir. Si no cierro los ojos, no moriré; me concentro en observar, en resistir. 

   Veo el asfalto húmedo, un descampado lleno de hierbajos detrás de los postes de acero del guardarraíl, una torre de alta tensión, cielo gris, vallas publicitarias, medio árbol iluminado por los faros de mi automóvil; vaya vistas de mierda, oigo los coches pasar por detrás, ajenos a mí —¿nadie va a pararse a ayudarme?—, el tráfico, la lluvia, los limpiaparabrisas de mi coche. Mi corazón late de forma irregular.

   Quiero llorar pero no puedo, en el cielo aleta un pajarillo solitario y las nubes se abren dejando la Luna a la vista momentáneamente.

   Él sabe que le quiero, lo sabe, puedes estar segura, tranquila, te está esperando, todo va a salir bien, aguanta un poco más, envejeceremos juntos, enseguida estoy en casa, enseguida estoy en casa, enseguida estoy en casa, enseguida estoy e...