Arte
Se le ocurrió la idea de pequeño. Sus padres lo llevaron al museo de arte moderno, y allí vio a qué quería dedicar su vida. Nunca llegó a confraternizar con los estudios, y ya se veía condenado a una vida aburrida y anodina; hasta que se le apareció esa oportunidad. Ya sabía de dónde iba a ganarse el pan.
Al llegar el momento, se puso manos a la obra: adquirió toda clase de artilugios y empezó sus andanzas como artista contemporáneo gracias a un amigo materno con contactos que le brindó un lugar en una modesta muestra para artistas primerizos. No era tonto, llevaba cierto tiempo estudiando las tendencias del arte moderno, por lo que destacó frente a los otros idiotas que plasmaban "sus sentimientos" al darle al público lo que quería recibir. No era difícil, bastaba con hacerse el excéntrico en las exposiciones y pintar lo primero que se le antojara, o simplemente salpicar el lienzo a conciencia. Lo que más le costaba era pensar una explicación para el cuadro, por lo que siempre estaba dándole vueltas a la cabeza mientras hacía de cajero en el supermercado de la esquina el resto del día (de algo tenía que vivir antes de hacerse cierto renombre). Si no se le ocurría nada, siempre tenía como último recurso alguna cita extravagante que encontraba por Internet. Ese problema ya desaparecería en el futuro si reunía la suficiente fortuna como para contratar a alguien que se dedicara a pensar todo eso por él. "Tiempo al tiempo", se decía habitualmente.
Paulatinamente, la fama fue llegando, y el dinero también. Empezó a destacar en exposiciones en su ciudad natal; y la gente empezó a comprar sus cuadros, que aunque tampoco tenían precios extraordinarios —aún—, le proporcionaban algo más de sustento que su sueldo de cajero. Además, se inició en la escultura y las performances, que dado su nuevo renombre, eran una apuesta segura.
Luego todo empezó a acelerarse: un crítico lo alabó en una conocida revista, vendió su escultura Carcelero —que consistía en metal retorcido y pintado de colores—, por un precio de cuatro cifras; hizo su primera exposición en la capital y su historial de obras se revalorizó como la espuma mientras él seguía vendiendo a especuladores, coleccionistas y marchantes muestra tras muestra, pudiendo permitirse dedicarse sólo al arte. Luego Sin Título llegó a doce mil euros en una subasta y empezó a exponer internacionalmente.
"Esta obra representa a un luchador de jiu-jitsu luchando contra el capitalismo recolector de egos", decía al hablar de una de sus esculturas, rodeado por la prensa. Ya no era otro artista extravagante más, ahora era un hombre millonario y popular. Incluso entrevistaron a su familia, por lo que obligó a su padre a recitar una historia que narraba su trágica y humilde infancia.
Y llegó un momento en que llegó a creerse sus propias mentiras.
"Soy un artista de éxito, ¡faltaría más!", murmuraba antes de irse a dormir, completamente solo, en su vacía mansión junto al acantilado...
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He aquí un reto: un relato de 500 palabras o menos (498 xD), que contenga las palabras jiu-jitsu, historial, recolector, confraternizar y carcelero. ¡Espero que os guste! ^^
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