CAPÍTULO ESPECIAL HALLOWEEN - SHH! NOS VAN A DESCUBRIR.
CHANTREA
Otro bar de luces estrambóticas, música en un alto volumen, tanto que evita la interacción con otros humanos y claro, era 31 de octubre, una fecha cualquiera para algunos, el día perfecto para meterte en otra piel, demostrar las curvas de tu cuerpo, jugar con un alter ego y sobre todo, dejarte dominar por el miedo, ser arrastrado a las entrañas del juego, ser seducido, porque mientras que los niños pedían dulces y se disfrazaban de sus superhéroes favoritos, los adultos dejaban libres esos instintos oscuros que guardaban bajo una sonrisa durante todo el año.
En el mundo mágico, la situación no era tan diferente.
Brujas, magos, vampiros, hombres lobos, ángeles, demonios... utilizaban esta fecha para mezclar su poca humanidad con los deseos oscuros de los humanos, convirtiéndolos en suyos, gozando de la libertad que no ocurría todos los días.
En todos los sentidos era un buen día.
Pero no era un buen día para mí.
Envuelta en un vestido sin tirantes negro de terciopelo que a penas me cubría el trasero con medias de red que envolvían mis piernas, haciendo juego con las botas de charol que me cubrían las rodillas, guantes negros de cuero que llegaban arriba de mis codos y claro, la sublime mascara de "scream", en mi poder jugaba con la daga de utilería, que cuando se llene de sangre nadie sabrá que es verdad, todos pensaran, "demonios, esa chica lo dio todo con su disfraz", y quizás sí.
Orgánico, sutil, oscuro, ¿deberían temer a alguien que se ve así de sexy?
La sonrisa me llena el rostro y agradezco la presencia de la máscara para evitar miradas ajenas, aunque en realidad todos están muy en lo suyo.
Me abro paso entre la inminente oscuridad, las luces neón que chocan mi cuerpo cada tanto y la enorme cantidad de gente hasta que veo a mi objetivo, sentado en una mesa, solitario como le gusta estar, con un disfraz tan horrible, que es un pecado que lo hayan dejado entrar. Tan básico como se podría esperar de alguien como él. No hay disfraz, lleva sus jeans básicos de mezclilla, una playera gris y la máscara de Trump con la que logro entrar se encuentra en la mesa.
Lleva la botella de cerveza a sus labios. Me acerco a él sin preámbulo, sin ningún truco, esperando que mi presencia sea más que suficiente.
Y tal parece que lo es, porque él envía su mirada a mi pecho, podría de verdad molestarme, pero es lo que vine a hacer, jugar con él para poder llevarme su alma.
EZRA
Año con año, Asmodeo organiza la mejor fiesta en donde reúne a todos y cuando digo a todos, es a todos; humanos, hueste, legión, brujas, brujos, hechiceros, hombres lobos, vampiros. Todo esto con una meta clara: darle el mejor sexo a quien sea que asista.
Año con año este tipo de fiestas no ha sido de mi estilo, no me gusta el ruido excesivo y en realidad, el interés por el sexo en años pasados no era mi meta favorita. Hasta que apareció ella, hasta que supe que ella vendría.
Y es así como la vi entrar, con el vestido más jodidamente sexy que existe, que dios salvé a las curvas de esa mujer que el vestido exaltaba. Era una tentación en todos los sentidos.
Ese cuerpo suyo necesitaba un escarmiento, necesitaba ser usado de formas tan salvajes y alabado entre mordidas, besos y orgasmos. Esa piel tan blanca necesitaba estar cubierta de marcas y esa boquita necesitaba aprender unas cuantas lecciones que mi erección palpitante le podría enseñar.
Pero tenía que ser prudente, más cuando su prometido, mi querido hermano, estaba vigilándola desde las alturas mientras ella se deslizaba frente a ese sujeto.
Odiaba que sujetos como él creyeran que tenían oportunidad con ella, cuando ni en mil años luz estarían cerca de obtenerla. Ese fue el pensamiento que me invadió cuando vi como él tomaba su mano juguetonamente y ella sonreía.
Si mi hermano quería ver el espectáculo, que lo viera, que disfrutará con sus gemidos que solo me pertenecían.
Deslice mi mano por su cintura. Envolviéndola, sintiendo la suavidad de su piel, lo bien que mi agarre encajaba con su pequeña curva. Ella volteo a verme, primero con sorpresa, tomando mi mano entre la suya enguantada apretándola dispuesta a ponerme una paliza, para transformarlo en genuino desinterés soltando el agarre que tenía sobre mí.
—Lárgate —le anunció al chico que no tarda en hacer lo dicho.
Es inteligente por lo que veo.
Ella intenta escapar de mi agarré, dándose la vuelta para ir tras del poco hombre que se esta yendo. Mis manos se afianzan a sus caderas, deseando arruinar este precioso vestido, arruinarla en todo sentido, arruinarla tanto como ella me arruino a mí.
Estoy apretándola tan fuerte que mañana tendrá las marcas de mis dedos en esas preciosas caderas.
—¿Estas huyendo, cosita violenta?, ¿me tienes miedo? —atraigo mas su cuerpo al mío. Veo como sus pezones se ponen firmes y hace que la fina tela de su vestido se estire. Carajo, no trae sostén.
Uno de los lados de su sonrisa tironea hacia arriba con esa jodida sonrisa de chica ganadora. Niega con la cabeza, se para de puntas buscando acercarse a mi oído, su cuerpo roza con el mío y mi erección necesitada de ella, aprieta contra su cuerpo.
Sus hábiles manos se enroscan en mi cuello. Esta chica es mi perdición en todos los sentidos.
—Tu deberías tenerme miedo, Ezra —su aliento cálido choca con mi oído enviando descargas a todo mi cuerpo.
Estoy a punto de caer en la locura, sí, claro que sí y con todo el jodido gusto.
—Te tengo miedo, ángel, pero soy demasiado valiente —sonrío apretándola más a mi cuerpo.
¿Mi hermano nos está viendo?
—O demasiado estúpido —es la primera vez que alguien me llama de ese modo y no debería sentirme tan jodidamente feliz.
—Creo que es hora de castigar esa boquita tuya, ángel —mis dedos rozan la barbilla de la máscara. Sé ve jodidamente bien.
Aprieto su cuerpo contra el mío, me inclino un poco, arrodillándome con sutileza sin llegar hacerlo, bajando mis manos por su cuerpo, alabando tal como debe ser cada parte de él.
Mis manos se detienen cerca de sus rodillas, utilizo mi fuerza para levantarme con su cuerpo, sus manos se van a mi hombro derecho, siento sus uñas a través de la tela de la camisa negra que cubre mi cuerpo.
¿Me disfrace de mi mismo?, sí, ¿y?, ¿quién no quiere ser yo?
Deje mis cuernos al natural y recibí alabanzas por los mismos, deje mi ropa básica en tonos negros y listo, mi disfraz causaba furor.
El filo de la daga que estaba en su mano abre la tela en mi costado derecho en la espalda, el fino filo se aprieta contra mi piel, ¿me va a volver a apuñalar?, carajo, sí, por favor.
Avanzo con ella a cuestas no sin antes ver como mi querido hermano esta siendo entretenido por el rubio que es como su familia, le agradeceré después, por lo mientras aprovecho la brecha de tiempo que me regala, cargo con ella a cuestas hasta dar con la puerta del baño de hombres, la abro de un tirón agradeciendo que este vacía.
Los tres cubículos frente a los lavabos y los espejos lucen demasiado tentador, pero, aunque no lo parezca, soy consciente de lo que sucedería si nos atrapan.
Los baños no son una obra de arte en realidad, pero puedo asegurar que están limpios y la luz tenue azulada le va bien a las puertas negras y los acabados en cuadros blancos y negros de los azulejos.
Abro la de en medio, entro con ella, hábilmente bajo la tapa con la pierna, la bajo con cuidado y siento como hace un camino con su daga dejando mi ropa hecha girones. Esta mujer me va a volver loco.
Se cruza de brazos tocando la punta del objeto afilado, veo mi sangre en el artefacto, no habrá preámbulos, la ocupo y ya.
Me acerco a ella, mi mano se resbala por su cintura, el espacio es reducido pero funcional, la aprieto contra mi cuerpo y un gemido sale de su cuerpo, necesita lo mismo que yo. Mi mano libre baja a la apertura entre sus piernas, la humedad me recibe y ella arquea su espalda, suelto su cintura mientras mi mano roza la humedad en la que deseo que me entierren, la que deseo probar.
Sujeto la daga sacándosela cuando sus piernas aprietan mis manos, ella esta a punto de renegar cuando la puerta se vuelve a abrir, traga saliva guardando silencio.
Ella no lo sabe, pero yo sé.
Jalo su cuerpo para ponerlo delante del mío, restriego mi erección contra sus nalgas redondas, subo su vestido, enrollándolo en sus caderas, me bajo la bragueta, bajo mis pantalones con la ropa interior mientras mis dedos juguetean con su necesitado clítoris.
—¿Dónde está? —Louis pregunta abiertamente.
Ella reacciona, intentando escapar, pero es demasiado tarde para ella, dejo mi cabeza envuelta en el pre-semen en su entrada, ella baja la cabeza y demonios, quisiera ver su cabeza, pero joderla con máscara es algo nuevo que tengo que probar.
—No lo sé, Halley la esta buscando —el rubio secunda.
Entro de lleno en ella ayudándome de su humedad, ella se alza de puntitas, quiere gemir, pero lo ahoga en un lastimero ruido, abre más sus piernas y comienza a moverse con mi pene dentro de ella.
Una de mis manos se va a su cintura, deteniéndola, la otra mano que tiene su perfecta daga, la coloco contra su cuello.
Recibo una descarga de sus líquidos en cuanto el filo presiona contra su fino cuello. Carajo. De verdad esta mujer me va a matar.
Entro en ella de nuevo, sintiendo la humedad y necesidad de sus paredes, otro intento de gemido se escapa a través de la máscara.
—Depravada —susurro en su oído.
—Estaba aquí, maldita sea —gruñe Louis afuera, salgo de ella con habilidad para entrar con profundidad. Sus manos se vuelven puño contra la puerta, otro casi gemido sale de su boca.
Carajo. Necesito tanto de ella. Bajo el vestido con el mango de la navaja, dejando sus tetas libres que rebotan con cada estocada que le doy. Sus jugos hacen tanto ruido que me sorprende que no lo escuchen afuera. Tan húmeda para mí.
—Ya sabes como es —responde algo risueño el rubio.
—Si —su voz tiembla a pesar de que a penas es un susurro mientras me sigo sumergiendo en ella, tomándola toda, destrozándola—. Sí —repite en medio de un gemido un poco más alto de lo que de seguro quería. Las voces afuera se callan, maldición.
El miedo a ser descubiertos me excita, el hecho de que mi hermano escuche los gemidos de placer de la que es su prometida disfrutando conmigo entero dentro.
La tensión en mis bolas se hace presente, aprieto la daga contra su cuello.
—Calla esa boquita tuya, preciosa —gruño sobre su oído, entrando con más fuerza sobre su humedad.
Tiembla dentro de mí, gime, sus paredes se aprietan contra mí. Carajo esto la excita tanto como a mí.
—Me importa un maldito carajo, tráela de inmediato —gruñe Louis.
Dejo que la daga abandone su cuello, me llevo el mango a la boca, llenándolo de saliva, lo llevo hasta su clítoris necesitado, juego rozándolo con el mango, ella se queda sin aliento.
—Te vas a ir al infierno —gruñe entre gemidos mientras se retuerce.
—Cariño, soy el rey del lugar —muerdo su nuca dejando una deliciosa marca.
El placer me persigue, sus paredes se contraen, gime, gruñe y yo la acompaño.
La puerta delante de nosotros es golpeado.
—Váyanse a un maldito hotel, jodidos pervertidos —grita Louis del otro lado.
Una simple puerta nos divide. Carajo, si supiera quien esta en este maldito baño, quien se esta corriendo en mi pene llenándome de sus jugos, me tenso, lo siento venir, la necesidad de liberación me ataca cuando veo como lucha contra el seguro de la puerta, la lleno de mí.
Ella se arquea y yo me deshago en su interior embistiéndola, dejándola tan llena de mí.
—Jódete —le contesto.
El precioso ángel voltea de inmediato, medio intoxicada por el orgasmo al que acaba de llegar.
La risita llega del otro lado.
—Esta bien, hermanito, te dejo.
Ella se aleja de mí, deja que me salga y veo como mi semen resbala por sus destrozadas medias de red, voltea para dejarme ver el hilo de sangre en su cuello, después de todo si le hice daño.
—Si yo soy una depravada —susurra—, ¿en qué te convierte esto?
La puerta de afuera se cierra.
—En tu perverso favorito —murmuro acercándome a la sangre que mana de su cuello.
—Maldito loco —gruñe tomando papel del lugar para limpiar el desastre que le he dejado.
—Por ti, todo lo que quieras, ángel —le regalo un guiño de ojo mientras veo como gruñe.
¡FELIZ HAWOLEEEEN, LECTORES DE MI CORAZÓN, LOS AMO Y ADORO! Espero que este capitulo cumpla sus expectativas. (Dicen que si dicen tres veces "Ezra" frente al espejo... su demonio fav aparecerá en sus sueños, ¿será?)
No le hagan caso a esta escritora. Ya delira, mejor internenla.
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