Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 10

Chantrea

Louis sostiene mi mano desde hace rato. No está contento, está bastante molesto, pero sé que se tiene que comportar, así que guarda la compostura o lo intenta.

Esto sí que no lo esperaba. Ser llamados a comparecer ante el tribunal de Lucifer con efecto inmediato.

Cuando lo recibimos, Louis enloqueció, sé que vino a hablar con su padre y sé que no obtuvo una respuesta favorable. Por eso es que estoy aquí, con él. Y sé que el rostro de ambos es un verdadero poema.

El de Louis, porque sabe que esto solo está hecho para poner en duda el poder que tiene, el rango que tiene... y bueno, yo, yo estoy molesta porque tengo el presentimiento de que esta intervención tiene nombre y apellido.

Louis suelta mi mano unos segundos, lleva sus manos a mis mejillas, aprisiona mi rostro, veo sus ojos brillar, veo sus cuernos salir de su cuerpo, es el justo momento en que sus labios toman por sorpresa los míos y me besa. Le permito que me besa, porque lo necesita. Siento como sus labios tiemblan sobre los míos en un suspiro.

—Te voy a proteger —murmura aún sobre mis labios.

Mis manos se enredan en su cuello cuando sé que las puertas se abrieron, no me importa. Ahora soy yo quien lo besa. Louis aprieta mi cintura contra él y sé que el vestido rojo de seda, se sube un poco por mi trasero.

—Siempre es maravilloso ver a una pareja tan feliz y enamorada —comenta la voz de quien creo es Asmodeo. Aún no los identifico del todo.

Sé que Asmodeo es una belleza magnética, pero también sé que su apariencia es un espejo que refleja tus propios deseos... y no voy a decir que es lo que veo en él cuando me aparto de Louis.

—¿No lo crees, Ezra? —le pregunta juguetonamente.

Y supongo que ahora tengo dos problemas... porque si no fuera por la voz, juraría que Asmodeo y Ezra son gemelos.

—Una maravilla —contesta Ezra en una sonrisilla ladina.

No quita sus ojos de mí. Y de verdad espero que este preparado para el caos, qué pienso provocar.

—Entren —invita el padre de Louis: Lucifer.

No hay forma de negar que Louis es su hijo. Lucifer tiene la belleza y apariencia de los ángeles, su cabello rubio, sus ojos dorados, sus facciones joviales, su cuerpo entrenado. Solo que Lucifer no tiene la piel absurdamente dorada, no, él tiene una piel pálida.

Louis lleva mi mano a envolver su brazo para ayudarme a pasar y yo envuelvo con fuerza su fuerte brazo. Ambos pasamos a aquella sala.

Una bastante oscura.

Hay dos sillas al medio del semicírculo en donde están ellos. Las sillas están lo suficiente lejos una de la otra. Louis me deja en uno, besa mi frente con cariño.

—Todo va estar bien —susurra y ya no sé si me lo dice a mí o se lo dice a él.

Asiento con una sonrisilla que se que va joder a Ezra.

Louis camina a su asiento, ambos seguimos de pie ante los que están en la mesa.

Son solo cuatro:

Lucifer al centro, a su lado izquierdo, frente a mí, Ezra, después esta Belcebú; su apariencia de un señor maduro y musculado, debería ser una incitación para cualquiera. Tiene el cabello negro y algunas canas, una barba de candado perfectamente delineada. Su fuerte figura es llamativa, más que intimidante. De verdad luce seductor y sé que es el más alto de todos. A su lado derecho, Asmodeo. Sé que es Asmodeo, no por su apariencia sino por su voz.

—Bienvenidos —comienza Lucifer—, Chantrea De Ath, prometida de Morningstar y Louis Morningstar —menciona y asentimos ante nuestros nombres.

No puedo evitar ver la risilla que embarga a Ezra cuando mencionan aquello.

—Padre —Louis hace una reverencia agachando la cabeza.

Me obligó a inclinarme, aunque no lo deseo.

—Gracias por asistir —menciona con amabilidad—, tomen asiento, por favor.

Y lo hacemos.

—Verán, se les ha convocado para aclarar algunos temas de relevancia y para llegar a un acuerdo en común —comienza y yo solo quiero que este juegue comience.

Ambos asentimos.

—Sé que se le privó de su libertad —Lucifer me mira a mí—, sé que fueron los ángeles y por lo que me comenta, Ezra, el encargado de liderar su liberación, fue algo complicado.

La sonrisa me embarga, cruzo las piernas con cuidado, es ahí cuando posó mis ojos en el tremendo cabrón de ojos grises que tengo frente a mi.

¿Es así como quiere jugar?, esta bien, juguemos.

—¿Fue complicado para usted? —preguntó, retó.

Ezra

¡Y el incendio está aquí!

Veo sus ojos arder, pero tengo que controlarme, ella no puede sacarme de mi centro, no aquí.

—Demasiado, considerando que agredió a los ángeles en su breve estadía en la ciudad de cristal. Un ángel de todos, es el que más se quejaba, dijo que usted lo intentó controlar —ella se ríe, no me deja terminar y veo a Louis sorprendido.

¿No le ha contado nada?

No, no es momento de pensar en por qué no le contó nada, no es momento de pensar en que posiblemente ellos estaban en cama cuando les avisaron. No necesito esa clase de pensamientos.

—Un ángel muy llorón, si me lo preguntan —le responde a Lucifer, no a mí—, y si lo controle, señor Morningstar, fue demasiado sencillo.

¿Demasiado sencillo?

Ladeo la cabeza. De verdad piensa jugar.

—¿Le hicieron daño, señorita Chantrea? —interviene Lucifer.

Niega con la cabeza.

—No hubo ningún daño a mi persona —asiente.

—Perfecto —Lucifer toma la batuta y sé que lo tengo que dejar— ¿sabe usted para qué la mandaron llamar?

Ella me observa por unos segundos, sonríe y vuelve a Lucifer.

—No me dijeron razones, pero si tuviera que darlas, sería por ego —suspira—, parece que hay algunos que no saben perder.

¡Oh, ángel! De verdad tengo ganas de ir hacia ti, hacer que te tragues cada maldita palabra que estés diciendo, de cogerte hasta el cansancio, de joderte de muchas maneras.

Pero vamos a conformarnos con este estúpido jueguito.

Lucifer se ríe ante su curiosa ocurrencia.

—Sí —acepta—, así son los ángeles.

Ella sonríe más, de verdad esto la está divirtiendo. Sé reacomoda en su silla.

—Debería agradecerle —ahora me voltea a mí—, por salvarme —sonríe. Y vuelve a esa actitud sumisa que no le va en absoluto.

Louis nos observa con cierta furia en los ojos.

—No, amor —interviene. Chantrea voltea a verlo con una sonrisita—, si alguien debe agradecer, debo ser yo, amor —y le sonríe.

Chantrea sonríe genuinamente, asiente con delicadeza para él.

—No es el tema que venimos a tratar —Belcebú nos obliga a volver. Y agradezco su intervención.

—¿Cuál es el tema? —pregunta Louis a Lucifer.

—Visto lo fácil que fue capturar a Chantrea —comienza Lucifer y veo como el ángel violento convierte sus manos en puño. Le está dando en el ego—, y considerando que pudo ser un primer intento de los ángeles, hemos considerado que Chantrea peligra y es un blanco fácil, por lo que sé le debe obligar a entrenar.

—¡Ella no usará magia! —Louis, se levanta de su sitio. Defendiéndola.

Chantrea solo balancea sus piernas cruzadas, mientras juguetea con sus manos.

—No hablamos de entrenamiento mágico —yo quiero dar esta maravillosa noticia—, es entrenamiento de defensa personal en combate cuerpo a cuerpo —sonrió. Ella alza la mirada para verme. Veo su rabia y vaya como me enloquece.

—No es necesario —continúa Louis—, hay guardias que la seguirán y protegerán con su vida.

Lucifer suspira con fuerza.

—En esto no hay opciones, Louis, necesitamos que al menos sea capaz de poderle dar una paliza a los demonios, tiene una mente hábil, ayudémosla a mejorar —su voz toma el poder necesario para que Louis entienda que no hay vuelta atrás. Que la decisión ya fue tomada.

—Puedo defenderme perfectamente —habla el angelito colocándose de pie—, y puedo demostrarlo.

Sonrió porque esto está saliendo mucho mejor de lo que tenía planeado.

—Si podías defenderte, ¿qué falló con los ángeles? —menciona burlonamente Asmodeo.

Chantrea voltea a verlo con lentitud, ladea la cabeza, se cruza de brazos y sonríe.

Y sé que se siente retada. ¿Me pregunto qué tipo de cosas puede hacer sintiéndose de ese modo?

—¿O es que estás declarando que te dejaste atrapar? —pregunta Asmodeo con toda la burla en su pregunta.

Son segundos, de verdad que son segundos en los que veo a Chantrea volver puño sus manos, la veo suspirar y de la nada ya tiene una daga en su mano, una que dispara sin la menor preocupación a un lado de la cabeza de Asmodeo, pasándole demasiado cerca, terminando clavada en el cuero rojo de su silla.

¡Maldita cosita violenta!

¡Necesito tenerla, necesito estar dentro de ella!

Belcebú se ríe estruendosamente, Lucifer observa a Louis, Asmodeo no deja de ver la daga y yo solo puedo sonreírle al angelito que no le quita la mirada de encima a Asmodeo.

—Buscaba proteger a alguien, no lo confunda con debilidad —reta la pequeña cosita violenta.

—Es debilidad —atraigo su atención—, tener personas a las cuales proteger es una debilidad. —le aclaro.

Ella me observa con desafío, pero no dice nada.

Chantrea levanta la mano en un segundo y no entiendo que va a hacer, pero es cuestión de segundos en los que la daga encalla en su mano, puedo ver algo de sangre, pues, la detiene de la hoja de la daga.

—Si vuelves a hacer eso, la próxima va a tu cabeza —amenaza Asmodeo.

Ella voltea para sonreírle.

—Lo mismo digo.

Asmodeo está a punto de decir algo más.

—¡Suficiente!, señorita Chantrea mañana comenzará sus clases de defensa con el mejor hombre que tenemos —me señala con su mano y veo la lentitud de las miradas de Louis y Chantrea al seguir la mano para observarme.

Chantrea se cruza de brazos, niega lentamente con una sonrisa escueta.

Louis es quien me mira directo. De verdad que no le agrada la idea. Y menos le agradará cuando escuche las reglas.

—Las reglas son las siguientes —comienza Lucifer—, usted acudirá al lugar seleccionado para el entrenamiento, solo usted, ya que nadie deberá intervenir en el entrenamiento. Completará las misiones que su maestro le imponga, se entregaran resultados a fin de mes y espero que las clases le sean de ayuda. Ezra es el mejor luchador que tenemos, no lo desaproveche.

—¿Por qué tiene que estar sola con él? —pregunta Louis y saboreo su enfado.

—Porque nadie debe interferir en el entrenamiento, y estoy seguro de que si ves que lastiman a Chantrea —me niego a decir que le pertenece—, querrás intervenir... y de nada servirá —suspiro para agregarle dramatismo.

Bajo del estrado con tranquilidad, camino hacia ella, me detengo a centímetros de ella. Definitivamente, el color rojo le sienta de maravilla. Me muero por tocarla, por besarla. Pero debo contenerme.

—¿Tenemos un trato? —le extiendo la mano para que la tome.

Ella me ve con desafío, con odio. Amo esos ojos salvajes, amo su cabello rizado, tan salvaje como ella.

—Tenemos un trato —toma mi mano en lo que parece un fuerte apretón.

Y de verdad me la tengo que jugar, porque no puedo soportar, no hacer nada.

Louis se acerca presuroso a Chantrea, pone su mano en la cintura de Chantrea, la aprieta y supongo que me arrepentiré después de esto.

Una regla más rota: "Los dones otorgados por los siete grandes no deben ser usados en los siete grandes"

Cierren los ojos y no escuchen —uso la coacción con los demás.

Y los ahí presentes cierran sus ojos con lentitud.

Ella sonríe.

—¿Te gusta romper las reglas? —se burla.

Camino hacia ella, beso sus labios con impaciencia, no me importa que él esté ahí al lado y a ella tampoco parece importarle, pues responde el beso con la misma impaciencia. Ella jadea en mis labios, es cuando sé que si no paro aquí, voy a hacerla mía frente a su estúpido prometido.

Chantrea

¡Fuego!, ¡fuego!

Me estoy quemando de verdad. Lo empujo, o eso intento, de verdad necesito que deje de besarme y yo necesito de dejar de sentir esta impaciencia por él. Siento sus manos recorrer mi trasero, apretarlo, lo siento gruñir sobre mí, siento su mano apretar mi cabello. ¿Por qué está haciendo esto frente a Louis?, ¿por qué lo está haciendo frente a ellos? Y ¿por qué carajos lo estoy permitiendo?

Cuando intento moverme para pegarme al cuerpo de Ezra siento la presión de la mano de Louis que ha estado ahí.

¡Dioses!

De verdad tenemos que parar.

Intento huir de sus labios que me aprisionan, de su lengua voraz que juega conmigo. Jadeo, lo aparto como puedo.

—Detén esto ya —pido entre jadeos, con los labios de seguro tan hinchados como los suyos—, no debes y yo no debo.

Ezra también jadea, pero sus ojos brillan de deseo.

—Creo que el deber a nosotros nos importa una mierda —murmura sobre mis labios.

Da unos pasos hacia atrás, se aclara la garganta.

Olviden la orden anterior, regresen al momento justo en donde se quedaron —usa la coacción y siento la mano de Louis apretar con mayor fuerza mi cintura.

—El trato se ha hecho —conviene Lucifer. Asiento.

La normalidad con la que él los manipulo, la normalidad con lo que ellos no se dieron cuenta.

Mi corazón sigue demasiado agitado.

—Nos retiramos —anuncia Louis y por primera vez me siento incapaz de decir algo.

La pasión del momento nublan mi visión... y dios, la adrenalina. De verdad esto no está bien, pero se siente extremadamente bien.

¿De verdad lo hubiéramos terminado?

Agacho la cabeza en un intento de despedida hacia ellos.

—Te veo mañana, Chantrea —dice Ezra.

¡Maldito cabrón!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro