Capítulo 44
Chantrea
—Ese material está hecho para acabar con demonios, ángeles, dioses, semidioses —recoge la daga del cuerpo boca abajo de Halley, haciéndola a un lado como si ella no importara—, es un material prohibido para todos, menos para el dios de la guerra y la justicia, un solo corte hecho con esto y mueres, así de sencillo. —escucho como eco lo que está diciendo.
Veo como Max se arrastra a donde Halley se ha desplomado, veo como la toma entre sus brazos, como la acomoda en su regazo y la acurruca contra él, como se mece con ella. Escucho su grito, veo sus lagrimas y no la siento a ella.
Ya no la siento.
No sé que aspecto tengo, pero escucho los trozos de algo dentro de mi hacerse añicos. Pierdo la capacidad de entender lo que esta sucediendo a mi alrededor, es como si me volviera espectadora en mi propio espacio.
La única que no merecía un final de este modo, era ella, la única que no le había hecho nada al mundo, pero el mundo se había ensañado con romperla, ella era la única de todos en esta maldita habitación que merecía un final feliz.
Veo fragmentos de lo que esta pasando mientras entro en una espiral de dolor, de odio, de venganza.
Los recuerdos de Halley me golpean en fragmentos filosos que nublan mi juicio y vista.
Recuerdo su risa, la primera vez que la traje a casa, cuando Max ya existía, recuerdo como sus ojos se iluminaron al ver su espacio, la habitación que habíamos armado para ella; rosa, el color que había elegido era rosa además de brindarle todos los elementos de seguridad que la hicieran feliz. Un espacio seguro para resguardarse cuando el dolor era demasiado.
De pronto las manos de mi padre no me sujetan y creo escucharlo gritar, pero son tantos gritos que no entiendo en realidad que está pasando.
Sigo cayendo en la espiral. Recuerdo el primer "gracias", saliendo de su boca solo por darle su espacio cuando se sentía mal, por no juzgarla y el soso abrazo que vino con eso.
¿Estoy llorando?
Mas gritos vienen a mis oídos, creo escuchar que alguien dice "detente", pero no estoy segura.
El recuerdo de nuestra primera vez comiendo inmensas cantidades de helado y botana golpean mi visión mientras nos reímos de la comedia romántica que tenemos enfrente que por increíble que pareciera se trataba de la película favorita de Max "Como perder a un hombre en 10 días".
Momentos que quedaran grabados en mi memoria, su sonrisa, la calma, la manera en que preparaba el café.
El crujir de huesos me trae a la realidad. Siento una presión demasiado grande en mis manos, veo sangre en ellas, escucho gritos, pero no puedo descifrar que esta pasando. Solo sé que frente a mi esta Max sujetando el cuerpo de Halley.
—Tienes que detenerte, Trea —esa voz cruza los océanos y tormentas que he levantado para que nada me lastime ni me toque, pero está aquí, rompiéndome. Trayéndome a la nada.
Parpadeo unos segundos ajustándome a la realidad para sentir los fuertes brazos del hombre que amo como cadenas alrededor de mi cuerpo, sujetando los pedazos que quedan de mí.
Ezra
Lo primero que veo es a Halley cayendo al piso con la garganta cercenada, lo segundo que veo es el horror en los ojos violetas que comienzan a brillar con intensidad desmedida.
Lo segundo que veo es como Trea se saca los fuertes brazos de su padre de encima como si fueran nada, como si se tratara de un delicado listón que aprieta su cuerpo, lo avienta. Veo como su padre intenta incorporarse y como es casi devorado por las serpientes que dejan de ser serpientes para convertirse en espesas almas grisáceas que lo sujetan en su lugar.
El comienza a llamarla, pero ella no esta aquí, no, esos ojos muertos solo transmiten una cosa: Muerte. Venganza.
Y nada la va a detener.
Veo como camina y como el semi dios intenta detenerla lanzando su poder y causándole unas heridas punzo cortantes en los costados y en la mejilla, haciéndola sangrar, pero eso no la detiene. Deshace el viento cortante que la esta atacando como si no se tratara de una magia milenaria.
Una risa unida a un resoplido sale de mi boca.
Chantrea a perdido el control. La llevaron al limite y aquí esta, convertida en el arma mas letal que pueda existir.
Y esto destapa una nueva línea del tiempo que no conocíamos; su raza, el poder de su raza, en realidad y tal vez, la razón de su extinción.
Chantrea desaparece de la vista por unos segundos hasta que aparece detrás del semidios, él ríe, hace algún chiste o lo intenta porque en segundos, las manos de Trea están sobre sus oídos, presionando tan fuerte hacia el lado izquierdo dejando que el sonido del crujir de su cuello resuene en la habitación.
Max la llama por su nombre, intenta que reaccione, pero no lo logran, Trea sigue en ese trance. El cuerpo del semi dios sujeto por su agarre y es sorprendente ver su agarre. Toma la daga del cuerpo del semi dios, deja que su cuerpo se desplome, le da una patada para voltearlo boca arriba, se coloca a horcajadas sobre él y comienza clavando la daga una vez, dos veces, tres veces.
La sangre le salpica el rostro, el cuerpo, pero ella no se detiene.
Max la vuelve a llamar, su padre hace lo mismo, pero ella no reacciona.
Salgo del velo de oscuridad en la que el dios me metió, corro hacia ella, dejo que mis manos envuelvan su abdomen apretándola contra mí, poniéndola de pie.
—Tienes que detenerte, Trea —le pido susurrándole al oído.
Escucho el repiquetear de la daga contra el suelo. Su cuerpo tiembla bajo el mío. No me voltea a ver, pero puedo asegurar que sus ojos han vuelto a su tono violeta tranquilo y no ese rabioso mar luminoso de morado.
Volteó hacia donde esta el dios aun envuelto en la bruma oscura.
—Y esto es lo que pasa si se meten con ella —es una amenaza clara.
—Ez —murmura— ra —termina de mencionar mi nombre antes de que sus ojos se cierren y ella se convierta en peso muerto en mis brazos.
Gremorian
Lo encontré.
Continúo cavando más rápido con las manos adoloridas de sacar tanta tierra, no sé cuantos días llevo exactamente buscando, pero cuando recogía las cosas de Louis encontré una pequeña libreta. Nada importante en realidad, al inicio eran fotografías con algunas anotaciones, como si estudiara a las personas y las enjuiciaría bajo unas simples palabras.
La primera foto era mía con la palabra "Hermana testaruda". Sonrío y la culpa me golpea. Nunca creí que me etiquetaría como hermana cuando me negué a llamarlo de esa manera.
Es como si se tratara de pequeños recordatorios, como si creyera que iba a olvidar todo y esto le ayudaría a recordar.
La segunda foto era de Vienne, era una foto muy bonita, a decir verdad, ella esta oliendo un par de rosas, se la había tomado desprevenida. Solo decía; "de lo imposible crece el amor más hermoso"
¿Chantrea alguna vez leyó esto?
La siguiente foto es de Trea y me sorprende verla con ojos marrones y un mandil puesto mientras prepara un poco de café en lo que parece una cafetería. Su mirada y porte no es nada comparado a lo que es actualmente, hay algo de suavidad y dulzura. "El dolor crea a las mejores reinas y guerreras". No amor, no deseo... solo dolor.
Le sigue la foto de Ezra, no hay muchos detalles solo dice "nacido para la grandeza, criado para lamer culos y morirá por uno"
Mi hermano, todo un poeta.
En la última página de fotografías estaba la foto de mi padre, el grandioso Lucifer, sonriendo genuinamente.
Una esquirla de dolor atraviesa punzante mi pecho cuando lo veo en una galería de arte con esa chica... la que Trea dijo que era su hija, la hija que de verdad quería. La amargura se extiende en mi boca dejando un regusto acido.
"Castigado por amar, sufrirá bajo kilos de tierra muerta, tan cerca como puede de la mujer que nadie amo, entre rosas llenas de espinas".
Cuando lo leí, solo pensé en que de verdad Louis tenía gran talento como poeta o que simplemente le gustaba ser irónico. Pero después de reflexionarlo con más fuerza. Entendí que no solo era eso.
Que en cada mensaje había un trozo de él y por consiguiente de verdad. No fue sencillo, pero al final simplemente se trataba de sumar dos más dos para que diera cuatro; sufrirá bajo kilos de tierra; enterrado. Tan cerca como puede de la mujer que nadie amo; Lilith. Según su historia, causaba admiración, pero no amor. Entre rosas llenas de espinas; el jardín de Lilith.
En que otro lugar podrían ocultarlo sin que nadie quisiera husmear.
Pero si la propia guardiana de sus jardines no se encontraba en casa, realmente no pasaba nada.
Lo difícil al llegar fue encontrar el lugar exacto, hasta que lo logré.
Quito la ultima capa de tierra antes de ver una caja de madera ornamentada. Suspiro de alivio cuando por fin la tengo, busco si tiene algún sello, pero no lo hay. Demasiado confiados.
La destapo con rapidez para encontrar a mi padre, tomando una gran siesta.
—Bienvenido, papá —murmuro cuando hago un corte en mi muñeca para dejar que la sangre le caiga en el rostro, absorbiéndose de inmediato por su piel pálida.
Bastián
Veo la sangre que brota por la herida que me causo Dhalin, muerdo el interior de mi mejilla cuando me veo frente al espejo.
Es enorme y esta bajo mi pecho. No es que me vaya a ocasionar la muerte, no puede, pero esto solo me hace pensar que su tirada en realidad era acabar con mi vida y si hubiera tenido la daga correcta, bueno, sí estaría muerto, pero por fortuna solo fue un cuchillo de cocina.
Sano la herida con un poco de magia, suspirando y aceptando mi realidad.
He perdido a Dhalin.
Y no en el sentido romántico, la he perdido de verdad, no sé donde esta y lo peor es que esta descontrolada, sedienta, necesitada de sangre y de un corazón.
Me culpo por no leer las señales, por no darme cuenta de que desde tiempo antes ya la había perdido.
Las Alexandría son una raza muy curiosa... pero la verdad del porque fueron eliminadas, yacen en la sangre de Dhalin y Chantrea.
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