Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 22

Chantrea

Mi padre es el hombre que más he querido en esta vida. Desde que aprendí a gatear, seguí sus pasos. Recuerdo que a todos en casa se les hizo un gesto gracioso, pero desde ahí, no me aparte de él. Siempre estaba agarrada a sus piernas, era una cosa pequeña y chica que estaba ahí a su lado. Por lo que siempre he buscado ser como él es, alguien integro, poderoso, que no se rinde y eso es lo que me he traído hasta aquí. Él me ha enseñado todo lo que sé, lo bueno y lo malo. Me ha enseñado a hacer las cosas y siempre ha estado ahí para recoger mis pedazos en caso de que las cosas no salgan como yo quiero... y para cerrar la jaula evitando que saliera.

Mi papá ha sido muchas cosas, pero algunos años entendí que él era quien me había encerrado en una jaula de oro, con todo a mi alcance y nada a la vez. Mis esfuerzos por salir de la jaula lo obligaban a extender la jaula haciéndome creer que era libre. Hasta que un día, la jaula se mostro ante mí y a él no le quedo de otra que dejarme salir y volar. No quiso hacerlo, pero fue obligado.

Al final, prefirió desvanecerse antes que verme intentar volar. Porque cuando un pájaro no aprende a volar, se estrella, cae al precipicio, se pierde. Eso es justo lo que me paso, pero no me rendí. Subí de nuevo, me impulsé y volé, volé tan alto como pude... porque me atreví.

Pero ahora, que la verdad ha sido liberada, mis alas tiemblan, amenazan con resquebrajarse y dejarme en la nada, dejando meras plumas en su encuentro.

—Has crecido demasiado bien —comenta mi padre que continúa caminando a mi paso.

Louis, Ezra, Halley y Max se han quedado en la casa, aunque no puedo evitar sentir la mirada de Ezra en mi espalda. No esta contento con que lo halla sacado de la jugada... pero a mi papá no parece agradarle y considerando el como es Ezra, no será un caballero sumiso. No necesito ese tipo de problemas en este momento.

—Así que un ángel —voy directo al tema que necesito abordar.

Y hay una sola idea que no ha dejado de rondarme la maldita cabeza... ¿Lucifer lo sabía?

—No es una carta de presentación que le das a tus hijos —sonríe irónico.

Mi padre siempre ha sido un hombre que gusta de bromear, aunque no siempre se le ha dado bien, tiene ese sarcasmo y esos elementos de ironía que raya en ofensas a los demás.

—No, pero sí que pudo haber solucionado alguno que otro de mis problemas —me hundo de hombros jugando con la ironía que él maneja.

—¿Qué harías, los asustarías con alas blancas y piel dorada?, no, Chan, tu ya los asustabas sin necesidad de eso. —suelta una risita—, todavía recuerdo cuando me llamaron de la dirección en la primera escuela de monjas en la que tu madre insistió en inscribirte y como hiciste llorar a una pequeña haciéndole creer que el demonio estaba pegado a ella.

Ambos reímos con el recuerdo. Claro que lo recuerdo. Recuerdo a la niña llorando y yo asegurando fehacientemente que el demonio estaba ahí, recuerdo haber hecho como que nos dábamos la mano.

Si lo pienso detenidamente, tal vez manifesté mi futuro.

—Recuerdo la decepción de mamá, pero tu me compraste uno de mis chocolates favoritos. —estoy orgullosa.

Su mano se pasa por mis hombros, apretándome en un abrazo, jalándome a su lado, cariñosamente.

Lo había extrañado tanto.

—Pero ese no es el tema de que quieres hablar, ¿no?, mi niña —detiene su caminar colocándose de frente a mí.

Lo imito volteando mi cuerpo hacia él.

—Lucifer lo sabía —no es una pregunta, solo estoy esperando que el también lo acepte.

Una sonrisa perezosa se extiende por sus labios y esa es toda la respuesta que necesito para que la furia crezca como un torrente de lava que amenaza con destruir ciudades enteras.

—¿De verdad esperabas un juego limpio por su parte? —niega con la cabeza—, si lo esperabas es que no has entendido nada de lo que has vivido, cariño.

La ira se arraiga más en mi cuerpo y las ganas que tengo de hacerle daño son demasiadas. Pero mi padre tiene razón, ¿cómo podía esperar que él hombre más poderoso del maldito inframundo se quedará sin piezas?

Esto es un maldito juego de niños para él donde las decisiones que debemos tomar son realmente sencillas... si las vemos desde un enfoque poco humano, pero si lo vemos desde el foco real, se trata de elegir, de cambiar una vida por otra en mi caso y en el caso de Ezra, se trata de traicionar una amistad, un hermano y con esa muerte se condena al mismo y no es una garantía que pueda lograr salvar su alma.

Maldito Lucifer.

Nos tiene agarrados de las manos y todo por protegerla a ella. A su hija, a la hija que de verdad le importa.

—¿Qué puedo esperar de Ezra? —cambia de tema abruptamente.

Suelto un suspiro involuntario y mi padre sonríe de forma diferente, ¿es... amenazante?

—Es un dolor de cabeza —confieso.

—Tal como lo eres tú, ¿no? —enarca una ceja y suelta pequeñas risitas.

—¿Eres mi papá o mi enemigo? —ruedo los ojos mientras cruzo mis brazos encima de mi pecho.

—Soy la persona que más te conoce así que ahora ve y dile a ese bastardo que venga —ordena con ese tono frio.

Doy la vuelta enfurruñada, pero el peso de mis futuras decisiones me golpea el pecho haciendo que me quede estática.

Alcanzo a divisar la mirada de Ezra que observa en la terraza, con los brazos cruzados y una mirada dura. Volteo la mirada sin ver a mi padre.

—No lo haré.

Solo recibo silencio. Ambos sabemos que si no lo hago la sentencia cae sobre mí, sobre Alexandria.

Ezra

Observo al padre de Chantrea, una vez más, tienen ese ímpetu que ella tiene y esos aires de grandeza. Es aquí donde entiendo porque Chantrea suele comportarse como la reina que es. Al inicio había creído que fue una actitud aprendida a través de pasar los años con Louis, pero viendo su padre, puedo darme cuenta de que ese cinismo siempre estuvo ahí.

—Señor —sonrío a medias.

—Ezra Morningstar, hijo de Belcebú y Lilith —ladea su cabeza.

Así que lo sabe, sonrío de inmediato, descruzo mis brazos, meto mis manos en los bolsillos de mi pantalón.

—Hijo reconocido de Lucifer —aclaro.

Él suelta una risa seca, rueda los ojos, me observa de pies a cabeza, observa con fuerza mis ojos. Grises como los de mi padre.

—¿Y de verdad crees que él no sabe la verdad? —hace como quien se quita pelusas del saco, como si no le interesará—, tu mamá podrá tener poder sobre él, pero de verdad, no engaña a nadie, si te eligió es solo por qué ve algo en ti —camina con sus manos cruzadas por detrás, se acerca demasiado a mí, sonríe—. O tal vez siempre fuiste una pieza importante que él quería usar —se está burlando.

Tengo que recordar que es el papá de Chantrea, que no puedo ser mordaz, que no puedo decirle todo lo que realmente pienso.

—Pero esta bien, juega el jueguito que desees jugar, créete el cuento perfecto, pero vamos, llévame con mi querido hermano y no quiero que Chantrea este presente —no es una sugerencia, es una orden.

Vaya, maldita sea, ¿se puede parecer más a la maldita testaruda de su hija?

—No le oculto nada a ella —sonrío.

—No te vendas como el chico perfecto, no te queda, pero no soy yo quien te eligió, ¿o sí?

Ladeo la cabeza.

Estoy tan confundido de narices, ¿cómo es posible que sean tan malditamente parecidos?

Cierro los ojos y niego con la cabeza, confundido con el parecido.

Bastián

Dhalin tiene el pincel en su mano, los audífonos de diadema de color negro en sus orejas que se pierden con su rizada melena que esta burdamente tomado con una pinza. Creo que ya lleva ocho horas en trance, no se ha detenido, continúa pintando en ese lienzo. Son líneas rojas que aun no tienen sentido, pero que encontraran el camino de exponer su próxima visión. Últimamente son demasiados y me preocupa que ese día en donde la pierda, por fin llegue. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro