Chaqueta
En pasillo pasajero, una moda distinta te vestía, te moldeaba en un nuevo color encargado de favorecer tu figura y elevar tu presencia.
Pasaste como si enaltecido por el aire caminaras, dispuesto a no apartar la mirada de la ruta y tu destino.
Me pregunto si en tus hombros no pesaron mis ojos o si en tu nuca no recorrió mi mirada, endulzada por el deseo.
Milésimas de segundos tardaste en desaparecer de la vista, milésimas que yo pude ver como una eternidad de tiempo.
Y es que tal vez el destino quiso que te viera, porque extraño sería que yo mirase y por casualidad tú pasaras por delante cuando nadie atención prestaba.
Fui dichosa, lo soy.
Pero tú... tú eres el maldito desgraciado que se ha ganado una pasión y obsesión tan enfermiza como la mía.
Felicidades...
por favor, tenme cuidado.
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