Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

14


Gulf ahora estaba sentado en la cama con los brazos vendados luego de haber tenido un sueño reparador y hubiera sido perfecto de no ser, porque cuando se despertó, Mew estaba ahí sentado en un rincón de la habitación.

Era casi como si hubiera querido asustarlo o dar ese sentimiento de película de terror y debía aceptar que funcionó porque temía cómo abordarían la situación.

— ¿Te sientes mejor? —Gulf realizó un movimiento de cabeza afirmando que sí. — ¿Quieres hablar de lo que sucedió? —El doncel asintió, luego negó.

Mew solo le dio una pequeña sonrisa cansada porque sabía que llegar a Gulf sería difícil, más no imagino cuánto.

—Es complicado —fue todo lo que respondió en un susurro y bajando la mirada.

Mew se levantó de su asiento hasta llegar a la cama donde tomó asiento y con dos dedos levantó la barbilla de Gulf hasta que quedaran cara a cara.

—Lo sé, pero tienes que saber que solo quiero ayudarte, quiero tu bienestar —Gulf buscó en sus ojos la mentira y no la encontró. —Te amo, Gulf, por si no ha quedado claro —Mew bajó la mirada de los ojos del doncel hasta sus labios.

Podía verse el deseo que tenía de besarlos aunque sea un solo toque, pero se contuvo y Gulf internamente se sintió decepcionado por ello.

—Y no sé lo que siento —Mew solo le sonrió levemente, causando malestar en el doncel al pensar que le hacía daño al hombre frente a él.

Podía tener muchos defectos y de alguna manera siempre sacar lo peor de él, pero debía admitir que al final era un buen hombre y lastimarlo no era algo que deseaba, al menos no en ese momento.

—Eso es más de lo que esperaba —esta vez Mew rozó los labios del doncel.

Gulf pudo decir sin dudas que solo ese roce de labios era mejor de lo que había tenido en ocasiones pasadas. Sentía el aliento de Mew sobre su boca porque este no se alejó demasiado, dándole espacio para que, si él quería, se alejara o lo besara.

Quería mentirse así mismo diciéndose que no, pero sabía en el fondo que era solo una vil mentira que se decía para no complicar más la situación porque deseaba esos besos.

No solo los besos, caricias suaves, toqueteos e incluso sexo. Deseaba a Mew Suppasit como nunca había deseado a nadie.

Ese hombre había logrado que cada célula de su cuerpo quisiera estar sobre él y era ridículo, incluso casi poético, que con solo una mirada podía sentir su cuerpo responderle y no decir ahora.

Estaban tan cerca que sus alientos se mezclaban tan suavemente que casi se podían tocar. Ese pensamiento envió una corriente eléctrica por su columna vertebral y entonces se rindió completamente ante el hombre que tenía frente a él.

Choco sus labios con los de Mew y se sintió tan bien, liberador que gimió cuando sintió el toque. Fue magnifico, sublime e incluso paradisiaco.

No sabía cómo había vivido sin saborear la vida de los labios de Mew, su calor, su sabor por los dioses, estaba besando a su hombre. Si eso era lo que Mew era de él, su hombre, suyo, suyo completamente.

Se había decidido. Viviría por probar el dulce elixir de esos labios y moriría porque lo besara como lo hacía en esos instantes.

Un beso sublime que logró hacer que todo su cuerpo palpitara y cediera en preciosas corrientes cuando me uso su lengua para abrirse paso dentro de su boca.

Gimió cuando eso sucedió, pero no importaba porque tenía a su hombre devorándole la boca y barriendo cada centímetro de ella con su lengua. Estaba consciente de que no debía emocionarse con un simple beso.

Pero ese beso era la puta gloria más cuando tuvo el pensamiento de que de alguna manera compartiendo ese beso logró tener una parte de mí dentro de él.

No podía tocarlo porque tenía sus manos y antebrazos vendados, pero eso no fue impedimento para hincarse en la cama y acercarse más a Mew al punto en el cual este lo cargó para ponerlo en su regazo.

Las manos en su cintura, moviéndose lentamente, acariciándolo, lo estaban volviendo loco y el chasquido de sus bocas en frenesí lo excitaban cada vez más.

Cuando Mew inició a guiar sus caderas para tener ese suave movimiento, no lo detuvo porque lo deseaba mucho tanto que incluso inició a mover más sus caderas y lo sintió tan placentero que dejó de besar a Mew para poder gemir y así exteriorizó su placer.

—Más —Mew solo sonrió ante su pedido y continuó con su tarea.

Bajó sus besos al cuello de Gulf, causando que el doncel se expusiera más para poder sentirlo y eso le gustó. Tenía a Gulf tan sumiso y dispuesto por él.

Con un brazo rodeó la cadera de su esposo para afianzarlo porque sabía que Gulf no podía hacerlo por las heridas que tenía. Su otra mano inició a darle caricias en los muslos e inició a masajear sus glúteos.

Gulf gemía y no era nada discreto porque lo disfrutaba y quería expresar lo bien que se sentía. Mew sintió que no era suficiente, porque ambos querían más y no se detendrían.

— ¿Estás seguro de que lo quieres? —Gulf asintió ante la pregunta sin dejar de buscar los labios de Mew, quien rio al ver la desesperación de su doncel.

—No me detendré cariño, llegaré hasta el final viéndote rogar por más —Gulf gimió al escucharlo y asintió esta vez pudiendo capturar los labios de Mew.

Eso fue todo lo que Mew necesitó para con cuidado recostar a Gulf en la cama. Hubiera querido que experimentaran otras cosas, pero su doncel estaba herido y no lo agravaría más.

Cuando tuvo a Gulf de recostado a espaldas en la cama, abriendo sus piernas en una invitación muda, supo que llegaría hasta el final. Le retiró el pantalón, así como la ropa interior, para luego quitarse toda la ropa.

Estaba seguro de que en otra ocasión Gulf lo desnudaría lentamente y lo disfrutaría, aunque ahora por ahora se conformaría.

Gulf volvió a abrirle las piernas y Mew solo tomó lubricante de la mesita de noche y se abalanzó hacia la boca de su doncel metiéndole la lengua hasta donde aguantó su respiración.

Gulf aún tenía su camisa y no se la quitaría porque sería muy difícil con sus heridas, por lo que ahora se conformaría con tenerlo así. De todas maneras, tenía toda la vida para tenerlo desnudo.

Mew dejó la boca de Gulf y bajó hasta su cadera en donde dejó suaves besos y cuando este se retorció, le dio una leve mordía que causó que Gulf siseara de placer.

Ambos estaban impacientes por sentirse piel con piel, por lo que me tomó el lubricante y lo abrió, dejando caer en su mano una considerable cantidad. Lleno sus dedos de lubricante y los pasó por la entrada de Gulf.

—No sabes cómo deseo estar dentro de ti —le dijo a la vez que hacía un poco de presión en su entrada lo suficiente para ser satisfactorio, pero no lo suficiente para penetrarlo.

—Apresúrate te quiero dentro sin importar que duela, es más, quiero que duela —Mew alzó las cejas ante lo dicho, porque quién diría que Gulf tendría ese lado un poco masoquista.

Lo pidió, lo tendría, pensó Mew, cuando de golpe ingresó dos dedos en la entrada de Gulf, quien se quedó sin aliento ante la intromisión y cuando inició a moverlos, se retorció ante las sensaciones.

Realizó movimientos de tijera viendo claramente las reacciones de Gulf. Gemía se retorcía e incluso movía sus caderas buscando más. Mew sonrió al verlo porque era una cosita muy emocionada que si quería lo podía hacer suplicar.

Cuando sintió que estuvo lo suficientemente dilatado para ingresar sin lastimarlo, sacó sus dedos escuchando el suave chapoteo que eso causó.

— ¿Me quieres? —Mew le preguntó hincándose en la cama, dejando todo su cuerpo expuesto a la vista de Gulf, quien lo devoraba con la mirada y asintió.

—Si lo quieres, ruega por ello —Gulf, quien estaba en su nube de lujuria, no le importaba hacerlo, aunque claro, cuando estuviera en sus sentidos no le gustaría nada.

—Por favor, Mew, adentro lo quiero adentro —. Mew sintió como si algo dentro de él se quebrara cuando su dulce doncel dijo las palabras. No era un ruego completo, pero le servía.

Tomo el lubricante y dejo caer una buena cantidad en su pene, la cual esparció por todo su eje, evitando gemir por la sensación que le causó el tocar su sensible miembro.

El lubricante goteaba de su miembro, pero a Gulf le gustaba que el sexo fuera resbaladizo y sudoroso. Decía que eso eran los signos de un buen sexo.

Se acercó hacia su chico, abriéndole las piernas lo más que podía, metiéndose entre ellas listo para que ambos tuvieran lo que querían.

—Recuérdame, cariño —fue todo lo que dijo para que de una embestida ingresara en esa apretada entrada que lo recibió como una vieja amiga.

Era claro que a Gulf le ha dolido porque se le escapó un gemido de dolor, aunque sabía que no fue lo suficientemente brusco para lastimarlo.

No lo dejó quejarse porque él mismo lo había pedido de esa manera, así que eso le daría porque inicio con las embestidas, aunque en un inicio más lento de lo que le hubiera gustado, pero era para no lastimar a su chico.

Cuando estuvo seguro de que al menos Gulf se había adaptado a su tamaño, inició a ser más rápido y brusco. Sus bolas chocaban con el hermoso y devorable trasero de su doncel.

Era un tipo afortunado y lo sabía. Buscó la boca de Gulf besándolo y aumentando sus penetraciones si eso era aún posible. Fue crudo y erótico el sentir el cuerpo ajeno, contraerse en placer al ver cómo su cara se deformaba en expresiones que le decían lo bien que se sentía.

Pero no podía pedir nada más porque el sexo con Gulf siempre había sido fabuloso y en esa ocasión no era lo contrario, aunque tenían o al menos él tenía cuidado de no dañar más las heridas de su esposo.

Sabía que sería un sexo rápido porque ambos estaban muy emocionados para que durara y no repetirían porque al final Gulf estaba herido y sería mala idea repetirlo.

Continuaron en su momento placentero escuchando el sonido de succión, así como los gemidos que contenían en sus bocas, pero solo fueron minutos cuando ambos lo sintieron, porque la entrada de Gulf se apretó cuando sentía palpitar el miembro dentro de él, así como Mew se tensó sobre el doncel al sentir ese cosquilleo.

Esta vez soltó la boca del doncel y lo tomó por las caderas para levantarlo de la cama, logrando que Gulf enredara las piernas en las caderas de su marido.

Mew solo le dio una sonrisa socarrona antes de embestir y, en esa posición, con el trasero de Gulf levantado y casi todo su peso recargado en su espalda, podía ingresar más profundo y dar de lleno en ese suave espacio que enviaba deliciosas corrientes de placer por todo el cuerpo del doncel.

Con las embestidas y los gemidos ahora escandalosos del doncel Mew estaba más que conforme además Gulf le había enterrado los talones en el trasero, instándolo a ir más profundo.

— ¡Ahí! M-maldice-ion ¡ahí! — Mew se aseguró de dar siempre en ese punto.

Fueron solo unos cuantos golpes más para que Gulf gritara y su cuerpo se tensara y de su pene salieran tiras de semen que los ensuciaron a ambos. Mew no se detuvo ante esto porque él estaba tan cerca.

Y, en efecto, solo tres embestidas más y soltó un gemido que le erizó la piel a Gulf. Su espalda se tensó y toda tensión terminó cuando de la punta de su pene salió abundante semen tibio que empapó las entrañas de Gulf.

Las piernas de Gulf cayeron rápidamente ante el cansancio de un perfecto orgasmo y Mew rápidamente le siguió cuando se apoyó en la cama, aun con el cuerpo temblando en deliciosas réplicas de su reciente orgasmo.

Estuvo unos minutos recuperándose antes de salir de Gulf y cuando lo hizo, el semen burbujeante inició a salir de la entrada del doncel. Era una mirada muy tentadora y en otra ocasión lo hubiera vuelto a tomar, aunque en esta ocasión no sería así.

—Bueno, eso fue...

—Alucinante —completo Mew por el doncel.

Ambos se quedaron en la cama en silencio porque no sabían qué decir y es que, aunque su silencio podría pensarse como alguna pena entre ellos, era lo contrario.

Ambos sabían que tener sexo los había llevado a un nivel diferente, ahora podían considerarse pareja o al menos estaba implícito. No era que antes de ello no tuvieran una relación a ojos de Gulf bizarra y de Mew necesitada.

Gulf podía decir que, a pesar de las peculiaridades de Mew, era un buen hombre que, si le gustaba, le atraía e incluso podía decir que lo quería, pero no lo amaba, no aún.

Aunque si lo pensaba bien, quizás lo quería más de lo que un te quiero podía expresar, es decir, si tuviera una escala en donde el nivel uno fuera me gustas, el nivel dos te quiero y el nivel tres te amo. Él felizmente estaría en el dos, sin embargo, no con un número redondo.

Bien podría decir que estaba en un dos, tres cuartos o quizás un dos ochenta. Era difícil medirlo, pero podía asegurar que entre esos rangos estaban sus sentimientos.

Es cierto que los sentimientos no pueden medirse, pero para él era más fácil. De esa manera, debía decir que toda su vida se había regido por medidas exactas para obtener los resultados que deseaba y no veía por qué con las relaciones no podía ser lo mismo.

Años atrás había buscado información sobre relaciones para un libro que había escrito. Había recopilado muchos consejos de profesionales así como consejos prácticos de personas que estuvieron en situaciones diferentes en sus respectivas relaciones.

Sabía que todas las relaciones eran diferentes porque se componían de individuos diferentes que vieron experiencias distintas que los llevaron a crear personalidades únicas en ciertos sentidos. Así que Gulf determinó que se podían clasificar estas variables y aplicar la acción basándose en la información recopilada.

Sabía que era un experimento raro desde que lo inicio, pero en su libro el protagonista era alguien que estaba en el negocio de las relaciones y todo lo relacionado con ello, por lo cual tuvo que hacer trabajo de investigación porque no colocaría algo que él no hubiera verificado en sus libros.

Así que ahora solo tenía que ser inteligente para que su relación avanzara y su afecto llegara al nivel tres. Era cierto que no podía evitar equivocarse porque era parte de la naturaleza de todos los humanos, pero sí podía poner en práctica los consejos de otras relaciones.

¿Por qué cometer los mismos errores si tenía la manera de evitarlos? Observando a Mew, quien todavía estaba desnudo a su lado en la cama, tomó la decisión de que haría que su relación avanzara.

Bajó su mirada por el cuerpo de su esposo y se mordió el labio ante la vista. Tenía muy buenos pectorales y los abdominales eran perfectos para tocarlos o lamerlos. Ante eso, sintió que al menos una décima de su afecto subió.

Continuó detallándolo con la mirada hasta que llegó a su entrepierna, notando solo una leve capa de vello que iniciaba a salir y agradeció que Mew se los retirara, porque a él nunca le gustaron los hombres velludos.

Dejó de pensar en vellos y se fijó en lo que hace unos minutos tenía muy profundo dentro de él. Debía de aceptar que tenía una muy buena fuente de placer, además esta daba frutos en abundancia.

Y quien dijera lo contrario podía comprobarlo felizmente en su trasero, se sentía todavía húmedo y esa sensación le gustaba mucho o le gustaría hasta al menos los siguientes minutos. No era fanático de estar lleno de fluidos por mucho tiempo, pero disfrutaba sentirse húmedo y resbaladizo.

—Si sigues comiéndome con los ojos, no podré dejarte ir. —Gulf, que hasta ese momento mantenía la mirada en el miembro de Mew, solo le sonrió.

—No planeo dejar que lo hagas —Mew solo lo observo lentamente.

—Pequeño provocador—, los labios de ambos chocaron moviéndose desesperadamente para obtener más, solo un poco más.

Chasquidos suaves caricias fueron lo único que se dieron para terminaron en un movimiento perezoso de labios.

—Tan hermoso y tan mío —susurró Mew sobre los labios ajenos.

Gulf solo le dio un corto beso que, como ambos sabían, era la confirmación de lo antes dicho. Mew dejó la cama para ir al baño y traer una toalla húmeda y otra seca. Debía limpiar a su doncel porque sabía que le desagradaba pasar con tantos fluidos durante mucho tiempo.

Cuando estuvo limpio y las sabanas sucias en el piso, tomó a Gulf para que este se recostara en su pecho y, aunque no era de noche, ambos estaban cansados no solo de su actividad física sino también por sus descargues emocionales, así que podían dormir hasta el día siguiente sin decir nada.

Solo esperaba que, ahora que estaban juntos, supieran mantenerse así y claro, Mew solo deseaba mantener salvo a su esposo.





Creado: 13/03/2024

Publicado: 25/04/2024

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro