Capítulo 6.
El día transcurrió con normalidad, sin ser por Andy que estaba muy nervioso por los resultados de las pruebas de Literatura.
- No te preocupes – le dije apretando su hombro – Preparamos mucho esta prueba para que nos vaya bien.
El solamente asintió y agachó la cabeza.
Hace unas semanas nos inscribimos en diferentes Universidades buscando que nos acepten en alguna. Pero en todas, nos piden un muy buen rendimiento en el instituto.
Todavía recuerdo ese día, estábamos los tres en la sala de mi casa, con tres laptops sobre la mesa. Los tres inmersos en los formularios de inscripción.
Los tres nos anotamos en las mismas Universidades y a la misma carrera. Astronomía.
Y es que desde niños soñamos con la ilusión de conocer más acerca del Universo, los planetas... las estrellas. Si hay algo que quiero estudiar es eso, las estrellas.
- Lei
- ¿Qué? – le respondí a Ange.
- ¿Qué te sucede? Hace días te noto... no sé, distraída.
Solo la miré y acepté el sándwich que me trajo de la cafetería.
- Nervios por los resultados, supongo – le dije dándole un gran bocado a ese jugoso sándwich.
Ella solamente asintió y se sentó entre Andy y yo.
Pero es que sí me pasaba algo, sí estaba distraída, sí, sí y sí.
Pero mis amigos no estaban preparados para esto, no estaba preparados para saber que su amiga es una loca que tiene sueños con un chico que la besó y que ni siquiera existe.
Han pasado cuatro días desde aquel sueño, cuatro días en los cuales no he soñado con él, ni con el bosque o con su familia si acaso.
¿Me odiará por haber salido corriendo? Pero, ¿Qué me pasa? Es tan solo un chico, en un sueño.
El chico de tus sueños estimada.
Bloquee todo pensamiento que tenga que ver con Tyler, o eso intente.
No podía olvidar ese beso, sus labios sobre los míos, sus manos en mi rostro y su mirada fija en la mía.
Tampoco puedo olvidar mi escape perfecto. ¡No puedo ser tan estúpida!
- Bueno chicas – Andy nos miró a ambas – Como la profesora dará los resultados luego de las vacaciones de Navidad, ¿qué les parece si vamos al Centro a cenar?
- Estaría bien – le dije sonriendo y ambos me miraron.
- ¿En serio?
- No me preguntes dos veces sino tendré que repensar mi respuesta.
- ¿Les parece encontrarnos en el cine? Y de ahí vemos a donde vamos.
Solamente asentí y ellos me dedicaron una cálida sonrisa. Sé que están esperando esto hace mucho. Siempre soy yo la que da un paso atrás cuando se trata de salir... de noche.
Al llegar a casa lo primero que hice fue darme una larga ducha, y creo que nunca disfrute tanto como esta.
¿Qué me pondría?
Tras tirar todo mi armario sobre la cama me decidí por unos leggins negro, una polera extragrande blanca y mis clásicas converse.
El pelo lo dejé suelto, últimamente mis rizos están rebeldes y no hay nada que los arreglé.
Eran las seis de la tarde y le dije a mi padre que me llevara hasta el centro. Con Ange nos íbamos a juntar antes, ella tenía que comprar unos regalos para navidad y me pidió que la acompañe.
Salir con mi amiga es como estar continuamente en una carrera. No paraba de moverse, de un local al otro. A ella le encantan las fiestas, le hace mucha ilusión comprar regalos y pensar en cada uno de sus familiares.
- ¿Le gustará a mi padre? – me decía con una sonrisa mostrándome un juego de barbacoa.
- Sin dudas – me reí – sobre todo porque tu ama hacer barbacoas.
Me miró ofendida. El padre de Ange odia las barbacoas.
- Pero creo que a tu hermano sí.
- ¡Tienes razón!
Y lo compró, así como una manta a su madre, una cartera su hermana, ropa al pequeño Dylan y un reloj despertador a su padre.
- Sé que no tienen mucho valor – me dijo mientras pagaba el reloj – pero...
- Tus regalos son geniales amiga, y sin dudas ellos estarán felices.
Me abrazó y fuimos al encuentro de nuestro amigo.
- Hace días estaba pensando en decirte esto – me dijo Ange mientras empujaba la silla.
- Estás pensando mucho últimamente.
Me golpeó el hombro y continuó:
- ¿No has pensado en comprarte el vestido rojo?
- ¿Qué vestido rojo? – dije fingiendo que lo había olvidado.
Y es que no lo había olvidado, pensaba en ese vestido rojo cada vez que recordaba a Tyler. ¿Qué pensaría él si me viera con ese vestido? Cómo me quedaría, cómo me vería en él en el baile de fin de cursos.
Y sí, estaba considerando la opción de ir. Menos mal que faltan todavía cinco meses...
- El del local donde compré el mío.
- Aaaah ese vestido – dije levantando la mano – No sé todavía si quiero ir al baile Ange, todavía faltan cinco meses para...
- El vestido no estará ahí durante cinco meses. Es tan lindo, que quizás no, probablemente lo compre otra persona.
- Y sin dudas a esa persona le va a quedar de maravilla – giré mi cabeza y le sonreí – Además, estando en esta silla no lo puedo lucir como lo merece.
Ella solamente negó con la cabeza y continuamos nuestro trayecto hacia el cine.
La noche se pasó rápido.
Al final decidimos mirar una película y luego ir a cenar. ¡Lo pasamos genial!
Andy nos contó un poco sobre la chica que le gusta, todavía no se anima a seguirla en las redes sociales.
Y es que Andy es así, un romántico muy tímido.
- Tendrías que dar el primer paso – le dije mientras me ayudaba a subir a la camioneta de mis padres.
¿Yo dando consejos?
Después de salir corriendo por un beso Leila, ¿En serio? ¿Tienes el tupé de darle consejos a Andy?
Cállate.
- ¿Vos decís? – me preguntó mientras me abrazaba.
- El que no arriesga no gana – le sonreí.
Abracé a mis dos amigos con fuerza. No nos veríamos hasta después de las vacaciones.
Al llegar a mi casa sentí una gran necesidad de acostarme, no tuve fuerzas ni de cambiarme y ponerme el pijama.
Se escuchaban villancicos por doquier, se escuchaba a Amanda reír y ha Ámbar cantar casi a los gritos.
Decido quedarme lejos, escuchando y mirando a través del gran ventanal.
- Acá las fiestas comenzamos a celebrarlas desde mucho antes – me sorprendió Zac - ¿Por qué no entras?
- Prefiero mirar desde acá – le dije negando.
Él se limitó a sonreír y entró a la casa.
Al cabo de dos minutos vuelve a salir con una manta. Levanté las cejas y sonreí.
- Hace frío – me dijo – Y si te quedas aquí mirando es mejor que te abrigues – pasó a colocarme la manta sobre los hombros.
- ¿Gracias?
- ¿Por qué no entras? – volvió a preguntarme - ¿es por el beso de la otra noche?
Lo miré exaltada, ese comentario sí que me sorprendió.
- Mi hermano me comentó lo que pasó entre ustedes, fue muy impulsivo – me dijo sin dejar de sonreír – Cuando quiere a alguien suele dejarse llevar por sus sentimientos.
- ¿Eres su psicólogo? ¿O sin más su consejero?
Zac rio fuerte.
- Soy su hermano y por ende su Pepe Grillo, chica bonita.
¿Qué era ese apodo?
- ¿Él está?
- No, pero pasa...
- ¿Dónde está?
- No lo sé, solamente se fue. Viene por las noches a dormir – me dijo tocándome el hombro – Estás helada, entra.
Acepté su invitación, y fue en ese momento cuando me abrazó un aroma tan delicioso...
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