Cap. 7: You have made my life complete, and I love you so.
Narra John.
Estaba instalado en mi habitación cuando de pronto sentí que sonaba el teléfono desde el pasillo de la casa. Corrí con todas las ganas del mundo. Podía ser ______. O podía ser Brian para molestarnos otra vez con que debíamos seguir componiendo más canciones para el nuevo disco. Agarré el auricular y tomé un poco de fuerza para hablar. ¿Desde cuándo me había puesto tan nervioso por una chica?
−¿Diga? –Murmuré apoyándome en la pared.
−John, soy ______. –Cómo no reconocer su inocente voz. –Estoy lista para que hablemos...
−Bien pequeña. Estaré en tu casa en unos diez minutos. No me tardo.
−Está bien. Te espero. –Y se cortó la llamada.
Salí de la casa corriendo y me subí al auto, dispuesto para enfrentar todos mis demonios con tal de no perderla. Dios, por qué me pusiste a esta chica en el camino. –Pensé.
Digamos que nunca aprendí bien a manejar, pero ahora no me importaba nada. Me pasé no sé cuántos semáforos en rojo. Sólo quería verla, maldición.
Estacioné mi auto frente a su casa y me bajé. Mientras me encaminaba a tocar la puerta me di cuenta que ni siquiera tenía el discurso de mis disculpas elaborado.
Toqué el timbre y esperé unos segundos. Me abrió una mujer de unos 40 años más o menos, bastante linda, y muy parecida a ______. Supuse que era su madre.
−Hola, mucho gusto. Soy John... ¿se encuentra ______? –Musité con todo el nerviosismo del mundo.
−¿Así que tú eres el famoso John? –Me sonrió y yo le asentí sonriendo. Me abrazó fugazmente y besó mi mejilla. –Pasa, ______ te espera en su habitación...
−Muchas gracias, señora. –¿Señora? ¿Desde cuándo soy tan respetuoso? Le sonreí y cerré la puerta atrás de mí.
−Oh por favor, me haces sentir vieja. –Golpeó levemente mi hombro entre risas. Se veía tan amable y maternal. –Dime Annie.
−Está bien Annie. Permiso... −Ella sonrió y se perdió en la cocina. Jamás me había encontrado con una mujer tan simpática como ella. Excepto por mi madre. Ambas tenían algo parecido y eso me hizo sentir cómodo. Digamos que la mayoría de las madres de esta época son bastante amargadas y llevadas a ideas antiguas. Como por ejemplo, NO SE PERMITEN NOVIOS EN LA CASA. Frase de la madre de una de mis exnovias. Sonreí al recordar aquello y subí las escaleras rápidamente. No se me hizo difícil encontrar la habitación de ______. Había una pequeña tablita de madera con su nombre colgando en la puerta. Me acerqué y toqué la puerta.
−¿Eres tú John? –Gritó para que pudiera escuchar de afuera.
−Sí, ¿puedo pasar? –Apoyé mi frente en la puerta.
−Espera, me estoy vistiendo...
−No hay necesidad de que lo hagas, no me incomoda que hablemos mientras estás sin ropa... −Sentí su risa y se me calmó el corazón. Sonreí y apoyé una mano en la puerta. Cuánto deseaba que su risa me acompañara el resto de mis días.
−No seas tonto, ya me falta poco. –Gritó riendo y pude sentir que se acercaba a la puerta. Me separé un poco de aquella y miré fijamente que aparecieran esos ojos tan especiales.
Narra ______.
En la vida uno tiene derecho a equivocarse las veces que a uno se le pegue la reverenda gana. No somos perfectos de ninguna forma. John se había equivocado conmigo y debería tener sus razones. Y por eso lo llamé para arreglar las cosas. Quería escuchar su explicación. Muy en el fondo y a pesar de que no lo conozco hace mucho, sé que él no es una persona mala. Sus ojos delatan que es un pequeño niño atrapado en un cuerpo de adulto, además no soy una persona rencorosa, menos podría serlo con él.
Lo que hizo me molestó bastante y creo que hasta me desilusioné un poco. Pero después de tanto pensarlo, que él se equivocara no era lo más terrible del mundo. Sé que está arrepentido.
*---------------------------------*
Abrí la puerta entre risas y me lo encontré ahí, parado con su mejor sonrisa. No pude evitar correr a sus brazos y abrazarlo con todas mis fuerzas. Él lo hizo también y escondió su cara en mi cuello.
−Perdóname ______. Lo menos que quería fue hacerte daño... Entiendo si no quieres estar conmigo, soy un idiota. –Murmuró y sentí que sus lágrimas caían por mi cuello.
−Está bien John, todo está bien... solo necesito que me lo expliques y todo estará bien... −Dije llevando una de mis manos a su cabeza y enredé mis dedos en su cabello. Lo acaricié para que se calmara. Cerré los ojos unos segundos. Estuvimos así unos minutos hasta que ya no lloraba más. Me separé un poco para que pudiera secar sus mejillas y lo miré a los ojos. Realmente estaba arrepentido.
−Ven... –Tomé su mano e hice que entrara a mi habitación. Cerré la puerta y me dirigí a la orilla de la cama para que nos sentáramos. -¿Estás más tranquilo ahora?
Asintió con la cabeza y tomó aire para hablar.
−He tenido tanta presión por la banda, las giras, tener que componer, tener que grabar tantas veces por pequeños errores... -Bajó la mirada. –Saber que hoy te pude perder fue más terrible que toda la presión que tenía. –Hizo una pausa y me miró a los ojos, tomando mis dos manos.
Mierda mierda mierda.
−______, yo no sé qué pasará si te llego a perder... te convertiste en el centro de mi mundo, y yo, yo solo quiero estar contigo y poder controlarme pero no puedo, me cuesta tanto. –Derramó una lágrima y sentí que mis ojos también se llenaron de lágrimas. –En ti encuentro toda la paz que necesito, ______. De verdad lo siento, he sido un patán contigo y tú has sido mi mejor tesoro. –Me quedé en silencio mirando sus ojos que sólo demostraban sinceridad. −Cariño, te necesito, a cada segundo. No quiero a nadie más que no seas tú.
Entonces estallé en llanto. Miles de sentimientos se encontraron. Jamás en la vida, nadie me había dicho algo por el estilo. Ahora confirmo a los siete mares que estoy enamorada de este hombre.
Me abrazó y besó tantas veces mi cabeza que no pude contar. Pasé mis brazos por su cuello y con toda la seguridad del mundo; lo besé. Lo besé como nunca antes había besado a alguien. Sus delgados labios jugaban a la par con los míos. Una guerra de lenguas cada vez se hizo más grande. Nos separamos para respirar. Maldita respiración. Cagando los besos desde tiempos inmemorables.
−John, te quiero. –Hice una pausa para disfrutar su cara de asombro. –Si es necesario que me vaya contigo hasta el fin del mundo lo haré... −Juntamos nuestras frentes y sonreímos. Sin duda el mejor momento de mi vida.
−Yo también te quiero, ______. Con todas las fuerzas que tengo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro