Cap. 2: Concierto.
No lo podía creer. Estaba tan feliz que no pude evitar que unas lágrimas cayeran de mis ojos. Abracé fuertemente a Mo y le di las gracias, después de todo jamás había tenido una amiga como ella.
Maureen era una chica normal, bastante alegre, de familia un poco adinerada, igual de fanática que yo por los chicos, pero a ella le gustaba Ringo Starr. Después de que la pequeña fiesta que tuvimos en su casa junto a su familia y otros amigos de ella había terminado, nos acostamos juntas y nos imaginábamos detalladamente cómo sería el concierto de los chicos.
−Tengo un plan, ______. –Susurró mirando el techo.
Alcé una ceja mirando a Maureen y me quedé en silencio esperando a que prosiguiera a contarme lo que tenía en mente.
−Estarán en nuestra ciudad, no podemos dejar pasar esta oportunidad para acercarnos como queremos. –Me miró sonriendo.
−¿Qué piensas hacer entonces? –Susurré acomodando mi almohada.
−Les haremos una carta.
−Maureen, no creo que ellos puedan recibirlas con tanto movimiento que habrá en el concierto, además es obvio que ellos reciben demasiadas cartas como para leer las de nosotras. ¿No crees tú?
−______, sólo tienes que hacer la carta, en el momento buscaremos la forma de poder entregárselas, de todos modos estaremos en primera fila, muy cerca de ellos. –Cuando terminó de decir eso me quedé pensando que después de todo tenía un poco de sentido su plan.
Me levanté temprano por la mañana, al parecer todos en la casa de Mo seguían dormidos. Me dirigí a la cocina para buscar algo de comer. Creo que por fin estaba recuperando mi apetito.
−¿No crees que es muy temprano para estar levantada? –La voz de Ronnie me hizo dar un pequeño saltito. Estaba afirmado en el marco de la puerta.
−Por dios Ronnie, no lo vuelvas a hacer. –Bufé algo molesta y cerré el refrigerador.
−Lo siento, ______. ¿Mi hermana aún sigue durmiendo?
−Sí, tiene un sueño tan pesado que se me hizo difícil despertarla. –Por un momento no me había dado cuenta que Ronnie estaba sin camisa. Fijé mi mirada en su abdomen unos segundos y desvié la mirada algo nerviosa. La verdad es que era un chico bastante atractivo pero no estaba interesada en coquetear con él.
−Entonces si somos los únicos despiertos, podríamos hacer algo... –Sentí su voz algo ronca y lo miré, se estaba acercando más de lo normal por mi espalda y puso sus manos en mi cintura.
−Creo que no es correcto Ronnie. –Murmuré mirando hacia abajo y me separé bastante, tanto como para volver a la habitación de mi mejor amiga. Qué incómodo.
No podía creer que el hermano de Maureen me estaba tratando de coquetear, ¿o no era eso?
Al volver a mi casa, le conté a mi madre que Maureen me había regalado entradas para el concierto. Se puso muy feliz, mi madre siempre me apoyaba en todas mis locuras.
Sólo faltaba un día para el concierto y aún seguía pensando en el ''plan'' que Maureen me había mencionado. Comencé a escribir la carta una y otra vez, realmente no sabía qué escribirle a John. Hasta que me di cuenta que ya no me quedaba más espacio en la hoja sonreí. Ahora tendría que buscar qué ropa iba a elegir para ir al concierto. Quería lucir sencilla pero también debía llamar la atención de John.
Busqué en mi armario un vestido color cereza, me gustaba mucho ya que hacía resaltar las curvas que tenía. Tenía unos tacones simples de color negro y pensé que sería lo correcto. Dejé todo sobre mi mueble para poder utilizarlo al día siguiente.
Al hacer todo esto se me había pasado la tarde. Me senté en mi cama y me puse a pensar en todo lo que había pasado en la casa de Maureen. La voz de mi madre me sacó de mis pensamientos.
−Mo te está llamando, ______.
−Ya voy. –Grité y bajé corriendo a la sala de estar.
Tomé el teléfono y estuve hablando con Maureen sobre lo emocionada que estábamos por el concierto.
−¿Hiciste la carta, ______?
−Sí, pero ya sabes lo que pienso Mo.
−Shhh, deja de ser tan negativa. –Me regañó todo lo que restaba de la llamada.
Pensé que lo mejor podía ser acostarme temprano para poder estar bien para el concierto. Subí a mi habitación y me puse el pijama. Tome la carta que había escrito para John y me acosté. La leí tantas veces que me quedé dormida sin darme cuenta.
Desperté por un rayo de luz que daba en mi cara e inmediatamente miré el reloj de la pared, 10:00am. Perfecto.
Me dirigí al baño para darme una ducha, estaba tan feliz que no me importó ducharme con agua helada, el maldito gas se había acabado.
Al terminar sentí a Maureen en mi habitación. Salí del baño y ahí la vi, con su maleta sonriendo como desquiciada.
−¿Podrías apurarte ______? Son las 12, aún tienes que comer y aparte, ¡arreglarnos amiga! –Reí al ver su cara de enojada.
−Yaaa, madre. –Rodeó los ojos y negó con la cabeza.
Me sequé bien el pelo y dispuse a vestirme. Al terminar, me miré en el espejo.
−Te ves hermosa, ______. Si Lennon no te mira es porque de verdad está demasiado ciego. –Sonreí y me gustaba verme así, mi cuerpo era llamativo después de todo.
Bajamos a almorzar rápidamente y luego subimos para poder terminar con el maquillaje y el cabello. Estuvimos de acuerdo con no tener tanto maquillaje encima. Al terminar todo bajamos para que mi madre nos pudiera ir a dejar al lugar del concierto.
−¿Las entradas? –Dijo Mo nerviosa.
−Aquí están, Maureen. –Saqué de mi cartera las dos entradas y le sonreí.
Al llegar al lugar nos dimos cuenta que aún faltaba pero, Dios, estaba llenísimo. Por suerte no tendremos problema al entrar ya que tenemos lugares acomodados.
Entramos al lugar con otras chicas más, pudimos ver que varias de las chicas trataban de entrar sin entradas y por un momento me dio lástima verlas afuera, si no hubiese sido por Maureen, yo estaría en las mismas condiciones.
Los chicos estaban por salir y Maureen no hacía más que moverse para todos lados, estaba muy nerviosa.
−¡Ahí vienen! –Gritó una chica que estaba atrás de nosotras y de pronto todas comenzaron a gritar.
Y allí estaban, los chicos que tanto esperé conocer estaban frente a mis ojos y yo solo sonreía. Maureen cantaba junto a ellos y me uní a ella.
Fue un concierto fantástico, nunca fui tan feliz con tanto alboroto.
No podía dejar de mirar a John, cada vez que se acercaba a la orilla del escenario mi corazón latía a mil por hora. Por un momento creí que me estaba mirando. Mierda. ¡LO ESTABA HACIENDO! Me guiñó un ojo y todas las chicas comenzaron a gritar. Solo le sonreí, no quería parecer una de esas fans locas. Él también sonrió y Maureen me gritó.
−¡¡______, ¿Cómo lo hiciste?!!
Le sonreí algo desconcertada y seguíamos cantando. El concierto estaba llegando a su fin y justo al otro lado de la reja de seguridad vi a Pattie Boyd. La novia de George.
Se acercó a nosotras mientras el público se había retirado en gran cantidad del lugar.
Maureen y yo estábamos tan nerviosas.
−Hola chicas, ¿cómo lo pasaron? –Preguntó aquella mujer rubia y de lindos ojos azules.
−Fantástico, creo que nunca lo había pasado tan bien. –Dijo Maureen y yo solo sonreí asintiendo con la cabeza.
−Me alegro que así sea chicas, ¿cómo se llaman?
−Yo soy Maureen y ella es ______.
−Genial, soy Pattie, mucho gusto. –Maureen y yo ya sabíamos su nombre, pero queríamos ser algo amigables con ella y le sonreímos, y entonces Maureen me apretó la mano disimuladamente.
−Pattie, ¿podrías hacernos un favor?
−Obvio que sí, ¿qué quieren chicas?
−Hemos escrito unas cartas para Ringo y John... ¿Podrías entregárselas? –Ella sólo sonrió amablemente.
−No es necesario que se las entregue yo, vengan conmigo, podrán entregárselas ustedes personalmente.
¡¿QUÉ?! ESTO NO PODÍA ESTAR PASANDO, ¿ESTOY SOÑANDO?
−¡Sí! –Dijimos Maureen y yo al mismo tiempo. Pattie soltó una carcajada y nos indicó por donde debíamos pasar.
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