Bueno, bueno, bueno. Aquí se lía hoy la marimorena. Pedazo de guantazo me ha pegado mi madre. Me arde la cara y empiezo a escuchar y comprender.
— ¿Se puede saber qué pasa contigo para que te comportes como una zorra el primer día de escuela? —me dice.
—A ver, ¿puedo saber yo qué te pasa a ti para que me recibas con esos gritos? —ahora sí. Se lió pardísima.
—Nada —pone los ojos n blanco —, lo que me pasa es que, viene Nando por aquí —no me gusta el tono en el que lo dice, pero menos aún me gusta en qué dirección va esto —, a decirme, que el primer día de clases, la nena, se dedicó  a dar de qué hablar, besándose con el chico nuevo.
La madre que lo parió.
Se me hace un nudo en el estómago. Es un puto idiota, pero esto me sirve para confirmar, que está rabiando de los celos —al menos de consuelo —, pero ahora lo que me ocupa, es salir del problema en el que ese imbécil me ha metido. Voy a matar a alguien antes de que se acabe la semana.
—A ver, mamá —como explicarle. Voy en plan, “ES SOLO PARA QUE VEA QUE NO ME DUELE QUE CASI SE FOLLE A LA PERRA DE SU NOVIA”, o mejor le digo “FUE UN BESO TONTO, NI SIQUIERA FUE CON LENGUA”. La simple idea de soltarle una de esas chorradas a mi mamá, me da gracia, pero tal vez si me río en un momento como este, me daría otro tortazo, así que vamos a lo tradicional —. No ves que sólo está celoso. A parte, cuál es la queja. El se pavonea con la perra de Pamela por toda la escuela, como si fueran marido y mujer, se besan y se tocan delante de todos, y ahora, vas a matarme a mí porque besé a un chico.
—No tienes derecho de hacer eso, a pesar de que él haga su vida con su nueva novia —como siempre mi madre tratando de hacerme entrar en razón.
—Mamá, Nando y yo no rompimos por una discusión. Me puso los cuernos con Pamela  —sí, damas y caballeros, suelto lo que me ha estado quemando la garganta desde hace dos meses. Se me quiebra la voz y estallo en lágrimas, pero no me importa —. Me rompió el corazón, mamá. Y ni siquiera se paró a pensar en mí antes de hacerlo.
—Mila, porqué no me lo dijiste -dice con un hilo de voz.
-Porque soy tan gilipollas que a pesar de todo, preferí tragarme la amargura y el dolor -sollozo -, antes de que perdieras la buena opinión que tienes de él y de su familia.
-Perdóname, cariño —me abraza.
No digo más nada. Ese abrazo es todo lo que necesito.
Pasamos un rato así, conmigo abrazando a mi mamá, llorando como una magdalena.
Un claxon afuera me saca de mis pensamientos.
— ¿Estás segura de que puedes estar sola?
—Sí —le digo por enésima vez a mi madre —. Acaba de irte.
—Te llamo por la mañana, ¿vale?
—Vaaaaaale. Tschüss Mutter —me despido en alemán
—Ich liebe dich, Mila —responde ella.
Cuando mi madre se marcha, mi nivel de cabreo va en aumento. Te juro que agarro a Nando y le rebano el pescuezo
Pero esto no se va a quedar así. Te lo puedo asegurar.
Salgo por la puerta como un avión, con un solo destino, la casa de mi ex.

Lo matamos?
Matamos a Nando?
Oye, que tus ojazos verdes me encantan, pero has hecho algo malo, nene.

No se si subir el próximo capítulo hoy o dejarlos en suspenso.
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